Ana de las tejas verdes 3

Page 145

me gustó por sí misma. Es una de las mejores muchachas que he conocido. Sabía que las habladurías de la universidad daban por hecho mi amor por ella. No me importó. Nada me importaba mucho, después que me dijiste que nunca podrías amarme, Ana. No había otra; nunca pudo haberla para mi corazón. Te quise desde el día que rompiste la pizarra en mi cabeza en la escuela. —No sé cómo pudiste, cuando me porté tan tontamente. —Bueno, traté de hacerlo —contestó Gilbert con franqueza—, no porque pensara eso de ti, sino porque estaba seguro de que tenía pocas posibilidades después que apareció Roy. Pero no pude; y no puedo decirte qué significó para mí durante estos dos años creer que te casarías con él, y que todos me dijeran que el compromiso de ambos estaba a punto de ser anunciado. Lo creí hasta un bendito día, cuando estaba convaleciente. Recibí una carta de Phil Gordon, Phil Blake, en realidad, donde me decía que no había nada entre tú y Roy y me aconsejaba «probar otra vez». El médico se asombró de mis rápidos progresos después de aquello. Ana se echó a reír…, y a temblar. —Nunca podré olvidar la noche en que creía que te morías, Gilbert. Entonces lo supe y creí que era demasiado tarde. —Pero no lo era. Amor mío, esto lo compensa todo, ¿no es cierto? Hagamos que este día sea sagrado para nosotros, por toda la felicidad que nos trae. —Es el nacimiento de nuestra dicha. Siempre quise este jardín de Hester Gray y ahora me es más amado que nunca. —Pero tendré que pedirte que esperes largo tiempo, Ana —dijo el joven con tristeza—. Pasarán tres años antes de que termine mis estudios de medicina. Y aun entonces no habrá diamantes ni salones. —No los quiero —contestó ella riendo—. Sólo te quiero a ti. Ya ves que soy igual que Phil al respecto. Los diamantes y los salones son muy hermosos, pero hay más «campo para la imaginación» sin ellos. Y en lo que se refiere a la espera, no importa. Seremos igualmente felices esperando y trabajando uno para el otro y soñando. ¡Oh!, cuan dulces serán ahora los sueños. Gilbert la acercó y la besó. Y regresaron a casa, coronados rey y reina del país del amor, por sendas a las que se asomaban las más hermosas flores que jamás vieron florecer acariciadas por la esperanza y el recuerdo.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.