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la playa Yaya. Un día, de pronto, una termoeléctrica se volvió su vecina. Pescadores / Goyo En el 2007 la Ashmore Energy International compró el 85% de las acciones de Egechilca y se hizo del proyecto cambiando su denominación a Fénix Power. Entre tanto, en los terrenos entre San José y 15 de Enero se establecieron Kallpa, Enersur y Duke Energy, empezando la seguidilla de construcciones de termoeléctricas en una zona, supuestamente, de uso agrícola. Los vecinos señalan la irregularidad del cambio de uso de varios terrenos. Pero si el súbito cambio en la zonificación de Chilca les es sospechoso, más sospechoso les es el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por Egechilca y preparado por Pacific S.A., la que recibió más de 100 observaciones de parte del Minem. “Según su EIA, no había zonas urbanas a un kilómetro a la redonda. O sea, Las Salinas no existía”, se queja con ironía Raúl Ruiz, pescador local de 59 años, presidente de la Asociación de Pescadores de la Playa Yaya y secretario del Frente de Defensa de Pescadores Artesanales de la Provincia de Cañete. Lo que avala su falta de confianza en el proyecto es un informe interno del Minem donde se lee que el EIA “es la modificación de un EIA de actividad minera”, el que sería del proyecto minero Pampas de Cobre en Arequipa. “Una burla. Un saludo a la bandera”, sentencia Ruiz. Fénix Power hoy asegura que todas las observaciones han sido resultas. Frente a la pregunta ¿qué impactos tendrá sobre la población y la pesca?, aseguran: “Trabajo, más turismo y agua. Van a tener 2000 metros cúbicos de agua, se restaurarán las ruinas de Chilca y básicamente se mejorará la calidad de vida de los vecinos mediante un programa de desarrollo social”. El mar Ninguno de los pobladores de Chilca sabía qué cosa era una termoeléctrica hasta que empezaron a llegar. Una planta termoeléctrica genera energía del calor liberado de la quema de combustibles fósiles mediante una turbina. Hay de ciclo convencional y de ciclo combinado: la primera funciona como arriba se describe y la segunda genera electricidad además del vapor de agua calentada con una segunda turbina impulsada por los gases todavía calientes de la primera. El principal conflicto con una población cercana y su entorno es la contaminación. Fénix Power, a diferencia de Kallpa y

Enersur del otro lado de la carretera, es de ciclo combinado. Pretende utilizar el agua de mar, previo paso por una planta desalinizadora, para producir vapor y enfriar sus turbinas. Tenderán tuberías de casi dos metros de diámetro mar adentro para succionar agua y otras para devolverla, a mayor temperatura. La empresa dice que no se “succionará” el agua, sino que esta “entrará por el flujo natural del mar” y que el cambio de temperatura no afectará la actividad pesquera ya que rápidamente se mesclará con el mar. La empresa ha calculado que sólo se interrumpirá la pesca durante el tendido de las tuberías (entre 4 y 5 meses, asegura Fénix Power), y no habrá ningún impacto en la pesca durante la operación de la planta. Dicen que las tuberías estarán a entre 600 y 800

metros mar adentro y que el agua saldrá máximo hasta tres grados más de la temperatura del mar. “Yo no les creo nada. Y si después ya no hay pescados, ¿cómo lo revierten?”, dice Raúl Ruiz. “Nosotros le pedimos revisar el EIA juntos en la última reunión. Fuimos hasta a Lima y la cancelaron. No quieren hacerlo porque saben que es irregular”, agrega. Fractura de frente Para aprobar un proyecto de estos se necesita la aprobación del EIA, el consenso ciudadano y, en este caso, la aprobación de la Dirección de Capitanía. La empresa cuenta con las tres aprobaciones y no hay, legalmente, nada que objetarle. Si las irregularidades del EIA presentado por Egechilca son ciertas, la única solución a la vista que tendría el frente de defensa local es buscar una consultora acreditada y

realizar un nuevo EIA para contrastar metodologías y conclusiones. Dicho procedimiento se ha realizado ya en otros conflictos sociales similares, como el de la termoeléctrica de carbón en Farellones en Chile y la construcción del puerto en la bahía de Ancón, donde a punta de presión, protestas y conexiones, consiguieron realizar un nuevo estudio cuyas conclusiones generaron suficiente interés como para revisarlo. En Chile se consideró al proyecto inviable. En Ancón se espera un veredicto. Sin embargo, para los pobladores que protestan es difícil luchar contra la termoeléctrica porque ellos mismos están peleados. Desde que empezaron las negociaciones se acusan de aceptar puestos de trabajo, de pasarse al “otro bando”, mientras que gran parte de la población de Chilca no muestra mayor interés en pelear. “No les interesa porque las termoeléctricas les ofrecen puestos de trabajo, cemento, cerveza para sus fiestas y cosas como esas. Pero no se ponen a pensar en el futuro. No se ponen a pensar en cómo va a ser Chilca en diez años”, explica Ruiz. Ambiciones peligrosas Fénix Power, además de las tuberías que tenderá hacia el mar (“subterráneas y submarinas”, aclara la empresa), necesitará tender otras para traer el gas desde la toma del gas de Camisea. Por otro lado, tanto Kallpa, Enersur y Duke Energy, ya están planeando ampliarse a ciclo combinado. Instalarán tuberías que crucen toda la ciudad para llegar a la costa y conectarse con una desalinizadora de la que saldrán nuevas tuberías al mar. Y eso sin contar las próximas concesiones a tres nuevas empresas del mismo rubro. La suma de la emisión de gases de todas las plantas y sus operaciones conjuntas son sin duda parte de la historia de Chilca que está por escribirse . Lo que sucede no es casualidad. Varios desarrolladores han escogido Chilca para emplazar futuras plantas termoeléctricas debido a su proximidad con gaseoductos del gas de Camisea. Y el diseño de su recorrido no fue al azar. Desde su instalación el futuro de Chilca se volvió más agreste. Algunos lo ven como el progreso. Los que protestan lo consideran “el progreso mal ubicado”. Pero una pregunta flota en la neblina de Chilca: si la presencia de las termoeléctricas son la consecuencia de una política de estado y parte de su plan energético, ¿quién debe responder ante el conflicto? ¿Pudo preverse la sorpresa?


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