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www.elgraficochile.cl Lunes 20 de enero 2014

#UDECHILE

“No veo en Chile al reemplazante de Figueroa” Patricio Reyes, histórico lateral derecho de la U y de la Selección dice que la vara quedó muy alta después de Sampaoli y que en el medio no existe el profesional capaz de dirigir a los azules con el mismo éxito. Cree que el nombramiento de Romero como interino fue la decisión más acertada porque “el Fantasma, que no pudo traicionar su naturaleza, terminó peleándose con todos”

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Al estadio no va, pero no se pierde partido de la U. El Pato Reyes, capitán por años en aquellos tiempos azules de vacas flacas, se siente con la necesidad de confesarlo, aunque claramente no sea necesario: “Soy un hincha fanático. Por eso me duele que, después de haber tenido un equipo para disfrutar con Sampaoli, ahora estemos mal en la tabla y llenos de dudas en la víspera de una Copa Libertadores. Creo, en todo caso, que Figueroa se tenía que ir, y que la directiva hizo bien en poner como interino a Cristián Romero. El jugó en la U, formaba parte del cuerpo técnico y conoce a los jugadores”. Llegó a la U en 1977, desde su natal Arica, y ese mismo año Lucho Ibarra, técnico recientemente fallecido, lo hizo debutar. Ser titular indiscutido fue un poco más difícil. La U transitaba por años de sequía y frente a los reiterados fracasos lo que menos se hacía era darle tiraje a la chimenea. Recuerda el Pato: “Don Lucho me puso en un partido que empatamos, frente a Deportes Temuco, y a partir de allí sólo alternaba con el primer equipo. Recién me asenté como titular en 1980. Al Flaco Bigorra (Wladimir) lo llaman a la Selección y el Tata Riera me ubicó como lateral izquierdo, aunque no era mi per-

Ex capitán y titular indiscutido de la U en los ochenta, Reyes también fue seleccionado nacional / RICARDO RAMÍREZ

¿Sabes qué pasa? Ni Franco ni el Fantasma eran los técnicos indicados para aprovechar el impulso que había significado para el club el paso de Sampaoli

Patricio Reyes cree que el argentino dejó la vara alta en la U

fil más adecuado. Cuando se va el paragua Ashwell paso a mi puesto habitual, a la derecha, y de ahí no me moví más”. Tanto, que en 1985 fue designado capitán, aunque él en cierta medida le baja el perfil a su nombramiento cuando señala: “Es que en 1983 ya el club venía cuesta abajo y, como no había un peso, se produjo una poda grande. De los viejos quedamos pocos y por eso pienso que el darme a mí

las jinetas fue algo natural. Por lo mismo soy de los que siempre ha pensado que el irnos al descenso, en 1988, fue la consecuencia natural del total desastre que existía. No fue culpa del plantel, como dicen algunos. Tampoco de Manuel Pellegrini, que hacía sus primeras armas como técnico. Simplemente pagamos el costo de una pésima administración que se arrastraba durante años”. Dice que su consuelo y su

motivación la constituyó integrar aquella Selección que, bajo las órdenes de Orlando Aravena, afrontaría las clasificatorias para Italia 90. Nunca se imaginó que todo terminaría tan mal, aunque ahora, retrocediendo el calendario, entienda que todo pudo ser incluso peor. Recuerda el Pato: “Para ese partido en el Maracaná Aravena me había designado a mí como capitán, pero como Astengo (Fernando) jugaba en el Gremio me pidió llevar él las jinetas y yo acepté. Como capitán, fue él quien decidió retirar al equipo luego que -todos lo creímos asíuna bengala hiriera al Cóndor Rojas. Siempre he pensado lo que pudo haber sido de mí de haber capitaneado al equipo yo esa tarde de pesadilla. A lo mejor habría tomado la misma decisión que tomó Fernando, no lo sé… -A esas alturas, sin embargo, ya no estabas en la cancha… No, porque a los 10 minutos del

segundo tiempo Aravena me sustituyó por Alejandro Hisis. Había entrado a jugar con una leve lesión al tobillo y durante el partido me resentí. Estaba en la banca cuando se produjo el famoso incidente ese que, como sea, nos marcó a todos. Porque no sólo quedamos fuera de Italia 90, sino que para Estados Unidos 1994 ni siquiera tuvimos la posibilidad de participar. -¿Cuánto te marcó a ti el hecho? Porque te retiraste dos temporadas después cuando, con 33 años, muchos creían que todavía podías serle útil a la U. El engaño de esa tarde nos dejó muy mal a todos aquellos que jamás estuvimos involucrados en nada. Todo lo que vino después fue muy feo y a mí por supuesto que me amargó mucho. Súmale a eso que volviendo con la U de la Segunda División caímos nuevamente en la liguilla de promoción y yo arrastraba, además, una lesión al tobillo que me impedía jugar en el nivel que yo quería. Pensé, entonces, que lo mejor era largar y dedicarme a otra cosa. Me fui por dos años a trabajar a Estados Unidos y, tras volver, un viejo hincha de la U, Jorge Román, me ofreció un puesto de administrativo en Cuprum, donde sigo hasta hoy. -Mira lo que son las cosas. Tu gran amigo, Manuel Pellegrini, es el rostro de Cuprum… Claro, y fue a raíz de esa campaña publicitaria que hace un tiempo volvimos a encontrarnos, durante una reunión de toda la plana ejecutiva de la AFP. Todos se rieron mucho cuando, al ir a saludarlo, le dije: “Manuel, de haber sabido que te iba a encontrar aquí me habría puesto canilleras”. Y él sobre la misma me respondió, diciéndoles a los ejecutivos: “¿Ven estas canas que tengo aquí? Me las hizo salir este señor, cuando tomé Universidad de Chile y tuve que dirigirlo”. -¿Nunca sentiste nostalgia del fútbol, Pato? Me pasó una vez. Llevaba poco tiempo en Cuprum y un día, que me tocó pasar por el frontis de La Moneda, estaban cortando el pasto de los jardines de la Plaza de la Constitución. Ese aroma a césped recién cortado me transportó de nuevo a mis años de futbolista. Fue entonces que decidí dirigir técnicamente en la liga bancaria, porque claramente echaba de menos trabajar al aire libre.

-Dijiste que el Fantasma Figueroa tenía que irse… Claro, porque claramente no estaba dando los resultados que la dirigencia creyó podía dar. El tiene una manera de ser muy especial, que lo transforma en una persona muy polémica, muy confrontacional. Y como nadie puede cambiar su naturaleza, terminó por echarse el camarín encima. Yo veía jugar a la U y notaba un equipo sin confianza, lleno de dudas, desprovisto de toda alegría. Como que la pelota en los pies les quemaba a todos. ¿Sabes qué pasa? Que Sampaoli dejó la vara muy alta. Ni Franco ni el Fantasma eran los técnicos indicados para aprovechar el impulso que había significado para el club el paso del casildense. -Es obvio que la llegada de Franco fue para ti también una muy mala decisión. Por supuesto. La U le quedó grande y se le notaba. Terminó por condenarse cuando, a los malos resultados futbolísticos, le agregó la frase de que a la U él había venido a aprender. Nadie llega a aprender a un club como la U… Es como si alguien fuera a Colo Colo o la Católica a ganar experiencia. -Estarás de acuerdo, Pato, en que la U no tiene ya los jugadores de que dispuso Sampaoli… Es verdad, pero eso se sabía. Para mí la perdida más sensible fue la partida de Gustavo Canales. Un tipo que anota 60 goles no es fácil de reemplazar. El problema es que ahora, con mayor razón, los clubes buscan vender. Pero para eso también se debe cuidar el capital. Mira lo que hizo Figueroa con Duma. No le gustó nunca, hasta que se deshizo de él. El muchacho pasó de valer 15 millones de dólares a un millón, con suerte. -¿Ves en Chile el futuro técnico de Universidad de Chile? Sinceramente, no. Como te dije antes, después de lo que logró Sampaoli, la vara quedó tan alta que en el medio no existe el técnico capaz de reemplazarlo con el mismo éxito. Por eso es bueno que se haya designado a Romero. De esa forma, la directiva tiene tiempo para buscar un entrenador tan bueno como Sampaoli o incluso mejor.

EDUARDO BRUNA

@ElGraficoChile


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