Son las cuatro y veinte.
Camélida, sobrada de agua, espero misericordia inguinal,
un sexo que herede, sin protocolos, mi carne androide
Caminar sobre el fuego y dormir en el jardín de infancia
Mañana, un coma tutelado que campe a sus anchas
Lisboa cerró su espacio aéreo. Volveré pronto. Te quiero mama.