Pentavox nº12

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Mundo Friki VIDEOJUEGOS

Dragon Quest VII habla gallego por Marco Fernández

Aunque más bien es castrapo por motivos evidentes. Pero no deja de ser curioso encontrarte con VilaMouriño y que te venga una tipa vestida en plan Toriyama diciendo: “Benvidos amiguiños”. Dragon Quest es lo que es y esta edición de Dragon Quest VII remasterizada para Nintendo 3ds y llena de añadidos y mejoras jugables no difiere demasiado de aquella de playstation nacida en el año 2000 o del clásico Dragon Quest VIII que tanto triunfó en Ps2. Como dato curioso me ha llamado mucho la atención la inclusión de una pequeña aldea, cuya traducción al castellano nos regala una adaptación de ese pueblo al gallego (un gallego con tintes para que se entienda en castellano) con muchos puntos simpáticos y llamativos. Para que os hagáis una idea del argumento, allá va una pequeña sinopsis. Se nos presenta un mundo casi totalmente ocupada por el mar. El protagonista nace en una pequeña aldea llamada Villa Boquerón y sus habitantes están convencidos de que son los únicos habitantes de la Tierra. Tras varias generaciones de exploraciones y salidas a altamar, nadie ha visto ni se ha comunicado jamás con ninguna otra isla, por lo que se consideran la única porción de tierra habitable del planeta. Al margen de la creencia popular y los rigores de los maestros, hay un reducido grupo de niños que no quedan conformes con las explicaciones de sus ancianos y deciden emprender una investigación por su cuenta para

averiguar si, en realidad, es verdad que están solos en el mundo. Bien, con eso os hacéis una idea y ya estaréis imaginando que, una vez que empiece la aventura, descubrirán nuevos lugares y gentes que harán venirse abajo esas creencias de antaño y les llevarán a conocer todo tipo de culturas y extraños lugares. Y ahí está el primer encuentro que rubrica esta novedad con el encuentro con Moura y VilaMouriño.

Os dejo por aquí la transcripción de la historia de la aldea tal y como nos la cuenta uno de sus habitantes: “Venid aquí, rapaces, que voy a hablaros de Mouro, el héroe de nuestra humilde aldea. Fai unos veinte años, una horda de monstros asoló a aldea. Los homes xuramos que lucharíamos contra los bichos hasta nuestro último aliento. Así que decidimos asltar la guarida de los monstros. Y un rapaciño presentose voluntario para dirixir la carga. `¡A por

ellos!´gritó él. Y nosotros respondimos a un tempo, `¡Estamos contigo!´. Pero a la hora de la verdade, en vez de seguirle, quedámonos donde estabamos. Non tuvimos valor para ir con él. Y mientras tanto, aquel mozo siguió adelante, sin darse cuenta de que nadie lo seguía. Murió en combate, claro. Pero antes, llevose por delante a un batallón enteiro de monstros. Su nombre, como os imaginaréis, era Mouro. ¡Y esta aldea non conoce héroe mayor desde entonces! Para mostrar nuestra gratitud al pobre rapaciño que tanto fizo por nosotros, decidimos rendirle el homenaxe que se merecía. Y por eso cambiamos el nombre de la aldea a Valdemouriño. Bela historia, ¿eh?” Esa es la historia de la aldea, pero hay un montón de curiosas conversaciones en este castrapo: “La verdad, non nos vendría mal outro heroe como él agora mesmo… Este lugar non atraviesa su mellor momento” Otro detalle son los nombres de los aldeanos: Aleixo, Moura, Breogán, etc. O los nombres de los emplazamientos: VilaMouriño, Mina del Arcodavella, Colina Loura, etc. Resulta bastante chocante ver esta interpretación de un universo tan asociado a la cultura japonesa como este Dragon Quest a “estilo gallego”, pero viniendo de un pueblo de pescadores y una cultura tan asociada al mar como la nipona podemos pensar que no es tan descabellado. Y bueno, el castrapo tiene su gracia ¿no?•

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