Oikonomía: cuidados, reproducción, producción

Page 237

Mujeres medievales. Labores, vidas y trabajos

autor expone (hemos hablado de los chicos, y ahora nos referiremos a las niñas) aconseja, como tantos otros moralistas de la época, no enseñar a las mujeres a leer o escribir, porque de así hacerse vendrían graves daños, todos ellos vinculados al deseo de mal obrar, de caer en las telas de araña pérfidas de la concupiscencia. En cambio, a lo que sí se les debe habituar es a tener un oficio, de lo cual el teólogo está bien convencido, según declara: Todas las mujeres han de saber hilar y coser, se ha de enseñar a las mujeres un oficio desde la infancia, a fin de que, aficionándose a él, no piensen. Todas las mujeres han de saber hilar y coser, porque la pobre tendrá la necesidad, y la rica apreciará el trabajo de las demás.

Por el contrario, solamente el 10,5 % de los chicos efectúa labores dentro del hogar y aún éstas gozan de una consideración diferente, sobre todo por el nivel de salario percibido —comparemos, por ejemplo, los 70 o 50 sueldos anuales a un escudero o un constructor naval en Barcelona en 1344 y 1351; y los 10 sueldos dados a una sirvienta en la misma ciudad en 1336—. Las pagas más altas las documento a partir de 1367, la mayoría en Valencia, aunque hay que aclarar que éstas son cantidades totales a recibir en concepto de servicios prestados en períodos que comprenden de cuatro a diez años, con excepción de las nueve libras cobradas por una nodriza por un año de lactancia, lo que me indica que esta tarea era considerada de mayor importancia y responsabilidad que las realizadas por las simples criadas. Digamos, también, que la no existencia de soldada en el cuadro corresponde a contratos de aprendizaje, en los cuales el maestro se limitaba a instruir en el oficio y a mantener, alimentar y vestir al aprendiz/a. Como dato final quiero considerar de dónde llegaban estos chicos y chicas, si eran de ciudad o procedían de otros lugares, para ofrecer así otro factor a tener en cuenta en la interrelación campo-ciudad dentro de la perspectiva del mercado de mano de obra. Percato que sólo el 26,6 % son ciudadanos (o ciudadanas) de Barcelona o Valencia —no puedo afirmar lo mismo de los que se declaran habitantes o vecinos, ya que la misma terminología transparenta que aún no disfrutaban de carta de ciudadanía, aunque vivieran en la ciudad—. Este número reducido se coloca mayoritariamente para aprender un oficio —argentero, sedero, cardador, factor, sedera, costurera—, si bien hay los que entran a trabajar con oficio ya adquirido —nodriza, sirviente, escudero—. Más de la mitad del total —el 53,3 % (sin contar con los vecinos y habitantes)— provienen de otros sitios, ya sean de los pueblos de alrededor de los núcleos urbanos como de

237


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.