Politika 71

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Nos las están viendo

En defensa de Escalona Escribe Luis Casado

Esto va en serio, no estoy de humor para cachondearme de nadie y aún menos de Escalona que en la materia es presa demasiado fácil, lo que los yanquis llaman “a sitting duck”. Sería como dispararle a una ambulancia.

Lo que nadie dice es que cargándose a Escalona, acusándole de conservadurismo, los demás pasan piola y pueden ser confundidos facilmente con émulos aventajados de Bakunin o de Robespierre...

Cuando la nota acusadora dice algo así como “Escalona se atraviesa en el camino del programa de Bachelet” habría que entender que un obstáculo conservador se alza frente a las valerosas reformas del “programa”.

He aquí que 25 años después del retorno de lo que osan llamar ‘democracia’ hay quién advierte que Escalona es un ‘conservador’(sic), descubrimiento cuya envergadura no veíamos desde que Fernao de Magalhaes encontrase el Estrecho que lleva su nombre.

Escalona, en cuya familia hay quién conoce de cerca las bondades de la educación privatizada, se pronunció contra lo que él llama “estatización” de la enseñanza.

No. Escalona no es ni más ni menos conservador que ninguno de los que redactó el famoso “programa”, que lo único que asegura es que todo quede igual.

Bastó eso para colgarle el cartelito de conservador. Para la Concertación, haber protegido y consolidado durante 25 años la Constitución de la dictadura ¿es prueba de radicalismo revolucionario?

No lo digo por mala leche, sino porque este gobierno no se da los medios de sus pinches ambiciones que presenta como si se tratase del Gran Salto Adelante de Mao Tsé Tung, o de la zafra de los 10 millones de toneladas de Fidel.

En eso, y en todo lo demás, Escalona no estaba solo. Ni siquiera arriba. Lagos lo protegió en los subterráneos de La Moneda en una época en la que ni siquiera había bombardeos...

La reforma tributaria no cambia nada en la estructura de los Presupuestos del Estado. Siguen pagando los pobres. Tampoco cambia nada sustancial en el volumen de recaudación como proporción del PIB.

Hubo que esperar exactamente 494 años desde que el navegante portugués -atravesando la Patagonia- llegase al oceano que llamó Pacífico, para que los agudos observadores locales, amén de los aguerridos “compañeros” socialistas, pudiesen gritar ¡Eureka! reclamando para sí mismos un hallazgo del cual todo Chile estaba al corriente desde hace un cuarto de siglo. No siempre fue así desde luego, Escalona fue revoltoso en su juventud, y luego, en la Unión Soviética, un ferviente partidario de la Perestroika, la revolucionaria movida del camarada Gorbachev para darle ‘transparencia’ (tiens, tiens...) al frasco de tinta china en que se había convertido la revolución bolchevique. Por ahí guardo una nota suya (sí, sí, Escalona escribe...) cuyo título lo dice todo: “La Perestroika, el leninismo del siglo XXI”. En aquella época no se podía ser más osado en la URSS. ¡Aplaudir en Moscú al Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y para más INRI declararse leninista!, confiesa que hay que tener coraje. Luego, si uno le cree a las malas lenguas, Escalona encontró a Gutenberg (el chileno, no el inventor de la imprenta). Entre Vladimir Ilich Ulianov y Gutenberg ¿cuál es la distancia? Año V - Edición Digital Nº 71 (15.04.2014)

Pero es sabido que las cabezas de turco, los chivos expiatorios, las víctimas propiciatorias, los que pagan los platos rotos, son extremadamente útiles. La nota publicada arteramente por un diario digital, “El conservadurismo de Escalona...”, libera de toda culpa a la Concertación. El malo de la película es Escalona, quién, además, aspira a retormar las riendas del PS. El PS izquierdista (basta mirar a Osvaldo Andrade para darse cuenta), sería algo así como el Club de los Jacobinos, o el ala bolchevique de la revolución proletaria. Con Escalona se transformaría en un sucedáneo del Tea Party. ¿No será mucho? Tachando a Escalona de conservadurismo, la tímida reforma tributaria que sólo los inquisidores de la UDI y un cuarterón de patrones de fundo se atreven a calificar de osada, deviene una suerte de conversión al comunismo y el ministerio de Hacienda la copia feliz del Gosplan.

El subsecretario de Hacienda Alejandro Micco tiene el tupé de asegurar que con esta reforma tributaria se trata de captar recursos para una política “solidaria”. Olvidó precisar “en la medida de lo posible”. El incremento de la presión fiscal, que ni siquiera afectará a quienes más ganan, se traduce en un aumento equivalente al 2,7% del PIB en cinco años. Si admitimos que la previsión de crecimiento anual del 3,5% se verificará en la realidad, la reforma tributaria equivale a apenas a un sexto de ese crecimiento, dejando incólume la terriblemente desigual repartición de la riqueza que prevalece en Chile. ¿Conservador Escalona? Ni más ni menos que quienes le acusan. Éstos últimos ofrecen su cabeza al escarnio público para posar de progresistas, cuando en realidad están reforzando el sistema con hormigón armado.

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