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Figura 20. Distribución de artefactos y restos orgánicos en la planta excavada en quebrada Santa Julia

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Bibliografía

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un conjunto acotado de rocas trabajadas, la integridad de los rasgos, el hecho que las evidencias no se superpongan unas a otras y que se encuentren en «el mismo nivel», y la reducida expresión vertical del depósito. Con el propósito de explorar el conjunto lítico en función del espacio se diseñó una estrategia de recuperación de datos que supuso invertir el esfuerzo en el relevamiento unitario de la posición tridimensional de cada pieza (figura 20). La planta permitió estudiar la disposición espacial de cada una de las evidencias líticas, restos óseos, rasgos y otros restos orgánicos. En ella se acopiaron los resultados de todas las campañas de terreno y las referencias principales del análisis del comportamiento espacial de las evidencias arqueológicas surgen de su observación detallada.

Figura 20. Distribución de artefactos y restos orgánicos en la planta excavada en quebrada Santa Julia.

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Nos valemos de la ubicación de las piezas y de las cadenas operativas para entender la tecnología lítica en el espacio y la ejecución de los proyectos tecnológicos. Las secuencias de ensamblajes son la herramienta metodológica con mayor capacidad heurística para evaluar la intencionalidad en la talla lítica. En quebrada Santa Julia se identificaron un total de tres secuencias de ensamblajes. Dos de ellas son tecnológicas y una es por fractura, es decir, una pieza segmentada en múltiples partes que fue registrada por separado en cuatro piezas. Esta evidencia no posee mayor interés tecnológico, aunque sí apoya la idea de un piso de ocupación integrado. Otros ensamblajes de este tipo no pudieron realizarse, probablemente, debido a que la gran mayoría de las piezas corresponden a pequeños desechos de talla.

De los ensamblajes tecnológicos, el primero muestra segmentos de una cadena operativa de extracción de lascas desde un guijarro de toba de lapilli de grano fino (G31; figura 21). De las lascas que lo componen ninguna tiene un gran porcentaje de corteza, por lo que suponemos que el proceso de descortezamiento fue llevado a cabo fuera del contexto. El ensamblaje lo integran dos lascas principales de similares dimensiones, de las cuales una, con talón facetado, se extrajo primero (#219), y la segunda muestra al final de la secuencia observada (#283). Para la extracción de la última se llevó a cabo la remoción de la cornisa por medio de preparación del borde adyacente a la plataforma. Esta última, cortical. Las extracciones intermediarias (#296 y 353) parecen ser de regularización del núcleo, ya que muestran una orientación diferente —diagonal— a las de las lascas principales. Incluso así, solo una de ellas fue seleccionada como matriz para un raspador frontal informal que se encuentra quebrado (#353). Salvo esta evidencia, ninguna de las demás muestra indicaciones de retoque en sus márgenes, lo que hace presumir que las matrices más adecuadas o los instrumentos ejecutados fueron retirados del contexto y descartados en otra localidad. Esta presunción se sustenta en que la ausencia de piezas en los ensamblajes se interpreta a modo de instrumentos retirados, como lo sugiere T. Morrow (1996). Interpretamos que la intención en la talla de este guijarro fue la obtención de amplias lascas —más anchas que largas— para la confección de instrumentos informales de uso directo o de talla marginal, como los identificados en otras rocas —instrumentos solitarios— del mismo contexto.

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