Secuestrados por extraterrestres antonio ribera

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ningún sonido salió de mi garganta. Mientras que el me había agarrado me sostenía, el otro me puso un apa en la base de mi índice izquierdo. Yo miré bien el apara Parecía una rasuradora eléctrica (máquina de afeitar). la aplicaron durante unos segundos. Esto no me hizo d Cuando lo retiraron, vi dos gotas de sangre en mi dedo Creo que en este momento me desvanecí, porque no cuerdo nada m;is.» Cuando Dionisio recuperó el conocimiento, se encon tendido en el suelo, al lado de unos viejos vagones ferrocarril. Luego se sabrá que aquel lugar correspon a la Sociedad Rural de la localidad de Bordeu, a 9,5 km Bahía Blanca (o sea a unos diez de donde fue abducid Pero el pobre Dionisio Llanca ha sufrido una pérdida memoria total: ni siquiera conoce su propia identidad. sabe quién es, dónde está ni qué hace allí. Asustado, an tiado, decide entonces seguir el tendido ferroviario en rección a unas luces -que no sabe que son las de B Blanca- que ve en la distancia. Echa a correr y así lle a una gasolinera, cuyo empleado pudo dar luego a los inv tigadores la hora: Dionisio llegó allí entre las 2.45 o 2.50 de la madrugada; o sea que entre la una y me -hora de la abducción- y la hora de llegada a la gasa nera, tenemos más de una hora perdida para el joven mionero. ¿ Estuvo durante este tiempo dentro del «plati volante»? Esperemos a 'los resultados de la hipnosis y narcoanálisis. Dionisio siguió corriendo hasta alcanzar las prime casas de Bahía Blanca; dejó la Ruta 3 para tomar la e introducirse en la ciudad, adonde llegó aproxima mente a las cuatro y me~ia de la mañana. Estaba desorie tado, no sabía qué hacer: pide ayuda al conductor de Fiat 1600, que lo recoge y lo lleva a la comisaría m próxima. Dice el eminente investigador argentino Fabio Zer -de quien proceden la mayoría de estos datos- que oficial de policía reconoce que Dionisia estuvo a las 4. horas aproximadamente en la comisaría. Pero de allí echaron y empezó entonces un lamentable peregrinar comisaría en comisaría. Fueron cuatro las que lo echara con cajas destempladas, por tomarlo por un vulgar beod La triste odisea de Dionisia termina por fin en el Hospi Español de Bahía Blanca, después de vagar varias hor por las calles de aquella ciudad. En la sala de espera 1 atiende la doctora Mabel Rosa Altaparro, quien hace qu

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dibujos que siguen struye el incidente. observado mientras I rueda del vehículo.

El joven camionero lII'Ql!ntino Dionisio Llanca.


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