Segundo Llamin ñi kuyfike nütram

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“Segundo Llamin ñi kuyfike nütram. Las antiguas conversaciones de Segundo Llamin”

Poderes malignos en la montaña

La historia que aquí escribo, me la contó un amigo oriundo de Puerto Saavedra alrededor del Lago Budi. Domingo Wechukoy se llama mi amigo que, actualmente, vive en la ciudad de Santiago. Una vez lo visité en su casa. Estuvimos conversando sobre la nueva erupción del volcán Lonquimay. Comentábamos sobre la cantidad de ceniza turbia y fuego que cubría todo y, de cómo el cielo estaba cubierto de humo. Sentíamos mucha pena por el sufrimiento de esa gente que ya no tenían pasto para darle a sus animales y que veían morir a sus vacas, sus ovejas… todo por la falta de alimentos. Entonces, yo le pregunté a mi amigo por qué sería que el volcán estaba causando tantas tragedias. Y él me respondió así: —Siempre que se comete un error en contra de una montaña... En la montaña existen espíritus malignos que se regocijan. También habitan en las aguas y en los pantanos... Alrededor de ese volcán había un bosque de pewen1, que ahora está siendo arrasado. Eso es lo que provocó el enojo del volcán —me dijo. —Te voy a contar una historia —me dijo. —Este es un asunto verdadero. No es cuento. Si no me crees, qué se le va a hacer…. —Y antes de comenzar su relato, me pareció acongojado y triste. Hace ya catorce años que sucedieron estos funestos sucesos. Fue en el año mil novecientos ochenta y nueve. Mi hermano se llamaba Francisco y estaba casado con María Waykian. Su suegro era Llangkaleu Waykian, dijo. Este anciano le dejó tierras a su hija. En esa tierra mi hermano iba a construir su casa. Ahí había un faldeo con bosque muy tupido. Al entregarles la tierra, el anciano advirtió a su hija: 1 El pewen o araucaria es el árbol símbolo del pueblo mapuche. Tiene connotaciones sagradas para uso ceremonial, atributos rituales, medicinales y culinarios. Especialmente sus frutos, llamados ngillio o piñon.

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—No malgastarás esta montaña. No debes talar el bosque. Debes saber que existen grandes poderes allí. Entiéndelo y creerás —le dijo a María. Pero mi cuñada no le hizo caso. Se burló de todo lo dicho por su padre, contrariándolo “¡¿Cómo podré sacar cosecha, sin haber raleado el cerro?!”, refunfuñaba. Mi finado hermano sí le creía a su suegro y no entraba a cortar leña en ese monte, pero su mujer le llevaba mucho la contraria. Era una mujer muy peleadora. Partía sola a talar el monte y así, poco a poco, lo fue despejando. Pasaron los años y nada extraño sucedió. Como no hubo nada que los espantara2, mi hermano se decidió ayudar a su mujer y, desde entonces, ambos partían juntos a leñar la loma. Transcurrió el tiempo y, finalmente, lograron despejar todo el sector. El monte había quedado desierto. Solo quedaron ganchos y las ramas que amontonaron en un sector. Un día muy caluroso trataron de prender fuego a los montones de palos. Cuando estaban ardiendo, la llama revoloteó muy alto por un gran remolino de viento. Ellos se asustaron mucho. Las piedras grandes estallaban, el fuego se levantaba por pelotones y cuando caía, se desintegraba y hacia relumbrar todo alrededor. Cuando por fin el fuego se apagó, quedaron al descubierto solo grandes piedras. Dicen que esa noche mi finada cuñada soñó. En el sueño le decían: ‘‘Ahora nos han hecho mucho daño. Destruyeron nuestra casa y nos quemaron a nosotros. Tú dices ser una mujer muy fuerte, pero ahora entrarás en el dolor. Sufrirás más que nosotros’’. No pasó mucho tiempo desde aquel sueño, cuando a su hijo mayor se le metió un espíritu maligno y enloqueció gravemente. Hasta la ropa que llevaba puesta, rasgó. En tan solo un instante, tomó una cuchilla y se cortó la mano y todo su cuerpo. ¡Fue realmente espantoso! Con el cuchillo se hirió la lengua y su boca quedó bañada en sangre. Sin embargo, un instante después, toda la sangre había desaparecido y las heridas se habían desvanecido, volviendo su cuerpo a la completa normalidad. El joven no se daba cuenta de lo que hacía. Lo sujetaron con una cadena, pero él las rompió con una 2 En la versión mapudungun se habla de Perimontun. Palabra que hace referencia a una presencia, visión o señal proveniente del mundo sobrenatural que anuncia un suceso decisivo en la vida. Por ejemplo, existen variados testimonios de personas que reciben el llamado o mandato de convertirse en machi a través de un perimontun.

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fuerza sobrenatural. Estaban conmocionados… era un asunto jamás visto en esas tierras ni en los alrededores… Como no lo pudieron calmar, mi finado hermano salió en busca de algún sanador y conocedor de medicinas. Fue donde un hombre machi que vivía allí. Y aquel mismo día el machi fue llevado. Mientras tanto, el joven se iba calmando en su enfermedad. Parecía ir mejorando, aunque por ratos hablaba incoherencias. Sabía que el machi se venía acercando y se quedó sentado muy tranquilo. Cuando vio llegar al machi, se levantó, pero cayó al suelo y allí quedó tirado, sin fuerza, débil y así se lo llevaron a la cama. Cuando el machi vio al enfermo, advirtió que grandes males estaban atacando a este joven y lo tenían tomado. En seguida hizo llamar a la madre y cuando ella llegó, le dijo: —Este enfermo vivirá. Pero tú serás tomada. Entrarán en ti los malos espíritus. Sufrirás grandes penurias. Mi amigo Domingo hizo una pausa. Se quedó apesadumbrado y meditabundo un momento antes de continuar su relato… Mi sobrino sobrevivió. Pero al poco tiempo comenzaron a ocurrir grandes tragedias. La casa se remecía entera. Casi todos lo presenciaron. Vieron culebras heridas, cortadas afuera y dentro de la casa. Algunas ardían quemadas. Mi hermano y su mujer vivían aterrorizados. Después de poco tiempo, ambos se enfermaron. Lentamente, se les comenzó a quemar la piel y se les iba desgarrando trozos del cuerpo que se caían por pedazos. Estando los dos así de enfermos, se vieron forzados a salir de su hogar. Abandonaron el campo, dejando vacía la ruka. Mi hermano regresó a la tierra de su padre y allá se construyó una nueva casa. Sin embargo, igual los persiguieron. Las culebras despedazadas llegaron hasta allá, atormentándolos nuevamente. Y así, ambos murieron sumidos en el suplicio. Un cierto día, bajé al pueblo a comprar algunos enseres. Mi finada madre aún vivía en la ruka. Cuando venía de vuelta, la divisé, levantando un palo. Había descubierto una culebra despedazada y al verme, me llamó: 4


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—¡Domingo! Aquí hay una culebra medio aturdida—gritó. —¡No! ¡No la mate! ¡Sáquela a un lado con el palo!—le dije. Y así lo hizo. Esta historia no parece cierta. Esa misma noche mi finada madre soñó. Se le apareció el espíritu maligno en el sueño y le habló así: ‘‘Mátala, dijiste y viste que yo estaba muy herida. Pero antes de golpearme, tú ya habrías estado descaderada y así habrías conocido mi poder. Por la buena acción de tu hijo te salvaste,” le dijo. Como ven, es verdad que existen poderes malignos en las montañas, volcanes y aguas estancadas. Es por eso que no se deben provocar a estos malos espíritus. La gente antigua lo sabía. Solía conocer muy bien las montañas, los cerros, las cascadas, vertientes y todos los lugares donde corría riesgo su vida. También, donde pudiesen surgir visiones en forma de animales en medio de la llovizna o la neblina. A los niños y niñas se les advertía acerca de estos asuntos y eran aconsejados sobre cuáles lugares frecuentar y de lo que no se debía hacer. “Quién no crea en esto, sufrirá terribles enfermedades”, decían los antiguos. Y a veces los sueños tienen un gran alcance. A través de ellos, sabremos el dictamen de nuestro futuro. Eso decía mi amigo Domingo Wechukoy.

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III parte Mapuche ñi lan welu ka am mongen Muriendo y viviendo como mapuche

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Nome lafken mongen1 Kuyfike küpalme nütram

Chumngechi patakake tripantü rume rupayafuy, welu mülekey petu duamtun, dungu kuyfike nütram tañi chem pikefel ti pu longko wünen. Fütrake che yem ayükefuy engün ñi kimael kümeke tukulpan dungu. Fey nütramyekefuy engün re ñi pewmael chi dungu rume nütramyengekefuy, Feymew afkelay chem dungu rume. Chumngechi ngelayafuy rume chew tañi llituka kimngemüm, welu müley kim adentulu, kam kimpalu chew, kam allküpalu chey feychi nütram. Iñche feychi mew petu pichi wentrungen, allküpan nütram tañi kuse kuku mew, feychi dungu koni ñi longko mew ka nguyülafiñ. Feypikefuy tañi lakenon ta am che, feychi am tañi nampülkaken, ñi amuken kamapu nometu lafken. Feychi mew kiñe afmatufal nütram feypi, Feymew may mülerkefuy kiñe kurewen. Feychi wentru Lefluan pingerkefuy, fey ñi kure Kintuy pingefuy. Feychi kurewen may rume piwkewürkefuy engu, epuñmangechi ñi rume piwkeyewfel engu. Welu, kiñe antü ngerumerkey kütranun chi domo, ka tunten mew no müten larkey. Welu petu ñi lanon kimüwkülerkefuy tañi larpuael. Kiñeke rupa rume weñangkülekey piam kam ngümakefuy em chew. Kisu ñi rakiduam mew müten weñangküyerkerkefuy tañi füta chumngenchi tañi kutrankawael elkünufile afpun chi poyen mew, ka afpunchi antü mew. Feychi mew lay Kintuy fey yengey Eltun mew rüngalngepuy. Fey Lefluan wiñotuy ñi ruka mew, rume weñangküy lalu tañi poyen kureyem. Liftuputurkey piam ñi ruka ka küme eltukawtuy, fey wüla rakümkünurkey ñi wilngiñ ruka. Fey dew kom küme elkünulu ka ngewelay ñi chumael. Fey dewma lüfkünagchi pun mew, Lefluan tripay ñi ruka mew rüpütuy fey amurkey ti Eltun mew. Puwulu anükünuwpurkey ti inafül küfu mew, feychi rulparkey kom pun rakiduamkülerkefuy chumngechi petuafel tañi lachi domo ka ñi dunguafel engu. Peñmarkefuy reke tañi ad ka chumngechi ñi ayekefel, welu 1

Texto fechado en Agosto de 1999.

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chem rume perkelay feychi pun. Fey dewma küpachi wün mew, witrarkey Lefluan amutuy ñi ruka mew. Ka we punngetelu mew ka amurkey ti Eltun mew ñi umawpuael. Rume küpa pefel tañi lachi domo, ka femngechi rulparkey kom pun, welu chem rume umawlay nengümülay rume. Kisu doy afkonduamürkey karmünagürkey ñi ad, rüf peyefuy tañi witrapüratuael. Welu chem rume pelay kom pun tañi felepufel mew, ka küpay ti wün, fey ka amuturkey ñi ruka mew. Kom feychi antü, Lefluan kakünuduamlay, ñotulay tañi rakiduam, kimlay reke tañi kisutu wedalkawün, newenkonlay tañi piwke. Feymew ka akuchi pun mew dewma dumiñnaglu ka alüwerkey ñi amuael ti Eltun mew, dewma wimtuy reke ñi umayawün fill pun ti inafül küfu. Fey kisu kake antüngey ñi doy wesañmawün, kam ikelay rume chew, feychi mew küla pun puwüli ñi umayawün ti Eltun mew. Femngechi rulpanierkey antü, dewma meli punngealu mew, fey wüla feychingerkey ñi kimentuafiel ñi mülen ka mongen, ka adngetuken ta lachi che ka tañi nampülkaken, feychi dungu ka petu kimngelafuy chew. Fey ka amurkey ti Eltun mew ka umawpuael ti inafül küfu. Lefluan feychi wüla pey tañi lachi domo witrapüralu ti küfu mew. Fey leliwüleyew ka kimeyew, fey dungueyew: —¿¡Chumimi am, Lefluan!?. Kisu fey chalirkefuy ka mafülürkeafulu. Rüf mongetulu trokirkefuy, rüf petuafiñ pilerkerkelu am, tañi rakiduam Feymew üngümkey fill pun. —Kiñewün mületuayu —pirkey Lefluan. Welu Kintuy dew lay, Feymew pilay tañi fülmangeael rume. Welu dungurkey, fey feypi: —Tüfachi pun kamapu nampülkayan, amuan fütra nometu lafken. Üyew eymi puwülayafuymi. Fey tüfa wiñotunge tami ruka mew, küme feleaymi. Iñche dew ka mapu chengen —pirkey ti lachi. Feymew Lefluan kom allkütuy tañi feypingen, fey feypirkey: —Eymi piwkeyetulaen. Iñche müna üngümeyu tañi petuafiel. ¿Chumngelu wiñotulaymi ruka mew 10


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kiñewün mületuafuyu? ¿Chumngelu am ta püntüaymi iñche mew? ¡Eymi tañi poyen domo em llemay! Feymew Kintuy lelikünurkeeyu müten ka chem dungu rume feypingerkelay. Feymew Kintuy tuwi ñi tripan amuy. Welu Lefluan ka pürümkechi inarkey, peniefi chew ñi amulen ti la. Rüf inaley, welu ti la wiñokinturkeeyew fey feypingerkey: —Wiñotunge tami ruka mew. Iñche fentreñma nampülkayan. Feymew Lefluan fey pirkey: — “Tunte kutrankawün rume inalean, müten peniefili chew ñi amulen. Dunte dumiñ mew rume, kimün tañi ñamünoafiel...”. Welu küpachi wün mew dewma pelon nagpachi antü mew. Feymew Kintuy pirkey: “Faw ürkütuan. Ka punngentule ka fey wüla inayan tañi rüpü...”. Feymew, Lefluan peweturkelay tañi inantuku domo, fey kisu anünagi feymew. Welu kiñe püllomeñ wallkiyawi inafül chew ñi anülemun kisu kom antü mülerkey. Feymew welu ti püllomeñ ka kom antü wallkiyawi Feymew. Dewma ka dumiñ nagchi pun mew, fey Lefluan perkey doy trawüyechi pu la, welu re aywiñ che reke müten. Fey Lefluan ka kintuy tañi domo, fey kakelu pu la dümdümürkeeyew chumngelu kay tañi inalen fey engün mew. Kom tüfeychi pu la rume üderkeayew. Femngenchi, kom amulelu engün. Kintuy ka dungun kafi Lefluan Feymew müten tañi wituafel ñi ruka mew, petu fentre mapuley taiñ puam, pingerkefuy. Welw Lefluan allküturkelay ñi feypingefel. Kisu dew llükawerkelay rume tañi deyüamulen ti pu la mew, welü kom üdenierkeeyeu. Fey petu alürkechi rüpü am tañi amuleam engün, antü ka pun...Feymew Lefluan allkürkey ñi nütramkalefel ti pu la, welu kimüñmalafi ñi chem pifel engün. Kisu kimniey tañi rume üdeniengen ñi deyüamulen mew ti pu la mew. Fey fill antü re püllomeñngeturkey ka punngetulu mew re aywiñngetuy engün. Fey dewma alümna ñi amulen ti pu la, Lefluan kisu ka ñi inalen, antü ka pun. Fey epe küme wünlu mew, püwürkey engün kiñe pichi wingkul mew ina fütra lafken. Feymew trawüluwpurkey ti pu la. Lefluan kom pekentuniey. 11


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—“¿Fewla chem chuman am chew tüfa?” —pilerkey ñi rakiduam. Feymew, Kintuy fülkonturkeeyew fey feypingerkey: —Eymi ta dew fantepaymi müten. Iñche tüfa nometu lafken amuan. Welu penoeli iñche weñangkülayaymi ka ngümalayaymi rume —pirkey Kintuy ti la. Fey dew kom feychi dungu ñi fey pingen Lefluan, kiñe ti la fütra mütrümürkey, fey tañi küpalelngeael kiñe fütra Wampo, fey tañi nolngeam engün. Fey Lefluan pürümkechi perkefi ñi küpan ti fütra Wampo, wilüfürkey ñi küpan. Lefluan kimi ti Wampo pu wentru tañi dewmangenon. Rume afmatuafil Wampo, kisu kimwetualay rume chumngechi tañi wiñopafel ti Wampo, rume lefkentu ñi wiñopan mew. Feymew Lefluan kisu witraleweturkey. Ngelay ka ñi chumafel, fey wüle wiñotuael ruka mew müten. Rüme weñangkürkefuy ka yafüngewerkelay. Kom feychi antü ka chem chew ñi ikefel, kam ñi ikenon rume chew. Lefluan puwutulu tañi ruka mew, fey pemerkeayew tañi pu karukatu, ramtungerkey chumngelu tañi ñamküleweken. Fey entudunguputurkey chew tañi miyawken ngiyulken tañi lachi domo ka kom feypiputuy tañi kamapu nampülkakerken ta pu la. Amuken ta nometu lafken ka kiñe fütra Wampo tañi yepaetew engün. Fey kom pey ka tañi domo ñi amun. Ka feypirkey kisu tañi pewentunen rume chumgenchi tañi yengepan ti pu la. Kom feychi pu che tañi pemeetew rume afmaturkey ñi feypingen engün. Feychi nütram petu müley kiñeke trokiñ mew. Fey tüfachi dungu tañi nütramkakefel kuyfi mew tañi kuse kuku yem, feyngefuy tañi kim chillkatunon ta pu fütake che em... Welu rume küme adentuniefuy engün tañi mülen Wenu Mapu chew tañi amupeyüm chi pu kümeke rakiduamngechi pu layechi che. Ka femngechi kimi engün tañi mülen kiñe Kütral Mapu chew tañi amupeyüm ti pu la apoñadngekefulu tüfachi mapu mew. Ka rakiduamkefuy tañi lakenon ta am che. Kintuy ta lay, welu tañi am lalay, welu Eltun mew rume mülepulay, fey may amurkey nometu lafken. Fey tüfachi kimün kompüle mapu petu adentulerpuy kom che mew tañi afneael llemay. 12


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Vida al otro lado del mar 1 Relato de linaje antiguo

Aunque transcurran centenares de años, siempre persistirán en la memoria, las antiguas conversaciones que mantenían los ancianos Longko. Ellos disfrutaban compartiendo sus recuerdos. Se contaban sus sueños2 y por eso nunca se aburrían de hablar. A pesar que se desconocía el origen de todas aquellas historias, siempre hubo alguien que alcanzó a escucharlas y supo registrarlas y aprenderlas. En aquellos tiempos, cuando yo aún era muy joven, escuché un relato de mi abuelita que, desde entonces, quedó grabado en mi memoria y nunca lo olvidé. Decía que la gente no moría, que el alma viajaba e iba muy lejos, hacia el otro lado del mar. Contaba la extraordinaria historia de unos enamorados. El hombre se llamaba Lefluan y Kintuy, su mujer. Mucho se querían ellos. Era inconmensurable el amor que sentían el uno por el otro. Pero un cierto día, la mujer enfermó gravemente y, poco tiempo después, murió. Antes que se acercará la hora, ella ya tenía el presentimiento de su muerte. Dicen que a veces se acongojaba y lloraba mucho, imaginando cuánto sufriría su marido por aquella mortal separación y el fin de aquel amor. Cuando Kintuy murió, fue llevada al Eltun3 para ser sepultada. Lefluan regresó a la casa, desgarrado por la pérdida de su amada mujer. Dicen que limpió, dejó todo en orden y cerró, firmemente, la puerta de su hogar. Ya estaba todo listo y no había nada más que hacer. Al comenzar a caer la noche, Lefluan salió de su casa y tomó el camino de regreso al Eltun. Al llegar, se 1

Relato fechado en Agosto de 1999.

2 En la versión en mapudungun, pewma. Contarse los sueños no se refiere a compartir aspiraciones o ilusiones personales, sino que hace alusión directa a la práctica muy arraigada en el mundo mapuche de contarse cada día los sueños que se han tenido al dormir. 3

Eltun es el cementerio mapuche.

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sentó junto a la sepultura y pasó toda la noche pensando cómo lograr ver a su difunta esposa y cómo comunicarse con ella. Evocaba la imagen de la mujer, su sonrisa… pero nada apareció. Y, al llegar el amanecer, Lefluan retornó a su casa. A la noche siguiente, Lefluan volvió al Eltun a dormir. Los deseos de ver a su difunta mujer aumentaban. Siguió en vigilia, expectante, pero nada se movió a su alrededor. Estaba desesperado y frustrado porque las ansias de ver a su mujer levantarse no se cumplían. ¡Nada sucedía! Y, nuevamente, al aclarar, abandonó el lugar y regresó a su casa. Lefluan no podía apaciguar su pensamiento. Estaba sumido en la desdicha y no podía reconfortar su corazón. Así pues, al aproximarse la tercera noche, comenzó sus preparaciones para partir al Eltun a dormir junto a la sepultura, tal como se había vuelto la costumbre. Cada día que pasaba, Lefluan iba decayendo más y más. No había ingerido alimento alguno y ya se habían cumplido tres noches refugiado en el Eltun. Fue así como llegó el cuarto crepúsculo y el momento de descubrir lo que realmente significaba estar en la otra vida con todos sus misterios. El momento de presenciar a los muertos y su viaje al más allá. Dicen que, como siempre, partió al Eltun para ir a dormir junto a la sepultura. Estando allí, de pronto vio a su mujer levantarse de la tumba. Ella lo vio, lo reconoció y le dijo: —¡¿Qué estas haciendo aquí, Lefluan?! Dicen que Lefluan quiso saludarla y abrazarla. Al ver que hablaba, pensó que había resucitado, ¡que había vuelto a la vida! Lo que había estado esperando durante todo ese tiempo. —Desde hoy, estaremos juntos —le dijo Lefluan a su difunta esposa. Pero Kintuy ya estaba muerta y no quería que se le acercara mucho. Dicen que entonces ella habló: —Esta noche viajaré. Voy al otro lado del mar, muy lejos. Allá tú no puedes ir. Por eso, ahora mismo 15


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regresa a tu casa. Allá estarás mejor. Yo ya soy gente de otra tierra —dijo la muerta. Lefluan la escuchó en silencio y respondió: —Tú ya no me amas. Yo he estado esperando mucho para verte. ¿Por qué no quieres volver a la casa a vivir conmigo? ¿Por qué te separas de mí? ¡Si tú eres mi amada mujer! Kintuy lo miró y, sin decir una palabra, comenzó a caminar, alejándose. Lefluan rápidamente siguió sus pasos. Quería saber hacia dónde iba la muerta. Pero, mientras caminaban, ella se giró y le dijo: —¡Vuélvete a tu casa! Yo tengo mucho camino por delante. Entonces Lefluan se dijo: “No importa lo mucho que sufra, la seguiré. Solamente, no debo perderla de vista. Aún, cuando esté en la oscuridad, sé que no me perderé…” Pronto llegó el amanecer y junto a él, volvió la luz del día. Kintuy musitó “Por aquí. Cuando sea de noche, proseguiré mi camino…”. Y, en ese preciso momento, Lefluan dejó de ver a la perseguida mujer. Lefluan se sentó. De repente, apareció una mosca azul, revoloteando a su alrededor. La mosca se quedó dando vueltas, ahí mismo, durante todo ese día. Cuando nuevamente oscureció y la noche bajó, Lefluan vio juntarse a varios muertos, pero todos eran tan solo sombras de personas4. Reconoció a su mujer entre el grupo. Los otros muertos murmuraban contra él. Cuestionaban por qué él iba junto a ellos. Todos esos muertos lo aborrecían. Y todos caminaban alrededor de Kintuy. Ella volvió a hablarle a Lefluan para pedirle que retornara a su casa, porque ellos aún tenían muchas tierras que atravesar antes de llegar a destino. Pero Lefluan no la escuchó. Y tampoco sentía temor de andar entre muertos. Aunque todos lo rechazaran. Todavía tenían un largo trayecto por recorrer… días y noches… Mientras caminaban, Lefluan escucha4

En versión en mapudungun aywiñ. Se refiere, específicamente, al tipo de sombra que producen los muertos.

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ba las conversaciones de los muertos, pero no entendía nada. Solo se daba cuenta del desprecio que le tenían por andar junto a ellos. Durante el día se transformaban en moscas azules y, en la noche, se convertían en sombras. Mucho tiempo había transcurrido desde que se inició el viaje de los muertos y Lefluan seguía tras ellos, día tras noche. Casi al amanecer, arribaron a un monte muy cerca del mar. Allí se juntaron todos los muertos. Lefluan se quedó mirando todo lo que sucedía —“¡¿Y ahora qué haré?!”—se preguntó en su pensamiento. Entonces Kintuy se acercó y le dijo: —Ahora te quedarás aquí. Tu viaje hasta aquí no más llega. Yo me iré hasta el otro lado del mar, pero no te quiero ver triste ni llorando —le advirtió Kintuy, la muerta. Dichas estas palabras, uno de los muertos dio fuertes gritos para que les enviaran un gran Wampo5 que los balseara. Inmediatamente, Lefluan vio un enorme y refulgente Wampo que se acercaba. Venía relumbrando todo a su alrededor. Lefluan se dio cuenta que no era obra de hombres. Estaba tan atónito y estupefacto que ni se alcanzó a percatar cuando este Wampo, velozmente, regresó al lugar desde donde había aparecido. En ese mismo instante, Lefluan se quedó parado ahí, completamente solo. Sin saber qué hacer, emprendió el camino de regreso a casa. Iba muy apenado y muy débil porque durante todo ese tiempo, nada había comido. Cuando Lefluan por fin llegó a su casa, sus vecinos fueron a verle y le preguntaron por qué se había ido. Entonces él les respondió que había hecho un viaje para encaminar a su esposa fallecida y les contó todas las experiencias vividas mientras anduvo con los muertos, rumbo hacia el mar. Les habló del gran Wampo que se los llevó al más allá. Les contó que vio partir a su esposa junto al resto de los muertos y, ni él, pudo enterarse cómo pudieron irse tan rápido. 5 Los Wampo son las canoas, construidas de un solo árbol ahuecado. Un tipo especial de wampo son los que se utilizaban como canoa funeraria En la versión original en castellano de este relato, se cambia fütra wampo (canoa grande) por vapor para hacer referencia a una embarcación de dimensiones gigantescas. Decidimos conservar la palabra wampo por su valor y pertinencia cultural.

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Y todos los vecinos admirados, lo contemplaban. Esta historia todavía permanece en algunos lugares. A mí me la contó mi finada abuelita que la había aprendido de los antiguos… Ellos sabían que las personas que habían actuado bien iban al Wenu Mapu. Y quienes actuaban erróneamente en esta tierra, iban hacia un lugar llamado Kütral Mapu6. También pensaban que el alma de la gente no moría. Como Kintuy, que falleció, pero su alma no murió. No estaba en el Eltun, sino que partió hacia el otro lado del mar. Este saber es conocido en todas partes. Y nunca se extinguirá.

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Wenu Mapu, tierra de arriba, se asocia con el cielo. Kütral Mapu tierra de fuego, se vincula con el infierno.

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Sumpall

Fütra kuyfi rupachi tripantü mew, feychi iñche petu pichikan, fey pun kom trawületuiñ wallmel kütralwe mew, konküley fütrake katrün ka folil mamüll. Llitukefuy ñi nütramkan tañi fütake che, kuyfike afmafal dungu, ka feyentufalafuy reke tañi feypiken engün, inche rume küpa allkütukefun ka küpa kimkefun tañi chumlerpun feychi dungu. Kiñe rupa ka pun mew duamtungey ti Sumpall. Feychi mew kiñe nagantü ñamürkey kiñe küme ad üllcha domo, fey ñi pu che alümapu tripalerkelay ti lafken mew. Wimtun chey niekey ti üllcha domo tañi müñetumeken lafken. Welu, feychi nagantü wiñolay ti üllcha domo tañi müñetumeken lafken. Fey ti pu ngenngelu, chaw, ñuke ka pu lamngen triparkey ñi kintumeafel. Ka wüldungurkey ñi pu karukatu mew, kom rume matuka kinturkefuy engün welu pengelay, inaltu lafken miyawürkefuy engün, — Rüf pekanolu engün ürfipelay müten — pirkey engün. Fey dewma alüñma rupachi antü mew, miyawkerkefuy engün ñi üngümün engün fochen ko chey ño ütrüfentupayafetew ti kuyümentupüle. Welu ngelay, kom feychi kutrankawün afnagi. Feychi pu ngenngelu rume kutrantu piwken mew mülewey engün ñamün mew kiñe püñeñ. Chumngechi chey ñami pu mapu kam pu ko lafken llümi, dew ngelay. Fey kom dew afduami engün, feychi pu ngenngelu ngewelay ñi chumael kake antüngerkey ñi nguyüentun ka dew alüñma rupachi antü am. Feymew kiñe antü, feychi weñangkülechi domo kisulerkey ñi ruka mew, fey nagantü peparkeeyew kiñe witran, küme üllcha domo. Welu kimlafi ñi iñeyngen, rume fütrake wingüdkülerkey ñi kolü longko re tünayniey. Feymew, ti domo rume kangentuy pekenoluam femngechi küme ad ülcha domo kisu tañi lof mew, fey llükaduamürkefuy ñi puñpiwke. Welu ti witran kisu kimuwfaluwi tañi püñeñtengen ka tañi ñamkefel, fey feypi: —Ñuke, iñche lle no am ta ñamkefun, welu fewla pepapeeyu kiñe lelen rewall. 19


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“Segundo Llamin ñi kuyfike nütram. Las antiguas conversaciones de Segundo Llamin”

Feychi domo lefpamkorkey ka truyurkey ñi püñeñ, ka feypifi tañi mületuafel kiñewün engu. Welu ti üllcha domo llowdungun mew feypi: —Iñche ta küpapen tañi mületunoael faw, ka mongen nietun ta iñche. Fewla Sumpallngetun iñche futangen Sumpall kureyeenew. Feymew müley tañi rumel müleael miñche ko pu lafken, Feymew fentren reñma niey tañi füta, welu kom piwkeyeenew engün. Werküngen kiñe lelen müten tañi küpayael, tami kimael ñi mongelen. Welu ka feypipapen tamün llowael kiñe fütra mañumtun ka kom tamün pu karukatu. Kiñe küme antüngelu mew ti lafken kimelcheay. Feychi antü, kom amuaymün inaltu lafken, üngümpuaymün tamün llowael, feychi elungeaymün fentrenke kulliñ kom eymün ngealu —pirkey. Ka feypikünufi tañi ñuke ñi weñangkünoael, dew kimlu am tañi mongelen, fey ka müten chaliturkey tañi ñuke kom küme duam mew, welulkalerkelay tañi norchewkülen, küme rulpadungulerkey, welu tañi ad müten tañi kangetun. Fey wiñoamuturkey lafken, rume fütra ponwi ñamputurkey. Feychi pun kom trawületulu engün, feychi domo feypifi tañi pu che kiñe lelentu pepaetew tañi püñeñ tañi kimael engün tañi mongelen ka fütangen Sumpall mew. Ka feypi chumngechi tañi inaduamfiel tañi fütrake kolü longkotulen ka kangetun tañi ad. Welu ka feypipay tañi llowngeael kiñe fütra mañumtun, ka kom karukatu engün, ti lafken kiñe fütra wirar mew tañi kimelcheael, kom pu che tañi üngümael inaltu lafken. ¿Fey tunteñma rupalay...? Puliwentu allküngey kiñe fütra trunünün ti lafken. —¡Fey ñi müleam ti pepikawün, tüfa ka dungu no! Iñchiñ taiñ kimelngen nagael inaltu lafken, fewla chem chumay —chey pirkey engün. Rangiantülu mew, witrakey kiñe fütra aliwen ko fey peyngün, chew ñi mülemum engün küpaturkeeyew. Kiñe fütra fochen ko mewüd entuparkey fillke challwa kulliñ. Rume ingentu fentren, kom ñimiturkelay rume engün. Femngechi may femürkey ti kullitun ti üllcha domo mew, Sumpall fütangelu lafken. Tüfachi fütra kuyfi dungu tañi nütramkakefel pu kuyfike fütake che em. 20


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“Segundo Llamin ñi kuyfike nütram. Las antiguas conversaciones de Segundo Llamin”

La Sumpall

Hace muchos años atrás, cuando yo aún era un niño, toda la familia se reunía por las noches, alrededor de un fogón hecho con grandes troncos y ramas. Era en ese momento, cuando los mayores comenzaban a contar antiguas e increíbles historias que yo escuchaba absorto, esperando saber cómo terminarían. Cierta noche recordaron a la Sumpall. Contaban de una familia que vivía muy cerca de la costa y que tenían una hermosa hija que acostumbraba a bañarse en el mar. Una vez, a media tarde, la joven desapareció sin dejar rastro. No regresó a casa, como solía hacerlo. Cuando ya era tarde, el papá, la mamá y los hermanos salieron a buscarla. También dieron aviso a los vecinos. Todos se unieron rápidamente en la búsqueda, pero nadie la encontró. Rastreaban, exhaustivamente, por la orilla del mar. —Esperemos que no se haya ahogado —decían. Anduvieron durante varios días, en espera a que las olas la arrojasen hacia la playa, pero fue inútil todo el sacrificio. Los parientes sufrían sin poderse conformar, a perder una hija. Sabían que si la tierra o el mar la habían sepultado, ya no aparecería. Estaban abrumados por lo sucedido, pero con el pasar de los días, se fueron conformando y olvidando lentamente. Cierto día, la atribulada madre se encontraba sola en su casa, cuando de pronto a media tarde, recibió la visita de una joven de larga y rubia cabellera. La mujer no la reconoció. Extrañada de ver a alguien tan distinto por esas tierras, un leve temor se acercó a su corazón. Y, fue entonces cuando la escuchó hablar: —Mamá, yo soy la que estaba perdida. Vengo a verla un momento siquiera. La mujer abrazó a su hija y la besó, diciéndole que ahora estarían juntas para siempre. Pero la joven respondió: 21


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“Segundo Llamin ñi kuyfike nütram. Las antiguas conversaciones de Segundo Llamin”

—Yo no vengo a vivir aquí. Tengo otra vida. Me he convertido en la Sumpall, estoy casada con el Sumpall. Vivo debajo del mar. Allí está toda la familia de mi marido. Todos me quieren mucho. Vengo a verte solo un instante no más para que sepas que estoy viva. Pero también te vengo a avisar que ustedes y todos los vecinos recibirán un pago muy importante en agradecimiento. Un día que haya buen tiempo y el mar les dé una señal, vayan todos a las orillas, porque se les regalará muchos animales —le dijo. La Sumpall se despidió de su madre, diciéndole que no tuviera más pena, pues ya sabía que estaba viva, en buen estado y que solo había cambiado su apariencia. Diciendo esto, regresó al mar y se sumergió, perdiéndose de vista. Al llegar la noche, cuando toda la familia se hubo reunido, la madre les contó que la hija había ido a visitarla solo por un instante, para decirle que estaba viva y casada con el Sumpall. Les comentó lo cambiada que estaba, con su largo pelo rubio y que, también le había advertido, sobre un cuantioso pago que toda la familia y los vecinos recibirían de agradecimiento. Que solamente habría que esperar el anuncio y acercarse al mar, cuando dieran la señal. ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde aquella visita…? Una mañana se escuchó un fuerte bramido desde el fondo del mar — ¡Eso no es otra cosa que la señal! Se nos está anunciando que debemos bajar al mar —se dijeron y bajaron a la playa, esperando lo que sucedería. Al medio día, una gran tempestad se desencadenó en el océano. Las grandes marejadas se alzaban y dirigían hacia ellos. Entonces, la ola más grande, arrojó a la orilla todas clases de peces. Fueron tantos los peces arrojados que los lugareños ni siquiera pudieron recogerlos todos. Y así fue como se selló el pago por el casamiento de una joven mapuche con el Sumpall del mar. Y esta historia muy antigua la relataban mis antepasados cuando yo era niño.

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