Los recuerdos del porvenir

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El capitan Flores no supo qu e contestar.Juan C habia tornado de sor presa. Fascinado por los ojo s se levanto y de sapar ecio por la puerta que comuni el de spacho del general Rosas. -Sientense, y no olviden repetir a cora 10 qu e y a ese hombre. Las much ach as oc uparo n las sillas vadas de la y esperaron inrn ovilcs. Juan Carino repetia las m ne s en voz baja. Queria cargarlas de poder par el momenta de decirlas salieran con la violenc di sparo. La s voces de las muchach as ayudaria n . P hora, luego otra, y el rel oj de la iglesia di o la s oc noche. Juan Carino, extrafiad o, se ace rca a la pu la qu e habia desap ar ecid o el capitan Flores, escuc seg undos y llam a . Del otro lado de la puerta n senales de vida . El loco ag ua rdo un os m omentos a llamar. Le co ntesto el m ism o silenci o . Se asusto. sola violencia de sus maldiciones, aun antes de ser ciadas, habia sur tido efecto y Fr anci sco Rosas, e Flores y Rodolfo Goribar yad an muertos. Abrio l de un ernpellon. Queria cerciorarse: en el desp Francisco Rosas no habia nadie. -iEsto es una burla! -grito subitamente enfu ernpezo a dar voces y a decir palabras in coherente se hubiera vuelto loco. Las muchachas asustadas de calmarlo. Aparecieron unos soldados. -tQue escandalo es este? iFuera de aqui! -tEn donde se esco nd io Francisco Rosas? -iAy Dio s, que miedo! -dijo un soldado, imi voz de una mujer. -iLarguense! iEl seno r general hace mucho tie salio l ll.arguense 0 los det en go a todos!. . . Y los solda dos saca ro n a empellones a Juan a las muchachas. Cu ando se encontraron en la muj eres con las cha linas desgarrad as y el sin su s de cop a, am enazo :

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