LAURA MEDINA
Recreación - Jaume Plensa, Barcelona, 1955. “Cada ser humano es un “lugar”. Cada mujer, hombre, niño, viejo es un espacio habitable en sí mismo que se desplaza y desarrolla; un “lugar” en tiempo, en geografía, en volumen y en color. Ciudades enteras edificadas con cuerpos abriéndose y cerrándose como puertas. Luces que parpadean. Cada vez que un ser humano muere, una casa se cierra y se pierde un “lugar”. Mi obra es su memoria. La fijación congelada de tantos y tantos cuerpos desarrollándose y desapareciendo en la fugacidad de la luz. Mi obra es su volumen.” Jaume Plensa
“75% algodón 25% luz”. t. mixta sobre papel y caja de luz 180 x 180 cm. 2009
La creación de esta obra me preocupaba especialmente, ¿cómo hacer un homenaje a Jaume Plensa?; el reto era difícil sin duda, y aunque conocía su trabajo, necesitaba un tiempo de reflexión y lectura previo para poder impregnarme de imágenes, de conceptos, de poesía visual que me sugiriesen cosas que contar. Fue este mismo acto lo que se convirtió en el tema principal de la pieza: el estudio previo, la investigación, el mismo acto de pensar. Por ello en la pieza aparecen varios autorretratos en una posición que recuerda a la fetal como si ese gesto me ayudase a conectar con mis pensamientos, con ese ruido interior del que habla Plensa y que él traduce en palabras escritas, el pensamiento en materia bruta que en mi caso se centraba en la idea de “homenaje” y en torno al cual se amontonaban palabras en mi mente (todas ellas contenidas en un diccionario, razón por la que pensé en la incursión de la palabra homenaje con su definición y tipografía tal cual la recoge el diccionario de la real academia española). En estos autorretratos, mi cuerpo está protegido por esa segunda piel que es la ropa que me abriga y protege del mundo exterior, que aunque permanece inmutable se impregna de tiempo y pensamiento, y que tanto me obsesiona en cada obra que inicio.