Tlamatini: Publicación informativa y de reflexión de la Facultad de Humanidades

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3 partes, sobre todo las malignas (todos hablamos que somos ángeles, que tenemos un lado oscuro, que nos lo reprimen la cultura, la religión, la escuela; los padres tratan de reprimirlo, pero las tenemos) están ahí, en nuestra historia de la humanidad, el hombre por la naturaleza lo tiene, no digo que sea totalmente maligno, es perverso. El recorrido que hacen mis personajes empieza a aflorar en ese mecanismo –y no es una lección moralista–, sólo es parte de la humanidad, somos nosotros, y vivir en una cultura, lo que ha hecho es reprimirlo, porque, en el caso de qué es Chilango transfer: es el nombre de una empresa que se encarga de transformar su identidad y reconstruirla cada vez que haga falta. De las muchas vertientes de análisis de tu obras, acabas de menciona dos. Una, la perversión; incluso tienes un texto que así titulas: Exquisitas perversiones. Esas perversiones del ser humano; por otro lado, esa polivalencia humana de querer alcanzar algo, no poder lograrlo y llegar a ser malvado; y la maldad provoca estruendo, destruye. ¿Así serán todos tus textos literarios, estarán en esa línea o en esos dos vericuetos?

ser regionalista–; pensé que, durante ese trayecto, los mismos personajes me lo estaban sugiriendo, y decidí cambiarle a Todos Santos. ¿Cuál sería la anécdota de la novela? Ya me habían hecho esta pregunta hace un año. Porque cuando un amigo que publica en Planeta, un escritor mazatleco, Juan José Rodríguez, me preguntó: ¿De qué trata tu novela?, le respondí: “No sé”, no sabía qué decirle, de dónde agarrarle. Comencé a dialogar con él. Pasan muchas cosas, hay infinidad de voces que participan en la novela, pero no supe responderle. Desde entonces he estado reflexionando, cuando existe la posibilidad de hablar de ello. ¿Cuál sería entonces a grandes rasgos la anécdota? Imagínate, el Distrito Federal siempre ha captado personas de toda la república, y más allá, el hecho de ser capital trae consigo gente de todos lados –para bien, para mal, porque hay de las dos fronteras–. El individuo que llega ahí se transforma; por lo general llega por ese sueño de trabajo o para mejorar su situación económica, en muchos caso no resulta, en otros sí; pero lo que sí se sufre es una metamorfosis. Culturalmente el que viene de Guadalajara, por mencionar una región, adquiere costumbres del sur, del este, del oeste. ¿Qué es el que vive en el Distrito Federal? Pues el cúmulo de culturas. Además hay una especie de fenómeno social –de ahí viene una especie de sueño a la mexicana–: constantemente ofrecen trabajo, algunas empresas explotan las necesidades de la gente; de este juego surge la idea, porque los individuos son carne de cañón y van a ser transformados, no solamente en costumbres. Yo tengo cierta influencia de la literatura de ciencia ficción, de la policiaca, no digo que esta novela lo sea –sí hay ciertos coqueteos con la novela policiaca–, como me gusta mucho su estructura, y aunque no inicio el texto con esto, más bien es un prólogo. Te diría que la novela es: qué tal si un día tienes un trabajo remunerado, estás en nómina, tienes una familia, padres, hermanos, un pasado y un presente; entonces un día despiertas y la sesera no funciona bien, como que hace corto circuito, y el que tú creías que es tu hermano no lo es; cuando tú creías que estabas trabajando en un lado, en realidad no estás ahí, en realidad estás descubriendo que eres otra persona, entonces mi protagonistas es una especie de recorrido para buscar quién es. Estás en la peligrosa y escabrosa frontera de las estructuras mentales del personaje y de lo que es la ficción narrativa y la realidad. Y en esas fronteras, porque muchas veces uno mismo se considera sano, a veces, hasta que en un día de tequila, dudas. Esto que comentas es muy importante, porque alguna vez me dijeron, uno que había leído otros textos míos: “A ti lo que te motiva, tu leiv motiv, es la visión del poder en tus personajes”, porque sí hay ciertas cosas medio políticas, pero en realidad no me interesa el poder por el poder. En esas fronteras, para utilizar una palabra, es como el demonio interior que todos tenemos, esas

Creo que en una mayoría sí, pero no es la única. Exquisitas perversiones –aunque el título puede parecer muy moralista, insisto, mi idea no es dar lecciones– es un juego en el que cuatro adolescentes echan una apuesta para ver quién supera sus miedos más arraigados. Toda la cuestión de perversión y lo maligno –insisto: la iglesia, la familia, las instituciones, la misma escuela, nos han inoculado, que es la peor parte, la que hay que temerle, coartarla del espíritu humano, porque de lo contrario no puedes caber en la sociedad, no te dan trabajo, eres mal hijo, mal cristiano, no te ganas el cielo...– y todo un conjunto de reprimendas no les permiten a los jóvenes actuar naturalmente. Todas esas cuestiones de perversión, maldades, que tenemos oculto, esas partes que nos enseñan a tener miedos arraigados, que gozamos, y que te permiten ser comerciable es lo que construye Exquisitas perversiones. Quién no ha gozado de una película con desmembramientos, o que le disparan al enemigo. Quién no ha gozado de la literatura de horror, el cine lo explota. Gozamos de los noticiarios. Por qué tienen tanto éxito. Porque en tal lugar, en tal región, ya mataron a una gran cantidad de personas, hay cuerpos –nos fascinan los cuerpos lacerados– pero nos persignamos. Por eso te digo que nos reprimen. En las noticias de violaciones a mujeres hay mucho mensaje oculto, ya sea en cine o medios de comunicación masiva, te hacen despertar ese goce por lo que te enseñan –que en realidad es maligno– y es un arma de doble filo. Yo estoy explorando esos elementos y cómo utilizas al ser humano para lograrlos. Ahora bien, no creo que sean las únicas líneas de interpretación, me gusta mucho la cultura popular, el juego verbal. Mis textos tienen violencia, con esa violencia exagerada de la pulpliteratura, la ciencia ficción o la subliteratura, son humorísticos, exageran con ese rasgo de la violencia humana. El cine, por ejemplo: Tarantino: cuando Uma Thurman está despedazando gente, en lugar de espantarnos es divertidísimo, no porque uno le apueste al dolor, sino porque sí asusta el espíritu humano cuando realmente brota; la mejor manera de manifestarlo es explorando esa faceta perversa y maligna del ser humano. Y la contraparte, tengo textos infantiles que si bien no hurgan en esa parte oscura, sí los construyo para que los niños tengan más confianza; ahí viene la parte didáctica y también esperanzadora. Yo fui un niño y adolescente y adulto con muchos temores, creo que si no he alcanzado otras cosas es porque no he tenido confianza de mí, y me gustaría que las siguientes generaciones no tuvieran esos miedos, que aprendan a hablar, a decir, pueden equivocarse, pero que no te enseñen a tener esos miedos, y lo más importante, que puedes superarlos. El lenguaje, los juegos del lenguaje: ¿qué es el juego del lenguaje, qué es la palabra para Humberto? La palabra te da infinidad de posibilidades. Yo juego mucho con las formas verbales, no por escribir un chiste, no por el albur gratuito –y espero lograrlo–. Si se sabe utilizar el albur, el lenguaje urbano, el lenguaje no solamente urbano, el lenguaje popular, los dichos, los


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