Tipping, colin el perdon radical

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Aquella noche salió y regresó a su hotel en torno a las once. A las once y cinco me llamó muy emocionada. Por lo visto, había comprobado sus mensajes de voz y uno era del productor del estudio que le había ayudado con aquel anuncio. El mensaje decía así: «Debi, aquel anuncio que grabaste para el Sr. X. sale de nuevo y hace falta hacer una nueva versión. Como los derechos han prescrito podrías ganarte todas las royalties esta vez ¿estás interesada?». Bueno, como te puedes imaginar me puse a pegar saltos gritándole a Debi: «¡Ves, esto funciona de verdad!». Pero entonces, Debi dijo: «Espera, hay más. Cuando hicimos los 13 Pasos por casualidad miré el reloj de pared y por alguna razón memoricé la hora. Eran las 3:01. ¡El mensaje llegó a las 3:02! Un minuto después, ¡y no había hablado con él desde hacía meses!». La historia de víctima de Debi acerca de cómo había sido utilizada, engañada, ofendida, insultada y rechazada había mantenido la energía bloqueada durante trece años. Aquel campo de energía se colapsó tan sólo al invitarla a expresar un minuto de voluntad en considerar que había creado esta historia a partir de su propia percepción de la situación, y volverla a enmarcar durante el proceso de los 13 Pasos de una manera que reflejaba la verdad espiritual. En ningún momento trabajamos sobre su historia. Sólo habría servido para darle más poder y reforzarla. En lugar de ello, recurrimos al método holoenergético del perdón radical para transformar la energía. Es interesante detenernos en lo que pudo haber ocurrido aquí. La mayoría de la gente habría estado de acuerdo con Debi en que aquel hombre la había traicionado, insultado y ofendido con su actitud egocéntrica. Pero el hecho en sí de que manifestara esta clase de comportamiento era un indicio de que algo más ocurría bajo la aparente situación. En el momento del acontecimiento la autoestima de Debi era muy baja. A pesar de que le habían estado diciendo lo buena que era, no era capaz de aceptarlo. Siempre se rebajaba. Tenía la creencia inconsciente de no estar a la altura de lo que con justicia cobraba por su talento. Un principio inherente al perdón radical es que si alimentas una creencia limitadora que te impide convertirte en una totalidad o cumplir con tu auténtico propósito tu yo superior siempre hallará la manera de desvelarte tu creencia limitadora a fin de que la sanes. Él no puede intervenir directamente porque gozas de libre albedrío, pero, mediante la ley de atracción, puede atraer a tu vida a alguien que escenifique tu creencia y así puedas verla tal como es y elegir soltarla. Aquel hombre sintonizó con la creencia limitadora de Debi de que no tenía valor, de no ser lo bastante buena, de no prestar lo suficiente y respondió a la llamada. El yo superior de él en complicidad con el yo superior de ella desplegaron la cuestión de la autovalía para que ella experimentara el dolor asociado con la idea, pudiera verla y tuviera de nuevo la oportunidad de elegir. Lejos de ser el malo, aquel hombre era en realidad un ángel sanador para Debi. Con gran malestar para él mismo, pues ¿a quién le gusta ser un tonto avaricioso? representó la his-


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