Movidas de ingenio junio 2012

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Movidas de ingenio.

OPINIÓN

¿Debe ser la edad un factor determinante a la hora de responsabilizarnos de nuestros actos? BETSABÉ GONZÁLEZ CABALLERO. 1º Bach. C

La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de la moral. En la práctica se establece como afrontar las acciones de una forma íntegra y positiva. La persona que lo es actúa conscientemente y de forma libre, siendo ese sujeto la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido. Por ello está obligado a responder por alguna cosa o alguna persona. También es aquel que cumple sus obligaciones o que pone cuidado y atención en lo que decide. Según Kant, es la virtud individual de concebir libre y conscientemente los máximos actos posibles de nuestra conducta. Pero si recurrimos a Hans Jonas, por ejemplo, tenemos que es una virtud social que se configura bajo la forma de un imperativo: “obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra”. Éstas son algunas de las definiciones tanto filosóficas como tradicionales que conocemos de dicho término. Sin embargo, de forma más concreta en este caso (el de Lee Malvo, del que haré mención más adelante) hablamos de responsabilidad jurídica. Ésta surge cuando el individuo transgrede un deber de conducta señalado en una norma jurídica que procede principalmente del Estado. John Lee Malvo, un chico de tan solo diecisiete años, fue un autor confeso del asesinato de diez personas, y fue juzgado y condenado por la justicia norteamericana como si de un adulto se tratara. Luego ¿diríamos que es justo responsabilizar a un menor de Página 12

Foto: ESPERANZA BORDÓN PÉREZ,

4º ESO C

edad por sus actos? Quizá sea un tema un poco dificultoso de tratar ya que de seguro encontraríamos distintos puntos de vista. Pero si nos basamos en la definición de responsabilidad, vemos que no hace excepción de personas, es decir, no solo los adultos son responsables de las decisiones que toman. Desde el momento que un individuo tenga la capacidad de decidir, teniendo o no en cuenta las consecuencias de sus actos, será responsable de los mismos aunque no quiera ya que no ha sido coaccionado y lo ha elegido de forma libre. Si hablamos de un chico joven que mata a su novia, de una adolescente que ahoga a su hijo recién nacido en una bañera o de éste que asesina a diez personas, ¿es justo que por ser menores no se atengan a las consecuencias? ¿Que no cumplan con un castigo por lo que han hecho? No, en absoluto. En mi opinión si han decidido elegir ese camino, que es el incorrecto, deben ser consecuentes con lo que han hecho. Y digo esto porque deben ser lo suficientemente conscientes de lo que está bien y de lo que está mal.

Es verdad que debemos tener en cuenta dos cosas importantes. Por un lado, que el cerebro del ser humano posee dos sistemas: el deliberativo o racional (hace planes a largo plazo) y el reflejo o subconsciente (quiere hacer las cosas automáticamente), este último es el que utilizamos diariamente. Por esa razón una persona en muchas ocasiones decide cosas sin meditarlas bien, ya sea porque una serie de circunstancias le presionen o cualquier otro motivo. Por otro lado también influyen la educación, la enseñanza, los valores o conductas morales que se haya recibido y las experiencias por las que habrá podido pasar a lo largo de su vida. En otras palabras, que no han sido las suficientes o las más adecuadas, aunque es cierto que en muchas ocasiones la instrucción que la familia da es buena, pero el sujeto decide oponerse a lo que le han enseñado. Sin embargo, esto no es justificación alguna a lo anteriormente dicho. “Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justicia” (Paul Auster).


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