AÑO 9 - Nº 178 | JUEVES 11 DE AGOSTO DE 2016
PAUSA
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Hora libre
Noticiero Histórico reclamo gremial
Los periodistas en la primera plana La patronal ofrece aumentos del 27%, dos puntos abajo de 2015. El sindicato se lanzó a la lucha. Con $9.840 en el bolsillo. Así está hoy un redactor novato santafesino –en blanco– cuando le depositan el sueldo a fin de mes. Un cronista cobra $8.436 y, en el tope, un secretario de redacción gana $14.296. Esas cifras están fijas desde diciembre de 2015, cuando recibieron la última parte del aumento logrado en abril del año pasado. El gremio de los trabajadores de la prensa está pasando por uno de sus años más agitados y largos, nada indica que la calma esté en el horizonte. Grandes empresas comunicacionales locales están en situaciones muy complejas. Y el ofrecimiento de la patronal en la discusión de paritarias es insultante: aumentos del 27%, que se terminarían de efectivizar en diciembre y que están dos puntos por debajo del 29% acordado en 2015. Por eso, la Asociación de Prensa de Santa Fe (Apsf) planteó un plan de lucha pocas veces visto: activismo en las redes sociales, una movilización y caravana el 10 de agosto y un paro sin concurrencia a los
Jiménez: “El momento es conflictivo. Hay empresas que no han entendido que nosotros estamos sufriendo un ajuste brutal”. lugares de trabajo el 12 de agosto. Como nunca antes, los micrófonos quedarán mudos, la tinta no correrá, los estudios quedarán vacíos y las actualizaciones informáticas cesarán. O al menos, ese es el objetivo de dirigentes y delegados. “Es nuestro punto de inflexión, para decirle a nuestros compañeros que lo que no ganamos en la mesa paritaria tenemos que ganarlo de otra forma, con la protesta”, reflexiona Sergio Ferreyra, delegado de Apsf en LT10. Dura negociación
“Hace tres meses que venimos negociando y discutiendo”, señala Pablo Jiménez, secretario general de Apsf. “Las empresas ofrecieron solamente un 27%. El momento es conflictivo. Hay empresas que no han entendido que nosotros estamos sufriendo un ajuste brutal, pese a que son los mismos medios que informan a diario que la inflación está por arriba
del 40%, holgadamente. Estamos en agosto y los periodistas y administrativos no hemos recibido un aumento que pueda mínimamente compensar la pérdida de poder adquisitivo hemos tenido todos estos meses”, explica. Durante los meses de tire y de afloje, los trabajadores recibieron dos sumas fijas: un mes fue de $1200 y otro de $1500. “Pero eso fue mientras la negociación, que ya se dio por cerrada. Como el conflicto persiste, nuestro próximo sueldo va a llegar pelado”, lamenta Ferreyra. Aparte del gremio y el Estado, en la mesa paritaria participan representantes de las empresas que han firmaron el Convenio Colectivo de Trabajo: El Litoral, Uno, Canal 13, Cablevisión, Cable & Diario, LT9 y LT10. “En este momento son los diarios los que están más duros. También el cable”, agrega Jiménez. Para el caso, el sindicato que nuclea a los periodistas de Rosario tampoco llegó todavía a cerrar acuerdo para los aumentos. “Son muy pocos los gremios de prensa los que han logrado cerrar paritarias, muy pocos han cerrado convenios, que no llegan a algo digno. Se han hecho arreglos que han sido rechazados por los trabajadores, por debajo del 30%, o arreglos por seis meses”, señala Ferreyra. Por ejemplo, uno de los gremios de referencia, la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, pactó todo en la franja que va del 27% al 30%. “Es una suma indigna, es un gremio absolutamente deslegitimado por sus afiliados, pero legitimado por la burocracia, con reconocimiento legal”, espeta el movilero de LT10. Crisis empresariales
En LT9 hay un conflicto de larga data. Tras su intervención en 2011, a fines del año pasado se licitó su licencia y dos empresas resultaron elegidas: Pymess y Onda 9, en orden. Sin embargo, desde que se dio ese paso no hubo más novedades y la Líder sigue sin dueño. Por ello, y porque la actual gerencia –Ondafe– no había depositado los salarios de julio, el lunes 8 los trabajadores de la AM local iniciaron un paro por tiempo indeterminado. La protesta fue efectiva: al otro día nomás los salarios adeudados estaban en las cuentas bancarias. Sin embargo, lo que más preocupa a los trabajadores es la incertidumbre respecto de qué sucederá con la emisora. Leonardo Botta, movilero,
explica que “lo que queremos es una normalización. Nunca hubo una inclinación hacia un grupo u otro. Muchos podían pensar que los trabajadores se iban a inclinar por los empresarios de Santa Fe, pero lo que se busca es que la licencia sea adjudicada y se comience el proceso de normalización, lo que nos afecta es la incertidumbre de saber lo que va a pasar con la programación o nuestros puestos de trabajo”. Pymess, que ganó la licitación, es una empresa del sur de la provincia, mientras que Onda 9 está compuesta por el dueño de Ondafe, Francisco Saiz, dos directivos de El Litoral, Federico Caputo y Manuel Víttori y la mutual de ATE. Las razones que esgrime Pymess para su demora se fundamentan en su pretensión de alquilar el actual edificio de LT9 (frente a la Municipalidad) y su antena transmisora, en Recreo, que son propiedad de, justamente, Saiz. Ante las dilaciones, el
Ferreyra: “Lo que no ganamos en la mesa paritaria tenemos que ganarlo de otra forma, con la protesta”. Ente Nacional de Comunicaciones estaría otorgando la licencia a Onda 9. Sin embargo, todavía no hay nada firme respecto del asunto. Por otro lado, en El Litoral dieron marcha atrás con las amenazas de despidos, suspensiones y retiros voluntarios que habían puesto en vilo al personal del vespertino. Una vez más, la empresa será ayudada con los programas de recuperación productiva (Repro), una política de sello kirchnerista que supieron aprovechar repetidamente años atrás. Lo importante, en palabras de Jiménez es que “se cerró un procedimiento de crisis, no va a haber despidos, ni suspensiones, ni otro tipo de medida. Hemos accedido a firmar un Repro, como parte ese acuerdo está la posibilidad de que la empresa lo gestione ante el Estado”.
Realidad aumentada Por Licenciado Ramiro El Pokémon GO es la nueva sensación digital. Sea para defenderlo o para defenestrarlo, todos algún comentario sobre él hemos pronunciado. O sobre quienes lo juegan; aunque en este caso, el 98% de las opiniones son destructivas e, incluso, insultantes y discriminatorias. La “grieta” ha vuelto, y no culpa del kirchnerismo, tal como le gustaría a Macri que sea. La cosa es que al parecer nadie está exento de haber sido afectado, de algún modo o de otro, por él… Hasta yo, que casi siempre me entero de las nuevas tendencias cuando ya son viejas. ¿Qué es el Pokémon GO? Supuestamente un juego de realidad aumentada, aunque desde diferentes perspectivas, puede ser definido de miles de maneras. Por caso, Raúl, un amigo de Facebook lo denominó magníficamente “el tamagotchi del macrismo”. Otros han ido más lejos y se animaron a decir que es el embobador universal y los adictos a las conspiraciones apocalípticas aseguran que es el fin de la humanidad. Vale decir que estos mismos conspiradores ya han asegurado que el apocalipsis llegó varias otras veces, como cuando aparecieron los floggers, los youtubers, los wachiturros, Gran Hermano, internet, el celular, los auriculares, Facebook, el Candy Crush Saga, la Play Station (que no solo te emboba sino que te tiene agregándole grasa y colesterol a tu cuerpo), y no sé cuántas otras supuestas aberraciones que no impidieron que el mundo siga girando y nosotros no solo las naturalicemos, sino que además, las disfrutemos. Pero no tengo ganas de entrar en una polémica que, sinceramente, me tiene sin cuidado, porque consiste en la misma vieja historia de siempre: ante lo nuevo, los guardianes de la moral y el buen gusto, los jueces de la intelectualidad y los paladines de la sabiduría, se comportan como los grandes conservadores que niegan ser. Prefiero malgastar los pocos renglones que me quedan hablando de la realidad aumentada, una tecnología que me parece, a primera vista y sin haberla experimentado demasiado, fantástica. De hecho, de haberla conocido hace un tiempo, me hubiese evitado andar como un idiota mirando para todos lados, buscando entre la muchedumbre a una persona, con el agravante de mi miopía. Me resulta sumamente atractiva como tecno-
logía, no así, quizás, el jueguito del Pokémon en sí. Aunque, si me pongo a pensarlo, la realidad aumentada (que la vamos a definir como la incorporación de elementos virtuales a un entorno real) no es tan inédita como creemos y ya hemos tenido otros casos de ella con anterioridad. ¿Qué no saben de lo que estoy hablando? Bueno, a ver si los convenzo con algunos ejemplos: = El primer hecho de realidad aumentada que se me viene a la cabeza es el de las expectativas y la notable mejora en el poder adquisitivo de la clase media durante la década ganada kirchnerista, según González Fraga. = Otro es, casualmente, la década ganada kirchnerista, según José López. = Mirtha Legrand sin maquillaje y en HD. Aquí tenemos el típico caso de realidad aumentada y cine gore a la vez. = Las tetas de Lía Crucet. = La AFA después de la muerte de Grondona, es la realidad aumentada del “Todo pasa”. Sí, todo pasa, menos los quilombos que nos dejaste, Julito… = Los 30.000 desaparecidos, según Darío Lopérfido. = El título de periodista de Luis Majul. = Realidad aumentada olímpica: el equipo de beach volley boliviano. = El tarifazo (no hay remate). = La cintura de Susana Giménez... sin Photoshop. = Que a las rimas de Belén Francese las llamen “poesía”. = La inteligencia de Iván de Pineda. = Mis selfies en Instagram con filtro (acá caemos varios, así que no se hagan los vivos). = “La campaña del miedo” en las elecciones… ah, no, pará: mejor esperamos el segundo semestre a ver qué pasa. = La protesta social en Facebook. En fin, el Pokémon GO llegó para quedarse… un par de meses, como el Preguntados y otro montón de cosas que hemos sabido tolerar e ignorar. La realidad aumentada es una aplicación, una tecnología; y como tal su esencia es ser una herramienta. Y como toda herramienta es neutra desde el punto de vista ético: depende de su uso y de quién la use que termine siendo buena, mala o ni fu ni fa. Como un martillo, por ejemplo, que puede servir para armarle la cuna a un hijo, para romperle la cabeza a alguien o como símbolo del comunismo. O como un libro, que puede servir para abrirle la mente a los lectores o para decir “uy, no sabés la cantidad de libros que leí en mi vida”… Bastante al pedo, se ve.