Quimera Revista de literatura | Número 451-452 | Julio-agosto 2021

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E l s a l ón d e l o s e s p e j o s

Entrevista a Leticia Sánchez Ruiz

matrioska de historias. ¿Cómo se fue gestando esta estructura? La verdad es que he tenido que documentarme muy poco para esta novela porque llevo toda la vida leyendo sobre escritores. Tengo una absoluta debilidad por los ensayos literarios y las biografías de autores. Y los libros sobre bibliotecas son otra de mis grandes pasiones, de modo que lo que realmente hice fue volcar toda esa información que habita en mí en este libro. Hay un momento en el que, mientras Julia Tompson está hablando sobre escritores desaparecidos, su vecina Lilus, que está un poco ida, cree que le está hablando de unos parientes suyos. Y de alguna forma así es, porque Julia siente que comparte con ellos algo que va más allá de la sangre: un destino al que se siente unida. Eso es también lo que me sucede a mí. Por eso cuento con tanto amor y me gustan tanto estas anécdotas de escritores, porque siento que formamos parte de una misma cosa y los siento como amigos, como miembros de un club y como una gran familia. Para mí la Historia de la Literatura es la historia de una familia. La biblioteca de Max Ventura rinde culto a la pasión por los libros, a la lectura y a los lectores. Es un sentimiento que todos los bibliófilos comparten, pero que resulta difícil de explicar y contagiar a la gente que no lee. De hecho, los últimos barómetros de lectura indican que durante el confinamiento los índices de lectura crecieron, pero no demasiado. ¿Cómo ves tú este fenómeno? Hay muchas pasiones que no comparto, pero cuando te encuentras a un gran lector (que, por desgracia, no es algo que se halle muy a menudo) es lo más parecido a cuando un emigrante se encuentra en el extranjero a otro emigrante de su mismo país y se produce esta hermandad, en este caso, de ese sentimiento de amor por los libros. Tompson dice en la novela algo que yo también pienso: que no entiende a las personas que dicen que les gusta leer, pero que les basta con cinco libros al año. Yo entiendo más a la gente a la que no le gusta leer y te lo confiesa abiertamente, que tampoco es habitual. Pero lo que no comprendo es la gente que te dice que le encanta leer, que disfrutó muchísimo de un libro, pero luego sólo se lee dos al año. Pero vamos a ver, si disfrutas leyendo, ¿por qué no quieres leer todo el tiempo?

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¿Qué te lo impide? No te digo que leas tres libros a la semana, pero, ¿por qué no sigues leyendo? «No, es que tengo que tener mucho tiempo». ¿Realmente necesitas tener mucho tiempo para leer? Por supuesto que todos necesitamos sacar tiempo, ¿pero de verdad tienes tan poco? Existe una especie de gran mito en torno a lo que significa leer. Yo antes pensaba que el hecho de que los libros más leídos fuesen best-sellers de lectura, digamos, fácil, se debía a que a la gente le resultaban más sencillos, mientras que no se acercaban a otras lecturas porque les parecían complejas o porque no les gustaban. Sin embargo, desde que empecé a dar clase de Narrativa, me he dado cuenta de que realmente hay un gran desconocimiento de la literatura y de lo que son las cosas. En mis clases tengo a personas que leen dos o cinco libros al año y otras que no leen ninguno. Bueno, pues yo les he dado a leer a Rulfo, a Boris Vian, a Monterroso, a Borges, a Faulkner, a Isak Dinesen… a una serie de autores que les han fascinado, a pesar de no tener un gran bagaje lector. Y es que no se necesita un gran bagaje para disfrutar de estas lecturas. Pero, si estas personas no hubieran venido a mi clase, tal vez nunca se hubieran atrevido a acercarse a esos autores. Y yo no sé quién les enseñó o en qué cartel vieron que leer es aburrido, que es estomagante o, sobre todo, que tienes que tener una gran inteligencia o un gran bagaje para entender lo que te están contando. Creo que se trata de un problema educativo horroroso. Hay quien ha señalado que no se fomenta lo suficiente el hábito lector en la etapa escolar, y que imponer el Quijote o el Cid como lecturas obligatorias en Secundaria hace que muchos alumnos que ya leían poco abandonen el hábito definitivamente. Por una parte, tiene que ver con eso, pero por otra creo que existen muchos más factores. Hay un problema educacional, pero también social. Desde los medios de comunicación generalistas no se da un apoyo suficiente y real a la lectura, a nivel gubernamental tampoco… Me parece que hay una gran dejadez a la hora de acercar la literatura a la gente. Se limitan a decir que leer es muy bueno. Este mensaje ya lo tenemos, todo el mundo sabe que leer es positivo, pero la cercanía que implica la literatura no aparece. Realmente quienes más están haciendo por fomentar la lectura son las bibliotecas de


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