El patrimonio fortificado pirenaico (S. XVI XIX)

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Libro Fortificaciones 01-10-14

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Ruinas del fuerte de Ametzagaña (San Sebastián).

y los fuertes de Hernández, Artola, Farola, Lugaritz, Puyo, Ametzagaña, Alza, Miracruz y Almirante. La segunda línea, más retrasada, la formaron el torreón del Antiguo, los fuertes de Molino de Viento y de Pintore, el torreón de Loyola y el fuerte de Concorrenea. La tercera línea fortificada limitaba la trama urbana de la ciudad. Estuvo constituida por un muro de mampostería ordinaria convenientemente aspillerado que recibía el apoyo de varios fortines y cuerpos de guardia anexos y de las fortificaciones del monte Urgull. También es de destacar la fortificación llevada a cabo en los cascos urbanos de otros municipios: Hernani, Irún, etc. Al contrario de lo que ocurrió con las fortificaciones de la primera guerra carlista, estructuras importantes de algunos fuertes (Ametzagaña, Santa Bárbara, Mendizorrotz, Oriamendi, Lord John Hay, Almirante, etc.) y de torreones (Jaizkibel, Elatzeta, Zubelzu, etc.) han llegado hasta nuestros días, ya que al final de la guerra fueron clasificados en función de su interés militar, permaneciendo algunos de ellos en activo o en reserva durante un cierto número de años.

102 / El patrimonio fortificado pirenaico [s. XVI-XIX]


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