La Prensa by La Prensa de Reynosa

EDITORIALES

Domingo 3 de Marzo de 2013 Cd. Reynosa, Tam LA PRENSA <

Estados Unidos: la transición Derroche oficial demográfica y reforma fiscal

EN MEDICINAS DE LOS ALIMENTOS

POR: ENRIQUETA CABRERA

l presidente Barack Obama y un grupo de senadores demócratas y republicanos pueden abrir conjuntamente una oportunidad única para llevar adelante la reforma migratoria que Estados Unidos requiere. Bueno, si es que reconoce no sólo la quiebra del sistema migratorio sino el profundo cambio demográfico en el que avanza sin posibilidad de retorno. No se trata sólo de un asunto político que tiene qué ver con los resultados electorales en la elección presidencial de noviembre pasado. Desde luego que hay un factor político, pero sobre todo se ha comenzado a reconocer los enormes beneficios para la economía norteamericana que ha representado el trabajo de los inmigrantes, por lo menos en algunos discursos impensables hasta hace poco. Pero vamos por partes. Si bien es cierto que una reforma migratoria integral que tenga en el centro la regularización de algo más de 11 millones de indocumentados es crucial, también lo es que en el fondo está la mayor transición demográfica que haya vivido Estados Unidos. En unos años las minorías —entre las que la más grandes es la de los latinos— serán la mayoría de la población y los blancos americanos dejarán de serlo. Naturalmente esto crea enormes resistencias. Demócratas y republicanos deberán lograr la mayoría en el Senado para aprobar una reforma migratoria que aún no define bien a bien su perfil. ¿Es posible? Puede serlo pero es también evidente que habrá una enorme resistencia de quienes se oponen a la reforma y ven en ella no una oportunidad de fortalecimiento demográfico, social, económico, cultural, sino una amenaza. La reforma no será fácil, una radiografía de la dimensión del rechazo se encuentra en las leyes antimigrantes aprobadas por varios estados de la Unión Americana, como la de Arizona, la de Alabama y tantas otras que criminalizan a los indocumentados y les hacen la vida imposible. El rechazo será del tamaño de la amenaza que sienten los sectores más conservadores. ¿Podría nuevamente naufragar la reforma la Cámara de Representantes controlada por los republicanos más retrógradas? Un cambio no menor es la decisión del presidente Obama de impulsar la reforma migratoria hasta el punto de enviar su iniciativa si los senadores demócratas y republicanos no avanzan en la suya. El decreto presidencial de deportación diferida, que impide que jóvenes estudiantes o militares sean expulsados de Estados Unidos en lo próximos dos años es, sin duda, una primera experiencia de lo bien acogida que puede ser una reforma. A pesar de ello habrá una discusión difícil y ríspida. Y aunque es un asunto de política interna de EU, es necesario reconocer el interés de México, en primer lugar —con sus más de 6 millones de indocumentados—, y de muchos otros países en el avance de esta reforma por lo que habrá de decirlo claro y de impulsarla. La transición demográfica que enfrenta Estados Unidos puede ser una oportunidad única, falta que la mayoría lo asuma. ¿Por qué todavía no se puede comprender que una reforma migratoria creará mejores condiciones para fortalecer su economía y superar la crisis? La minoría latina, encabezada por los mexicanos, es una minoría dinámica, es la que más crece, la que más aporta a la economía y la que ha enfrentado con decisión los mayores retos y catástrofes. El cambio demográfico en Estados Unidos llegó para quedarse, con o sin reforma migratoria.

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POR: ALEJANDRO GERTZ MANERO

l informe que acaba de presentar la Auditoria Superior de la Federación sobre el ejercicio presupuestal 2011 volvió a abrir, como ocurre cada año, la Caja de Pandora del derroche y la corrupción oficiales, evidenciando la falta de control, la irracionalidad en el gasto y la inmensa anarquía que priva en el sector público tanto a nivel federal como en estados municipios, así como la abrumadora impunidad que impera en esos ámbitos. La auditoría vuelve a exhibir a un gobierno arrogante e irresponsable que no puede ni quiere sujetarse a sí mismo; y esto se observa en las compras que realiza por adjudicación directa y sin el concurso obligatorio, así como también en la multiplicación de salarios exorbitantes, para seguir con el incumplimiento de metas y programas, y el uso inveterado de los fideicomisos oficiales que han servido para burlar todos los controles presupuestales. Ya entrando al detalle, la ASF documenta el escándalo de la Estela de Luz, y también la falta de regulación y la corrupción en el ámbito de las casas de juego; exhibiendo asimismo la creación desmesurada de plazas burocráticas al margen del servicio profesional de carrera, más los apoyos presupuestales a los

aviadores del SNTE, recorriendo todas las irregularidades oﬁciales que van desde el Conaculta hasta todas las instituciones vinculadas con la seguridad y la justicia del país. Mientras todo este análisis se hacía público, el gobernador de Tabasco denunció un verdadero saqueo de miles de millones de pesos en las arcas de ese estado por parte de la administración anterior, mientras las deudas monumentales y los abusos en Acapulco, Guadal ajara y sus Municipios Conurbados hacen palidecer a los trinquetes de Coahuila, situación que prácticamente se repite en todo el país. Al mismo tiempo no hay un solo día en que no emerja un escándalo de corrupción, mientras los niveles de impunidad se multiplican hasta el grado de impedir que en la inmensa mayoría de los casos se pueda ejercer acción alguna que reivindique el patrimonio perdido y castigue el delito. Sobre el particular, hace algunos años la Auditoria Superior de la Federación emitió información estadística que nos permitió saber que cerca de 30% del presupuesto nacional en todos sus niveles, adolecía de graves problemas de corrupción, derroche y opacidad, lo cual es verdaderamente abrumador. En medio de esta de-

bacle en el gasto público, el gobierno y sus partidos afines han estado insistiendo en una reforma estructural de “carácter fiscal”, encaminada a seguir privatizando a Pemex y a elevar los impuestos al consumo, fundamentalmente el IVA, aplicándolo también en medicinas y alimentos, para que de esa manera los causantes cautivos y el resto de la población aporten más recursos a la recaudación oficial, que es una de las más bajas e inequitativas de América Latina. Estos aspectos tan contradictorios como lo son el derroche y la corrupción por un lado, y por el otro una recaudación fiscal raquítica y parcial, nos señalan una situación verdaderamente esquizofrénica, en donde se cobra poco y mal, y lo que se recibe en buena parte o se malgasta o se lo roban, mientras las grandes empresas pagan impuestos mínimos que acaban devolviéndoles en razón de ineptitudes e inconsistencias fiscales, en tanto más de 60% de la economía es informal

y no paga impuestos al gobierno y sólo cumple con las cuotas de la corrupción; todo ello mientras el propio gobierno derrocha y desperdicia alrededor de 30% de su presupuesto, a través de irresponsabilidades, malversaciones, endeudamientos desmesurados e impunidades evidentes que acaban por restarle al poder público cualquier autoridad moral para exigir más impuestos. Ante esta tormenta perfecta de corrupción, ineﬁciencia e injusticia, ¿no sería más fácil acabar primero con el derroche presupuestal inmisericorde e inmoral, obligando también a los que nada pagan a que contribuyan? La respuesta debería ser obvia, si no existiera la inmoralidad intrínseca del sistema y la pasividad de la inmensa mayoría de la población, todo lo cual nos llevará a que siga el derroche y, también a que nadie nos salve del aumento en los impuestos, ya que aparentemente nuestra comunidad aguanta “eso y mucho más”.

La Ley General de Educación: inamovible POR: MANUEL GIL ANTÓN

s vieja pero actual y perdurable. La contundencia de la Ley General para la Desigualdad Educativa, que no requirió modiﬁcaciones legales ni decretos, contribuye a poner en su lugar lo sucedido con la detención de la profesora Gordillo. Sin duda es importante, pero no sólo lo que genera estruendo en los medios anticipa el futuro de la educación. En silencio, cada día, ocurre algo vergonzoso: hay una relación directa entre la proporción de alumnos becados por el Programa Oportunidades, y las carencias en las escuelas a las que asisten. A los niños y niñas que se encuentran en situación de pobreza aguda, y que por ello reciben un apoyo para estudiar, el país les ofrece los peores espacios para lograr el aprendizaje. ¿Quiere usted localizar una escuela en pésimas condiciones materiales y carente de casi todo lo demás? Siga la siguiente pista: averigüe cuáles son los planteles con mayor porcentaje de alumnos que reciben la ayuda de ese programa social, y ahí encontrará, con poco margen de error, a una escuela

desvalida, rota, en quiebra; sin condiciones materiales ni humanas para generar procesos de enseñanza ya no se diga eﬁcaces, sino al menos con aspectos de dignidad elementales. Donde más se requiere un buen espacio para la formación sólida, en algo fundamental como la lectoescritura, la política educativa del Estado ha sido un desastre: más y mejor educación para los que tienen más, y menos, mucho menos, a los que tienen poco y requieren, con urgencia, más. Expertos y funcionarios en materia de desarrollo social cuentan con datos contundentes de tal manera que la ley referida está vigente. ¿No sirve Oportunidades? Probablemente haya errores o su lógica sea discutible, pero lo que subyace y desnuda los cimientos del fracaso es que la política social en el país, destinada a resolver problemas tan severos como la pobreza, no está coordinada. Oportunidades otorga una cierta cantidad de dinero a los hogares que se ubican en situación de pobreza, a cambio —con

la condición— de que los niños sean llevados por sus padres al centro de salud, la escuela y hagan otras actividades cuyo fin es, expresamente, “formar capital humano para romper la reproducción intergeneracional de la pobreza”. Si la nueva generación tiene mejor salud y nutrición, y más escolaridad, la conclusión de los que lo echaron a andar es que obtendrá un empleo bien remunerado que le permitirá dejar atrás la indigencia. Hay dos supuestos falsos: el primero es que habría empleo suficiente para que las ventajas en alimentación, bienestar físico y asistencia a la escuela pudieran fructificar. El crecimiento del empleo no ocurrió. Por otra parte, se confundió escolarizar con educar: para conservar el subsidio, se envía a los pequeños a las escuelas, pero como en ellas no se aprende dadas sus profundas carencias, aumenta el número de años de asistencia sin lograr el conocimiento sólido de lo básico. Al terminar primaria, en

las escuelas urbanas 10% de los alumnos no tienen capacidad de leer y escribir lo necesario; en las rurales urbanas y rurales marginadas, y las indígenas, la proporción supera 40%. Datos del INEE. Oportunidades logra que vayan a las aulas, pero no está en sus manos que las escuelas sean de calidad: eso le corresponde a la SEP federal y a las de los estados. Como no han hecho su trabajo, la asistencia no se convierte en conocimiento relevante. Enfrentar este entuerto es central en cualquier proyecto de reforma educativa que valga la pena. ¿Habrá voluntad política y capacidad técnica para resolverlo? Creer que la reforma educativa ya sucedió al cambiar palabras en la Constitución, o iniciar un proceso contra la señora Gordillo, es una ilusión. No son pasos triviales pero, frente a la contundencia de la Ley que produce desigualdad ¡al pretender evitarla! podemos calibrar el tamaño de los obstáculos.