Historia

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Debido a las condiciones descritas, la práctica agrícola es difícil en este medio y la ocupación humana es poco favorable y, en todo caso, dispersa y escasa. El cultivo por el régimen de camellones se usa aquí para la papa, especialmente en los páramos bajos. La puna es la sección sureña de la alta montaña andina. Reemplaza al páramo o jalca a partir de Huamachuco —donde es una angosta faja en la parte occidental de la cordillera—, ambas zonas coexisten hasta Huánuco y la puna se convierte en el paisaje dominante a partir de la meseta de Junín. Está por encima de los 3,800 msnm en el norte y desciende hasta los 3,500 en el sur; cubierta enteramente de pajonales, con predominio del “ichu” (Stipa ichu). Es un ambiente igualmente frío, pero seco —a diferencia de la jalca—, aun en la llamada “puna normal”, donde las precipitaciones anuales pueden llegar a los 1,000 mm. Las condiciones de sequedad llegan a un nivel de aridez próximo al desierto en la llamada “puna seca” o “tolar” (que se inicia al sudoeste de Ayacucho y llega hasta el noroeste argentino), con su límite máximo en la “puna salada” que se forma en el entorno del trópico de Capricornio. Como en el páramo, en la puna se producen fuertes contrastes térmicos cotidianos, que suelen superar los 30o C de diferencia entre la madrugada y el mediodía (por ejemplo entre -10o y 20o C). Este contraste térmico diario se intensifica entre el verano y el invierno, incluso puede superar los 5º C entre mayo y junio —la época más fría— y entre diciembre y enero —la época de más calor—, aunque en términos humanos esta diferencia es poco sensible. En cambio, la alternancia de una estación húmeda a otra seca sí es pronunciada: llueve solo en el verano y con niveles que oscilan entre los 400-700 mm, o aun más en la “puna normal”; 100 y 400 mm, al año en la puna seca; y con precipitación menor a 100 mm, en la puna salada, donde hay extensos territorios con ausencia de lluvia. Muchas veces se precipita en forma de granizo o nieve, pero nunca lo suficiente como para humedecer la tierra sensiblemente, lo que dificulta la vida de animales y plantas. En la “puna normal”, donde llueve por encima de los 400 mm, anuales, hay lagunas, manantiales y cauces de ríos que hacen posible la vida activa de varias especies de plantas y animales; y, por lo tanto, permiten la agricultura y la ganadería. A diferencia de la “puna seca”, donde todavía hay algunas lagunas y ríos, pero la actividad productiva tiende a limitarse a la ganadería de animales adaptables a las duras condiciones de su clima. En la “puna salada” no hay ríos ni lagunas, a excepción de algunos oasis próximos a los extensos lagos de sal —los salares— que dominan el paisaje. No


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