Las luces del día nos muestran la imponente silueta del monte Fuji, hacia el oeste y la formidable bahía de Tokio atravesada por el puente Rainbow al sur. Al anochecer las luces de los rascacielos y edificios centelleando en el horizonte nos recuerdan a una película de ciencia ficción. Desde los ajetreados cruces de vías de Shibuya (famosos por la película Lost in Translation) a los tranquilos jardines en el templo de Harajuku Mej, las atracciones de la ciudad son variadas y fascinantes. Mientras Tokio se fija hacia el futuro sin dejar de honrar su pasado, la ciudad y su gente, le ofrecen a los visitantes, una experiencia inolvidable.
Sus principales atracciones resultan de un mix de cultura, sociedad y política, cualidades que dotan a esta ciudad de un carácter propio y especial para cualquier visitante. Dar un paseo por el sugerente Shitamachi o ciudad baja o por el mayor centro budista de Japón, Sensō-ji; visitar el hito sintonista Meiji-jingū o conocer el gran mercado del pescado llamado Tsukiji. Entre los “barrios” más conocidos y mejor definidos que plasman el pasado, presente y futuro de Tokio se encuentran Akihabara, Shiodome y Roppongi.
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