verde written by Natalia Ceres
Recuerdo un campo lleno, un día espléndido, nuestros vestidos quedándose enganchados entre las hojas. Recuerdo que las hojas no eran suaves, recuerdo los arañazos que nos hicimos en las piernas y los brazos, porque recuerdo lo mucho que me sorprendió lo altos y grandes que eran en realidad. Recuerdo que luego nos reímos por estar llenas de esas pequeñas líneas rojizas. Recuerdo que alzábamos la vista y todo era azul. Recuerdo que no queríamos perdernos, pero en realidad sí queríamos. Recuerdo las risas, recuerdo el viento, recuerdo que casi flotábamos. Recuerdo que apenas hablamos. Recuerdo que no hacía falta. Recuerdo que escuchábamos a tu padre allá lejos, pero recuerdo que no le echábamos cuenta. Recuerdo que vino a buscarnos, porque no queríamos irnos y seguíamos allí sentadas, allí riendo, allí viviendo. Recuerdo intentar convencerle de que nos dejara un
ratito más, solo un ratito. Recuerdo que se hacía de noche, recuerdo cómo cambiaban las hojas, cómo todo se movía. Recuerdo el silencio y a la vez el sonido tan evidente, en nuestros oídos, de que allí estaba sucediendo algo extraordinario. Recuerdo que después nos dijeron que no era en absoluto extraordinario, pero a nosotras nos lo siguió pareciendo. Recuerdo que pensé cómo podían no considerar aquello extraordinario. Recuerdo mi asombro, mirándolo todo, mientras volvíamos con tu padre, de la mano, por el camino hasta casa. Recuerdo que entonces temí perderme, porque recuerdo que todo había cambiado demasiado rápido y me asustan los cambios. Recuerdo que aquello me parecía solemne. Recuerdo que no quise hablar en todo el camino de vuelta, porque recuerdo que no quería estropear aquel momento mágico y aterrador. Recuerdo que, ya en casa, tú en la cama de abajo y yo en la de
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