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Los requisitos para entrar en la presencia de Dios El libro establece al menos cuatro requisitos para poder disfrutar de la presencia de Dios. Cada uno de ellos se hace evidente en las descripciones del libro en relación a los sacrificios. En primer lugar, Dios invita a su pueblo a acercarse voluntariamente. Aquellos que pecaban debían venir al presentar su sacrificio por voluntad propia y no por coerción. Además debían presentarse sinceramente. La participación en el sacrificio requería la honestidad de reconocer el pecado personal y confesarlo para recibir perdón. Esto es imposible si uno no se acerca humildemente. Finalmente, la gente del pueblo debía acercarse obedientemente. Debía seguir al pie de la letra las instrucciones de Dios si deseaba obtener perdón. Los propósitos de entrar en la presencia de Dios La teología de Levítico es muy abundante en cuanto a los propósitos de Dios para su pueblo al concederle el regalo de su presencia. Es imposible considerar con detenimiento cada uno de ellos pero podemos al menos mencionar brevemente los más importantes. En primer lugar, Dios desea que su pueblo entre en su presencia para rendir adoración. Aunque la palabra adorar o adoración no aparece en Levítico, los requisitos previamente mencionados para presentarse ante Dios y el énfasis del libro en cuanto a Su carácter Santo dejan bien claro que el pueblo de Dios ha de acercarse a Él en una actitud de adoración que reconoce su gobierno y santidad sobre cada aspecto de la vida. Otro propósito de acercarse a la presencia de Dios es para recibir perdón. Vez tras vez el libro de Levítico hace la invitación al pueblo a acercarse y participar de los sacrificios para obtener perdón: Así el sacerdote hará expiación por ellos, y serán perdonados. Levítico 4:20 (ver también 4:26, 31, 35, 5:10, 18, 6:7) El sacrificio de holocausto (Levítico 1) y las ofrendas de paz (Levítico 3) nos muestran además que Dios anhela que entremos en su presencia para entregarnos a Él en consagración y para tener comunión con Él. Él desea también santificarnos (Levítico 21:8). Desea además que experimentemos gozo (Levítico 23:40), y que comprendamos su amor (Levítico 18:24; 20:23). En términos generales podemos decir que la presencia de Dios en medio de su pueblo le permite a este experimentar la bendición de Dios. Levítico 26 proclama elocuentemente la grandeza de este anhelo de Dios de bendecir a su pueblo y paciente y constantemente restaurarlo a la comunión con Él: 9 »Yo les mostraré mi favor. Yo los haré fecundos. Los multiplicaré, y mantendré mi pacto con ustedes… 11 Estableceré mi morada en medio de ustedes, y no los aborreceré. 12 Caminaré entre ustedes. Yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. 13 Yo soy el Señor su Dios, que los saqué de Egipto para que dejaran de ser esclavos. Yo rompí las coyundas de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida. Levítico 26:9

Dios invita a participar de Su santidad Un último aspecto esencial de la historia teológica de Levítico es que Dios nos invita a participar de su Santidad. La santidad en Levítico no es algo reservado para únicamente para Dios. El pueblo de Dios ha de ser santo porque su Dios es santo (Levítico 11:44, 45; 19:2; 20:26). El Regalo de Dios

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Domingo 31 de agosto, 2008


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