Charles berlitz misterios de los mundos olvidados

Page 10

Desde la antigua India a la antigua América, a través de todas las tierras existentes entre ambas, siempre encontramos la misma historia de catástrofes que casi barrieron a la humanidad de la superficie de la Tierra; sólo unos cuantos supervivientes se salvaron al refugiarse en cavernas, en altas montañas o flotando en botes o arcas. En la mayoría de los casos, entre los supervivientes se encontraban un hombre privilegiado y elegido, acompañado por una o más mujeres; algunas veces con familias enteras y otras con una selección de animales y pájaros, cuya especie variaba según la parte del mundo en que la leyenda era vigente. En cada caso, los supervivientes regresaban sanos y salvos dando comienzo una nueva civilización. Algunas veces, la catástrofe fue considerada como un diluvio universal, tal como se presenta en la tradición judeocristiana, una idea compartida por todos los pueblos de Oriente Medio. En las tradiciones de la India adopta la forma de toda una serie de cataclismos, donde el dios Visnú, el Preservador, salvó a la humanidad de nueve grandes desastres; y se cree que aún la salvará de otra más. En el antiguo México, los toltecas creían que el mundo había desaparecido, o casi desaparecido, tres veces, incorporando esta creencia a su sistema de calendario, más adelante adoptado por los aztecas. Según la tradición calendaría tolteca, la primera edad de la Tierra se llamaba El Sol del Agua, durante la cual la Tierra fue destruida por los diluvios; la segunda edad era El Sol de Tierra, cuando el mundo fue destruido por los terremotos; la tercera edad fue la de El Sol de los Vientos, en que la destrucción fue causada por los vientos cósmicos. Según este pueblo, aún nos encontramos en la cuarta edad, llamada El Sol del Fuego, que deberá terminar con una tremenda conflagración general, un augurio plenamente compartido por los profetas actuales sobre la ruina atómica de nuestro planeta. Esta teoría de periódicas catástrofes, que daban lugar a nuevas civilizaciones, era generalmente aceptada y a menudo comentada en la Antigüedad, aunque no tan lúcidamente como lo hiciera el gran filósofo griego Platón, quien la utilizó en su famosa obra Timeo. En esta obra, Platón describía la visita de su famoso antepasado Solón, el gran legislador y filósofo ateniense, a algunos sacerdotes egipcios en el templo de Neit, en Sais. En el Timeo, Solón aparece discutiendo con dichos sacerdotes la antigüedad de su linaje, cuando uno de estos, «de muy avanzada edad», aprovecha la coyuntura para hablar de la Antigüedad, de la importancia de los viejos códigos y de las catástrofes que asolaron la Tierra. Las palabras de Platón, más o menos deformadas, ya que fueron pronunciadas hace más de dos mil años, nos proporcionan un vivido comentario sobre la Antigüedad, antes de la Antigüedad, como asimismo sobre los ciclos recurrentes de la civilización. En la obra de Platón, el sacerdote egipcio dice: « ¡Oh Solón, vosotros, los helenos, no sois más que niños, y no existe un solo heleno que sea viejo..., todos sois jóvenes; no poseéis un solo concepto antiguo que se halle respaldado por la vieja tradición, ni ninguna ciencia que se haya encanecido con el curso de los años. Y te explicaré la razón de ello: ha habido, y volverán a haber, muchas destrucciones de la humanidad, motivadas por muchas causas. «Existe una historia que vosotros, los helenos, habéis sabido conservar. Según ésta, Faetón, hijo de Helios, unció los corceles al carro de su padre, y por no saber conducirlo como su progenitor, quemó todo lo que había sobre la faz de la Tierra, siendo destruido él mismo por un rayo. Ahora bien, aunque esto parece un mito, en realidad significa una decadencia de los cuerpos que se mueven alrededor de la Tierra y en los Cielos, y una gran conflagración de cosas que suceden en nuestro planeta durante largos intervalos de tiempo: cuando esto suceda, aquellos que viven en las montañas y en los lugares secos y elevados se verán más amenazados de destrucción que aquellos que habiten junto a los ríos o a las orillas del mar; es por este motivo que el Nilo, nuestro eterno protector, nos salvó y liberó.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.