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LA NUEVA TASCA DEL CANTOR . EDUARDO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

a primera vez que escuché sobre La Tasca fue en La Paz, Baja California Sur, en el año de 1985, al dejar tierras chilangas para aventurarme en la vida independiente. Era yo parroquiano de Las Varitas, sano lugar de esparcimiento etílico y musical donde, a causa del paulatino abandono de la música de protesta y la irrupción del rock en español, el grupo de casa, Somos, interpretaba rolas de Joaquín Sabina, Miguel Mateos, Fito Páez, Luis Eduardo Auté y el autóctono Daniel Tuchman. En las pláticas de los músicos se hablaba de qué peñas del país eran las mejores: El Mesón de la Guitarra, El Sapo Cancionero y La Peña Gallos en el defe, la Peña Cuicacalli en Guadalajara y El Colibrí de Morelia eran referencias obligadas y, de los pocos espacios en provincia, La Tasca del Cantor de Xalapa ofrecía una buena opción para presentarse. Así, al llegar aquí en1994, naturalmente busqué tan reputado lugar en su domicilio actual: número 76 de la calle de Xicoténcatl pero, en ese momento, el lugar era dirigido por Manuel Boada, antropólogo gustoso del son huasteco, quien cambió el nombre, por el de El Porrón del Abuelo. El lugar no tuvo el resultado esperado y a finales del año, Salvador Suárez asume las riendas, retoma el nombre original y da inicio a otro capítulo en la historia del lugar. ¿Quién es este Chava que acepta el reto de regentear tan legendario tugurio con plena conciencia de que su labor será comparada por los viejos parroquianos con la de su fundador: Luis Castillo Rechy? Nacido en el pueblo de Xicochimalco, la cascada de Texolo, el río, los cafetales fueron su patio de juegos. Llega a Xalapa a estudiar en la secundaria Antonio María de Rivera. Chava ya conocía a Rechy por ser pariente de unos primos hermanos. Su vocación va siendo clara: “a mí me gusta la arquitectura, me gusta el rescate de las tejas, las vigas, la madera, los acabados rústicos, arquitos, algo así como mediterráneo: sol, las abadías, las montañas, pero a veces no hay dinero, por ello con lo mínimo hay que hacer que se le parezca. Con puros cuates de clientes, chingao, hay que hacer maravillas”. Ese gusto es evidente al entrar en el espacio donde se encuentra La Tasca, todos los elementos que menciona están presentes en los numerosos recovecos existentes. Fue asistente continuo de La Tasca cuando se encontraba en la calle de Bravo. Más tarde anduvo de pachanga en Cancún, pero su destino estaba echado: justo a unos días de la inauguración de La Tasca en la calle de Clavijero, sufrió un accidente automovilístico. En muletas, conoció la nueva sede en su primer aniversario y, para sobrevivir, surtía las dosis del verde de Xico que se vendía en el lugar. Al cerrar Rechy, hubo varios intentos en reabrirla. Román Güemes comenta: “Chava y Luis eran como hermanos, además del gran parecido que tenía uno con el otro y más ahora que Chava tiene el pelo cano y su barba alba”. Con ayuda de Manuel Berman, reabrieron en Xicoténcatl. Todo iba muy bien, el lleno era constante, pero las sirenas del Caribe seguían llamando a Chava, que decide hacerles caso y renta el lugar a Manuel Boada “ y cómo no si era amigo de Rechy y le gustaba también el son huasteco, pero le puso El Porrón del Abuelo y le dio otro giro, si hubiera dejado La Tasca quizá le hubiera ido bien”.

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1 de julio de 2007

LUIS MARÍN

L

El adiós a la trova

A Danilo Veras, buen viaje...

Mientras sea concha aunque sea acústica [Sonex en plena faena]

En nuestro número anterior, el músico y promotor cultural, Eduardo Sánchez Rodríguez comenzó una serie en dos partes en torno a uno de los espacios legendarios del imaginario xalapeño: La Tasca. En la primera parte refirió el origen de La Tasca de Rechy. En esta segunda expone, mediante entrevistas, la historia de La Tasca del Cantor, que

CUANDO BOADA CIERRA, Chava regresa para hacerse cargo, revelándose como un cálido anfitrión. Con Rechy como cliente asiduo, no era sordo a las críticas de los viejos tasqueros: “la gente piensa que la abrí por hacer dinero y es lo que menos haces, cuesta trabajo mantener el lugar y la galería, que no puedo atender”, pero no pierde piso: “seguir con la esencia era lo importante, que la gente se sintiera en su casa. Claro que tenía que cambiar todo. El son jarocho a Luis ni le gustaba. Cuando abrí, la música latinoamericana casi desaparecía y la trova era ya más chambona”. Estas apreciaciones de Chava nos hablan de un cambio a principios de los noventas. Los músicos andaban en otra onda y la clientela pide nuevas cosas, aparecen en los medios masivos otros compositores e intérpretes que pretenden continuar con el movimiento de la trova: Mexicanto, Alejandro Filio, Fernando Delgadillo y otros, pero sin mantener el compromiso social que caracterizó ese movimiento en los setentas-ochentas. Al mismo tiempo, el rock en español pega durísimo en el gusto de la chaviza. Es importante destacar que en ese momento dio sus primeros pasos el movimiento llamado ‘World-Music’, cuyo fin era difundir las muy diversas corrientes musicales de, prácticamente, todo el mundo, con la marca Putumayo a la vanguardia. Al dar a conocer estos ritmos de forma generalizada, los músicos se ven influidos y surgen las fusiones, la intención de sumar otros sonidos y otras formas a los géneros tradicionales, lo cual no siempre sucede de manera afortunada.Todo este proceso musical tiene un impacto sobre La Tasca y los tasqueros de Bravo y Clavijero, como nos expresa Mario Vázquez: “Siento que la cronología del parroquiano, del consumidor de la música revolucionaria, de protesta, de folklor local, se desgastó de algún modo y la convivencia entre los bohemios de aquella época se deterioró de una forma más acelerada, llegando incluso al rechazo entre la gente. Pienso que fue excesivo, fue saturado. El tiempo te pide cambios, de algún modo la nueva clientela requiere a Chava con una evolución”. No es el único que percibe los cambios: “La Tasca evolucionó, igual que ha evolucionado el tiempo y la gente que va” (Mario Castillo Rechy).“La Tasca es su gente, la que viene y la que va” (Toñita, directora de recursos financieros). Carlos Romano, buen conocedor del tema, nos da su opinión: “El concepto Tasca tiene que ver con el tipo de

preside el conocido Chava Suárez, continuación y renovación de un proyecto que va más allá de la diversión para afianzarse como un espacio de encuentros y hallazgos plenos.

Junto al Café La Naval LEEGA, CARALT Y NOGUER, U. VERACRUZANA

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