Revista Literaria Delirium Tremens 9

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J. Montoya Carrasquilla EL EQUIPAJE Allí estaba, como todos los días, a la misma hora, en la misma posición y mirando su maleta. Los cristales de su vieja ventana -pequeños recuadros de historias ya pasadastan solo dejaban entrever una postura de vieja holgura y un mirar no se sabe dónde. A sus 78 años, y tras muchos años de intentar su maleta arreglar, poco le quedaba por esperar. De joven, cuando su vitalidad lo permitía, se acercaba a la maleta e intentaba su equipaje preparar. Más todo terminaba allí: en un querer pero no puedo, en un saber pero no sé. Así, y por muchos años -tantos que ya lo había olvidado-, y al cabo de unos instantes casi distantes, terminaba por abandonar aquello que no se atrevía a ahondar. Como siempre, las sabias palabras de su padre golpeaban insistentes sus recuerdos, sacudiendo el polvo que años de experiencias habían depositado suavemente: "Mantén siempre tu equipaje preparado". Más lo que su padre no le había dicho era lo que en su equipaje debería llevar. Y aún hoy no lograba descifrar qué era aquello que debería llevar para un viaje cuyo destino ignoraba en total. Y no es que fuese perezoso, pues de oso nada tenía, eran aquellos a quienes preguntaban, tanto él como ellos, los que por error se equivocaban. - Dime, ¿si has de partir, qué equipaje has de urdir? - Primero, has de saber, debes decirme a dónde he de ir. - ¡A cualquier lugar! ¿Acaso importa a dónde has de ir si es obligado partir? - Más, insisto, ¿será tierra caliente donde todo ente su cuerpo ha de derretir? - De ello nada se. - ¿Será acaso tierra fría donde se enfría todo vivir? - De ello nada se. - ¿Tal vez tierra templada donde soplada la vida ha de transcurrir? - De ello nada se. - Pero, vamos, ¿acaso algo has de saber? - Oh, sí, ¡que obligado es el proceder! - Pues si así le pones, ¡melones no habré de llevar! Así, y como tantas otras veces, peces y otras reces, sus interlocutores, como autores, le venían a ofrecer. Más la pregunta, que se unta más no se pega, llega una y otra vez: ¿si has de partir, qué equipaje has de urdir? En sus recuerdos las palabras de su padre de nuevo se repetían: "Querido hijo, la vida es el equipaje que cada uno se fabrica y lleva, llueva o no llueva; cuanto más le metas, más pesado se te hará. Así, piensa siempre en qué será aquello que en ello meterás". Un día, como sin buscar más buscando algo que llevar, una pequeña y vieja mujer le preguntó: - ¿Qué buscas tan insistentemente que ya mi mente ha de turbar? - ¡Ah!, anciana mujer, busco aquello que tu bello cuerpo nunca ha de reflejar. Dime, que a mi te diriges, ¿qué es lo que en mi equipaje he de llevar? - Antes bien, debes decirme, ¿hacia dónde has de partir? Revista Literaria Delirium Tremens # 9 - enero de 2014

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