Taggert 09

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Fueron las últimas palabras que oyó Ring antes de que le golpearan la cabeza con la culata de una pistola y cayera al suelo hecho un ovillo. Despertó cuando un par de manos fornidas le sacudían vigorosamente. Todavía aturdido, abrió los ojos, pero estaba demasiado oscuro y apenas podía distinguir el negro rostro que tenía delante de los ojos. Además, le dolía terriblemente la cabeza, Tardó unos momentos en recobrar la memoria y luego trató de pegar un salto, pero se encontró tambaleando miserablemente. Se aferró del hombre que le había despertado. — Sam — susurró. — Se ha ido — le informó Sam con una voz asombrosamente suave para un hombre de su tamaño. — ¿Se ha ido? — Ring no podía comprender con claridad lo que estaba pasando ya que la cabeza le dolía a rabiar. Parpadeó varias veces para aclararse la vista y volvió a mirar a Sam.— ¿Desapareció? ¿Se ha ido? ¿Adonde? ¿Con quién se va a encontrar esta vez? — Se la llevaron. Cuatro hombres. Ring quedó inmóvil por un momento, tratando de entender lo que le decía. - ¿Quiénes? - No sé. — Bueno, ¿dónde demonios estabas tu? — gritó Ring y se agarró cabeza con ambas manos. Cuando su cerebro dejó de moverse de un lado a otro del cráneo, comprendió que no tenía ninguna importancia quién o por qué, sólo importaba adonde. Bajo por la pequeña pendiente hasta la tienda de Maddie. Edith estaba dentro revisando las prendas de vestir de la joven, _Dime todo lo que sepas — le ordenó. La luz le hirió la vista, pero avanzó hacia ella con los ojos entrecerrados. — Eran cuatro hombres. Entraron en la tienda y se la llevaron. Creo que estaban borrachos. Le dolía tanto la cabeza que apenas podía pensar. — ¿Dónde estabas? ¿Y Frank? ¿Y tú? — preguntó esto último dirigiéndose a Sam. Edith respondió. — Yo estaba durmiendo fuera y no dije ni hice nada. Preferí vivir un poco más. — Le echó una mirada desafiante por si se atrevía a decirle algo. — Frank no está aquí, y no sé dónde está y creo que ellos golpearon a Sam. Ring se dio la vuelta para mirar al hombre. La sangre que le corría por el cuello no había sido muy visible hasta entonces, debido a su piel! oscura. Ring sabía que a Sam le dolía la cabeza tanto como a él, pero éste no daba señales de ello. Miró a Edith reprimiendo apenas el desprecio que sentía por ella. — ¿Qué camino tomaron? — Atravesaron el pueblo. — Hacia el Oeste — murmuró, se volvió y abandonó la tienda. Despertó a Toby cuando estaba ensillando a Botón de Oro, y respondió a las preguntas que Toby le formulaba, de manera rápida y concisa. — ¿No pensarás ir solo? — inquinó Toby. El sabía que debía hacerlo. Toby no era un gran jinete y, además, se estaba volviendo viejo, sin contar que Ring no quería arriesgar su vida. No confiaba en nadie. — Quiero que permanezcas aquí y que averigües lo que puedas sobre lo que está sucediendo. Dónde estaba Frank y... — Apostando. El hombre es un jugador empedernido y que apuesta fuerte. Ring se volvió y miró a Toby. — ¿Y la cobarde señorita Honey? — Recibe clientes después de que todos nos vamos a dormir. Era realmente asombroso que una persona pudiera conocer a otra desde hacía tanto tiempo como él conocía a Toby y seguir descubriéndole nuevas facetas cada día. No tenía idea de que Toby pudiera ser tan observador. — ¿Y Sam? — Es un hombre difícil de conocer. Ring montó a caballo. — Averigua lo que saben. Averigua de qué lado están y — Hizo una pausa.— Averigua quién les contrató. — Tomando las riendas dirigió al caballo fuera del campamento.— Te veré cuando haya liberado a Maddie.

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