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Figura 29. Instrumentos líticos de Taguatagua 2
Figura 29. Instrumentos líticos de Taguatagua 2, (a) y (b) puntas de proyectil tipo cola de pescado de cristal de cuarzo, (c) preforma bifacial de basalto, (d) raedera de sílice, (e) raedera de cristal de cuarzo, (f) lámina usada de roca silícea, (g) lámina usada de roca basáltica.
5. De los contextos a los campamentos A partir de los análisis conducidos con los conjuntos líticos de Taguatagua es posible esbozar un escenario funcional y contextual independiente para cada uno de los sitios de la localidad. Esta visión nos permite sugerir que la señal arqueológica a nivel de la localidad de laguna de Taguatagua es redundante, aunque a nivel de los sitios no sea así.
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En Taguatagua 1 se observó el contexto de una matanza de mastodontes y un caballo en una amplia superficie ocupacional, con evidencias de manipulación humana de las carcasas. En conjunto, los resultados tecnológicos sugieren que en el sitio se llevaron a cabo actividades de procesamiento de las presas como raído, corte y raspado en materiales blandos y duros con instrumentos de corta vida útil,
donde una vez terminada la actividad fueron descartados en la misma localidad. La intención o proyecto tecnológico fue la manufactura de amplias lascas que pudieran proveer filos abiertos modificados marginalmente por percusión dura para actividades de desposte —corte y raído— de las presas, a modo de herramientas informales de sujeción manual. En el sitio, un conjunto pequeño de desechos informa que el desposte no fue la única actividad llevada a cabo, sino que esta se alternó con la producción de instrumentos. De ello, J. Montané (1968, p. 1138) informa que: «Association in a ½ -m square of a chalcedony scraper, a flaker, and chips removed from the scraper during retouch of the working edge, provides clear evidence that the hunters sharpened their tools as required during the butchering process». Este tipo de actividades acontecieron sobre una superficie de ocupación, donde si bien no se registraron fogones que pudieran haber actuado como ordenadores del espacio, las evidencias de espículas de carbón sugieren actividades de manipulación de fuego en asociación a las actividades conducidas (Jackson y otros, 2011b). La naturaleza reducida de la muestra no permitió lograr secuencias de ensamblajes que pudieran sugerir aspectos de las cadenas operativas. Estas se encuentran muy segmentadas y solo parcialmente representadas en el sitio. Por ejemplo, se observó talones seudo-facetados que acusan adelgazamiento bifacial en rocas de alta calidad, no obstante, sus productos finales no se encuentran presentes. Esto nos enfrenta a un posible escenario donde se prolongó la vida útil de algunas piezas, cuyo paso por el contexto solo dejó indicaciones indirectas, análogas a la noción de instrumentos retirados, incluso cuando no poseamos las secuencias de ensamblajes que así lo atestigüe. El conjunto instrumental sugiere diversidad de actividades que incluyeron la incorporación de recursos líticos locales y extra-locales, labores de producción de instrumental, tareas de procesamiento sobre materiales blandos y, probablemente, consumo de presas asociado al descarte de gran cantidad de instrumentos de corta vida útil. Este conjunto de atributos apoya una función residencial —campamento— de corto aliento del sitio. Este escenario es muy similar al descrito funcionalmente para quebrada Santa Julia; diferenciándose por el tipo específico de las rocas, la intensidad del proceso productivo —por la inmediatez de los recursos líticos— y el tipo de presas consumidas. Podemos sugerir, a partir de nuestro análisis de Taguatagua 1, que este se caracteriza por una señal humana puntual en atención a que no existe reiteración del uso sobre un mismo espacio sobre la base de las edades 14C indiferenciables a α=0,05.
Esta señal es además nítida, por cuanto las asociaciones, el piso de abandono y la función de sitio son muy claras: un campamento efímero para el desposte de presas y producción de instrumentos marginales sobre lascas, en asociación a una laguna en momentos de abundante concentración local de recursos. La nitidez de la señal está beneficiada por la brevedad de la ocupación de este sitio, cuestión que se apoya en la significativa cantidad de instrumentos solitarios y la posibilidad de sugerir muy pocos instrumentos retirados. Para Taguatagua 1 proponemos que operaron dos ritmos de producción lítica. Por un lado, las materias primas exóticas sugieren un área de captación muy amplia que involucró un desplazamiento en los ejes espacial y temporal, concibiendo la producción en el marco de una planificación anticipada. Este ritmo incluyó desplazamientos que hoy desconocemos. Por otro lado, no es posible caracterizar el ritmo de producción sobre los recursos disponibles en la región a través de secuencias de ensamblajes, pero sí sobre la base de evidencias constituyentes de distintos segmentos aislados de las cadenas operativas. De hecho, en gran parte de los instrumentos y útiles del sitio se observó que dominaron los diseños informales donde no interesó la prolongación de su vida útil; incluso muchos podrían considerarse como basuras de facto (Schiffer, 1972, 1996). Este segundo conjunto puede caracterizarse como uno donde no hubo mayor diferenciación temporal en las etapas de producción, uso y descarte. En este sentido, el tratamiento que recibieron las sílices cumple las expectativas de recursos líticos de un área de aprovisionamiento, caracterizada por la abundancia y la calidad regional (Andrefsky, 1994, 1998). Es decir, en Taguatagua 1 no hubo limitantes de materias primas. En Taguatagua 2 los restos de fauna sugieren un contexto de matanza de —al menos— cinco mastodontes, donde la manipulación de las carcasas imprimió una elocuente visión de las conductas de ordenamiento del espacio. En conjunto, los resultados tecnológicos obtenidos sugieren actividades de procesamiento de las presas como raído y corte para el faenado con instrumentos de corta vida útil, donde una vez terminada la actividad fueron descartados en la localidad. No obstante, la cantidad de restos de fauna de gran volumen es inconsistente con el escaso descarte de piezas en el sitio, lo que sugiere que debiéramos considerar la posibilidad de herramientas cuyo paso no fue reflejado en los materiales descartados en el sitio. Este escenario es consistente con la mayor formalidad de los tres proyectos tecnológicos que observamos en Taguatagua 2:
(i) Lascas que pudieran proveer filos abiertos para actividades de desposte —corte y raído— de las presas, a modo de herramientas informales de sujeción manual. (ii) Láminas/hojas obtenidas desde núcleos preparados que pudieran proveer bordes útiles abiertos para actividades de corte a través de la maximización de la longitud de filos disponibles, a modo de herramientas formales de sujeción manual. (iii) Pequeños cabezales líticos bifaciales cola de pescado —altamente formales y de rigurosos criterios de diseño— como parte de un complejo armamento compuesto desarmable, que incluyó un ante-astil de marfil, usado en las actividades cinegéticas. De estos proyectos, las herramientas de talla bifacial requieren una discusión más profunda. En primer lugar, el conjunto lítico de Taguatagua 2 incluye evidencias bifaciales correspondientes a distintos niveles en el adelgazamiento de las piezas. Adicionalmente, la mayoría de estas se encuentran manufacturadas sobre cristal de cuarzo. Muestran lo que pudiera asemejarse a distintos estadios en la secuencia de adelgazamiento y formalización. No obstante, carecemos de los desechos involucrados en su manufactura, que de guiarnos por las evidencias de quebrada Santa Julia, debieran abundar en los pisos de ocupación asociados a este tipo de producción. Esta inconsistencia la explicamos como una situación donde el transporte entre localidades no solo ocurrió con las piezas terminadas a modo de un proyecto «ideal», sino que matrices —en distintos grados de avance— son también acarreadas en el equipamiento personal de los cazadores recolectores. Sin ir más lejos, las puntas de proyectil tipo cola de pescado en Taguatagua 2 no muestran huellas intensivas de uso, ya que la expectativa para un cabezal lítico usado debiera ser su fractura como parte del impacto. Solo en el caso de las piezas «perdidas» debiéramos esperar diseños «intactos» como los que observamos. El caso de un cabezal fracturado, representado por su pedúnculo, apoya su uso en el contexto del sitio. Caso contrario es el del pedúnculo de punta de proyectil tipo cola de pescado registrado en la localidad próxima de Santa Inés (Kaltwasser y otros, 1986, figura 11). En este caso, registrar esta pieza descontextualizada es consistente con la expectativa de un objeto perdido en actividades cinegéticas (Borrero, 2000). De hecho: «Another variable that appears to affect loss processes is the artifact’s mobility during use […]. Items that move around much during use have greater loss probabilities, especially if used in unfamiliar places» (Schiffer, 1996, p. 78).
El escenario funcional que proponemos para Taguatagua 2 es el de un sitio de matanza y faenado de presas en proximidad de una laguna en un franco proceso de desecación. La producción de instrumental fue virtualmente nula y su uso y descarte fue intenso, especialmente el primero. Esto hace que podamos caracterizar la señal humana como muy nítida, por cuanto las asociaciones, el piso de abandono y la función de sitio son bastante claras. El debate está centrado sobre el tiempo de uso del campamento de desposte. Las herramientas líticas altamente formales y la alta frecuencia de instrumentos solitarios apoyan la idea que este sitio fuera usado de forma breve; no obstante la alta frecuencia de material óseo de probable agencia humana permite proponer un lapso ocupacional un poco mayor. Difícilmente podremos optar por una de las alternativas de interpretación sugeridas: reiterados episodios de caza en intervalos muy breves (Núñez y otros, 1994a) o un evento de caza de una unidad familiar (Labarca y otros, 2005), ya que ambas acentúan la sincronía de los procesos, y están de acuerdo con el material lítico. Para Taguatagua 2 interpretamos que el ritmo de producción lítico, donde un desplazamiento espacial y temporal medió el desarrollo de todos los proyectos tecnológicos, involucró el transporte de matrices y de instrumentos terminados superando la escala de lo local, y bajo un régimen de planificación y distribución de los segmentos de las cadenas operativas en etapas secuenciales distanciadas. Fue fundamental la prolongación de la vida útil de los instrumentos y para eso emplearon diseños altamente formales, por ejemplo, láminas/hojas y puntas de proyectil muy normadas. La elección de materias primas fue fundamental y se les trató bajo las expectativas consistentes con una situación de baja disponibilidad de recursos o estrés.