2017 - Revista ANALES de la RACBA núm 10

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Rosario Álvarez Martínez

se, esa figura temprana de vanguardia por la que Dori siente una gran admiración, pues no en vano algunos de sus títulos son similares a los de este. Varèse en su penúltima obra de 1954, Déserts, para vientos, percusión y cinta, alude no a los desiertos de la Tierra, sino a los del Universo, en una época en la que aún no se habían producido los primeros viajes espaciales. Muchos músicos, pues, se han sentido atraídos por todo ese mundo que está ahí fuera y del que prescindimos el común de los mortales. En El espía del mal Dori exhibe ya el dominio que posee sobre las masas sonoras y su deambular por el espacio, así como el del control del tiempo y de los silencios, provocando en los oyentes una actitud de alerta en la escucha exenta de ansiedad. En 2008, llega para Dori el encargo de otro trabajo importante para orquesta. Se lo pide el director tinerfeño, afincado en Budapest, Alberto Roque, quien dirigía la Hungarian Chamber Orchestra y quería realizar con ella una gira por Europa llevando en su repertorio obras de autores canarios. Los compositores seleccionados fueron Daniel Roca, Laura Vega y Manuel Bonino, como representantes de Gran Canaria, Emilio Coello, Gustavo Díaz Jerez y Dori por Tenerife, además de dos buenísimos intérpretes también canarios: la soprano Raquel Lojendio y el bajo Alberto Feria, pues algunas de las obras creadas para la ocasión estaban escritas para la voz con acompañamiento de orquesta. Estos seis compositores iban a ser escuchados en diversas capitales de Europa en esta gira que comprendía Zagreb, Maribor, Milán, Berna, Frankfurt, Berlín, Praga, Viena y Bratislava, finalizando en Budapest, concierto al que asistieron todos ellos y al que tuve la fortuna de sumarme. Fue una noche memorable aquella, con los nervios a flor de piel en la gran sala de conciertos del Instituto Italiano de Cultura en la capital húngara, llena a tope de un público ávido por conocer la novedad que se les iba a ofrecer y con las cámaras de la televisión húngara por todas partes para grabar el acontecimiento. La verdad es que quien no haya vivido este tipo de eventos no puede comprender lo que significan. Son

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la sal y la pimienta de la vida, que sin ellos se haría insulsa. Y en esa noche mágica del 30 de noviembre de aquel año 2008, con un frío gélido en las calles, yo pude ser testigo en aquella inmensa y hermosa sala de mediados del siglo xix del alto nivel que habían alcanzado nuestros compositores en aquellos últimos años, un sueño largamente acariciado desde que en 1994 fundamos COSIMTE en Tenerife y, cinco años más tarde, se creó PROMUSCÁN en Las Palmas. Ahora todos ellos se confrontaban con un público extranjero, instruido y conocedor de los nuevos lenguajes, que acogió con entusiasmo, complacencia y felicitaciones sus creaciones. Cada una de las obras fue precedida por las palabras de su autor, repetidas al húngaro por una traductora profesional. Hasta yo pude realizar una introducción al acto hablando de la importancia de la creación contemporánea en Canarias, verdaderamente todo un privilegio. La pieza que Dori compuso para esta ocasión fue Ecliptique, que está estructurada en forma simétrica, perfectamente especular, e inspirada en el plano que describe la Tierra en su recorrido en torno al Sol. De nuevo hace acto de presencia aquí su amor por la Astronomía. Es una obra preciosista, que aparentemente no va a ninguna parte, que gira sobre sí misma, pero que dentro de esa engañosa estaticidad encierra muchos microsucesos. El trabajo tímbrico es complejo, laborioso y de gran maestría, como un broche de multicolores piedras preciosas que no deja de encantar los sentidos, a través de los múltiples recursos que le extrae a los instrumentos (sonidos soplados y semisoplados en los vientos, armónicos, glissandi y col legno en las cuerdas). Tan solo en algún momento, la orquesta asciende poderosa a un fortissimo deslumbrante, mostrándonos un aspecto sorprendente del espíritu delicado y tímido de su autora. Es un producto de la admiración que siente por la música francesa. Por último, en el pasado verano ha terminado lo que hasta ahora es su último trabajo para orquesta, Prisma, que será estrenada próximamente y que ha sido obra


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