Septiembre

Page 14

El objetivo, los estudiantes. diantil. Igualmente hay que hilar más fino en el análisis. Por esos días de 1975 ya había aparecido colgado en un puente de Berisso (Ricardo) “Patulo” Rave, un compañero nuestro de 18 años. Ese fue el indicio de que nuestra edad no era un atenuante para los represores. Como ése, hubo muchos secuestros a estudiantes del secundario. Así nos encuentra el golpe de 1976, donde algunos se abrieron y otros seguimos comprometidos porque veíamos que nada bueno podía venir de una dictadura militar. -En ese caso funcionó a los fines de dar a conocer la historia, pero en forma acotada… -Tal vez se buscó, por nuestras edades y por lo que hacíamos, vinculándolo con una actividad puntual como la marcha, posicionar ese segmento de la historia mal llamándolo “víctimas inocentes”. No hay víctima inocente y víctima con otro grado de responsabilidad, yo creo que recién ahora se está avanzando en esos conceptos. Cuando vos tenías que explicar lo que te había pasado, lo primero que te decían era “por algo habrá sido”, “algo habrás hecho”, “eras guerrillera”. Cuando uno les trataba de explicar que no era tan así, este tipo de argumentos e historias servían para demostrar que los chicos que habían desaparecido eran de 14 ó 15 años. Se trataba de poner en forma más gráfica el accionar del terrorismo de Estado. Una simplificación que personalmente no me parece lo mejor. Yo siempre traté de contar las cosas como habían sido. -¿Cuál fue la reacción de su familia ante su militancia, siendo que era marcadamente antiperonista? -Primero me querían matar. Una noche les dije que me tenía que ir de casa porque corría peligro por mi militancia en la UES. Fue una noche complicada. Finalmente prevaleció el amor y la protección de los padres sobre una hija. Y los reclamos y debates quedaron para otro momento. Siempre rescato su apoyo y contención, sobre todo mi padre, que por ser policía retirado sufrió toda clase de humillaciones cada vez que reclamaba por mí.

Pag. 14 -

-Y una vez en cárcel, ¿se arrepintió de la elección que había tomado? -Muchas veces me puse a pensar que podría haber tenido una vida acomodada de clase media platense. Yo no necesitaba nada. Ninguno de los chicos que militaban necesitaba nada. Así y todo, no me arrepentí. Cuando salí con libertad bajo vigilancia pensé mucho en apartarme, hacer la mía. Creo que me duró 24 horas, nada más. -¿Pensaba que a su edad podían secuestrarla, torturarla o asesinarla? -Comencé a darme cuenta de mi edad cuando mis hijos llegaron a la edad que yo tenía. Yo nunca me vi con esa edad, nunca creí que no me iban a hacer algo por mi edad. Yo era su enemigo político independientemente de mis años de vida; para ellos ni tenía 17 años ni pesaba 47 kilos como pesaba. Nunca la edad fue un atenuante, entré a Devoto con 17 años. Sabíamos que nos llevaban a la cárcel siendo menores, no esperábamos abogados ni nada que se le pareciera. Sólo estaba contenta por estar viva. Las circunstancias te obligan a un análisis muy ele-

La periodista titubea, formula una pregunta endeble que apenas se escucha y ante la mirada desconcertada del ministro de Bienestar Social, contralmirante Julio Juan Bardi, reformula: “¿De que estrato social provendrían los adolescentes drogadictos?”. Con la seguridad de haber escuchado bien la pregunta, el represor arguye de inmediato el repertorio de la dictadura y espeta: “Hay de todo, pero lamentablemente yo diría que es mas fácil que los haya entre el ambiente estudiantil que entre el ambiente trabajador, normalmente el que trabaja está en procura de un ideal… A veces el exceso de pensamiento puede motivar estas desviaciones”. Junio de 1976. El grupo encargado de perpetrar lo secuestros, torturas y asesinatos fue el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires. El titular del cuerpo policial, el general de brigada Ramón Camps, explicaba pocos días después que el suceso respondió a la “lucha contra el accionar subversivo en las escuelas”. En una entrevista con algunos padres, víctimas de la desaparición de sus hijos, el represor les explicó que “no existen los secuestros al voleo” y destacó que se llevaban a quienes habían estudiado en “los colegios subversivos para cambiarles las ideas”. Jóvenes y estudiantes eran características de los identikit. Todas estas elucubraciones, realizadas en nombre de la “defensa del territorio contra el enemigo comunista”, no fueron un capricho ni una ocurrencia. En 1973, cuando Juan Domingo Perón aprontaba su regreso, cuando la dictadura declinaba, el diario La Opinión presentaba una encuesta que proyectaba una imagen bastante acabada de los estudiantes de los 70. La publicación revelaba que la gran masa de estudiantes secundarios se inclinaba por figuras emblemáticas de la izquierda internacional y ansiaban el regreso del líder justicialista. Ernesto “Che” Guevara encabezaba la lista de los más votados. Lo seguían Perón, Salvador Allende, Fidel Castro, Eva Perón y, mas lejos, Mao Tsé Tung. El clima mundial auguraba un cambio, un lugar mejor era posible y la lucha era el único elemento. La revolución cubana, el Mayo Francés y, por supuesto, la herencia argentina, aportaron lo demás. Los chicos secuestrados en la Noche de los Lápices y los miles de jóvenes que militaban por una sociedad más justa eran producto de los cambios que se venían suscitando. Habían escuchado historias de dignidad, solidaridad, proscripción y rebelión, y creyeron que era el momento de tomar protagonismo.

mental, de supervivencia, que las cuestiones del derecho no se nos pasaban por la cabeza. También la militancia nos había dado cierta madurez. -¿Tenía alguna forma de saber cuál era su destino mientras estuvo detenida? -Después de unos de días de haber estado en Arana nos llevaron a todos el 23 de septiembre. El celular paró y dieron una lista, incluso no sabía que algunos chicos estaban ahí conmigo y hasta no conocía sus apellidos, lo reconstruí con el tiempo. Los que no fuimos nombrados seguimos. Nunca me imaginé que en ese momento se había jugado gran parte de nuestro destino. Cuando lo vería a mi papá en las visitas le preguntaba por Claudia (Falcone), por Horacio (Ungaro, ambos asesinados en el Pozo de Banfield) sin tener ninguna respuesta. Los militares tendrían que responder esa pregunta porque nosotros no hicimos nada para sobrevivir ni ellos para ser asesinados. -¿Cuál era su percepción respecto del destino de los otros de-


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.