Historia de roma grimberg

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soldados protegidos con casco alado y armados con un venablo, un hacha, un sable y un escudo cuadrado. Durante las hostilidades, el cultivo de la tierra se dejaba a los agricultores libres y a los esclavos. En caso de ataque por sorpresa, las familias se refugiaban en un recinto de acceso difícil, rodeado de piedras amontonadas y árboles cortados. Si la tribu lograba la victoria, se entregaba a grandes fiestas, juegos, libaciones de hidromiel y cerveza fresca. Concentrando toda la civilización céltica, los druidas acumulaban funciones de sacerdotes, médicos, hechiceros y jueces. Desde el punto de vista religioso, en su ciencia se mezclaban los conocimientos humanos y la adivinación. Como tales, se parecían a los brahmanes y a los magos del Irán. El poder de los druidas estaba relacionado con la encina, de la que recogían el muérdago con hoces de oro, vestidos de blanco, mientras los bardos salmodiaban cantos sagrados. A veces, en la profundidad de sus bosques consagrados a la Luz, a las Fuentes o al Sol, rendían un culto extraño a la naturaleza. Sobre unos altares formados con tres bloques de piedra, herencia neolítica, sacrificaban animales a sus dioses. Los druidas eran, además, educadores de la juventud. Enseñaban la historia de la raza céltica, nociones dé física y de astronomía, algunos conocimientos sobre las plantas, recetas mágicas y, en especial, su doctrina sobre la inmortalidad del alma. Según la religión céltica, la muerte sólo era un cambio; después de ella, la vida continúa con sus formas y sus bienes en el otro mundo. De ahí el culto a los antepasados que son a la vez héroes y dioses, y viven en el país de los bienaventurados. La literatura céltica, o al menos la que conocemos a través de Irlanda, responde a las preocupaciones religiosas populares. El misterio domina hasta tal punto que no se sabe nunca bien si se trata de hombres o de espíritus. Otros largos relatos ofrecen aspecto precursor de los cantares de gesta. Debido a la transmisión oral, la mayoría de sus personajes se han perdido o han sido transformados, pero es indudable que los celtas crearon ciertos héroes occidentales, como por ejemplo el rey Arturo, Tristán e Isolda y otros. El genio céltico aparece también en su arte. El amor a la belleza presidió sin duda la concepción de objetos tales como el vaso de Gundestrup o el caballero persiguiendo un jabalí. El arte decorativo se manifiesta sobre todo en orfebrería, armería, cerámica y esmalte. La espiral aparece a menudo y algunos creen que simboliza el ritmo alterno de la evolución y la involución, el nacimiento y la muerte: lo infinito. En muchos aspectos, los celtas recuerdan a los griegos de la época homérica. Se halla en ambos pueblos idéntico ardor, el mismo amor a la poesía y al canto. Los vates griegos se asemejan a los bardos celtas. Los héroes y los simples mortales de la Ilíada habrían podido ser descritos según modelos celtas. Ambos pueblos pueden compararse a dos hermanos desarrollados con distinto ritmo. Los griegos se anticiparon, porque vivían en un clima favorable y mantenían contacto con pueblos civilizados; los celtas habitaban regiones más frías y tenían por vecinos a pueblos menos evolucionados; quedaron atrás, se desarrollaron con mayor lentitud.

La guerra de las Galias Gallia est omnis divisa in partes tres. Estas palabras con que comienza César su relato sobre la campaña de las Galias, De Bello Gallico, significan sencillamente "En conjunto, la Galia está dividida en tres partes". El ritmo de la breve frase nos hace presentir la exposición de grandes hazañas, descritas como sólo sabe hacerlo un romano: sin circunloquios inútiles, en estilo sencillo, luminoso y claro, a la vez digno y


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