La Carrera de la modernidad. Construcción de la carrera décima

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estacionamiento de 140 vehículos y un recursivo empate con el edificio Sara Zapata. Un proyecto riguroso y ligero, modulado y bien construido, quizás el mejor edificio de la avenida y uno de los puntos más altos de la arquitectura para oficinas en Colombia. Por los mismos días, después de dos años de obras de reconstrucción y restauración, es inaugurada la Recoleta de San Diego (El Tiempo, 1954-6-13, p. 21). Un ejemplo que permanecerá como testimonio de los tiempos de la Colonia, reinventados sus claustros y límites, luego del paso de la carrera Décima hacia el norte. Una pequeña y sencilla ermita erigida a la salida de la Santafé virreinal, como punto de paso al inicio del camino para Tunja, que ahora renace para “evocar tiempos viejos frente a la denuncia de la arquitectura moderna” (El Tiempo, 1954-6-21, p. 3). Se levanta, en contraste con el hotel Tequendama, uno de los principales elementos modernizantes de Bogotá, con técnicas estructurales, acabados y equipamientos de gran capacidad y adelanto. Un hito que marcaba el inicio del Centro Internacional, que iría desde allí hacia el norte, hasta el Parque Nacional, en la calle 39. Un edificio elocuente de lo que sería la arquitectura moderna colombiana, en su combinación de ladrillo vernacular y líneas puristas, con ese sentido de lugar que consolidara esa generación que trabajó entre 1950 y 1960. Ya pronto, anuncia la prensa, regresarán a Bogotá los urbanistas Wiener y Sert, autores del Plan Regulador, y lo harán en cumplimiento de una cláusula de su contrato que consideraba una visita a la ciudad un año después de entregado su plan. “La visita es por demás interesante y oportuna, en vista de la nueva providencia creada [por la administración militar] y que modifica la concepción urbanística” en lo referente a la ubicación del Centro Cívico en el centro de la ciudad. Era este uno de los puntos cruciales de la propuesta, de ellos y de Le Corbusier, y ahora “una providencia ampliamente discutida por la noticia de la compra de terrenos al occidente para la creación del núcleo de los edificios gubernamentales” (El Tiempo, 1954-8-4, p. 18). Días después, Wiener declara que ellos ponen “en manos de las autoridades municipales, de los profesionales y de la colectividad, el estudio que con gran esmero y cariño hemos hecho efecti-

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>Edificio de la firma de arquitectos Manrique Martín en la carrera Décima con calle 16. El Tiempo, 1954-10-14, p. 6


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