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Figura 32. Planta excavada en Las Monedas con restos óseos de fauna extinta

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Bibliografía

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Figura 32. Planta excavada en Las Monedas con restos óseos de fauna extinta. Foto: César Méndez.

aunque en todas las unidades definidas la matriz es el sostén. Todos los restos óseos se recuperaron de la unidad estratigráfica 6, de arenas gris-café claras de alta compactación y escasos y pequeños clastos (Méndez y otros, 2005-2006; Méndez & Jackson, 2006). Su espesor es muy variable, ya que posee contactos erosivos con las unidades que la suprayacen y es desconocido, debido a que no se llegó a excavar su base por la incorporación de agua a la excavación. Las condiciones de menor energía de formación del depósito de arenas cerca a la base excavada permitieron la preservación de los restos, incluso cuando estos se interpretan como redepositados desde la posición original de muerte de los animales (Méndez y otros, 2005-2006). Dentro de la excavación, la distribución de los especímenes óseos demostró ser muy heterogénea, por cuanto fueron registrados 292 fragmentos óseos muy divididos en el sondeo inicial de 1 m2, mientras que en los restantes 15 m2, se identificó solo 33. Esta desproporción se atribuye a la localización del sondeo inmediato al escurrimiento de aguas, lo que hizo que sus evidencias fueran un reflejo fragmentario de los depósitos mejor conservados, y solo a metros más retirados del curso. Por su parte, el posicionamiento individual de cada una de las

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evidencias óseas en el área ampliada permitió reconocer dos modas de distribución vertical, una en los primeros veinte centímetros excavados y otra bajo los 41 centímetros (Méndez y otros, 2005-2006). Un espécimen óseo de cada conjunto fue seleccionado para análisis 14C (figura 33). Una vértebra torácica de caballo nativo del conjunto inferior arrojó una edad en el rango de 12840-12700 años cal AP., mientras que una vértebra lumbar de Palaeolama sp. del sector más alto arrojó un resultado en el rango de 12360-11820 años cal AP. (Méndez y otros, 2011). Dado que estas edades son estadísticamente diferentes a α=0,05, se confirmó la suposición contextual que los restos óseos reflejarían —al menos— dos eventos episódicos de depositación dentro de la unidad estratigráfica. Otros dos restos, un húmero y un metacarpo III de Equus sp., ambos sugerentemente asociados a piezas líticas, no presentaron colágeno suficiente para completar análisis 14C. Ello sugiere un sostenido efecto diagenético sobre los restos óseos producto del flujo de las aguas (Méndez & Jackson, 2006). La observación de las características de la disposición de algunas piezas óseas es también muy informativa de las particulares de un contexto producido por el flujo de aguas. Por ejemplo, las vértebras de caballo nativo y de Palaeolama que fueron fechadas corresponden a elementos óseos del esqueleto axial de las carcasas que tienden a permanecer cercanos al contexto primario de muerte (Hill & Behrensmeyer, 1984, 1985). Sin embargo, en este caso los encontramos desarticulados y con baja reiteración de partes anatómicas que debieran estar próximas entre sí. Particularmente, el caso de la unidad anatómica del camélido muestra que fue entrampada entre rocas de la quebrada, las que lejos de dañar al hueso, lo protegieron y preservaron cuando estaba fresco, ya que la desunión de la epífisis solo ocurrió una vez estabilizado en su contexto secundario (Méndez y otros, 2005-2006). Un metacarpo III de caballo nativo, asociado a una posible lasca lítica, es también informativo de este proceso. La lasca se dispuso de forma contigua al hueso (figura 33), separada por dos centímetros de sedimentos, en forma oblicua, posición que denota haber sufrido rotación. Esta asociación también cumple las expectativas de un contexto secundario y permite suponer que esta pieza lítica se encuentra retrabajada desde sectores quebrada arriba. Por su parte, el conjunto óseo del sitio se compone de 325 especímenes, principalmente de astillas asignables a nivel de la clase Mammalia (68,9%, Méndez y otros, 2005-2006). De los especímenes asignados más específicamente, la taxa de mayor representación corresponde a Mylodontidae (2,5%), seguido por Palaeolama sp.(1,2%), Equus (Amerhippus) sp. (0,9%) y Lycalopex griseus (zorro gris, moderno) en baja proporción (0,3%). El registro de roedores es escaso, solo fragmentos de mandíbulas y maxilares fueron identificados como Octodon sp. (0,9%),

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