Dialéktica el olvido del ser (capitalista) introducción al dossier sobre política y subjetividad año

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capitalista, la lucha de clases entre el capital y el trabajo es el punto en torno al cual giran los pliegues de la realidad social. Si el nacimiento de la autoconciencia se conecta inmanentemente con el cuestionamiento por la servidumbre voluntaria, si el reconocimiento de que la relación capitalista es inherentemente el conflicto entre capital y trabajo, entonces el problema de la individual servidumbre voluntaria se convierte, en condiciones capitalistas, en el problema de la colectiva autoconciencia de clase. La realidad de la praxis anticapitalista se zanja en cómo se ha actuado y pensado el deshacer de la histórica y escurridiza marcación del cuerpo social capitalista: la cosificación mercantil de la capacidad de hacer que se perpetúa en todas las instancias heterónomas de la vida social, en las que el Estado –con su farsa de la igualdad de los derechos- es el garante por excelencia. Y no se puede corroer este orden de cosas, no se puede cortar ese enlace, si no se experimenta, al mismo tiempo, un modo alternativo de producir la vida y de entramar los cuerpos. Esto es, recuperar la capacidad de hacer, ponerla en nuestras manos (autogestión) y bajo nuestras decisiones (autonomía). *** Sería incorrecto pensar que una vez caído el hombre en la terrenalidad de la autoconciencia, que una vez secularizada las potencias creativas de la humanidad, el idealismo, el teologismo se marcharían para nunca más volver. De la mano de la sutil marca abstracta que labra el capitalismo sobre los cuerpos, el idealismo ha vuelto, pero con ropajes sumamente extraños, vestiduras que, bajo sus heterogéneas texturas y colores, ocultan la misma insistencia, la persistente marca. La relación de la autoproducción de la existencia por la propia humanidad con el desarrollo de la lucha de clases entre el capital y el trabajo se expresa condensadamente en la sentencia que afirma que el ser (social) determina la conciencia (social), pero no al revés. El slogan más conocido a este respecto fue escrito por Marx, con y sin Engels11. 11 «En la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de esas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso social, político e intelectual

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