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Tabla 7. Recursos líticos disponibles en el área Los Vilos-Pichidangui
Tabla 7. Recursos líticos disponibles en el área Los Vilos-Pichidangui
Rocas ígneas Formadas a partir de lavas extrusivas: riolitas, dioritas, andesitas
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Formadas a partir de piroclastos: tobas de distintos tipos (silicificadas) Formadas a partir de lavas intrusivas: granitos Dioritas: texturas porfíricas y porfírico-afaníticas, grano medio a grueso, fracturas subconcoidales a plano irregulares. Colores verdosos y amarillentos a grisáceos. Baja calidad. Riolitas: texturas afaníticas y afanítico-porfíricas, grano fino a medio, fracturas concoidales a subconcoidales. Colores desde gris negruzco a rojizos. Eventualmente silicificadas. Media a alta calidad.
Tobas líticas: texturas afanítico-porfíricas y porfírico-afaníticas, grano fino a medio, fracturas concoidales a subconcoidales. Colores grisáceos, verdosos y rojizos. Silicificadas. Media a alta calidad. Tobas de lapilli: texturas afaníticas y afanítico-porfíricas, grano fino, fracturas concoidales y subconcoidales. Colores gris negruzcos y rojizo- moráceos. Frecuentemente silicificadas. Alta calidad. Tobas riolíticas: texturas afaníticas, grano fino a medio, fractura concoidal. Colores grisáceos, verdosos, cafés y rojizos. Frecuentemente silicificadas. Media a alta calidad.
Tobas silíceas: texturas afaníticas, grano fino, fractura concoidal. Colores negruzcos, verdosos y blanquecinos. Aspecto silíceo. Alta calidad.
Otras ígneas (granito y andesita): texturas porfíricas a faneríticas, grano medio a grueso, fracturas subconcoidales y plano-irregulares. Colores grisáceos y verdosos. Baja calidad.
Rocas sedimentarias
Rocas metamórficas Limolita silicificada: grano muy fino, fractura concoidal, colores crema a marrón claro. Alta calidad.
Lutitas: grano medio a grueso, fracturas concoidales, subconcoidales y plano-irregulares. Colores verdosos, café-rojizos y amarillentos. Aspecto granuloso. Media a baja calidad.
Metareniscas (areniscas metamorfizadas): grano medio a grueso, fractura subconcoidal. Colores grisáceos oscuros, cafés y verdosos. Media a baja calidad.
Basado en Galarce (2004b, p. 53).
2. El paisaje lítico interior de Caimanes – Tilama La ocurrencia natural del cuarzo en sus variedades lechosa y cristalina entre las localidades de Caimanes y Tilama (Rivano & Sepúlveda, 1991), a 35 y 40 kilómetros lineales desde el sitio de quebrada Santa Julia, fueron el punto de partida para iniciar la búsqueda sistemática de evidencias que ayudaron a dilucidar
aspectos del aprovisionamiento lítico de las poblaciones del Pleistoceno final. Las actividades realizadas incluyeron una caracterización de la manifestación local del cuarzo en el área, la realización de una prospección sistemática dirigida hacia la búsqueda de asociados al procuramiento del cuarzo y una excavación restringida en un contexto seleccionado dentro del área de estudio (Méndez y otros, 2010; Méndez & Jackson, 2012). La presunción última era que si identificábamos correctamente las fuentes y caracterizábamos manifestaciones locales de variedades de alta calidad del cuarzo, estaríamos un paso más cerca del hallazgo de sitios relacionados con la ocupación detectada en la costa. Esta idea se basó en un esquema de búsqueda postulado por nosotros, el cual sugería que para construir novedosa información humana del Pleistoceno terminal se debía implementar una estrategia deductiva, donde primero se modelaran las características del ambiente habitado y luego se buscara aportar nuevos datos que no reiteraran lo ya conocido (Jackson & Méndez, 2004). Las prospecciones diseñadas en el transecto entre Caimanes y Tilama permitieron identificar una serie de concentraciones de cuarzo y cristal de cuarzo, las cuales fueron muestreadas con el propósito de evaluar cuantitativa y cualitativamente la disponibilidad de recursos líticos del área (Méndez y otros, 2010). Se muestreó un total de once puntos que constituyen fuentes primarias (figura 7). En el área, la única roca que destacó dentro de los rangos de aptitud para la talla fue el cuarzo. Si bien es cierto en los fondos de quebradas y escurrimientos menores del área se observan guijarros transportados —basaltos, andesitas, principalmente— su proporción es menor, su calidad es muy variable y su aprovisionamiento es difícilmente detectable. La búsqueda, entonces, se enfocó en recursos líticos cuya calidad superara los requerimientos del adelgazamiento bifacial, sobre la base de criterios experimentales. En cuanto a las concentraciones de rocas se observó un dominio absoluto de cuarzo de color blanco opaco en los afloramiento, con un 36% de presencia adicional de otras coloraciones —tonalidades rosa, inclusiones de cobre—. Entre los componentes adicionales solo se observó cristal de cuarzo en dos concentraciones. De los puntos muestreados, las rocas disponibles se manifestaron como afloramientos concentrados (n=7, figura 8), vetas estratigráficas (n=3) y afloramientos dispersos (n=1).
Figura 8. Muestreos de materias primas entre Caimanes y Tilama, arriba: cuarzo aflorando en la superficie de Cuesta Cristales y abajo: corte estratigráfico con cuarzo en mina quebrada El Naranjo. Fotos: César Méndez.
Las características observadas en todos los casos fueron de texturas vítreas, sin inclusiones y rocas de alta dureza; el cuarzo posee un valor de 7 en la escala de Mohs. Según la escala ordinal de calidades, y sobre la base de experimentos en terreno, las rocas se comportaron como regulares (n=8, 81,8%) y, en menor medida, como susceptibles para el astillamiento bifacial (n=2, 18,2%). No se registraron calidades buenas, ni excelentes, salvo evidencias puntuales que no consisten la norma. Asimismo, en una escala ordinal de densidad, las áreas con ocurrencia de cuarzo pueden ser tipificadas como poco densas (n=4, 36,4%), regulares (n=1, 9,1%), densas (n=3, 27,3%) y densidad máxima (n=4, 36,4%). La última categoría es de tal magnitud que justificaba explotación minera histórica/reciente de tipo artesanal. Concentraciones «muy poco densas» y «muy densas» no fueron identificadas. Los puntos de materias primas identificados, cuando pudieron ser medidos, mostraron un área media de 15961,1 m², con una desviación estándar de 24495,2 m². El importante margen de variabilidad está dado por la presencia de áreas muy pequeñas y áreas de ocurrencia máxima, donde la extensión llegó a ser superior a 37000 m². Finalmente, las áreas de «máxima densidad» y «máxima extensión» se correlacionan siempre con explotación minera histórica/reciente y no muestran una imagen prístina de disponibilidad prehistórica de las rocas. A este nivel, es posible sugerir con confianza que la señal antrópica subactual oblitera todas nuestras observaciones y estas deberán tomarse con cautela, puesto que la explotación del cuarzo fue intensa en esta zona. En los puntos muestreados se observó uso antrópico en seis casos donde siempre hubo explotación minera subactual. Solo en tres de estos casos los puntos muestreados coincidieron con evidencias de extracción de materias primas de tiempos prehispánicos y, consecuentemente, fueron tipificados como sitios de cantera-taller. Consideramos que esta señal antrópica es muy baja, sobre todo si tenemos en cuenta la gran ocurrencia de cuarzo como materia prima foránea en los sitios de la costa cercana (Jackson, 1998; Jackson y otros, 1999; Galarce, 2004a, 2004b; Méndez, 2002a, 2002b). Por otra parte, las prospecciones arqueológicas a lo largo del transecto permitieron identificar un total de 24 concentraciones de material cultural definida como sitios. Su altitud media es de 628,45 msnm, con una amplia variabilidad esperable en valles inter-montanos de accidentada orografía (ds=122,73). En términos de su emplazamiento, los sitios fueron identificados en un 70,8% en laderas, 25% en terrazas fluviales y 4,2% al interior de quebradas. La totalidad de los sitios están asociados a aguas corrientes, estas principalmente de carácter intermitente (68%). Los sitios se encuentran a una distancia de 62,59 metros en promedio (ds=147,22)