Quodlibet Verano 2011

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Klaus Tennstedt Homogénea y correcta lectura, de gran belleza, con algunos momentos de alto nivel en su impetuosa Primera, su fresca y bella versión de la Tercera, la Cuarta y la Quintas sinfonías y, sin duda, una Octava sinfonía modélica y perfecta. Con su lectura relativamente tradicional, Tennstedt logra una gran emotividad.

Pierre Boulez Otra mente analítica que poco a poco tuvo que ir bajando de su pedestal de intelectualidad conceptual, para ir progresando en emotividad y originalidad, aunque sin traicionarse a sí mismo. En la última década, Boulez se convirtió en un gran director mahleriano, no sólo por la grabación de su ciclo, sino por interpretar todas las sinfonías cada vez que le ha sido posible. Escucharle en concierto en Berlín (contra mi costumbre, más que nunca utilizaría con todo gusto el término “en vivo”), fue una experiencia de vida que derrumba cualquier prejuicio u opinión previa sobre sus conceptos en los discos. No hay que olvidar, por cierto, que Boulez fue el primero en grabar la versión completa de Das Klagende Lied, y que desde hace varias décadas hay registros de su periódicas incursiones en algunas de las sinfonías.

Claudio Abbado En su primer ciclo, dividido entre Chicago (Primera, Segunda, Quinta, Sexta y Séptima) y Viena (Tercera, Cuarta, Novena, Décima y posteriormente otra Segunda) Abbado ofrece un Mahler objetivo y transparente, pocas veces explosivo y nunca teatral, pero de gran efectividad y lógica. Destacan, sobre todo, las sinfonías Tercera y Cuarta, tanto por su concepto personalísimo y su carácter expansivo, como por el glorioso complemento que representa tener dos solistas de lujo: Jessye Norman y Frederica Von Stade.

Bruno Walter y Otto Klemperer Estos dos grandes directores, reconocidos como los alumnos y más autorizados intérpretes de Mahler, no grabaron precisamente un ciclo integral, ya que ambos expresaban su desinterés o desagrado por varias de las sinfonías de su maestro (Walter por la Tercera, Sexta, Séptima y Octava) (Klemperer por la Primera, Tercera, Quinta, Sexta y Octava). De todos modos, cumplieron una gran labor de promoción y son, sobre todo, parte de una leyenda. Los incluimos en este apartado de los grandes ciclos por sus numerosas grabaciones y por la trascendencia histórica y musical de ambos.

Bruno Walter Estrenó La canción de la Tierra (Das Lied von der Erde) al siguiente año de la muerte de Mahler y se volvió el adalid de alguna de sus sinfonías, como la Cuarta de la que se conservan no menos de 10 interpretaciones diferentes

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