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Pausa
AÑO 5 - Nº 112 | SANTA FE, MIÉRCOLES 24 DE ABRIL DE 2013 | EDICIÓN DE 16 PÁGINAS | PRECIO: $6
periódico quincenal
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AÑO 5 - Nº 112 | MIÉRCOLES 24 DE ABRIL DE 2013
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A 10 años de la inundación A NUESTROS LECTORES Anunciada y sorpresiva, a la vez, la inundación de 2003 fue el desastre más profundo que padeció Santa Fe. Transformó con un corte las vidas de sus habitantes y la relación de esas vidas con las calles, los árboles, las casas y el río: con la ciudad. En ese corte están los días del agua y sus diferentes escenas. Cada cual guarda la propia como una idea o un reuerdo, al menos uno. Por eso, inevitablemente otro tendrá una parecida, y así es que podemos compartirlas. Cuando decidimos esta edición, entendimos que el eje era compartir una idea sobre lo que pasó en 2003, en sus aspectos más importantes, y todo lo que ocurrió desde entonces.Una idea que se puede compartir públicamente porque apunta a hechos públicos: un análisis de la causa judicial, un relevamiento de las obras hechas y las faltantes, el juego de los partidos políticos en la década de la impunidad, la crónica del paso a paso del Salado por la ciudad, el relato de Walter Saavedra mirando al oeste, el lugar de los luchadores que sostuvieron sus reclamos, el impacto del río sobre los clubes de fútbol y una infografía para ubicar dónde el río fue letal. Desde que Pausa salió a la calle, compartimos estas ideas.
STAFF DIRECTOR Ezequiel Nieva SECRETARIO DE REDACCIÓN Juan Emilio Pascual COLABORADORES Pilar Guala, Marcela Perticarari, Sergio Ferreyra, Gastón Chansard, Alan Valsangiácomo, Lic. Ramiro, Marina Ramayo, Gonzalo Andrés, Ileana Manucci, Marcelo Carballo, Juan Almará, Sebastián Pachoud, Alejandro David y Milagros Argenti FOTOGRAFÍA Olivia Gutiérrez y Héctor Bruschini ILUSTRACIONES “Rebo” Pérez y Fausto Botta CONTACTOS Tel: (0342) 154 344 277 pausadigital@gmail.com periodicopausa.blogspot.com
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Sobre cómo la Justicia es parte de la impunidad No hay todavía ningún culpable por la inundación de 2003. El proceso lleva diez años y una profusa cantidad de chicanas y miradas al costado. Por Pilar Guala y Milagros Argenti A casi 10 años del inicio del proceso penal, la Justicia no encontró todavía ningún culpable por los hechos de 2003. El proceso comenzó el 5 de mayo de ese año a partir de la denuncia presentada ante el fiscal Ricardo Favaretto por la titular del Sindicato de Amas de Casa, Ana Isabel Zanutigh, que fue tomada por el juez de Instrucción de la 7ª Nominación, Diego De la Torre. En marzo de 2004, Jorge Castro y su esposa Milagros Demiryi se constituyeron como actores civiles en la causa, debido a los daños y perjuicios sufridos, y solicitaron que funcionarios provinciales y municipales fueran investigados por los delitos de estrago culposo calificado e incumplimiento de sus deberes de funcionarios públicos. Los testimonios
Entre el 9 de octubre de 2003 y el 21 de noviembre de 2005, De la Torre llamó a declarar a 20 funcionarios como testigos e indagó a siete de ellos, entre los que se encontraban el ex director de Defensa Civil, Carlos Filomena, el ex director de Hidráulica, Ricardo Fratti y el ex ministro de Obras Públicas, Edgardo Berli. En su testimonial, Filomena aseguró que ningún organismo técnico nacional ni provincial le advirtió sobre la magnitud de la inundación y que la repartición que conducía no conocía monitoreo alguno sobre el Salado o sus defensas. Expresó que entre sus tareas en situaciones de “catástrofe” estaban “minimizar los daños, y reponer las condiciones al estado natural. Además, estar en el lugar de los hechos”. Consultado sobre la existencia de un plan de contingencia y evacuación, Filomena respondió: “no es tarea de Defensa Civil. Esa pregunta debería hacérsela a la Municipalidad”. Afirmó que “la Dirección estaba desmantelada” y agregó que su “misión fue dar instrucciones, consejos, o asesoramientos” a las comunas afectadas por anegamientos, incluyendo otros departamentos de la provincia. Las declaraciones del director de Obras Hidráulicas, Ricardo Fratti, se destacaron por ser las más detalladas en relación con las actuaciones durante los peores momentos de la inundación. Sirven también para contrarrestar la tristemente célebre frase “A mí nadie me avisó”, utilizada por Reutemann pero también presente en los testimonios de otros tantos ex funcionarios.
Fratti respondió en las dos declaraciones, sin dudar, que él informó, y destacó la situación que vivían por entonces otras localidades del centro-norte de la provincia afectadas por anegamientos del Salado. Hizo hincapié en las reuniones realizadas por el Comité de Emergencia del 28 y 29 de abril. Estas declaraciones estuvieron acompañadas por documentos que acreditaron sus dichos, incluido el mapa en el que había marcado con una línea roja hasta dónde llegaría el agua. En sus declaraciones especifica: =“El 28 de abril a las 13, con presencia de autoridades provinciales y municipales, informé lo que se había podido recabar hasta ese momento: que había que estar en alerta porque esta crecida era ya más grande que todas las conocidas… y que al haber colapsado los terraplenes provisorios o de emergencia de Gorostiaga, podía haber miles de evacuados”. =“El 29 de abril a las 11.30 en una reunión en la gobernación con presencia del gobernador y otros funcionarios, el intendente (…), les informó y avisó lo que hasta ese momento habíamos logrado y les mostré el plano de áreas de
Según los peritos oficiales, “era técnicamente factible establecer tanto la fecha como la cantidad de agua y velocidad de la misma”. riesgo, con alturas de las distintas zonas de la ciudad y se informó que de acuerdo a lo estimado hasta ese momento, dónde se iba a inundar la ciudad, indicándose con una línea roja la cota 16-80”. Distintos funcionarios le expresaron a De la Torre que no recordaban esas explicaciones, otros adujeron que la explicación que dio Fratti fue en un lenguaje “demasiado técnico”. El ex director de Hidráulica en su declaración afirmó que el lenguaje utilizado fue “comprensible para todos los asistentes”. Por su parte, Berli recordó con claridad las advertencias dadas por Fratti en las reuniones del Comité de Emergencia y detalló un encuentro improvisado que se produjo durante la madrugada del lunes 28 en calle Gorostiaga con Reutemann y Álvarez.
Berli sí le había ilustrado al gobernador el cuadro de situación que se presentaba en la ciudad con antelación a la reunión del 29 de abril. El ex ministro respondió que el gobernador “palpaba, directamente, los hechos como se iban sucediendo. No hubo un informe particular sobre la situación general que se vivía, sino que se lo iba viviendo en la medida de que los hechos iban ocurriendo”, agregó. Reutemann, por escrito
A poco de cumplirse un año de la inundación y en la antesala del masivo acto en la plaza 25 de Mayo, el 12 de abril de 2004, Carlos Reutemann –prácticamente ausente hasta entonces del proceso–, respondió por escrito un pedido de declaración testimonial. El documento presentado no fue más que una reafirmación de sus recordadas y paupérrimas explicaciones desplegadas en las pizarras del Salón Blanco de la Casa Gris en las sucesivas conferencias de prensa brindadas en el momento más álgido de la catástrofe. Declaró que tomó conocimiento de la situación cuando se llegó a tener “en un determinado momento 156 localidades en emergencia hídrica”. “Sin embargo”, continuó, “nunca se me hizo saber ni por las autoridades municipales, ni a través de las áreas con competencia específica de mi gobierno, acerca de la incidencia que la crecida podía tener sobre la ciudad de Santa Fe. Tampoco la Nación, a través de sus reparticiones específicas, como ser el INA, alertó o cursó avisos previos”. El cuestionario remitido por el magistrado recibió respuestas escuetas y evasivas; la modalidad de la declaración –por escrito– sirvió para evitar repreguntas del juez. A modo de cierre y remate, el ex gobernador reiteró: “ningún organismo técnico nacional, provincial ni municipal, ni ninguna autoridad o persona, dio aviso de la magnitud que alcanzaría el hecho motivo de investigación, que constituyó una verdadera catástrofe, repentina, intempestiva, inédita e imprevisible”. En esta etapa del proceso, el juez convocó a más de diez testigos, más allá de los funcionarios mencionados, vinculados a áreas técnicas, profesionales en la materia y periodistas. Entre ellos, se destacó el director de la Regional Litoral del INA, Carlos Paoli, quien declaró en noviembre de 2003 y presentó una serie de estudios realizados por esa dependencia. Paoli afirmó que si
el Tramo III del terraplén hubiese estado terminado, la ciudad no habría vivido la situación que afrontó. Álvarez, por cuatro
En la primera etapa de la causa, Álvarez compareció en cuatro oportunidades ante el juez. En su indagatoria, el ex intendente aludió a la falta de datos, advertencias y al “grado de desinformación” existente entre los funcionarios. Tal como lo hiciera Filomena, Álvarez afirmó que no fue llamado “por ningún miembro o al menos por el director de Defensa Civil provincial el 29 de abril de 2003”. En relación con la reunión del Comité de Emergencia de esa fecha, agregó que “no había certezas de que ningún funcionario provincial, nacional, del Ejército o Gendarmería, haya anticipado lo que iba a ocurrir”. La declaración incluye un detalle de sus dichos en LT10 sobre qué zonas de la ciudad se inundarían, donde explicó que lo que informó en el programa El Cuarto Poder fue aclarado luego por esa emisora tras recibir un llamado de Fratti quien, según Álvarez, calificó la situación como difícil. El ex intendente concluye su declaración con una muletilla pre-
Para el juez Patrizi no existían “elementos suficientes” para sospechar que Carlos Reutemann participó de los hechos. sente en varios cuerpos de la causa: “en lo personal no recibí ni oficial ni extraordinariamente ningún tipo de información certera o al menos aproximada de lo que podía suceder. Nunca nadie me informó”. Peritaje y cambio de juez
En septiembre de 2004 se fijó un listado de peritos cuya función era realizar un informe técnico sobre las causas y efectos de la inundación. Resultaron sorteados Jorge Bacchiega, Jorge Maza y Juan Carlos Bertoni. Entre las conclusiones más destacables de su trabajo, presentadas un año después, se encuentran las siguientes: =“La capital provincial presentaba algunos problemas estructurales que no correspondían ser resueltos en una situación de emergencia sino que debieron haberse
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A 10 años de la inundación La causa en cifras 118 meses de proceso judicial. 23 muertos contabilizados por la Policía y reconocidos oficialmente. 18 muertos reconocidos en el auto de procesamiento. 15 cuerpos de expedientes. 7 fiscales estuvieron a cargo de impulsar la causa. 6 jueces fueron pasándose los expedientes de uno a otro. 3 procesados: el ex intendente Marcelo Álvarez, el ex ministro de Obras Públicas Edgardo Berli y el director de Hidráulica Ricardo Fratti. 1 delito imputado (estrago culposo agravado). 0 condenados.
evaluado y corregido en forma previa, a la luz del nivel de vulnerabilidad que presentaba la ciudad”. En ese sentido, “la acción de cierre [de la defensa a la altura del Hipódromo] debió iniciarse (…) en días previos al ingreso de las aguas, [ya que de lo contrario] no resulta factible de realizarse (o al menos tiene menos posibilidades de éxito) una vez iniciado el escurrimiento hacia el interior de la ciudad. [En el mismo sentido], las acciones que se encararon durante la crecida del año 2003, no dieron resultados satisfactorios dado que las mismas comenzaron a ejecutarse una vez que el agua había comenzado a ingresar a la ciudad”. =“El inicio del ingreso del agua a la ciudad y su incremento (los días 27 y 28 de abril) conforman un aviso importante que debió haber determinado acciones de evacuación, [las cuales] debieron contemplar no sólo las zonas que ya se encontraban anegadas sino también aquellas que, por su ubicación, presentaban elevados riesgos de anegamiento”. =“A través de una simple y expeditiva modelación matemática se hubiera podido determinar la evolución de los caudales entrantes por calle Gorostiaga y la brecha formada en el terraplén en función de los caudales circulantes en el río Salado y sus consecuentes alturas enla sección del Hipódromo […], en consecuencia se podían calcular luego las áreas abarcadas por la inundación”. =“Se puede afirmar que con los registros existentes en poder de las autoridades de la Provincia y la utilización de modelos matemáticos de fácil y libre disponibilidad, era técnicamente factible establecer tanto la fecha como la cantidad de agua y velocidad de la misma, que pasaría por la margen oeste de la ciudad de Santa Fe”. A fines de 2005, Roberto Busser, abogado del ex secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Juan José Maspons, y del ex secretario de Promoción Comunitaria de la Municipalidad, Juan Carlos Cafaratti, recusó a De la Torre: pidió que se apartara de la causa. El argumento principal de Busser fue que el magistrado tenía la atribución de “realizar la actividad per-
secutoria” y, al mismo tiempo, la facultad de “decidir la necesidad y la legalidad de las medidas persecutorias”. En efecto, según el viejo Código Procesal Penal Provincial (que es el aplicable a la causa Inundación y que aún está vigente en parte), el juez de Instrucción conduce la investigación y a la vez resuelve a quién imputar o no sobre la base de sus propias actuaciones. Era la normativa vigente, a la que De la Torre debía atenerse. Pues bien, en un curioso escrito, el magistrado aseguró haberse “desempeñado con la imparcialidad, neutralidad, prudencia, serenidad y ecuanimidad que el caso imponía” y dijo no compartir los argumentos de Busser, no obstante lo cual observó que “lo que debe preservarse (…) es la imagen del juez que habrá de entender en el proceso”, por lo cual hizo lugar al planteo. Así fue como la causa recayó en el juzgado a cargo de Jorge Patrizi. Los tres que tapan al resto
El 24 de febrero de 2006, Castro y Demiryi presentan un escrito por el cual advierten que su pretensión de “resarcimiento integral de los daños causados por la catástrofe” se extiende también a la Provincia y “a todos los terceros que resultaren […] responsables”. El pedido fue aceptado y así fue como, en una estrategia ejemplar, los abogados patrocinantes, Ricardo Hase y Jorge Elizondo, consiguieron implicar a la Provincia y el Municipio para que comenzaran a responder, en tanto estados, al menos por lo reclamado por los actores civiles que participan de la causa penal. Más allá de avanzar en algunas declaratorias, la actuación más destacable de Patrizi fue su fallo. El 19 de abril de 2006, resolvió procesar al ex intendente de la ciudad, Marcelo Álvarez, el ex ministro de Obras Públicas de la provincia, Edgardo Wilfredo Berli, y al ex director de Hidráulica provincial, Ricardo Ángel Fratti, por el delito de estrago culposo agravado por el resultado de la muerte de 18 personas, y les trabó embargos por 50 mil pesos a cada uno. Asimismo, dictó la falta de mérito para Carlos Miguel Gómez Galissier, José D’Ambrosio, Carlos Alberto Filomena, Juan Car-
los Caffaratti, Juan José Maspons, Jorge Alfonso Bounous y Alejandro Hugo Álvarez Oporto, aduciendo que no encontraba justificación para procesarlos, pero tampoco para sobreseerlos. Y en un controvertido apartado, Patrizi aseguró que no existían “elementos suficientes como para sospechar que Carlos Alberto Reutemann ha participado de los hechos” que motivaron la causa penal. El fiscal Favaretto manifestó su desacuerdo con Patrizi: pidió la nulidad de las faltas de mérito dictadas y solicitó que se impute también por incumplimiento de los deberes de funcionario público a Alvarez, Fratti y Berli; los abogados defensores, obviamente, apelaron los procesamientos. Pero la Cámara de Apelación en lo Penal de Santa Fe le dio la razón al magistrado de Instrucción: Filomena, Gómez Galissier, D’Ambrosio, Caffaratti, Maspons, Bounous y Álvarez Oporto fueron sobreseídos. La Instrucción fue el juego inicial. Los tres procesados perdieron. Los actores civiles sufrieron una derrota parcial, en vistas de que el ex gobernador Jorge Obeid ni siquiera fue convocado y que Reutemann fue desligado del hecho; ambos ex gobernadores resultaron victoriosos. Pero la demanda de los Castro contra los estados municipal y provincial quedó en pie. Los sobreseídos, por su parte, ganaron y se retiraron definitivamente. La partida se embarulla
La causa entró en una meseta de más de un año y posteriormente ingresó en etapa de transición, con cambios sustanciales. El juez pasó a ser Mauricio Frois, de nula actuación. Su inacción no sorprendió: en marzo de 2009 sería suspendido por dejar prescribir más de 300 causas. En tanto, Norberto Nisnevich quedó como fiscal. En una destacable actuación, Nisnevich formuló el requerimiento de elevación a juicio el 5 de marzo de 2008. La idea fue solicitar que comience el juzgamiento de Álvarez, Berli y Fratti, enumerando los motivos y evaluando la prueba existente. El nuevo fiscal se basó en artículos periodísticos, en antecedentes históricos (como la
inundación de 1973), en los informes técnicos de diversos organismos (INA, SMN, Cepal, UNL), en los testimonios, en las indagatorias y, sobre todo, en la pericia oficial, para determinar que los procesados “se desempeñaron en forma negligente al no haber adoptado los recaudos en tareas propias de sus funciones, tendientes a reducir y/o minimizar los efectos del ingreso de las aguas del Río Salado” y pese al “comportamiento observado por dicho cauce de agua con anterioridad”. Nisnevich también dio “por probado que la crecida e inundación del río Salado era previsible” y agregó que tanto la escasa luz del puente sobre la autopista como la falta del tramo III de la defensa influyeron en la precipitación de los acontecimientos. En este último caso, el fiscal consigna que si se hubiera efectuado un cierre provisorio con tres días de antelación a la inundación, los efectos de esta última se habrían minimizado considerablemente, y que los funcionarios procesados contaban con preavisos para actuar en consecuencia. Los abogados de Álvarez, Berli y Fratti, y también la Municipalidad y la Provincia, apelaron la requisitoria y pidieron diversas nulidades. Suspendido Frois, tomó la causa el juez de Sentencia Enrique Álvarez, quien resolvió en contrario de esas solicitudes, se excusó y se retiró. Tras la transición, se retomó la partida. En 2011 arrancó la revancha. Comenzó la etapa definitoria del proceso: el plenario –cuyo objetivo es juzgar a los imputados–, continúa hasta el día de hoy. El magistrado Dardo Rosciani tomó la causa y Leónidas Candioti Leiva era el fiscal. Los jugadores son Álvarez, Berli y Fratti, los actores civiles, y el fiscal. También los estados municipal y provincial, por la demanda de Castro y Demiryi en su contra. El juez arbitra el juego. Se abrió entonces la causa a prueba, por lo que las partes debían proponer testigos y documental que avalaran sus posiciones. Las cartas, sobre la mesa. Los demandantes sugirieron personas, videos y papeles que dieran cuenta de que esos tres funcionarios, la Municipalidad y la Provincia son los culpables, y los abogados defensores procedieron
de igual forma para demostrar lo opuesto. Mientras tanto, Candioti Leiva debía hacer lo propio para arribar a una posterior acusación de los imputados. Pues bien, Candioti Leiva, a quien le corresponde ponerse del lado de las víctimas y dar todos los elementos que estén a su alcance para esclarecer el hecho, no presentó una sola prueba. Se retiró en varias manos sucesivas sin siquiera cantar envido, dando increíble ventaja a los imputados y delegando la responsabilidad de incriminar a quienes no la tienen: los actores civiles. Por eso Jorge Castro aduce reiteradamente: “desgraciadamente, somos las víctimas las que debemos probarle al Estado que nos inundaron”. Lo grave de la cuestión es que ya no queda posibilidad de ingresar pruebas, porque la instancia para sugerirlas ya se cerró. Tras la patética y perjudicial intervención de Candioti Leiva, la Fiscalía quedó a cargo de Carlos Rolando, que no tuvo intervención alguna; posteriormente fue tomada por Gerardo Alesso, quien se excusó por haberse inundado, y en marzo de este año recaló en Mariela Jiménez, hoy trabajando en la causa. En tanto, Rosciani se jubiló a fines de 2012 y su juzgado está subrogado actualmente por Gustavo Urdiales. A pedido de los abogados de la parte civil, el procurador general de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Jorge Barraguirre, designó a Jorge Andrés para respaldar la tarea de Jiménez y dar impulso y agilidad al proceso. En este momento, Urdiales baraja el mazo. Él debe resolver qué testigos y documental propuestos por las partes acepta, para luego comenzar con la etapa de producción de prueba. Entonces sí las cartas estarán definitivamente sobre la mesa: cuando se retomen las audiencias y se engrosen los ya abultados expedientes. No obstante, en diálogo con Pausa, la fiscal aseguró que “ya hay suficiente prueba como para avanzar y llegar adonde pretendemos, que es lograr la acusación y la condena”. Admitió que “éste es un proceso eterno, y es necesario dar una respuesta tanto a las víctimas como a los implicados. Nuestro compromiso es cierto: responder lo antes posible; y queremos hacerlo a fines de este año”. En cuanto a la posibilidad de que Reutemann y Obeid resulten implicados, Jiménez indicó que “quien tenga responsabilidad deberá presentarse ante la Justicia a dar las explicaciones”. “Yo no me cierro a la posibilidad de que planteemos que algún otro funcionario está implicado”, agregó, aunque fue firme al aclarar que la causa en curso versa exclusivamente sobre Álvarez, Fratti y Berli. “En este proceso no es posible” imputar a nadie más. “Lo que uno puede hacer es, con el material existente, ver si hay algún otro funcionario que tenga incumbencia, pero en ese caso hay que hacer un nuevo pedido en Instrucción para abrir otro proceso”. Las posibilidades, así, están. Se definirá en el partido “bueno”.
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A 10 años de la inundación
Las obras nuevas y las que faltan Tras el cierre de la Circunvalación, ahora el problema son las lluvias. Después de la nueva inundación de 2007, se arreglaron casabombas y se anunciaron nuevos drenajes. Por Sergio Ferreyra Las obras inconclusas son la génesis del crimen hídrico de 2003. Las obras terminadas llegaron tarde, cuando el agua ya había arrasado todo a su paso. ¿Cuáles son las obras que hoy Santa Fe mira de cerca para evitar las inundaciones? Los desagües Lavaisse y Entre Ríos son las estrellas de los varios anuncios de recomienzo (y de sus múltiples frenos). A través de estos conductos, gran parte del agua que pasa por la ciudad debería ser llevada al exterior del anillo de defensa. En la última lluvia de abril, también volvió a escucharse de boca de varios funcionarios la importancia que tiene el canal Las Mandarinas, al norte de la ciudad, fuera de su jurisdicción. A estas ejecuciones de infraestructura, la cuales todavía no están concretadas, se suma la necesidad de la casabomba 0, a la altura del Club Colón, y la ejecución del ensanche de la alcantarilla que drena al reservorio de la casabomba 1. Es decir: dos obras cruciales para que de una vez dejen de inundarse por lluvia los barrios del suroeste. En 2010 ya hubo un compromiso del gobierno provincial para realizar una inversión de $5.873.279,89 en la alcantarilla, que tiene apenas 1.20 metros. Pero la obra de ensanche –se calculó que esa alcantarilla debe medir 12 veces más, unos 15
metros– no se concretó. El 23 de agosto de 2010, Mario Barletta, por entonces intendente de la ciudad, y el subsecretario de Recursos Hídricos de la Nación, Fabián López, anunciaron: “Los desagües de Lavaisse y Entre Ríos estarán terminados a mediados de 2011”. Rubricaron un convenio para la construcción de la obra de desagües pluviales y defensas contra inundaciones en la cuenca Derqui y Gorostiga y de calle Entre Ríos. Esta obra, una vez finalizada, solucionaría los problemas de drenaje de una amplia zona del centro-norte de la ciudad de Santa Fe. Por su parte, López, afirmó: “la palabra clave para poder realizar todas las obras es tener un Plan Director, porque si uno no planifica, se dedica solamente a resolver problemas”.
de julio de 2012, luego de una serie de gestiones realizadas en Buenos Aires para que el gobierno nacional ratifique un convenio que se firmó en 2010 y que permitió reiniciar también la obra del desagüe de calle Entre Ríos. “Esto va a ayudar a aliviar mucho la zona de Jardín Mayoraz y un amplio sector. Estamos a unos metros de pasar la vía y, cuando lo hagamos, el troncal va a captar todos los excedentes de ese barrio pero va a aliviar otros como Unión y Trabajo, Ciudadela Norte, San Pantaleón, entre otros; en definitiva todas las cuencas que están vinculadas con esta zona de la ciudad van a responder mejor, más aliviadamente. Se trata de la obra definitiva para esta zona”, destacó el intendente José Corral. Habemus sistema
Obras vertebrales
El viernes 14 de septiembre de 2012, oficialmente se anunció que “ya se ejecutó el 80 % del desagüe Lavaisse”. La obra total demandará una inversión que ronda los 20 millones de pesos, de los cuales cinco serán aportados por el Municipio, y beneficiará de manera directa a Los Hornos, Unión y Trabajo, San Pantaleón, Jardín Mayoraz y Ciudadela Norte, y aliviará a otros sectores aledaños. Los trabajos fueron retomados por la Empresa Boscarino en el mes
El 20 diciembre de 2012, en una inauguración de obras contra inundaciones en Santa Fe y Rincón, el ministro de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, Antonio Ciancio, dijo: “estamos completando un programa que iniciamos hace cuatro años en toda la provincia, que también es continuación de otros, y creemos haber concluido una etapa. Ahora nos resta realizar las alcantarillas de la zona oeste y la estación de bombeo cero en zona del Club Colón”. En cuanto al funcionamiento de
El sistema de bombeo, que falló en la crisis de 2007, mejoró con el tiempo, pero aún falta.
las nuevas bombas, Ciancio señaló que “las estaciones de bombeo van a ser atendidas por operarios y a nosotros nos interesa que cada municipio o comuna involucrado tome a su cargo esta problemática porque evidentemente es importante la cantidad de estaciones”. Además, puntualizó: “las que necesitan grupo electrógeno se los hemos colocado para confiabilizar aún más el sistema eléctrico”. Vuelta a empezar
El 2 de julio de 2012 volvía a oficializarse que se retomaron los trabajos en el desagüe Lavaisse, tras todos los anuncios anteriores. “Significa retomar dos obras que son muy importantes para la ciudad: una es el desagüe sobre calle Lavaisse y el otro es sobre Entre Ríos. El primero va a aliviar toda la zona central de la ciudad; cuando pasemos la ciclovía se van a incorporar barrios como Mayoraz, Villa María Selva, entre otros; y además se van a aliviar las otras cuencas”, detalló el intendente José Corral. Más adelante se refirió al de calle Entre Ríos: “Allí nos faltan unos 800 metros que van a aliviar toda la zona oeste y sobre todo a los barrios Centenario y San Lorenzo donde está este desagüe. Arranca la obra de Lavaisse pero en realidad se inicia un plan que incluye a los dos. Primero se termina este y luego el de Entre Ríos. Demandará unos 10 meses en total”. Por su parte, el diputado nacional Agustín Rossi detalló cómo fueron las gestiones y recordó: “es parte de un convenio que se había demorado en la gestión de Mario Barletta y que lo pudimos reflotar”. Las Mandarinas
El 27 de diciembre de 2012, en ocasión de un temporal de lluvia el intendente Corral comentó: “hubo un desborde del Canal Las Mandarinas, en jurisdicción de Monte
Vera, que hizo que ingrese agua la ciudad. Le hemos pedido al Ministerio de Aguas que limpie estos canales que están fuera de la jurisdicción de Santa Fe. Cuando no funciona ese canal, que desagua en la laguna Setúbal, el agua ingresa a nuestra localidad”. Mientras tanto, señaló que “las obras para el desagüe de Entre Ríos comenzarán ni bien terminen las del Lavaisse. El Ministro de Aguas, Antonio Ciancio, nos dijo que en estos días se retomarán las de la Casabomba 0, en barrio Centenario, lo cual también es una buena noticia. Y la alcantarilla número 1, ubicada debajo de la Circunvalación que también nos va a aliviar mucho. Calculamos que para agosto o septiembre del próximo año ambas obras estén terminadas”. Luego de los 185 milímetros de lluvia marcados por el pluviómetro del Hospital de Niños el 11 de abril pasado, la presidenta Cristina Fernández telefoneó a Corral por las imágenes que se difundieron en medios nacionales, que resultaron de 2003. “Le agradecí el llamado y le comenté a la presidenta las obras que tenemos en este momento financiadas desde Nación, como el Lavaisse, y la disposición de seguir con este plan de obras, que es muy necesario para Santa Fe”. Y comentó que la primera mandataria nacional “se mostró dispuesta a continuar con ese plan de obras”. También en esa línea se refirió a que “tenemos un ingreso de agua a la ciudad por el Norte, y por eso insistimos con la necesidad de la obra del canal Las Mandarinas, que nos permitiría aliviar la situación no sólo a Santa Fe sino también a la Comuna de Monte Vera. El agua entra por el norte porque el canal no funciona llevando el agua a la laguna, como debería ser, y eso nos hace desagotar con una lentitud mayor en la zona de Facundo Zuviría y avenida Peñaloza”.
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A 10 años de la inundación
La política después del agua El fin de la hegemonía del PJ, la consolidación del Frente Progresista en base a promesas incumplidas y las complicidades de la Justicia en la década de la impunidad. José Almeida
Por Ezequiel Nieva Fue la mayor catástrofe de la historia de la ciudad. Por supuesto, rebotó en la política local y provincial. La inundación de 2003 marcó el principio del fin de las carreras de Carlos Reutemann y Jorge Obeid. Aunque los dos se acomodaron para seguir en la función pública, debieron ceder cuotas de poder en el PJ, que se fragmentó en liderazgos cada vez más pequeños. Fue el preámbulo del advenimiento del Frente Progresista, que sacó rédito de esa crisis –y de la de 2007– con promesas que después no cumplió. Y fue la prueba contundente de que el Poder Judicial no está a la altura de las circunstancias: apenas tres funcionarios de segundo rango procesados en una causa que lleva 10 años de trámite. Una Justicia a medida
Por cinco lustros, el PJ dominado por Reutemann y Obeid tejió una densa trama que atraviesa a todo el Poder Judicial, constituido de arriba hacia abajo en base a favores y canjes. Esa construcción se expresó en la causa penal que investiga las responsabilidades políticas de la catástrofe. Con la Justicia en manos amigas, Reutemann se recluyó en el Senado, donde cultivó su perfil ultra conservador. Primero se alineó con el gobierno nacional, durante el mandato de Néstor Kirchner, pero abandonó el espacio en 2008 cuando estalló el conflicto por las retenciones. Alineado con las patronales del agro, demostró en su actividad legislativa que sus intereses corresponden a los grupos de poder concentrado: votó en contra de la ley de medios, se fue del recinto para no votar el matrimonio igualitario; ahora rechazó la reforma judicial invocando la independencia de poderes, pero en la provincia trabajó en sentido inverso. Sin embargo, hasta la actualidad los kirchneristas de la provincia no han esbozado crítica pública alguna de relevancia sobre las actuaciones y responsabilidades de Reutemann, Obeid, y sus hombres, respecto de la inundación. El cambio de color político, en 2007, no se tradujo en una renovación de la Justicia. Obeid había puesto el candado con la designación de Agustín Bassó como procurador de la Corte. El Frente Progresista no impulsó cambios radicales: avanzó en la reforma penal, estableció un sistema de concursos que, aunque discutido, es mejor que la elección a dedo, pero dejó intacta la Corte.
Si bien Reutemann continuó en política, aferrado a su banca en el Senado, su liderazgo en la provincia quedó diezmado a partir de 2003.
El máximo tribunal de la Justicia provincial siguió presidido –bajo el mandato de Hermes Binner– por Roberto Falistocco y Rafael Gutiérrez. Desde su cargo, Bassó no propició que avance la causa inundación: todo lo contrario. La designación de Jorge Barraguirre como procurador, tras la muerte de Bassó, le dio nuevos aires a la causa. Pero su resolución sigue siendo incierta y lejana. Entre tanto, el Lole –reelecto por escaso margen en 2009 y con mandato como senador hasta 2015– sigue alejado de la política santafesina aunque no da señales de querer largar la manija. ¿Lo hace solo por los fueros? ¿Es su forma de evadir una eventual citación a Tribunales? Los inundados están seguros que sí. Una década de cambios
El primer turno electoral fueron las provinciales de septiembre de 2003, que se hicieron unificadas con las legislativas nacionales. Reutemann ganó como senador nacional pero su candidato en la provincia, Alberto Hammerly, quedó segundo entre los lemas del PJ superado por la fórmula ObeidBielsa. En esa compulsa se impuso la estrategia del presidente Kirchner por sobre el armado del Lole, quien sin embargo logró ubicar a su candidato Martín Balbarrey como nuevo intendente. Con las aguas del Salado aún escurriendo de los barrios del oeste, el PJ logró ese año imponer su hegemonía ante radicales y socialistas, que compitieron por separado. Fue la última vez que se utilizó la ley de lemas, de la que se valió el justicialismo para retener la pro-
vincia: en esas elecciones, Obeid sacó menos votos que el socialista Binner, pero la sumatoria de los sublemas lo favoreció y volvió a la Casa Gris. En 2005, por primera vez desde la elección del intendente Muttis, el PJ perdió en la ciudad. En el debut del sistema de internas abiertas, simultáneas y obligatorias, Jorge Henn se impuso como concejal al obeidista Meahuod. Fue, también, la aparición formal del Frente Progresista a nivel provincial. En 2007, después de una nueva inundación que afectó a medio centenar de localidades, se produjo un doble cambio de signo político: en las que fueron las primeras elecciones generales sin ley de lemas, la alianza entre socialistas, radicales y las otras fuerzas que conforman el Frente Progresista ganó la provincia y la ciudad. En la campaña Binner había prometido hacer justicia con los inundados pero, al mismo tiempo, planteaba que su gestión sería hacia adelante y que para mirar hacia atrás estaba la Justicia. Los inundados le pidieron que reforme la Corte: por 2003, pero también por las muertes sin castigo de 2001 y la profusa serie de favores entre jueces, fiscales y funcionarios políticos. Una manifestación de ese entramado: en 2006 el juez Jorge Patrizi elevó la causa a juicio, desligó a Reutemann y luego fue ascendido a camarista; el fiscal Ricardo Favaretto también tuvo premio: subió a juez de Instrucción. Binner no sólo dejó intacta la Corte de mayoría reutemista; también reconoció, tardío, que tras las elecciones de 2007, antes de asumir
como gobernador, le ofreció al Lole que designara a algún funcionario de su espacio en el Ministerio de la Producción: una ofrenda política hacia quien, según el socialista, sigue liderando el PJ santafesino. Promesas al aire
El Frente Progresista se valió de las inundaciones para imponerse en la provincia. Sin embargo, no
hubo mayores avances en las obras pendientes, no hubo reparación material y tampoco cambios en la Justicia. En 2009, Binner lanzó un plan para reparar e investigar los daños de la inundación. “Las soluciones brindadas aún no lograron reparar los efectos ni individual ni colectivamente. Más allá de las causas de los daños, todavía no se han brindado las respuestas requeridas por la sociedad para restablecer un sentimiento de justicia y paz social”. El gobierno reconoció que se deben satisfacer “los requerimientos colectivos de información, prevención y mejora de las zonas afectadas y, principalmente, los reclamos de justicia y verdad”. Aunque a la vez se advirtió que “el Estado afronta una litigación masiva llevada a cabo por miles de víctimas que entienden que existe responsabilidad de la provincia en los hechos”. Ese plan proponía “una respuesta reparadora colectiva” que incluía la “re-elaboración o reconstrucción de la verdad oficial respecto de lo acontecido” antes, durante y después de la inundación. En ese momento el gobierno prometió hacer público y accesible el expediente de la causa judicial. A primera vista parecía un acercamiento a los “buenos tiempos” de la campaña electoral. Pero eso también fue solo una promesa.
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A 10 años de la inundación
Crónica del horror y el abandono De la licitación de la Circunvalación Oeste a las demoras en los barrios para inundados, el paso a paso de las razones, los errores, las indiferencias y las negligencias en la catástrofe. Por Juan Pascual Hay ciclos de sequía de 10 años y ciclos de lluvia de 10 años. En 2003 culminaba uno húmedo: casi dos años antes se había creado un Comité de Emergencia Hídrica, que seguía el proceso de crecientes precipitaciones en la provincia, cuyo máximo arrancó por noviembre de 2002. En su mesa se sentaban, entre otros, el ministro de Obras Públicas Edgardo Berli, el director de Hidráulica Ricardo Fratti, el director de Vialidad José D’Ambrosio y la secretaria de Promoción Comunitaria, Adriana Cavutto. Ese Comité recibió a las 11.30 del 29 de abril un mapa realizado por personal técnico de Hidráulica con el trazado casi perfecto de hasta dónde llegaría el río Salado en su paso por Santa Fe. El primer muerto registrado oficialmente por causa de la inundación es hallado a las 21.00 del 29 de abril, en el Parque Garay. Entre las 12.00 y las 21.00 hay una diferencia de nueve horas y 158 muertos. Te dicen que llueve
Las notas en la prensa repetían la palabra “lluvia” casi todas las semanas a partir de enero de 2003. En Villa Minetti, donde el Salado entra en Santa Fe desde Santiago del Estero, habían caído 750 milímetros entre noviembre de 2002 y enero de 2003: equivale a la lluvia de todo un año. Al 10 de febrero eran de 184 milímetros las lluvias en Santa Fe, casi el doble de la media del mes. Los barrios Alfonso, Cabal, Chalet, San Lorenzo, El Arenal y Nueva Pompeya, inundados. El 10 de marzo la defensa sufrió un
socavón –que fue arreglado– a causa del primer pico de creciente del Salado. Ese mismo día, el río entró por primera vez a través de un paso de 15 metros entre el final abrupto de la defensa oeste y el Hipódromo. Una lengua avanzó un centenar de metros. Más de la mitad de los hoyos del golf del Jockey Club se anegaron. Vialidad Provincial construyó una pequeña defensa para desviar el agua: un organismo del Estado tenía conocimiento práctico y reciente de cuál era la puerta al Salado. Al 13 de marzo, en San Agustín II, Las Lomas, Cabal y La Tablada, las casas tenían un metro hundido en el agua de la lluvia. Comenzaron las evacuaciones. Al mismo tiempo, en la Legislatura, el senador Alfredo Esquivel solicitaba que al Ministerio de Obras Públicas datos sobre la defensa oeste, las medidas ejecutadas para evitar su colapso y las previstas para los habitantes que vivían cerca del talud. El 24 de abril, El Litoral tituló con sencillez que “Media provincia está bajo agua”. Las lluvias llegarían a los 300 milímetros en apenas un día en varias localidades al norte (cercano) de nuestra ciudad. La marea del segundo pico se preparaba, su onda llegó a Santa Fe el 27 de abril y alcanzó su tope el 30. Menem presidente
La defensa más que una defensa era una ruta: se llamaba Circunvalación Oeste. Su proyecto y ejecución estuvo bajo la órbita de Vialidad Provincial. Comprendía tres tramos. Contra los rudimentos de la hidrología, la obra –licitada durante el primer gobierno de Carlos
Para mantener viva la memoria Varias han sido las realizaciones con las que los santafesinos aportamos a la formación de una memoria colectiva sobre los hechos de 2003. Constituyen fuentes imprescindibles para conocer qué y por qué pasó lo que pasó. También, hay una profusa producción académica de tesis, artículos para revistas de divulgación científica y para congresos. Rescataremos algunas de estas obras. La lista es incompleta, las omisiones se dan por nuestro desconocimiento. = Audiovisuales La lección del Salado son cuatro horas que sintetizan las miles de horas de rodaje para los noticieros de Cable & Diario. Gracias a este documental se obtuvo la icónica imagen de “Los inunda-
dores” y una declaración de Carlos Reutemann en la que avisa, el 26 de abril, que los barrios del oeste se iban a inundar. Es el archivo visual más completo sobre el 2003. El trompo es un cortometraje que participó de las instancias finales del concurso Telefé Cortos y que reseña la historia de un niño inundado y sus trompos, aguantando en un centro de evacuados por el cariño de su viejo. Posee el rasgo distintivo de la sensibilidad estética del equipo hoy formado por Gastón Del Porto, Alejandro Carreras y Juan Pablo Arroyo. También hay documentales como el realizado por el equipo rosarino de La Conjura TV, que aportaron mucho rodaje material de propio, o Inundaciones, de lo que fue la productora local Matecosido.
Reutemann el 12 de mayo 1994, en favor de Victorio Américo Gualtieri, el constructor emblema del duhaldismo– se levantó de sur a norte, a contrapelo de la pendiente del Salado. Su inauguración fue el 8 de agosto de 1997: en la foto cortaron la cinta el gobernador Jorge Obeid, el senador Reutemann, el diputado Julio Gutiérrez, Gualtieri el constructor, el sempiterno ex ministro de Hacienda de la dictadura y, en ese entonces, diputado provincial Juan Carlos Mercier, el intendente Horacio Rosatti, el diputado Oscar Lamberto. Con esa obra, junto al terraplén de la avenida Mar Argentino, se convirtió a la ciudad en un recipiente gigantesco. El río jamás superó la altura de esa defensa, que embalsó el agua y que llevó a que el 30 de abril hubiera una diferencia de 2.50 metros. Era más alto el Salado adentro que afuera de la ciudad, por eso el agua comenzó a escurrir recién el 30, con las tardías explosiones en esos taludes. El tramo III estaba planificado, pero nunca se hizo. Iba hasta calle Estado de Israel, al norte del Hipódromo, donde la cota natural impedía el ingreso del río. El tramo II terminaba en una pared, a 15 metros del Hipódromo. En el proyecto se aclaraba que, en caso de emergencia, era necesario hacer un cierre provisorio desde el fin del tramo II hasta Blas Parera. Nunca se hizo, pese a los avisos de la prensa y al ingreso de agua el 10 de marzo. La trampa costó $24.715.351 de la época. Según la licitación debía costar $17.579.807; Gualtieri fue extendiendo contratos y realizan-
do ajustes que produjeron la diferencia. El tramo III estaba tasado en $781.869: apenas el 3,16% del costo total pagado. Ese tramo se podría haber construido provisoriamente en 37 días. Un cierre hasta Blas Parera, siguiendo por Gorostiaga, se hubiera concretado en 20. Ese cierre había probado su eficacia en abril de 1998, cuando hubo otra creciente del Salado y el agua no entró a la ciudad. Pasaron casi 50 días entre el primer pico y el segundo, que arrasó la ciudad Mientras tanto, el 19 de abril el gobernador Carlos Reutemann se sacaba una foto con Carlos Menem, candidato a presidente, ganador en la primera vuelta de las elecciones que se realizarían el 27 de abril. La provincia, el país, la ciudad vivían en el páramo post 2001: el 31 de enero de 2003 el Indec había informado que el 63,7% de los santafesinos era pobre y el 33,8%, indigente. La mayoría de esas personas vivía en barrios que ya estaban tapados por las lluvias o que luego se inundarían por el Salado. El 27 de abril, la televisión local mostró cómo eran llevados a votar montados en palas mecánicas y camiones: no podían llegar a las escuelas. El 28 de abril la Secretaría Electoral de la Nación recibió las urnas, trasladadas por el Ejército. Todas las correspondientes al norte de la ciudad y la provincia, siguiendo el valle del Salado, llegaban dentro de bolsas plásticas con trazas de barro seco. Un día antes de la votación, Reutemann declaró ante Cable & Diario que los barrios del oeste de la ciudad –los enumeró– iban a tener serios problemas con la creciente. Después, olvidó lo que sabía.
La furia
= Radio La única AM que transmitió durante toda la inundación, LT10, produjo un CD con fragmentos de la programación emitida en abril y mayo de 2003: La inundación. Voces de una tragedia. También está Postales de Santa Fe, un CD doble producido por la Universidad Nacional de Entre Ríos en el que se recopilan entrevistas a afectados por el Salado. = Gráfica Quizá la obra más documentada, legible y bien estructurada sobre los diferentes aspectos de 2003 sea Agua de nadie, de Fernando Pais. Recopila, con orden y rigor, archivo periodístico, información sobre la causa judicial e investigación. En otro registro, Contar la inundación compila una vasta cantidad de testimonios de afectados directos por el Salado. Estudiantes de la UNL, bajo la coordinación de las profesoras María Angélica Hechim y
Adriana Falchini, realizaron entrevistas a poco de que el agua bajase, por lo que los registros son muy vívidos. Ambos libros son de Ediciones UNL. Desde una perspectiva militante, y con un imprescindible CD que incluye casi toda la documentación original de la causa judicial, Jorge Castro publicó por vía independiente Verdades locas contra mentiras impunes. La obra se destaca por exponer información “desde adentro” y por la lectura política de las razones por las cuales se perpetúa la impunidad. En los próximos días se espera la publicación de A mí nadie me avisó, una edición del Colectivo Editorial 4ojos que transcribe las conferencias realizadas durante abril de 2012 en las facultades de Humanidades, Química e Hídricas. Se destaca el debate generado en Hídricas, en donde por primera vez, tras 9 años, hubo un acto público referido a la inundación.
= Web La información disponible online es abrumadora, por lo que se dará selección a algunos casos puntuales emblemáticos. En primer lugar, en la web del Estado provincial están disponibles para su descarga archivos de la causa penal (informes, pericias, presentaciones y resoluciones judiciales) y de la civil. En segundo lugar, están los sitios web de los periodistas Pablo Benito y Pablo Bosch, tercermundonline y el blog inundacionsantafe2003. Benito era el director de la revista Tercer Mundo al momento en que se publicó la recordada tapa “Reutemann sí lo sabía”: en su sitio están colgados aquellos textos. Por su parte, Bosch trabajaba en aquel entonces para la web datasantafe, en la que publicó un seguimiento pormenorizado de lo sucedido. Su blog recupera esos escritos.
El río Salado ingresó el 28 de abril. Siguió su derrotero natural, buscando las zonas bajas, ya que el terraplén terminaba en una pared trapezoidal. Entró por calle Gorostiaga y avanzó hacia el sur, fluyendo por los cortes del viejo terraplén Irigoyen, del terraplén de las vías que van a la Estación Mitre y de los canales que atraviesan el acceso a la autopista, sobre Iturraspe. Es lógico: los barrios buscan interconectarse a medida que crecen, empujados hacia lo bajo por los precios de la vivienda en lo alto. La autopista era otro embalse: tenía un puente que cruzaba el Salado de apenas 155 metros. El valle allí alcanza los 2000: tal era el ancho del frente de agua en 2003, pugnando por fluir a través de esa pequeña luz. En 1998, la concesionaria (Aufe) había pedido un estudio sobre ese puente al Instituto Nacional del Agua, que recomendó una ampliación a 400 metros. La obra no se hizo. El desnivel en el pico de la crecida fue de casi un metro al norte del puente respecto del sur del puente. Así, la ciudad tenía más caudal para devorarse por la boca de Gorostiaga, 2400 metros al norte. El avance del río cubrió los barrios del centro oeste, hasta Villa Oculta y Barranquitas. Desde las vecinales pedían que no se mandaran bolsas de arena, sino lanchas. A las 16.20, el ministro Berli le comunicaba a LT10 que estaban intentando un cerramiento de la defensa, pero que si no se lograba “había tiempo suficiente para organizar una evacuación tranquila”. El caudal del río arrastraba los gaviones de piedra que se tiraban. El cerra-
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A 10 años de la inundación José Almeida
miento se abandonó; la evacuación ni se hizo. El torrente iba horadando la punta del tramo II. En la mañana del 29 de abril, el intendente Marcelo Álvarez se apersonó en LT10 para narrar las acciones del Estado sobre lo que ya era una catástrofe. Primero dijo que los barrios del centro oeste ya no se podían salvar y recomendó la autoevacuación, no sin antes afirmar que el 90% de los habitantes no debía preocuparse porque la Municipalidad iba a disponer camiones y todas las unidades del transporte público para la evacuación de mujeres y niños. Eso nunca sucedió. A las 8.00, el periodista Juan Trento, desde su móvil, vio cómo el paso del río terminó de desgastar la débil punta de mampostería del terraplén, para llevarse trozos completos de la defensa. “Lo que ingresa a la ciudad es un verdadero mar. Es una catarata que trae una cantidad de agua imposible” relató a la audiencia y al intendente sentado en el estudio. La brecha de 15 metros aumentó, de golpe, a 200. El río era un aluvión, llegando a un caudal de entre 3500 y 4000 m3 por segundo: por segundo, el Salado llenaba un espacio de 4 metros de profundidad, 50 metros de largo y 20 metros de ancho. El intendente acababa de decir que “Al vecino que habla de la zona sur: le digo que no tenemos problemas en la casabomba 1. Todo el barrio Centenario, la villa del Centenario, Chalet, San Lorenzo, El Arenal, no va tener ningún tipo de inconveniente. El suroeste de la ciudad no va a tener problemas”. Quienes lo escucharon, se quedaron tranquilos. La mayor cantidad de muertos reconocidos oficialmente –23 en total, la mayoría ahogados– murió en esos barrios: el río los tomó por sorpresa en la noche del 29. También de allí son la mayoría de las 158 víctimas que relevó la Casa de Derechos Humanos. El 15 de mayo se halló el cuerpo del último muerto reconocido por el Estado, Juan
Domingo Martínez. No se implementó ni antes, ni durante, ni después, ningún tipo de protocolo de relevamiento de víctimas: fue necesaria la inmediata intervención y experiencia de los organismos de derechos humanos en esa tarea. Cerca de las 15.00 del 29, el agua llegó al Hospital de Niños. Habían pasado tres horas desde que el Comité de Emergencia conociera el pronóstico de la zona total a inundarse. Los santafesinos se habían convocado para defender el Hospital con bolsas de arena: cerca de las 11.00, su responsable se había comunicado con Fratti, quien recomendó la construcción de un perímetro de defensa. La improvisada muralla tendría que haber alcanzado los 2.50 metros para salvar al nosocomio. Entre los que huían por su vida y aquellos que hombreaban bolsas, envuelto en un grueso y elegante sobretodo marrón, Reutemann se mostró en el lugar, atiborrado de cámaras. Los vecinos le gritaron “Hay gente que se está muriendo en Santa Rosa de Lima arriba de las casas” y lo embadurnaron de puteadas. Por la noche del 29, la ciudad no durmió. Algunos morían, otros seguían escapando, otros circulaban por las avenidas dentro del cuerpo de una serpiente de faros prendidos en una ciudad sin luz, llevando canoas, piraguas y lanchas para el rescate. El 30 de abril el agua fue de sur a norte. Toda certeza, derrumbada; lo real convertía a nuestra ciudad en un delirio. Taponado por la Circunvalación y la Mar Argentino, el río subió al parque del Sur y llegó casi hasta el puerto. Recién por la tarde, Reutemann autorizó las voladuras que rompieron el embalse. Como en otras ocasiones, recibió “amenazas” de quién sabe quién y, en ello, justificó la demora en al menos un día para practicar esa solución de emergencia. Lo que sí se hizo de manera ex-
peditiva fue aplicar la ley de Seguridad Interior: el 1º de mayo a las 20.00 la ciudad se encontraba legalmente militarizada. Las noches serían dominadas por el sonido de los helicópteros armados, con sus haces de luz pintando las casas y el miedo. Los días, por el zumbido de las hélices y los rostros de los desamparados que deambulaban por avenidas, cercanías de los campos de refugiados y el Rectorado de la UNL, donde se exhibían padrones que se confeccionaban a destajo en ATE: las listas de desencontrados, el eufemismo para no decir desaparecidos. Las familias se habían roto en la huída, no había un organismo oficial que centralizara los censos en los centros de evacuados y autoevacuados, la angustia era una sustancia sólida en la atmósfera de la calle. Dos conferencias de prensa se sucedieron: primero Reutemann montó un escenario donde, fibrón en mano, hacía trazados sobre afiches blancos. Lo único relevante de fueron dos infantiles declaraciones: “Yo no sabía” y “A mí nadie me avisó”. Al otro día, el 4 de mayo, el rector de la UNL, Mario Barletta, convocó a los periodistas para mostrar cómo la universidad había producido estudios para Vialidad de la Provincia en los que se advertía sobre la posibilidad de un escenario como el que estaba viviendo Santa Fe. Justamente por existir un contrato con el Estado provincial, la universidad negó la presentación de esa documentación en sede judicial. Finalmente, Reutemann negoció una tregua con los medios y al resto del arco político. El espacio público se aplacó en nombre de una supuesta necesidad superior de volver a la normalidad. La tregua continúa: ninguna fuerza partidaria de la provincia ha movido un dedo en pos de sanción judicial alguna. Refugiados
El éxodo fundió al este y el oeste. La máxima población desplazada fue
de 139.886 personas, o 36.886 hogares, o un 28.6% de la ciudad. Los que podían, iban a una casa seca u ocupaban espacios por su cuenta. Esos eran los autoevacuados, no recibieron atención oficial. Los que no podían, porque no conocían a nadie en una casa seca, se quedaron en los techos o terminaron en los campos de refugiados donde –mal y tarde– el Estado era el responsable de proveer la alimentación (generalmente incomible), la coordinación y el cuidado (que recayó en las organizaciones de la sociedad civil y los voluntarios). Al 6 de mayo, el Ministerio de Salud de la Nación computó el máximo de campos de refugiados abiertos: 475 lugares atiborrados de inundados. Sumaban 75 mil personas. Cepal calculó un total de 126 mil raciones repartidas entre el 28 de abril y fines de julio. Por unidad, cada ración tuvo un precio promedio de $4.60. Si la inflación entre 2003 y 2013 fue del 400%, siendo benignos, cada ración de esa escasa mugre con la que se quería alimentar a los evacuados valdría hoy $18.40. La mayor cantidad de los campos se estableció en las escuelas: 140 habían sido inundadas (el 55% de los establecimientos de la ciudad) y 110 recibieron inundados. Por destrucción o por asistencia, todo el sistema educativo local estuvo a los pies del Salado. Entre el 11 y 14 de junio la Defensoría del Pueblo de Santa Fe relevó siete campos de refugiados. Tres de esos lugares eran los más abyectos –La Florida, la Belgrano y el Predio Ferial–; en los tres siempre operó el Estado como principal organizador, en lugar de tener la sociedad civil la coordinación. Las conclusiones fueron elevadas al ministro de Gobierno Carlos Carranza. En ellas se señala la falta de colchones y frazadas, la ausencia de responsables estatales identificables, las deficientes estructuras sanitarias y la grave exposición general al frío. En algunos campos,
“la luz central permanece encendida durante todo el día, provocando trastornos en el sueño de los niños” y la asistencia psicológica estaba suspendida. Aquellos que volvían a su casas recibieron un mínimo kit de limpieza. Para las reparaciones, se destinó un resarcimiento de $1200. El 2 de julio se reanudaría el ciclo lectivo, dentro de la política unificada del gobierno de sostener la “vuelta a la normalidad”. Eso no quería decir que no hubieran más refugiados: para el fondo del lecho del abandono, unos 700, se levantaron campamentos de carpas traídas desde Italia en La Tablada, cerca del Mercado de Abasto, y en La Florida, cerca del Hospital de Niños. La importación de tecnología de outdoors no significó mucho. Con la primera lluvia, esos campamentos se volvieron a inundar. En La Tablada murieron dos personas: Axel Gabriel Leguiza, de asfixia, el 15 de junio, y un bebé sin nombre por demoras en la atención del parto, el 21 de julio. Todavía, en ese entonces, había 2.200 evacuados repartidos en 31 centros. La Tablada y La Florida continuarían casi por un año. La chiquita indecente
La prensa de Buenos Aires acudió rauda. Los envíos de mercadería se contaron por miles de toneladas. En el medio de la conmovedora demostración nacional de solidaridad, el 15 de mayo renunció la responsable de (no) coordinar las evacuaciones y los campos de refugiados, la secretaria de Promoción Comunitaria Adriana Cavutto. La razón: “acopio indebido de donaciones” de los empleados de su Secretaría, constatadas por allanamientos y detenciones (como la de la coordinadora de Unidad Alimentaria, Sonia Aguirre, encargada de los depósitos de elementos para los inundados), dictadas por el juez Diego de la Torre a partir de denuncias hechas por vecinos que veían cómo se iban para cualquier lado las donaciones del principal centro oficial de acopio, el Batallón GADA, en Guadalupe. Cepal estimó los daños totales en 233 millones de pesos y calculó que la reconstrucción demandaría 393 millones. La Nación destinó 500 millones a tales fines. Gran parte de esos fondos fueron dirigidos a 234 localidades de la provincia que no sufrieron absolutamente nada por el Salado, como Murphy, Maggiolo o Hugues, en la punta sur de la bota. También, con ese dinero se financió la construcción de las nuevas avenidas 27 de febrero (que apenas un día tuvo una cantidad de agua similar a la que resiste cualquier calle cuando llueve fuerte) y Alem (que nunca estuvo bajo agua). Una inconclusa obra vial para el transporte de cargas abre esta impudicia. Una obra vial para el transporte de cargas la cierra. Cinco años después, en 2008, los barrios que se iban a construir para los inundados que no tenían adónde volver todavía no estaban, ni remotamente, terminados.
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A 10 años de la inundación
Parado en la ribera de asfalto Por Walter Saavedra (*) Sentir el agua en los pies, haciendo cosquillas adentro de los zapatos. Relatar por la radio el avance de la masa hídrica (¿cuándo habíamos empleado esa frase?) parado en una esquina, teléfono celular en mano como si fuera un micrófono mientras la madrugada se obstina en seguir siendo noche. Sentir el agua en los tobillos, entrando por los zoquetes. Vecinos como fantasmas moviéndose en las penumbras, cargando a sus hijos, las pupilas dilatadas tratando de adivinar el próximo paso, evacuándose... ¿Pero adónde? Y ese rumor... Ese rumor siniestro del agua avanzando burbujeante, vomitando espuma, salpicando al reventar contra el cordón de las veredas, subiendo las veredas, entrando sigilosa por debajo de las puertas, violentando la ingenuidad de las bolsas de arena. Sentir el agua en las rodillas y empezar a caminar con el paso grotesco de un robot. Darse cuenta que hay que salir de ahí. Pero hacia dónde ir, si el agua llega sin lógica y ahora empieza a clarear y se advierte el drama en el rostro desencajado de la gente. La calle es un río único y a contramano, un río endemoniado, y ahí pasa un 147 anfibio, corcoveando sobre el oleaje y una silla de ruedas vacía hundiéndose en el remolino y un perro cabalgando sobre una puerta placa con ojos de espanto y una bicicleta con el manubrio girando enloquecido como un tíovivo y una muñeca flotando boca arriba con los ojos de vidrio abiertos pero pestañeando y su cabellera rubia de
sirena coqueta despeinándose. Sentir el agua en la cintura, fría y oscura y empezar a tiritar de pavura. Y ver una canoa con una viejita abrazada al gato que parece tener los pelos en llamas y el nieto, supongo yo que es el nieto, remando desesperadamente hacia cualquier lugar. Y levantar la vista y ver sobre los techos a la gente aferrada con lo negro de las uñas a la vida. El agua impiadosa baja desde el norte con un odio humano. El intendente habla por radio. El intendente tiene los pies secos mientras la ciudad se va convirtiendo en una Atlántida. Alguien grita un nombre. Nadie le responde. Sólo el murmullo del agua. Pasa la muerte sorprendida en calzoncillos. El espanto se multiplica como el pánico. Ya amaneció. La ciudad es una tragedia en sí misma. Veo personas nadando con las brazadas obcecadas del Tiburón del Quillá, veo personas dejándose llevar por la correntada, veo las fotos del pasado sumergidas... Y lloro. Y mis lágrimas de impotencia se mezclan con las gotas de esta lluvia que no cesa. Alguien me abraza. Compartimos las lágrimas. Es un llanto anónimo. Sobre un terraplén, un hombre inflado dentro de una campera roja mira con los ojos de asombro mientras jura que a él nadie le avisó. Dicen que es el gobernador. (*) Periodista. Estaba trabajando en Santa Fe en abril de 2003.
El Quijote y las catástrofes políticas Reflexiones sobre el valor de la lucha de los inundados. Carolina Niklison
Por Licenciado Ramiro Hace unos días tuve la oportunidad (y el gusto) de compartir el aire de una radio con Héctor El Flaco Sanagustín, vecino inundado de barrio Roma en el 2003 y miembro de la Marcha de las Antorchas, que lucha día a día desde hace ya casi 10 años por que se haga justicia por las víctimas de la inundación y se castigue a sus responsables. Por supuesto que ante el testimonio de Héctor no hay más que hacer silencio, escuchar, estremecerse, reflexionar y admirar. Su relato comenzó con las horas previas a la entrada del agua por Santa Rosa de Lima, con él como testigo de la sigilosa, lenta e incesante invasión del Salado a su casa. Salvó lo poco que pudo. Siguió por el recuerdo de sus primeros pasos en el reclamo de justicia y su llegada la Plaza de Mayo junto con el grupo del cual es referente. Esta lucha demoró en iniciarse ya que, como consecuencia del agua, Héctor fue postrado por una leptospirosis durante casi 45 días. Su primera salida luego del obligado reposo fue a la cancha de Colón. Luego, sí, siguieron las antorchas. Una vez terminadas las anécdotas de los días bajo el agua, el Flaco reflexionó sobre las responsabilidades de los funcionarios que inauguraron un terraplén incompleto y que nunca terminaron y que, causalmente, fue por donde entró el Salado a la ciudad. Remarcó que además de las culpas de un grupo de individuos encabezados por Carlos Reutemann, Marcelo Álvarez y Juan Carlos Mercier, la inundación tiene sus orígenes en un modo de hacer política que caracterizó a la década del 90: desguace del Estado, privatización de sus empresas, neoliberalismo feroz y ausencia de políticas sociales y de obras públicas en beneficio de los ciudadanos más postergados. El ex gobernador y su ministro de hacienda son esa lógica hecha carne y es necesario no olvidarlo… y el Flaco y muchos otros luchadores, con su presencia, nos lo recuerdan. Del párrafo anterior yo quisiera hacer sobresalir tres cuestiones. En pri-
mer lugar, que la inundación no fue la consecuencia del solo accionar corrupto de un par de tipos; sino que es lo que ocurre cuando hay todo un sistema político, social y económico destinado a ejecutar acciones que benefician los negocios del Estado con el sector privado y no se preocupan por el bienestar público. Es decir, cuando el Estado es corrupto y sus funcionarios también. Digo esto porque no hace falta un nombre propio en particular para que esto ocurra: es una lógica política lo que lo provoca, y en este caso, esa política se encarnó en Reutemann y Mercier, quienes no tienen argumento alguno para poder excusarse de su responsabilidad. En segundo lugar, al terraplén que quedo inconcluso en el noroeste de la ciudad, Reutemann y compañía lo construyó en el Poder Judicial: se aseguró el amparo de una justicia provincial que todavía hoy lo mantiene al resguardo de las denuncias en su contra. Y, en tercer lugar, ya es hora (y más aún luego de todo lo que se supo del accionar humano en esta inundación) de dejar de llamar catástrofe natural a una inundación cuyas consecuencias se podrían haber minimizado e, incluso, tal vez evitado (al menos las muertes y la cantidad de evacuados y pérdidas materiales). Llamar a lo sucedido catástrofe natural o “tragedia” también es lo que los responsables políticos de una ciudad bajo agua quieren imponer: si es natural, la culpa la tiene “dios”; si es una tragedia, entonces fue inevitable. Ya está comprobado que es falso e injusto seguir insistiendo en estos modos de denominar una inundación provocada por la corrupción estatal.
“¿Y hoy qué te moviliza a seguir luchando, Flaco?”, le preguntan los conductores del programa. Él responde que en un principio quería ver presos a todos los responsables de la catástrofe. Pero señaló que se encargaron muy bien de armar una justicia cómplice que les garantice impunidad (“Y la impunidad cansa”) y por ello hoy desea que llegue el día que escuche que estos corruptos sean castigados con una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Ni más ni menos. “Je, a veces mis amigos me dicen Quijote, porque de 100.000 evacuados a veces somos cuatro o cinco los que seguimos en la plaza”, remarca Héctor. Estos cuatro o cinco Quijotes tienen una cruzada contra molinos de corrupción, desgaste, resignación… Quijotes que nos han enseñado que el tiempo no acaba las batallas: las acaba el abandono, cosa que estos Quijotes, con extrema valentía e infinitos argumentos se niegan a aceptar… Y a pesar de que, en ocasiones, como contó en su relato el Hidalgo Don Héctor de barrio Roma, se sienta el agotamiento de espadazos contra las astas violentas de aquellos monstruos de madera y cemento, su lucha se siente, se vive, se multiplica en cientos de miles de santafesinos y santafesinas que, por ellos en la calle, tienen siempre presente que, hace 10 años, esos molinos infames fueron de agua y no de viento... Y que tienen haciéndoles frente a los Quijotes y muchísimos Sanchos convencidos y conmovidos por la justicia de sus batallas, defendiendo a conciencia el espíritu que estos caballeros han instalado en sus espaderos, nosotros, sus vecinos.
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A 10 años de la inundación
El cementerio bajo el Salado Edificación insignia del barrio Centenario, el estadio y las instalaciones de Colón sufrieron mucho en la inundación de 2003. Y luego recibieron una ayuda millonaria. Por Gastón Chansard Uno de los íconos visuales más importantes que dejó la inundación de 2003 en la ciudad de Santa Fe fue el del renovado estadio del Club Atlético Colón. El Brigadier López no había cumplido su segundo año luego de la reinauguración en agosto de 2001, los socios e hinchas sabaleros gozaban de la auténtica “joya” que dejaba el ex presidente José Vignatti. Esa obra histórica para el club y la ciudad quedó bajo agua en pocas horas, entre el martes 29 y el miércoles 30 de abril de 2003. Desde los helicópteros, que por aquellos días fueron los pájaros que más sobrevolaron Santa Fe, los fotógrafos y camarógrafos capturaban las imágenes de un estadio inundado, que le servía a los medios de comunicación como retrato perfecto del infierno que vivía la ciudad. Los travesaños de los arcos servían como pluviómetro en el barrio Centenario, las plateas bajas ya no eran parte de la escenografía, el gimnasio Roque Otrino era una pileta cerrada que contenía a los vehículos del bingo de Colón y a pocos metros, en el sur, el barrio Fonavi aparecía con cada una de sus manzanas como pequeños fortines desbordados de agua y dolor. Colón quedó bajo agua, literalmente sumergido. Al igual que miles y miles de vecinos santafesinos la entidad sabalera perdió documentación, fotos, toda la ropa del plantel, recuerdos y millones de pesos en daños materiales. A partir de los severos daños que sufrió la institución deportiva y ante la falta de respuestas gubernamentales, luego de un tiempo importante las autoridades de Colón amenazaron con llevar el caso a la cancha de la Justicia. Por aquellos días cuando el club rojinegro elevaba su voz, el ex presidente Horacio Darrás hablaba de una estrategia concensuada por la comisión directiva: “Hasta acá, como no podía ser de otra manera y sabedores de lo que sufrieron muchos santafesinos, la mayoría colonistas, fuimos totalmente respetuosos del sufrimiento primero y del reclamo de las personas por los daños en cada uno de sus hogares. Ahora, una vez que el Ente de la Reconstrucción comenzó a responder, creemos que es el tiempo de Colón. Porque todo el mundo sabe que quedamos abajo de las aguas y que incluso nuestra cancha actuó como dique, frenando en parte el embate del Salado”. La idea de judicializar el tema por parte de los directivos fue avalada por los socios mediante una asamblea extraordinaria. De no recibir dinero por parte
del gobierno de la Provincia, Colón estaba decidido a reclamar una indemnización. Ante la firme postura sabalera que se hacía escuchar a través de los medios de comunicación locales, Juan Carlos Forconi, por entonces titular del Ente, reaccionó y contestó: “El Estado Provincial sabe perfectamente que debe pagarle a Colón por los daños. Lo que no sabe es cuánto; por eso necesitamos un tiempo más, para que los peritos de la UTN puedan terminar el informe final”. Sin llegar a jugar en el campo de la Justicia, como si fuese un regalo de navideño, en diciembre de 2005 la Provincia le pagó a Colón $3.054.000. Se le restaron $400.000 de anticipo que Colón cobró en un primer momento y se agregaron los valores de los coches estacionados en el Roque Otrino para el bingo de la entidad sabalera. Colón, con fondos propios, se hizo cargo de forma rápida de la restauración de todos los deterioros materiales. Además, recibió una suma millonaria de dinero que no percibió ninguna otra empresa, institución ni ciudadano. El recuerdo de Morant
Hoy Pablo Morant es el DT de Colón, pero en aquel abril de 2003 el Flaco era parte del plantel profesional y uno de los referentes del grupo que dirigía Edgardo Bauza. El ex defensor vivía en Marcial Candioti al 3900 y se enteró esa mañana de la situación a través de un vecino. “Las primeras sensaciones que tuve cuando empecé a ver lo que estaba pasando eran de desolación e impotencia, porque ante ese avance del agua no podes hacer nada, y luego llegó ese sentimiento de tristeza al ver todo lo que la gente perdió, sobre todo por las vidas humanas”. En el repaso de su memoria, Morant le dijo a Pausa que uno de los jugadores más afectados por la inundación fue Jorge Bontemps (falleció en 2010), “el Enano fue uno de los más involucrados y también recuerdo que la pasó muy mal Lucho Pérez, el utilero. Su casa había quedado bajo agua. Quizás me olvido de alguien más, pero ellos fueron los más perjudicados de manera directa en aquel grupo”. A la hora de la solidaridad por parte del plantel sabalero, el Flaco manifestó que no estaba jugando, “creo que estaba lesionado, entonces yo me encargué de juntar dinero y diferentes cosas que eran útiles para la gente inundada y se los llevé a los chicos que estaban trabajando en la universidad; también fui con un colega tuyo (Mario Demonte) a recorrer las zonas damnificadas para acercarles otras
El Cementerio de los Elefantes y las instalaciones del club quedaron destrozadas después del paso del Salado en la noche del 29 de abril.
provisiones que el plantel había juntado”. En carne propia
Además del recuerdo de Morant sobre la inundación que afectó la vivienda de Bontemps y del utilero Pérez, también el defensor Ezequiel Marini y el arquero Diego Rivas padecieron la furia del Salado. En el plantel de Unión hubo dos jugadores anegados: Diego Olivera y Martín Valli. El primero vivía en uno de los edificios de calle Mendoza, entre Santiago de Chile y San José, mientras que el ex defensor de Unión y Nueva Chicago padeció la inundación en las casas de sus familiares directos y políticos, en Recreo. “Nunca antes viví una situación similar, de tanta angustia. Mis padres, mi hermana y mis suegros debieron salir del pueblo, que rápidamente se inundó, y sólo tuvieron
tiempo para retirar algunas cosas. Las mujeres vinieron a mi casa (en Santa Fe), pero los hombres se quedaron a cuidar las viviendas de los saqueos”, declaraba Valli a los pocos días del desastre. Solidaridad tatengue
Con respecto a la situación de Unión, el agua apenas afectó un mínima parte del club, que no tuvo los tremendos daños que sufrió Colón. A las pocas horas de aquel 29 de abril, el estadio cubierto Ángel Malvicino se convirtió en un importante centro de recepción de alimentos no perecederos del gobierno de la Nación. Al igual que el plantel de Colón, los jugadores tatengues también dieron claras muestras de solidaridad y juntaron alimentos, colchones, ropa y todo aquello que fue importante para ayudar.
Hay que jugar
Más allá del agua, las muertes y los más de 100 mil inundados que sufrieron los santafesinos, la AFA dispuso que los equipos de nuestra ciudad no jueguen el fin de semana posterior al 29 de abril, pero que sí lo hagan el otro. Fue así como Unión jugó como local ante River en la cancha de Patronato y Colón, en el mismo escenario, fue local durante el mes de mayo de Banfield y San Lorenzo. El sabalero recién pudo volver a jugar en su estadio en junio, cuando recibió a Gimnasia y le ganó 2 a 0 en el partido número 1.000 del Colón en Primera División. En esa temporada 2002-2003 Unión descendió a la Primera B Nacional y Colón clasificó, por primera vez en su historia, a la Copa Sudamericana. Pero esa ya es otra historia.
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más
Ocio y Cultura No Te Va Gustar El calor del pleno invierno es el nombre de la última producción de los uruguayos No te va gustar. El próximo jueves 25 y viernes 26 de abril a las 21.00 la presentarán en el Estadio Cubierto del Club Unión (Av. Lopez y Planes 3550). Las entradas para el show del viernes 26 (las del jueves 25 se encuentran agotadas) pueden adquirirse a $130 conjuntamente con el CD. Se encuentran a la venta en la Disquería Compactos (San Martin 2254). El séptimo álbum de No te va a gustar, grabado en el estudio del grupo
en Montevideo, cuenta con varios invitados especiales y está dedicado a la memoria de su tecladista Marcel Curuchet. A un mes de su lanzamiento en Argentina, se mantiene en el primer puesto de ventas de la tienda digital iTunes; y se ha convertido en disco de platino con más de 40.000 copias vendidas. La presentación de No te va a gustar en Santa Fe se enmarca en una gira que incluye a Rosario, Córdoba y Buenos Aires. En septiembre del 2012, tocaron ante más de 25.000 estuvieron en la explanada del Estadio Único de La Plata.
Vuelve Aznar
Cielo Razzo en Tribus
Pedro Aznar se presentará el viernes 26 de abril a las 22.00 en el Teatro Municipal 1º de Mayo (San Martín 2020). Según su ubicación, las entradas varían entre los $100 y los $150 y pueden comprarse en la boletería. Las canciones de este show plantean un recorrido por su trayectoria hasta su último álbum de estudio Ahora. Incluye también temas de su disco en vivo Puentes Amarillos: Aznar celebra la música de Spinetta, que registra el concierto que el músico brindó en abril de 2012 en Plaza Italia de Buenos Aires, ante 50 mil personas.
Antes de presentar su nuevo disco, Sideral, Cielo Razzo estará tocando el sábado 27 de abril en Tribus Bar & Arte (Pedro Vittori 3523) a partir de las 22.00. Las anticipadas pueden conseguirse en Megaforce (Gal. Colonial, Local 33), Point (Obispo esq. 25 de Mayo) y en Tribus. La banda cumple 20 años de trayectoria en el 2013, en los cuales editaron cinco discos de estudio, uno en vivo y un DVD. Protagonizaron shows multitudinarios, como el que brindaron en Rosario en noviembre de 2004 ante 70 mil personas.
Danza
Nuevas obras en el Foro El comienzo de la temporada 2013 de la Compañía de Danza de la UNL será el viernes 26 de abril a las 22 en el Foro Cultural (9 de Julio 2150), con las obras Azulnoche, dirigida por Gustavo Lesgart, y Oceánica, con dirección de Ana Garat. Las entradas cuestan $30 ($25 con descuento) y se pueden comprar el mismo día en la boletería de la sala. Azulnoche es una pieza coral para seis mujeres. Es un paisaje en continuo movimiento en el cual las imágenes se suceden sin interrupción. Espacios que se renuevan, trayectos que cambian y volúmenes que desaparecen delante de nuestros ojos crean un constante devenir que sólo por momentos parece detenerse para que podamos ver con cierto detalle qué sienten esas mujeres. Las intérpretes son Soledad Caamaño, Guadalupe Ferrero, Virginia Dilda, Gabriela Lavagnino, Victoria Roldán y Cecilia Romero Kucharuk. La idea y coreografía es de Gustavo Lesgart. Paula Copello es la asistente de dirección y la música original es de Franco Bongioanni. El programa de la obra Oceánica dice: “Cuando la Luna gira alrededor de la Tierra, el punto de la superficie del mar que está más próximo a la Luna experimenta el empuje provocado por la fuerza centrífuga de la Tierra, y, a la vez, la máxima atracción por parte de la Luna. La suma de ambas fuerzas empuja al agua a separarse de la Tierra. Y es, en ese desprendimiento, cuando las moléculas de agua se mantienen unidas creando una estructura compacta que la convierte en un líquido casi incomprensible”. Los intérpretes son Florencia Stechina, María Laura Citta, Mariel Barcos, Mauro Cappadoro, Pamela Rojas y Varinia Zelko. Claudia Marcela Correa es la asistente de dirección y la música original es de Jorge Grela.
Música
Mundo de canciones Loli Molina trajo su suave voz pop a Santa Fe y nos contó sobre sus proyectos Loli Molina, con dos discos y un premio MTV en su haber, desgajó su pop sensible en LOA.
La suave voz de Loli Molina se impone en la quietud de la sala. Casi como susurrando, y acompañada por su guitarra, desgrana historias de desamor y búsqueda. Cultora de una propuesta que se mueve entre las sonoridades acústicas y un pop delicado, Loli tiene 26 años, dos discos y un premio MTV. El 13 de abril, frente a un público escaso pero fiel, se presentó en LOA Espacio Proarte. Aprovechando su visita, dialogamos con ella sobre su ascendente carrera y sus producciones.
Los inicios La veta compositora de Loli no fue lo primero en asomar en su vida artística. Desde chica, mostraba sensibilidad hacia el mundo musical. Pero, como ella misma define “estaba más abocada a todo lo que tenía que ver con la interpretación. Era lo que más estaba trabajando, estudiando distintas obras para poder ejecutarlas bien. Me faltaba la parte creativa. Por otro lado, siempre escribí poesías y cuentos. Y veía a la canción como un mundo perfecto donde se juntaba todo. No lo sabía, pero suponía que era así. Entonces me parecía muy extraño juntar palabras y música para que algo sucediera”.
Juana, la madrina musical Como tantos artistas de la era digital, Loli dio a conocer sus primeros temas a través de la web. Myspace fue la plataforma elegida para colgar su dulce versión de “Karma Chamaleon” de Culture Club. Allí, y como tantos otros,
la escuchó el reconocido multiinstrumentista Alejandro Franov. Y se le ocurrió enseñarle el tema a Juana Molina, que se encontraba buscando songwriters para su ciclo “Nuevos Aires Folk 2007”. Ambas Molina (que no poseen relación de parentesco) terminaron compartiendo la tercera y última fecha. Mirando hacia atrás, Loli recuerda que “ese show fue el inicio público de mi carrera, que no existía hasta ese día. Fue la excusa para armar un grupo y tocar mis canciones por primera vez. Y estuvo buenísimo que se haya dado así”, cerró.
Disco y premio Ese impulso y la aparición del productor Nico Cota, le abrieron la puerta que le permitió grabar en el 2008 Los senderos amarillos y editarlo a través de la multinacional Sony. Y como si esto fuera poco, el año siguiente le llegó la distinción a Mejor artista nuevo, entregada por MTV Latinoamérica. Molina comenta que “hacer el primer disco fue una experiencia muy linda. Era ir al estudio y aprender algo nuevo todos los días. Por otro lado, estaba muy bien acompañada, humana y musicalmente”. Sobre el premio, opina que no tuvo una significación especial. Aunque reflexiona que “uno lo puede tomar como una mini-guía que te dice ‘vas bien, hay un reconocimiento a lo que haces’. Pero fue una sorpresa, no lo esperaba”. Ya asentada en la industria musical,
en el 2011 vio la luz su segundo álbum, Sí o no. Apostando a una búsqueda más ecléctica, incorporó elementos pop y electrónicos. Nuevamente, estuvo acompañada de hermanos mayores que enriquecieron su propuesta, desde el productor Tweety González (realizador de El amor después del amor de Fito Páez, entre otros éxitos) hasta los invitados Javier Malosetti y Kevin Johansen. Se trató de un recorrido nuevo, en el que se animó al bajo, la batería y el piano. Repasando esas jornadas en el estudio, Loli cuenta que “lo diferente estuvo dado por llegar con una práctica previa. Tweety es otro tipo de productor y me encontró en otro momento. Me hizo trabajar muchísimo y tocar varios instrumentos. Fue un proceso muy exigido, pero a la vez crecí bastante”. Sobre las participaciones estelares, afirma que “lo de Kevin fue un super lujo. Se nos ocurrió que podía estar bueno que formara parte y él aceptó. Con respecto a Javier, es una constante en mi música. Antes que nada es mi amigo y una persona que me inspira. Siempre voy a querer que esté presente”.
Versiones En la discografía de Molina nunca han faltado los covers. Comenzando con el propulsor “Karma Chameleon”, no ha dejado de apropiarse de creaciones ajenas. En Youtube se la puede ver interpretando un repertorio mutante, que abarca “Fuego de noche,
Foto: Loli Godoy
nieve de día” de Ricky Martin, “Amores como el nuestro” de Los Charros y “Casas marcadas” de Spinetta. Si o no incluye “Mandolin”, un homenaje al desaparecido músico charrúa Gustavo Pena, mejor conocido como El Príncipe. Indagando en el por qué de esta elección, Loli expresa que “venía escuchando música uruguaya: El Príncipe, Fernando Cabrera, Eduardo Mateo. En ese momento estaba muy copada con esos cantautores. Un día, en medio de un desvelo nocturno, se me ocurrió hacer una versión de ese tema. Quería sacarlo de ese lugar de fogón hippie al que terminan yendo todos sus covers. Aunque ese es el toque que Gustavo le daba a través de la mandolina. Entonces dije: ‘a ver qué pasa si probamos con algo más rockero’. Esa canción tiene una oscuridad y una intensidad propias de su autor. Era un ser profundo y extraño. Para mí siempre es un honor tocarla, lo hago con mucha alegría y respeto”.
Nueva etapa Fijando la vista en el horizonte, Loli reflexiona sobre sus próximos pasos artísticos, continuamente vinculados a su desarrollo personal: “crecí mucho en estos años. Empecé de muy chica, a los 19. Ahora me encuentro más plantada. Sé donde estoy y qué es lo que quiero. Todas las experiencias que tuve fueron buenas, en el sentido de que me sirvieron para aprender. Siento que mi próximo disco va a marcar una nueva etapa de mi vida”.
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Ocio y Cultura Televisión
Tras la huella del Chacho Malchiko lleva la historia de Peñaloza a la pantalla nacional. Por Juan Almará Canal Encuentro, la TV Pública y Malchiko Contenidos Audiovisuales coprodujeron una docu-ficción, Rebelión en los llanos. Vida, resistencia y muerte del Chacho Peñaloza, que rescata los pasajes más importantes de la vida del caudillo riojano. La serie, estrenada el 12 de abril por la TV Pública y compuesta por cuatro capítulos, fue dirigida por el santafesino Mauricio Minotti (responsable de Malchiko). Mauricio es fotógrafo, editor-montajista y actor. En Buenos Aires trabajó con Pino Solanas como editor y camarógrafo en el documental Tierra Sublevada y en la serie Historia de los ferrocarriles argentinos. Como director y guionista, estuvo a cargo del ciclo documental Historias de Santa Fe, primera producción provincial en emitirse por el Canal Encuentro del Ministerio de Educación de la Nación. Su empresa cuenta con tres emprendimientos: Historias de Santa Fe, Escenas de la Historia de un País y Rebelión en los llanos. Con Minotti hablamos sobre su última creación, los desafíos de registrar la historia y el presente santafesino en el campo audiovisual.
Vida y obra de un caudillo —La miniserie reunió a actores y técnicos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Rioja ¿Cómo fue la preparación y qué características tuvo el rodaje? —La preproducción fue algo nuevo para nosotros, dado que tuvimos que hacer una serie en un lugar que desconocíamos. Viajé dos o tres veces a La Rioja para adentrarme en los escenarios por los que había pasado el Chacho. Elegí lugares que representen ese paisaje, que estén presentes en la retina de la gente, de tal manera que al verlos digan: “eso es La Rioja”. Fue un laburo de scouting muy grande, pero bastante rápido. Y después se organizó mucho desde Santa Fe. Se armó todo el equipo y se coordinó con gente de Buenos Aires. Fue un proyecto
que empezó siendo muy chiquito. A medida que íbamos consiguiendo cosas y entusiasmándonos, creció hasta transformarse en lo que consideramos una superproducción. Si bien contamos con un presupuesto considerado grande para una serie de Encuentro, no fue suficiente. Tuvimos mucha colaboración de Canal 7, que nos brindó vestuario. También usamos armas de otras series como Revolución o El combate de San Lorenzo. Los retos pasaban por coordinar en una zona de montaña donde no hay cobertura para celulares, por ejemplo. También tuvimos que vencer la desconfianza de los habitantes. Contamos con la colaboración de la Secretaría de Cultura de La Rioja, pero fue difícil pasar esa resistencia. Es gente de campo, de pueblo, muy sencilla. No entendían que hacíamos estos locos —comenta entre risas— filmando ahí. Hasta que se fueron convenciendo. Se engancharon mucho al enterarse que estábamos haciendo una miniserie sobre el Chacho. Empezaron a participar con cierto orgullo. Iban al rodaje a las 7 de la mañana y colaboraban un montón. El riesgo pasó por laburar en una región donde la infraestructura no está preparada para un trabajo de este tipo. Pero la peleamos y llegamos a buen término. Quedó un producto que nos gusta a nosotros y al público. —¿Desde qué perspectiva se aborda la figura de Peñaloza? —Peñaloza tenía la particularidad de que, si bien se había transformado en un caudillo, no era un hombre de dinero como otros líderes provinciales. Vivía en un poblado humilde, en contacto con los gauchos. Abordamos la perspectiva del caudillo como protector de los pobres, de la gente de a pie. Cuando necesitaba ir a pelear, a defender a La Rioja o a su territorio, lo seguían porque creían en él. También rescatamos sus últimos años, cuando alcanzó proyección nacional. Empezó a manifestar peso político en la zona y por eso Mitre y Sarmiento querían
eliminarlo. Fue el último bastión federal, resistiendo ese avance brutal de la “civilización”. A pesar de la derrota, porque era constantemente vencido dado que su ejército era muy humilde, volvía, se rearmaba y le ponía el pecho a ese avance.
Filmar la historia —¿Te fue útil tu experiencia en producciones sobre la historia argentina? -Una de las diferencias que encontramos esta vez, y que hace potente a la miniserie, radicó en desarrollar un personaje en cuatro capítulos. Eso no me pasó con otras series, donde cada episodio trataba una temática que empezaba y terminaba ahí. Una de las cosas que uno entiende es que un programa de TV no es un libro de historia. Tenés que proponer contenidos serios que estén documentados y poseer rigor histórico. Pero también apuntas a atrapar y entretener al espectador. Hay que lograr un equilibro. Y eso lo aprendimos con el tiempo: como nivelar el contenido sin llegar a una tesis doctoral. Estás haciendo divulgación histórica. Es un puntapié para que alguien vea el programa y después investigue por su cuenta. No podés contar toda la historia de un personaje. Haces una selección temporal en la que ponés tu punto de vista, el lugar desde el que contás. Incorporamos la idea según la cual los textos tienen que ser amenos al oído para ser llevados por la gente con cierta cadencia. Hay que atrapar al espectador, mantener el suspenso. Resumiendo, aprendimos a usar los recursos cinematográficos y televisivos aplicados a la historia. —¿Qué factores se tienen en cuenta en la recreación histórica? —Primero se labura con documentación sobre cómo se vivía en la época o cómo era una casa de ese entonces. Si se trata de un protagonista, en particular del siglo XX, se recurre a registros fotográficos. Y también al testimonio de quienes puedan contar cómo era, de qué forma actuaba. Con Encuentro
tenemos mucho asesoramiento. Laburamos con historiadores y sociólogos. Proponemos: “vamos a filmar esto de tal manera” y ellos nos dicen: “tengan en cuenta que ese fumaba y escribía con la derecha”, por ejemplo. A veces no llegamos a poner todo en pantalla. Pero son elementos que sirven para lograr una recreación lo más fiel posible. Como es muy difícil reconstituir un personaje con bajo presupuesto, se apela a una síntesis. Si vas a ambientar un lugar, buscás determinados elementos. Se usan técnicas cinematográficas que ayudan a resaltar lo que querés destacar. Si tenés que armar una sala de lectura donde ese tipo estudiaba, regenerás una parte a través de elementos que te sitúen temporalmente: una radio, pasando por una máquina de escribir o las biromes que usaba. Vas al detalle. Con más apoyo económico, amplias el plano.
Santa Fe, usina audiovisual —Rebelión en los llanos es la tercera producción de Malchiko. ¿Qué balance hacés del crecimiento de la productora en este corto tiempo? —El crecimiento fue muy rápido por haber llegado a hacer esta serie. Incluso Canal 7 la tomó para su pantalla. Para nosotros fue un espaldarazo muy grande. Esa evolución implicó mucho trabajo de nuestra parte para lograr un producto de calidad. En Canal Encuentro y la TV Pública hallamos un lugar donde desarrollar el tópico histórico, que es lo que nos atrapa. Esta es una etapa en la cual se valora ese
tipo de realizaciones y en la que nuestros gustos encajan perfectamente con lo que están buscando editorialmente esos medios. No podríamos ser lo que somos sin el apoyo de un Estado que quiere generar contenidos educativos, contar nuestra propia historia y poner en valor a ciertos personajes. Tenemos proyectos privados, pero el gran empuje viene a través de armonizar nuestras pasiones con una política estatal. —¿Cómo observas a Santa Fe desde el punto de vista de la generación de recursos humanos para la producción cinematográfica? —Siempre hago la misma comparación: cuando me fui a estudiar a Buenos Aires en 1998 era muy difícil encontrar acá alguien que quiera acompañarte o que esté capacitado para filmar un cortometraje o una película. Y cuando volví en el 2010 me topé con otro mundo. De hecho pude armar equipos de rodaje completos con gente muy formada: directores de fotografía, editores, productores. La refundación del Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales fue un gran aporte. Hoy puedo decir que toda la gente que labura conmigo es de Santa Fe. No necesito recurrir a Buenos Aires ni a Rosario. Nuestra ciudad es una generadora de recursos humanos para la actividad audiovisual. En las pantallas de los canales locales se ve un cierto crecimiento en el lenguaje, la calidad y la estética. Podemos discutir los contenidos, pero se empiezan a ver joyitas. Y eso significa que hay gente pensando y queriendo trabajar bien.
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Ocio y Cultura Encontrá a Vonnegut en Del Otro Lado.
Desayuno de campeones
agenda Un espacio para la difusión de las actividades culturales pausadigital@gmail.com
21:30. Dicroico Stanley Rock Bar (25 de Mayo 3301) 22:00. Surfin’ Ramones Tributo a The Ramones Tribus Bar & Arte (Pedro Vittori 3523)
Kurt Vonnegut La Bestia Equilátera Precio $ 129 La novela más personal, satírica y disparatada de Vonnegut. Una suerte de historia abreviada del siglo XX estadounidense, en particular, y de la humanidad, en general, contada (e ilustrada) para niños o extraterrestres por un loco que bien podría ser el Creador del Universo. La publicó en 1973, cuando ya era un escritor consagrado, y narra en un juego de cajas chinas el encuentro entre un grupo de personajes estrafalarios y entrañables con el escritor que los inventó. “Una vez que comprendí el motivo por el que Estados Unidos se estaba transformando en un país tan peligroso e infeliz de gente que no tenía nada que ver con la vida real, decidí evitar la narración de historias. Escribiría sobre la vida. Cada persona sería tan importante como las demás. Todos los hechos tendrían el mismo peso. Nada sería excluido. Que los demás pusieran orden en el caos. Yo pondría caos en el orden, y creo que lo he logrado. Si todos los escritores hicieran eso, quizá los ciudadanos que no se dedican a la literatura comprenderían que no hay orden en el mundo que nos rodea, sino que en cambio debemos adaptarnos a los requerimientos del caos. Es difícil adaptarse al caos, pero es posible. Soy prueba viviente de ello: es posible”.
Música
sab.27 Teatro
vie.26 Teatro 21:00. Los viejos que supimos conseguir LOA Espacio Proarte (25 de Mayo 1867)
21:30. Hay que vender la casa Teatro de la Abadía (Estanislao Zeballos 3074) 22:00. El tigre del convento de San Francisco Grupo Extremistas Corporales. Centro Cultural “El Birri” (Gral. López 3698)
Es el habano de Fidel Habanos Cohiba La leyenda cuenta que una de las primeras personas en fumar un Cohiba fue el Comandante. Y que usaba al Cohiba Lancero como regalo protocolar. Lo cierto es que la marca data de 1966 y que su comercialización pública comenzó en 1982. En Exquisitos Placeres hay un lugar especial para los puros y cigarros. Allí, los Cohiba Siglo (de la Línea 1492) y los Cohiba Maduro se destacan. La complejidad y el espesor del humo, las hojas puras enrrolladas y las notas tropicales en el paladar, con cacao, frutas, madera, pimienta o miel, distinguen este acompañante de privilegio para las despedidas.
mie.1 Música 21:00. La Jam de los miércoles Stanley (25 de Mayo 3301)
vie.3 Música 21:30. Leo Ramallo El Solar de las Artes (9 de Julio 2955)
sab.4 Música 21:00. Hormigón Armado, Barbirusa y TNT Expociclo SURock. Mercado Progreso (Balcarce 1635)
Cortázar está en Palabras Andantes.
Último round Julio Cortázar RM Precio: $ 110 En Último Round Cortázar pasa de la ficción al ensayo y del ensayo a la ficción, como una forma de mostrar el aspecto narrativo de todas las cosas. Conjunto de piezas breves, la obra resulta un collage hecho de inteligencia, sentido del humor, gusto por el juego e ironía, donde el lector no deja jamás de sorprenderse. La libertad formal y el desprejuicio discursivo sobrevuelan todo el libro: la crónica de una pelea en el Luna Park, el relato extrañado y desopilante acerca de una mosca que vuela de espaldas, un asado con otros argentinos en París al que asiste, misteriosa, una joven fantasmal; una pareja en una solitaria estación de trenes, en medio de un clima cada vez más enrarecido pues ambos son incapaces de recordar el lugar de destino; manifiestos contra la costumbre con el espíritu del Mayo francés, textos breves que reflejan los discursos fervorosos de la época (carteles, poemas, proclamas estudiantiles). Sin duda, uno de los libros más personales de Cortázar, en el que podemos vislumbrar sus gustos, sus referencias culturales, sus apuestas políticas, y su talento como hacedor de mundos literarios.
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Sociedad
Para recibir, siempre es necesario dar Con 14 transplantes en lo que va de 2013, Santa Fe se encuentra entre las tres provincias con mayor número de donaciones luego de Buenos Aires y Capital Federal, y sigue en aumento. Por Ileana Manucci Los datos suministrados por el Ministerio de Salud de la provincia, a través del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (Cudaio), dan cuenta de que los procedimientos de transplante realizados durante este año ya superan a los del primer trimestre de 2012. Si de cifras hablamos, para tener un panorama más amplio, las donaciones promedio de los últimos cinco años (de 2007 a 2011) son de 90 por año en la provincia de Santa Fe, con un notable crecimiento en 2012, registrándose 163 intervenciones. “Actualmente hay más de 550 pacientes en lista de espera y de la totalidad de la población poco más del 7% manifestó su voluntad de donación, ya sea positiva o negativa. De todas maneras, el crecimiento es notable y eso es motivo de satisfacción para quienes trabajamos en este campo de la salud”, expresaron desde el Cudaio. —¿A qué se debe el crecimiento de estos últimos años? —A todo el trabajo que se viene haciendo al respecto a nivel nacional a través del Incucai y desde el Ministerio de Salud de la Provincia, que mediante el Cudaio trata de instalar el tema como una práctica habitual y cotidiana del sistema sanitario. —En este sentido ¿qué estrategias de trabajo desarrollan para lograr mejores resultados? —El año pasado se implementó a nivel nacional la estrategia Hospital Donante (HD), que consiste en que hospitales de alta complejidad, que cumplen con una serie de requisitos que permiten considerarlos como potenciales generadores de donantes, incorporen la procuración de órganos como una
actividad hospitalaria más, con el objetivo de incrementar la disponibilidad de órganos y tejidos para el trasplante. En Santa Fe tenemos tres HD: dos en Rosario, el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA) y el Centenario, y uno en la ciudad, el Hospital Cullen. Algo relevante es que actualmente el HECA y el Cullen están entre los cuatro primeros hospitales generadores de donantes del país. Si bien las cifras denotan un compromiso cada vez mayor de la sociedad y la comunidad médica en relación a esta creciente demanda, se registra un aumento mayor de inscriptos en lista de espera en proporción al aumento de donantes, tanto en la provincia como en todo el país. El aumento de los registros en las listas de espera tiene que ver con que actualmente el trasplante se considera una práctica médica cada vez más frecuente, como así también las medidas adoptadas desde la salud pública para asegurar la inscripción en lista de espera de todo paciente que tenga indicación de trasplante. Cómo ser donante
Toda persona mayor de 18 años puede expresar su voluntad de donación –positiva o negativa– mediante un Acta de Manifestación de Voluntad, donde puede expresar si quiere donar todos su órganos o alguno en particular, que se encuentra disponible en las oficinas del Cudaio, en las diversas actividades socioculturales que realizan, y en las oficinas del Registro Civil. Dichas actas, posteriormente, son cargadas en el Registro Nacional de Donantes, base de datos on line a la que los organismos de procuración tienen acceso para consultar ante la presencia de un potencial donante. También tienen validez
Las continuas campañas de Cudaio van dando sus frutos: 2012 fue el año con mayor cantidad de donaciones y se esperán más en 2013.
legal las manifestaciones de voluntad asentadas en el DNI. Si un potencial donante no tiene asentada su voluntad, la Ley lo considera “donante presunto”, la familia debe expresar cuál hubiese sido la voluntad del fallecido en caso de habérsela expresado verbalmente y dicha declaración queda asentada en un acta con peso de declaración jurada. —¿Cómo funcionan las listas de espera para recibir una donación? —Ante la presencia de un donante fallecido se determinan las características de cada órgano y éstas son volcadas a un sistema que determina a través de ciertas variables quién de la lista de espera es la persona más adecuada para recibir el órgano en cuestión. La lista de espera es imposible de manipular, lo que asegura la absoluta trans-
parencia en la asignación de los órganos, y es una medida de seguridad contra el tan temido tráfico de órganos. Cuando el trasplante es a través de un donante vivo, claramente se sabe de antemano el destinatario, ya que el requisito fundamental para este tipo de procedimiento es que sean parientes sanguíneos; otra posibilidad es la del famoso caso de Sandra Mihanovich, que tuvo que acudir a un juez para determinar que entre ella y la persona a quien decidió donarle su riñón, su sobrina, había un fuerte vínculo emocional. Se dificulta la posibilidad de ser donante de alguien que no es familiar para anular la más mínima posibilidad de comercializar con este aspecto de la salud. Argentina es mundialmente reconocida por poseer una legislación y un sistema de trasplante
con una total transparencia, democrático y gratuito. La salud pública asegura el acceso al trasplante y la medicación inmunosupresora (que requiere todo trasplantado de por vida) a todo paciente sin cobertura social, lo que hace que las posibilidades de acceso al trasplante sean equitativas y universales para todo argentino, independientemente de su condición social. Para finalizar, desde el Cudaio hacen hincapié en una cuestión fundamental a la hora de pensar y decidir si queremos ser donantes: “nosotros no decimos que hay que donar por una cuestión solidaria y altruista hacia el prójimo, sino que hay que donar para que funcione este sistema de salud, porque cada uno de nosotros tenemos muchas más posibilidades de necesitar un trasplante que de efectivamente poder ser donantes de órganos”.
Tramando medios: aprendizaje en comunicación Docentes, graduados y estudiantes de Comunicación Social que integran el Equipo de Medios del Área de Comunicación Comunitaria de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, lanzaron La Tramando, una revista lúdica que, basada en la concepción de la comunicación como un derecho, invita a los y las jóvenes a elaborar diferentes piezas comunicacionales, tales como spots radiales, radioteatros, esténcils, historietas, fanzines, fotonovelas y videos-minuto, a partir de los recursos que se tengan a disposición. Se trata de un material pensado
para organizaciones e instituciones educativas, que pueden utilizarlo como guía para trabajar y potenciar la comunicación comunitaria. La publicación contiene relatos de las experiencias de los participantes de Talleres de Comunicación Comunitaria desarrollados en escuelas de Santa Fe y Paraná, tutoriales que recorren la elaboración de distintos productos comunicacionales y un juego didáctico de comunicación, ideado para ser disfrutado por jóvenes sólo con la ayuda del contenido de la publicación. “La idea surgió a partir de
la necesidad de contar esas experiencias de comunicación comunitaria y, al mismo tiempo, de las ganas de transmitir y contagiar la posibilidad de ejercer el derecho a la comunicación a partir de la producción de materiales comunicacionales por medio del juego”, explica Cecilia Rolandi, integrante del equipo realizador. —¿Cómo pueden obtener La Tramando las instituciones interesadas? —Los interesados en tener su ejemplar pueden pedirla por nota al Área de Comunicación Comunitaria de la Facultad de Ciencias
de la Educación de la UNER o por correo electrónico a tramandomedios@gmail.com. Por suerte estamos teniendo muy buenas repercusiones y varias organizaciones y colectivos de trabajo nos han pedido la revista no sólo en la región sino también desde distintas provincias. El pedido más impactante fue el de la organización Milperos Autónomos de México. Además de la publicación, desde el Área de Comunicación Comunitaria se viene realizando desde hace un par de años el “Tramando Medios”, una maratón comunicacional en la cual estudiantes de
distintos niveles e instituciones educativas de la zona se reúnen para realizar producciones colectivas de materiales comunicacionales. Los asistentes conforman grupos al azar y trabajan con otros estudiantes a quienes conocen ese mismo día, debaten una consigna y luego realizan productos comunicacionales en diversos lenguajes (esténcil, calcomanía, historieta, fotonovela, cuña, radioteatro y stopmotion, entre otros).Este año el Tramando Medios 2013 se realizará el 23 de mayo y la inscripción estará abierta hasta el 10 de mayo inclusive.
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Opinión
Un puerto a la deriva ¿Cuáles son los intereses que se juegan en el punto de localización para el nuevo puerto? Por Hugo Kofman (*) A fines de 2012, el ministro Ángel Sciara anunció la licitación para la construcción del Nuevo Puerto de Santa Fe, que operará con “gestión privada” al menos durante 33 años. Las presentaciones se cerrarían el 25 de abril de 2013 y todo aparenta que en tres años los santafesinos tendremos un puerto de ultramar sin los problemas del viejo puerto inaugurado hace más de un siglo. Sin embargo, Sciara también reconoce que para garantizar que los barcos puedan operar y maniobrar, “los cálculos de los expertos dicen que es necesario efectuar dragado y ‘cortar’ una isla”. Luego revela que “la demora desde 2003 a 2009 era por donde se localizaba, hasta que hubo un decreto del gobernador Jorge Obeid que definió, políticamente y con el apoyo de las fuerzas sociales, una de las tres localizaciones previstas como alternativa; el famoso punto G. Ahí se zanjó el problema”. En realidad no hay mucha gente enterada de ese conflicto, ni se sabe de importantes fuerzas sociales que hayan intervenido. Tampoco nos informaron cómo fue ese debate, cuáles eran las distintas opciones y sus fundamentos. En noviembre de 2012, desde el Centro de Estudios y Acción Popular (CEAP) presentamos a la Cámara de Diputados un documento de análisis sobre el tema, incluyendo aspectos financieros vinculados al préstamo del Fonplata, y una radiografía del Ente Administrador Puerto de Santa Fe. El organismo es presidido por un representante del gobernador, con un Consejo con mayoría de entidades empresarias, y una fuerte incidencia de la Bolsa de Comercio de Santa Fe. En el año 2006 fue el Ente quien eligió el punto G para emplazar el nuevo puerto, con la participación protagónica de Gustavo Víttori, el silencio de las autoridades de la Universidad Nacional del Litoral, que eran parte del Grupo de Inspección, y el apoyo del ex gobernador Obeid. El análisis técnico del documen-
El viejo puerto prácticamente está de adorno. Sus tierras son un preciado botín inmobiliario.
to del CEAP fue aportado por el profesor Mario Amsler, titular de la cátedra de Hidráulica Fluvial de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, quien nos remitió a un libro publicado por la UNL en el año 2000. Queda en claro en ese estudio que el punto G, cercano a la desembocadura del río Colastiné frente a la isla La Paciencia, es totalmente inapropiado para la construcción del nuevo puerto. Corresponde al antiguo cauce del río Paraná, que es hoy un brazo secundario con intensa sedimentación, lo que obligará a permanentes dragados. Tiene estrecho margen de maniobra para los barcos, los accesos que se deben construir sobre las islas son sumamente costosos por el carácter inundable de la zona, e implica un fuerte impacto ambiental. En 2006 los expertos de la Facultad de Ciencias Hídricas de la UNL discreparon con el Ente portuario, con los mismos fundamentos del profesor Amsler, y propusieron otro lugar de emplazamiento para el nuevo puerto: en las cercanías del Túnel Subfluvial, donde el río tiene un calado profundo y una gran amplitud de maniobra. A estas ventajas naturales, se suma el acceso ya existente de la ruta 168, que abarataría notablemente el costo de la obra.
De hecho sus opiniones no fueron tenidas en cuenta y se retiraron del convenio de asesoramiento. ¿Por qué entonces la obstinación del Ente en sostener el punto G para emplazar el nuevo puerto? Una respuesta posible fue publicada en el diario Uno en 2007. En 2003, tres años antes de la elección del lugar, una “sociedad anónima” a la que se vinculó a la dupla Caputto-Víttori, había comprado grandes extensiones de tierra a precios irrisorios en la zona del punto G, para especular con su futura valorización. La denuncia derivó en múltiples declaraciones de legisladores y en un pedido de informes encabezado por el entonces diputado Antonio Bonfatti. Para poner paños fríos, el entonces gobernador Jorge Obeid propuso expropiar las tierras a “valores históricos”, lo que aún no se concretó. Además, Nahuel Caputto se vio obligado a dirigir una nota al Ente manifestando su “voluntad de ceder” las tierras que había comprado en la zona del punto G, pero no nos consta que eso se haya efectivizado. Las dudas sobre el lugar de emplazamiento y las amenazas de denuncias judiciales sobre posible “tráfico de influencias” quedaron en nada, y todo siguió su curso de acuerdo al plan trazado por Gustavo Víttori.
Lamentamos que el ministro Sciara no nos haya respondido a un pedido de audiencia en el cual ofrecíamos aportar información que consideramos significativa respecto a un proyecto de gran magnitud que puede adolecer de graves fallas técnicas con un enorme impacto económico para la provincia. Aunque no estaría de más que revele cuáles son los “expertos” que consultó y que lo convencieron que la mejor alternativa era cortar una isla y el dragado permanente. Mientras tanto, el Ente sigue haciendo negocios millonarios para pocos, con la tierra pública del puerto, favorecido por una decisión de la propia Legislatura provincial que en 2012 lo eximió de pagar el préstamo de Fonplata y nos hizo cargo a todos de la deuda. Se soslaya así la promesa de que las recaudaciones del MasterPlan se destinarían a la financiación
del nuevo puerto. Queda así en evidencia que el proyecto impulsado por el entonces gobernador Obeid, sin cuestionamientos de la oposición, era un verdadero plan maestro de los negocios inmobiliarios para la apropiación privada de bienes públicos a precio vil. Quizás no esté de más recordar que el presidente del Ente portuario, Marcelo Vorobiof, tiene intereses privados en el negocio inmobiliario como presidente del Grupo Pilay. Y que su hijo, Fernando Vorobiof, fue recientemente favorecido por el gobierno provincial, a través de la concesión de una “zona franca” de comercio exterior en la zona de Villa Constitución a una Unidad Temporaria de Empresas que integra a través de Worcap SA. Salvo que se traten de casualidades. (*) Docente de la UNL.
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A 10 años de la inundación
Las marcas de cuando el abandono se hizo muerte Una obra inconclusa, un tercio de la ciudad bajo agua, 158 víctimas y ningún culpable. Los mapas que pintan a nuestra ciudad bajo el azote del Salado son conocidos y fueron publicados en difentes medios a pocas semanas de la catástrofe del 29 de abril. Esta infografía incorpora varias referencias que aquellos valiosos mapas poseen. Los utilizamos como fuentes informativas. En marrón oscuro se ve el cauce del Salado cuando está en su altura habitual y en marrón claro se pinta la zona inundada, sea por lluvias o por el ingreso del río. No hay fuentes precisas para representar otras zonas que estuvieron anegadas, como las del centro norte de la ciudad. También están, en azul y rojo, las trazas de la avenida Mar Argentino y de la Circunvalación Oeste, las dos obras que produjeron el embalse del Salado. Cerca del Hipódromo de Las Flores la línea roja se corta abruptamente, tal como lo hiciera el terraplén que sostenía a la Circunvalación. Ese terraplén nunca fue superado por el río Salado, que sencillamente fluyó por esa apertura, con letal naturalidad. La diferencia en este mapa son las cruces. La inundación de 2003 produjo 158 muertes. Apenas 23 fueron reconocidas oficialmente; las víctimas faltantes fueron relevadas por la Casa de Derechos Humanos. Personas que murieron en centros de evacuados, que interrumpieron sus tratamientos médicos y nunca los pudieron retomar, que jamás tuvieron atención para los procesos depresivos que las llevaron a entregarse a la tumba. Parejas donde muere un integrante y, al poco tiempo, el otro perece de tristeza. Diabéticos infectados por la pestilencia, que no pudieron detener su avance implacable. Cada cruz está ubicada en el lugar aproximado en el cual se produjo una muerte, según el relevamiento del organismo de derechos humanos. No todos los casos están geolocalizados. La mayor cantidad de víctimas provino de los barrios más pobres de nuestra ciudad, especialmente los del suroeste, donde el Salado no fue un manso curso de planicie sino un aluvión imparable. Cada una de estas cruces tiene un nombre y un apellido. Son los mismos que se leen todos los 29 abril en la Plaza de Mayo, desde hace 10 años, para reclamar justicia por los ausentes. Infografía: Juan Curto