La Ratonera n.º 27

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Editorial

Huida hacia delante a política teatral del gobierno del Principado no deja de sorprendernos. Los últimos acontecimientos que hacen referencia a la programación de la Laboral y a la suspensión de la especialidad de Dirección en la Escuela Superior de Arte Dramático, confirman que nos hallamos en un círculo vicioso de despropósitos del que nos es imposible encontrar una salida. Se trata de dos problemas que son elementos pertenecientes al mismo tronco y que van más allá de la arquitectura simbólica que los representa. Disociarlos, o presentarlos en planos dispares, como hemos dicho en múltiples ocasiones, sólo manifiesta una gran dosis de incoherencia. as declaraciones realizadas a la prensa durante estos dos últimos meses por parte de Mateo Feijóo, director artístico de la Laboral, y de Mercedes Álvarez, Consejera de Cultura, sin un mínimo atisbo de reflexión acerca de las críticas recibidas sobre la programación y la política teatral, no pueden entenderse más que como una desafortunada soflama de afirmación y como un intercambio de autobombos. Interpretarlas fuera del juego político, y de la consideración propagandística, acrecienta el empecinamiento. Como no es éste el momento ni el espacio adecuado para entrar en detalles, baste como muestra una cifra para evidenciar la seriedad del problema: el presupuesto anual que dedica la Consejería de Cultura a subvencionar la producción de los espectáculos de las compañías profesionales asturianas (135.000 €) es casi el mismo que los honorarios que recibe por ejercicio como programador de la Laboral el señor Feijóo (130.000 €; presupuesto con el que hace frente también, parece ser, al salario de una o dos secretarias). Es decir, toda una declaración de principios que no conviene olvidar y que zanja, de entrada, cualquier tipo de discusión sobre el desarrollo del proyecto de la Laboral y otros pormenores vertidos en las entrevistas. uienes hemos seguido la programación de Mateo Feijóo, con más o menos regularidad, podemos dar fe de que el balance de resultados ha sido variopinto, con

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espectáculos, muestras y encuentros de calidad diversa, más allá del compartimento experimental al que pertenezcan, y de las cualidades y cantidades de público a quien va dirigido. Algunas piezas han sido dignas de revelarnos lo mejor del palmarés internacional, y otras han saltado al ruedo escénico fraudulentas, bajo el palio performativo, sin el más mínimo tamizado artístico. Representaciones éstas inexplicables, dentro de unas muestras que no conllevan el riesgo que suponen los estrenos. Con todo, lo que ha desvirtuado el programa Feijóo ha sido su autosuficiencia, la arbitrariedad de que ha hecho gala a la hora de programar a sus amigos, su indiferencia hacia las compañías y artistas más importantes del teatro profesional asturiano, y su desprecio hacia la vanguardia dramática y hacia la experimentación que usa de la palabra como un elemento vertebral —otro más— del entramado escénico. Comportamientos y líneas de programación fallidas que a nuestro juicio desacreditan a cualquier director de programación, y que los responsables políticos debieran discutir con tranquilidad, porque lo que está en juego en la Laboral es un espacio cultural de envergadura, con amplitud de miras, y convendría dilucidar a qué modelo ideológico experimental y europeo —de los muchos existentes— queremos pertenecer. or lo que respecta a la Escuela Superior de Arte Dramático, la inesperada supresión del plan de estudios de la especialidad de Dirección, para los alumnos que quisieran empezar la carrera el próximo curso, aviva el desconcierto. Semejante acto es un despropósito colosal sin coartada alguna. Su ejecución socava la consolidación y el prestigio de la Escuela y nos sitúa en un estatus inadmisible para alcanzar la convergencia europea en enseñanzas superiores para las escuelas artísticas. El cráneo privilegiado responsable del disparate, a lo que parece el señor Roberto del Campo, Jefe de Enseñanzas Artísticas de la Consejería de Educación, debiera pensárselo seriamente antes de dar el paso en falso.

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Septiembre 2009

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