LA PRINCESA
Jude Deveraux
Su interludio norteamericano, tranquilo y feliz, había concluido y era momento de volver a su destino. Había nacido para ser reina y debía continuar preparándose para ese deber..., no, para el honor de ser reina, se corrigió. Pudo sonreír cuando J.T. volvió a la habitación. El frunció el ceño. Supongo que estás contenta de estar en casa. Sí y no. Siempre recordaré Norteamérica con mucho afecto, Dolly dijo que me visitaría, de modo que no planeo perder contacto con tu país. Tal vez tú vengas a... No -dijo él enfáticamente-. ¿Podemos terminar de una vez con eso? Me refiero a nuestra discusión pública. Ha sido postergada. -Estudió su rostro. Hasta ese momento ella había creído que estarían casados para siempre, pero repentinamente supo que no les quedaban más que algunas horas.Cenaremos y,., y pasaremos la noche juntos, luego mañana o pasado me buscarán; estoy segura. Mañana debemos dejarnos ver lo más que podamos por la mayor cantidad de gente posible. El tenía puesto nada más que una toalla en la cintura y se secaba el pelo con otra. Estaba tan atractivo que Aria anheló tocarlo. Desearía que no lo hubieras hecho -dijo él-. Necesito volver a la base lo antes posible y mientras... -su voz se apagó. Ella se puso tensa. Cuanto antes te libres de mí, mejor -terminó ella. La miró durante un momento. Será mejor para mí terminar pronto con esto. Lacena fue una de las más difíciles que a ella le había tocado vivir. Se sentía una estúpida porque la idea de no volver a verlo jamás, le causaba gran tristeza, y él, en cambio, no encontraba el momento de liberarse de ella. Estaba frío y distante. Aria tuvo que ocultar sus sentimientos e interpretar a la desagradable norteamericana cuando había algún lanconiano cerca. ¿Quieres una mesa justo en el centro? -preguntó ella-. J.T., cariño, ellos quieren mirarme y decirme que me parezco a su inexpresiva princesa. ¿Tenemos que quedarnos en esta ciudad? No sé si podré aguantarlo. Por aquí, señora -dijo el arrogante camarero y los llevó a una mesa aislada en el rincón. ¿Qué harás cuando regreses? -preguntó Aria cuando estuvieron solos. Mirar los Buicks -contestó él: luego la miró con cólera-. Trabajar. Hacer lo que pueda para ayudar en la guerra. ¿Te dejarán mantener nuestra casita? No la quiero. Aria sonrió ante eso. Quizás él también estaba triste por su separación. Echaré de menos Norteamérica y también a ti -dijo casi en un susurro. J.T. bajó la vista y contempló su plato vacío. Realizado por: GALIaaaa, Kimberly, Julia3, Salomelamagnifica, 44Polilla
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