NUE VOS
Descubrimientos Arqueológicos E N L A C I U DA D D E M E D E L L Í N
P R O G R A M A S D E AR Q UE O LO G ÍA PR E VE N T IVA P L AN D E M OV I L I DA D 2 0 08 - 2011
Secretaría de Infraes tr u c tu r a F í si c a A lcaldía de Med ellín
N U E VO S D E S C U B R I M I E N TOS A R QU E OLÓ GICO S EN LA CIUDA D DE MEDELLÍN Aníbal Gaviria Correa Alcalde de Medellín (2011-2014) S ecreta ría de Infraestructura Físic a José Diego Gallo Secretario de Infraestructura Física José Iván Ramírez P. Coordinador de Proyectos Margarita Restrepo Geóloga Interventoría de Proyectos
P r i m er a E d i ci ón I S BN: Tex t os : P ab l o Ar i s t i záb al E s p i n os a Gr áf i cos y Fot ogr af í as : I ván D ar i o Loai za, Nel s on Arroyave , An d r és Ar an go, C r i s t i n a Ab ad , A l cal d í a d e Med el l í n , P ab l o Ar i s t i záb al , C am i l o A r i s t i záb al , Li u m ar a Márq u ez, Ju an Fer n an d o O s or n o, J ai m e P érez – C or t es í a Per i ód i co E l C ol om b i an o, C or t es í a U n i ver s i d ad E AF I T D i s eñ o y D i agr am aci ón : An a Mar í a Gi r al d o – P u n t o Tres
Director del Proyecto Pablo Aristizábal Espinosa Arqueólogo PhD, EHESS, París. Asesor Científico Gustavo Santos Vecino Arqueólogo Secretaría de Educación para la Cultura de Envigado Reconocimiento especial: Esta investigación se inició en el año 2009. Al publicarla queremos hacer un reconocimiento a quienes, en su momento, apoyaron el desarrollo de este proceso. Alonso Salazar Jaramillo Exalcalde de Medellín (2008-2011) Sebastián Álvarez Díaz Exs ec re tario de Obras Públicas Juan Carlos Restrepo Monsalve Exs ubs ecretario técnico
C orrecci ón d e Tex t os : Her m an Mon t oya Gi l – A n t rop ól ogo S ecret ar í a d e C u l t u r a C i u d ad an a, Al cal d í a d e Med el l í n Ju an C ar l os Márq u ez Val d err am a I m p res i ón : P u n t o Tres I m p res o y h ech o en C ol om b i a P roh i b i d a l a rep rod u cci ón t ot al o p arci al , en cu al q u i er p rop ós i t o o cu al q u i er m ed i o, s i n l a au t or i zaci ón es cr i t a d e l a S ecret ar í a d e I n f r aes t r u ct u r a F í s i ca Al cal d í a d e Med el l í n .
AGRADECIMIENTOS
Queremos manifestar nuestro agradecimiento a todo el personal de la Secretaría de Infraestructura Física de la Alcaldía de Medellín, del Consorcio Vía Longitudinal Occidental y del Consorcio Puente Calle 4 Sur, quienes entendieron la importancia de implementar investigaciones arqueológicas desde la planeación de las obras civiles y han apoyado durante estos años de investigación, respetando y vigilando los sitios que fueron cautelados desde la etapa de prospección hasta concluidos los rescates. Parte del sitio arqueológico Los Guayabos es propiedad de la Universidad EAFIT. Este sector fue intervenido por la construcción de un nuevo parqueadero. Agradecemos al Rector, Dr. Juan Luis Mejía, al Ingeniero Civil Ricardo Tamayo, Jefe de Servicios Generales, y al Departamento de Comunicaciones de la Universidad EAFIT, el permitirnos utilizar algunos de los materiales gráficos y datos obtenidos hasta el momento en dicha investigación, que también contó con un Programa de Arqueología Preventiva.
CONTENIDO
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Prólogo
8
Presentación
Antecedentes
11
Ubicación Geográfica
12
Cronología del Valle de Aburrá
1 4
El lote Los Guayabos
La Historia
1 9
Evidencias muy antiguas de los habitantes del Valle de Aburrá
2 1
Tras los rastros de los ancestros de los aburráes
35
Los Aburráes antes de la Conquista y el Mestizaje
45
La llegada de los Conquistadores Españoles - 1541
50
El Mestizaje
5 1
Período Republicano
6 0
Período Reciente
6 2
Minería de Aluvión
El Proyecto
6 7
Metodología de los Programas de Arqueología Preventiva
6 8
Diagnóstico Arqueológico
70
Prospección Arqueológica
7 2
Rescate Arqueológico
76
Monitoreo Arqueológico
7 7
Laboratorio y análisis especializados de los materiales recuperados
8 2
Etapa de conservación, socialización y divulgación de los resultados del Programa de Arqueología Preventiva
8 7
Consideraciones finales
8 9
Glosario
9 1
Bibliografía
6
Los resultados de los estudios arqueológicos que se presentan en esta publicación son un buen ejemplo de la importancia de los Programas de Arqueología Preventiva en la protección y valoración del patrimonio arqueológico, especialmente en una ciudad como Medellín donde el desarrollo urbano, impulsado desde mediados del siglo XIX, destruyó o sepultó casi la totalidad de las evidencias de ocupaciones humanas anteriores. El patrimonio arqueológico es la materialización de la memoria social, y está constituido básicamente por los productos y efectos de la acción humana que, mediante estudios adecuados, son valorados por su significación histórica y cultural para la reconstrucción de las sociedades pasadas y sus procesos de desarrollo y transformación. Es en este ejercicio de valoración y construcción social que las comunidades generan sentimientos de identidad, pertenencia y solidaridad. El patrimonio no es entonces sólo un documento de las sociedades pasadas, sino también un recurso económico y cultural de las sociedades actuales para su desarrollo, y de los grupos regionales y locales para su reconocimiento y visualización a nivel nacional e internacional.
épocas precolombinas hasta épocas recientes, y son testimonio de la diversidad y riqueza cultural que existió en el pasado. Dentro de estas manifestaciones culturales se destacan las particulares formas de enterramiento prehispánicas, las cuales son una expresión de los valores y creencias mágico-religiosas sobre el orden cósmico y social, y sobre los ciclos naturales como la vida y la muerte; y los restos de cerámica colonial y republicana, los cuales ilustran aspectos sociales y cotidianos que no quedaron registrados en los documentos escritos. Finalmente, se espera que los Programas de Arqueología Preventiva se sigan desarrollando, no sólo en cumplimiento de la legislación vigente sobre la protección del patrimonio arqueológico por parte de los entes territoriales (Ley 1185 de 2008 y su decreto reglamentario 763 de 2009), sino como resultado de la toma de conciencia del inmenso valor del patrimonio arqueológico que queda por descubrir, estudiar, proteger y divulgar en Medellín y sus alrededores, y en general en el valle de Aburrá.
Las distintas manifestaciones culturales que se describen a continuación representan una secuencia de ocupaciones humanas que ocurrieron en el valle de Aburrá, desde
Arqueólogo Secretaría de Educación para la Cultura Municipio de Envigado, Antioquia
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PRÓLOGO
Gustavo Santos Vecino
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PRESENTACIÓN
En desarrollo de dos proyectos de movilidad en la ciudad de Medellín, a saber, la Vía Longitudinal Occidental y el Puente Gilberto Echeverri Mejía o de la Calle 4 Sur, la administración municipal contó con la participación de un equipo de investigación que acompañara las obras civiles desde la etapa de diseño hasta la remoción de las capas de suelos con maquinaria pesada, antes de iniciar las construcciones, con el fin de desarrollar los Programas de Arqueología Preventiva exigidos por la legislación colombiana. El objetivo de dichos programas es el de proteger y rescatar el Patrimonio Cultural de la Nación que pueda encontrarse en los terrenos de las obras. Los dos sitios objeto de estudio fueron el lote Los Guayabos, localizado en la parte baja del barrio El Poblado, y el cerro de la Corporación Universitaria Adventista —UNAC—, ubicado en la zona suroccidental de Medellín, sector de La Castellana. Fue así como se llevó a cabo el salvamento de varios entierros y piezas completas, restos de ocupaciones pasadas que los suelos de dichos predios aún conservaban, así como de una gran diversidad de datos sobre los antiguos pobladores. Los resultados de dichos programas nos han permitido aportar al conocimiento del pasado precolombino, colonial y republicano del valle de Aburrá.
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Se ha realizado un trabajo en equipo entre la planificación del cronograma de los proyectos y las actividades de los Programas de Arqueología Preventiva exigidos por la legislación colombiana y avalados por el ICANH, con el fin de no interrumpir el desarrollo de la construcción de las obras, pero protegiendo los vestigios arqueológicos depositados en los suelos. Estas investigaciones demuestran que es posible un desarrollo urbano con respeto por el pasado, que valore y conserve el Patrimonio Arqueológico de la Nación. Además, son estudios pioneros para la ciudad en muchos aspectos metodológicos, tales como la modificación de diseños viales y la conservación de estructuras en piedra, integrándolas al paisajismo de los proyectos civiles.
Se buscó aprovechar al máximo y registrar minuciosamente todos los datos recuperados durante las diferentes etapas de los proyectos, antes de la construcción de las obras, ya que los contextos arqueológicos y depósitos estratigráficos restantes fueron o serán destruidos casi por completo después de la etapa de monitoreo, por lo cual estas investigaciones son la única evidencia arqueológica que permanecerá con relación a dichos sitios.
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Los informes técnicos detallados, que dieron cuenta de las investigaciones realizadas, se presentaron a un público especializado y a las instituciones evaluadoras, como el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (en adelante, ICANH). Ahora, la idea es compartir estas experiencias con el público general, en un lenguaje didáctico y comprensible. De esta iniciativa, apoyada por la Alcaldía de Medellín, nace esta publicación de síntesis y divulgación científica, donde se presentan a la ciudad y a toda la comunidad los resultados de las investigaciones arqueológicas en el valle de Aburrá.
La presente publicación ha sido organizada en dos partes. La primera presenta una síntesis cronológica de los hallazgos obtenidos en los dos proyectos mencionados al comienzo, que dan cuenta de una secuencia continua de ocupación del valle de Aburrá, desde las primeras evidencias de grupos de cazadores recolectores (fechados para el año 4690 antes del presente), hasta el período reciente en el siglo XX. La segunda parte revisa de manera didáctica la metodología utilizada por el equipo de investigación en cada uno de los proyectos, de acuerdo con el “Régimen Legal y los Lineamientos Técnicos de los Programas de Arqueología Preventiva en Colombia” exigidos por el ICANH. Esta última parte se expone con el fin de ilustrar cómo se desarrollan los Programas de Arqueología Preventiva y cuáles son los protocolos y técnicas empleados por los arqueólogos para llevar a cabo la reconstrucción del pasado.
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ANTECEDENTES
SITIO A RQUEOLÓGICO CERRO D E LA UNIVERSIDA D A DVENTISTA
CE R R O E L VO LA DO R
CE R R O N U T I BA R A SI T I O A R Q U E O L Ó G I CO LO S G UAYA BO S
Ubicación de los sitios arqueológicos cerro de la Universidad Adventista y Los Guayabos. Sobresalen los cerros El Volador y Nutibara en la planicie urbanizada.
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El valle de Aburrá está ubicado en la Cordillera Central, entre los altiplanos de Oriente y de San Pedro, y los grandes ríos del Cauca y el Magdalena. En este fértil territorio se instalaron poblaciones humanas desde hace aproximadamente 10.000 años antes del presente (Santos, 2010 y 2011). Las poblaciones precolombinas se asentaron en las zonas más planas, constituidas principalmente por las terrazas aluviales formadas por el río Medellín. Estas amplias plataformas naturales o terrazas fueron las playas del río hace cientos de años. Las zonas planas han sido las más aptas para los asentamientos humanos en el valle, por lo que en ellas se pueden evidenciar varios períodos de ocupación, hasta el intenso urbanismo en la actualidad. Ya quedan muy pocos predios sin urbanizar en estas cotas del valle, y solo algunas quebradas, canales y sus retiros conservan todavía una cobertura vegetal abundante.
Ubicación geográfica del valle de Aburrá en el departamento de Antioquia
Dichas terrazas fueron sitios de asentamiento privilegiados para las poblaciones humanas que se establecieron allí en épocas sucesivas: Presentan mayor elevación con respecto al río para prevenir inundaciones, así como acceso a los recursos minerales y naturales de los deltas o abanicos aluviales. En algunos casos, como en el cerro El Volador, estas terrazas se encontraban cerca de zonas inundables o humedales, que debieron constituir lugares de alta diversidad y productividad biótica. (Santos y Otero de Santos, 1996)
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UBIC ACIÓN GEOGRÁFIC A
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CRONOLOGÍA DEL VALLE DE ABURRÁ
5000 – 2500 A.P.
Horticultores y alfareros tempranos Estilo cerámico La Cancana
10.000 – 5000 A.P.
Sociedades de cazadores recolectores
12
Siglo I a.C . al Siglo VIII d.C . 0-800 d.C .
Período Temprano Estilo Cerámico Marrón Inciso, relacionado con la orfebrería Quimbaya Clásica
0
S. I a. C
2. 5 00 A. P
5. 0 00 A. P
A.P. - Antes del Presente a.C - Antes de Cristo d.C - Después de Cristo
10 . 000 A .P
A N T E C E D E N T E S - C ro n o l o g í a d e l Va l l e d e A b u r r á
La información arqueológica y paleobotánica recuperada en el lote Los Guayabos y el cerro de la Universidad Adventista nos permitió esbozar el marco cronológico y espacial que presentamos a continuación. La interpretación de los resultados y registros obtenidos en campo y laboratorio, así como algunas correlaciones e inferencias que proponemos con respecto a otras investigaciones realizadas en el valle de Aburrá, su continuidad en el cañón del río Porce y los alrededores del valle, nos permiten entender estos nuevos hallazgos en el contexto de los desarrollos de nuestra disciplina en los últimos años.
S. IX al XVI d.C .
Siglos XIX y XX
S. XX d . C
S. XI X d .C
1810 - Ind epe ndenc ia de la Repúblic a de Co lo m bi a
S. XV I II d .C
S. IX d . C
1541 - Llega da de lo s co nquis ta d ore s espa ño les al Va ll e d e A burrá
Período Republicano 1810 a 1900 d.C .
S. XV I d . C
Período Tardío S. IX hasta 1541 Llegada de la primera expedición española al valle de Aburrá dirigida por el capitán Jorge Robledo. Estilo Cerámico Tardío
S. XX
Período Reciente 1900-1950 d.C .
S. XVI - XVII
Período de Contacto y Colonial 1541 a 1810 d.C . cuando se da la independencia de la República de Colombia
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Línea del Tiempo
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EL LOTE LOS GUAYABOS
Suroriente del Valle
ANTECEDENTES - El lote Los Guayabos
Lote Los Guayabos como un reducto que presenta menos alteraciones, antes del inicio de las obras del Puente de la Calle 4 Sur.
En la vertiente suroriental del valle, una gran terraza aluvial o plataforma, la cual se extiende desde el barrio Manila hasta Envigado, pasando por el parque de El Poblado, Astorga, Santillana, Los Guayabos, La Aguacatala, Santa María de los Ángeles, Villa Grande, Otraparte y el barrio San Marcos de Envigado, es disectada por las desembocaduras de varias quebradas torrenciales que nacen en la ladera de Las Palmas, tales como: La Presidenta, La Poblada, La Volcana, La Sucia, La Aguacatala, La Ayurá, etc. Esta plataforma se extiende de manera paralela a la Avenida Las Vegas. Es muy probable que los principales asentamientos de este sector suroriental, conocido como El Poblado, estuvieran ubicados sobre dicha plataforma natural, de los cuales el lote Los Guayabos sería el primer hallazgo arqueológico. El predio denominado Los Guayabos, ubicado entre la ladera suroriental del valle de Aburrá y las vegas del río Medellín, una isla en medio del intenso urbanismo en el barrio El Poblado, es tal vez uno de los últimos conjuntos arqueológicos que nos permite un acercamiento al estudio de las poblaciones precolombinas asentadas en la sue-
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la plana del valle. En el barrio El Poblado se ha construido un gran número de inmuebles en los últimos 30 años, pero hasta la fecha no se habían realizado estudios arqueológicos de manera controlada y ninguna obra de ingeniería había reportado sus hallazgos, ni había trabajado de la mano de arqueólogos. Todo el patrimonio fue saqueado o destruido por las obras de infraestructura y la ampliación urbana, salvo algunas vasijas cerámicas que reposan en el Museo de la Universidad de Antioquia, procedentes de tumbas guaqueadas en El Poblado o entregadas por constructores e ingenieros. De ahí la importancia de la investigación arqueológica desarrollada en este lote, ya que fue una gran oportunidad de poder acceder a este tipo de información sobre el pasado de las zonas bajas del barrio El Poblado. Cada uno de los datos ecológicos y arqueológicos recuperados fue aprovechado al máximo, antes de que los suelos fueran alterados por las obras civiles del Puente de la Calle 4 Sur.
Paleobotánica y ecología del lote Los Guayabos
La ampliación urbana ha modificado los paisajes rurales y la cobertura vegetal del valle desde hace siglos. Los estudios paleobotánicos o de paleoecología nos permiten reconstruir parcialmente su vegetación, así como las posibles especies cultivadas durante la época precolombina. Estudios recientes en la cuenca del río Medellín-Porce han permitido registrar ocupaciones de grupos humanos que intervinieron los bosques desde hace aproximadamente 10.000 años. Estos grupos desarrollaron una horticultura o cultivo en pequeña escala de plantas silvestres y domesticadas. Se han encontrado algunas herramientas en piedra asociadas a evidencias paleobotánicas tales como microrestos de batata, ñame, ahuyama, maíz, frijol, aguacate y palmas. Dichas evidencias sugieren que la agricultura se desarrolla desde hace aproximadamente unos 3.000 años antes del presente, siendo el resultado de un proceso milenario de interacción de los grupos humanos con los bosques. (Santos, 2011b) Terraza aluvial (al fondo) vista desde las vegas del río Medellín en el lote Los Guayabos. Muestras de suelo extraídas de diferentes estratos para estudios de paleoecología. Terraza 2 – Corte 3 – Perfil Sur.
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Lote Los Guayabos visto desde la Universidad EAFIT, con abundante cobertura vegetal. Detrás se levanta el desarrollo vertical de El Poblado y al fondo la ladera sur-oriental del valle de Aburrá.
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ANTECEDENTES - El lote Los Guayabos
Cauce del río Medellín con meandros en el sector del barrio El Poblado y Guayabal antes de su rectificación en 1943. Se puede identificar la antigua fábrica de Argos. Fuente: Archivo Escuela de Ingeniería de Antioquia
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A la llegada de los españoles, se estima que el valle estaba cubierto por vegetación, con excepción de las eras de cultivo de los habitantes indígenas y posiblemente algunas vertientes con pendientes rocosas. No obstante, en la zona de las vegas del río Medellín no se evidencia en el registro polínico una flora característica de bosque, y de allí se deduce que predominaban áreas abiertas, con vegetación de humedad, helechos y plantas gramíneas bajas que conforman pasturas.
de agricultura incipiente de plantas como Cucurbitaceae (familia de la ahuyama, cidra y vitoria), y un posible manejo selectivo de plantas como palmas, cuyo uso seguramente fue para alimentación y elaboración de atuendos varios. Pocas fueron las evidencias de otros alimentos como maíz,
Durante la investigación se recuperaron varias muestras de suelo, procedentes de diferentes niveles estratigráficos de las unidades de excavación realizadas en el lote Los Guayabos. Según los análisis efectuados mediante palinología, no hay evidencias de una cobertura de bosques, al juzgar por la ausencia casi total de polen arbóreo, lo que indica que es muy probable que la vegetación original del sitio fuera intervenida desde muy temprano en la época precolombina.
Esta zona del delta de la quebrada La Sucia y las vegas del río Medellín era un área abierta, posiblemente destinada a la agricultura y la ganadería. Es muy probable que después de la Conquista el sitio fuera utilizado para hatos de ganadería, como lo fueron gran parte de las vegas del río Medellín en el siglo XVI. Paradójicamente, la cobertura vegetal más densa del lote se da durante las últimas décadas. Este predio, que posiblemente había sido dedicado a la ganadería, fue plantado con árboles de guayaba y otras especies, los cuales no presentaban edades superiores a los 50 años según el espesor de sus tallos. De esta última etapa proviene el nombre de Los Guayabos.
De acuerdo con los eco-datos recuperados durante el estudio de paleoecología, desde los estratos más profundos del sitio (nivel 60-80 cm), se pueden advertir indicios
sin embargo, en todo el contexto se registraron fitolitos tipo Halteriolita comunes en esta planta, lo cual no descarta de manera absoluta la posibilidad de que se hubiera desarrollado la agricultura de este producto.
El lote Los Guayabos es pequeño en cuanto a sus dimensiones. Se trata de un sitio arqueológico multicomponente que contiene evidencias relacionadas con varios períodos sucesivos de ocupación del valle de Aburrá, tanto arqueológicas muebles (fragmentos de cerámica, loza, vasijas, etc.) como estructuras en piedra. Los elementos recuperados han sido organizados estableciendo una propuesta de periodización, la cual recrea la ocupación humana continua y los cambios sociales desde el 4690 A.P. hasta nuestros días. A nivel general, se puede apreciar una cierta predilección por ocupar las cotas más elevadas para el desarrollo de actividades domésticas (terrazas 1, 2, 3 y 5), mientras que el sector de la suela plana (vegas del río Medellín) pudo haber sido utilizado como sitio de aprovechamiento de recursos minerales y de cultivo, al ser la zona más fértil pero más propensa a inundaciones por el delta de la quebrada La Sucia y el río Medellín. Cima de terraza pleistocénica con cobertura de guayabos y balsos. Quebrada La Sucia y cobertura vegetal del lote Los Guayabos antes del inicio de las obras del puente.
Calabaza que pertenece a las plantas cucurbitáceas. N U E VO S D E S C U B R I M I E N TO S A R Q U E O L Ó G I C O S E N L A C I U DA D D E M E D E L L Í N
Anteriormente el río Medellín presentaba meandros, playas y llanos inundables en toda esta área plana del valle, pero se realizaron obras de rectificación y canalización de su cauce desde 1943. Dichas obras alteraron las evidencias arqueológicas y la cobertura vegetal en esta zona plana, conocida como las vegas del río Medellín.
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LA HISTORIA
Entierro Marrón Inciso compuesto por una urna globular y su tapa. Foto cortesía Jaime Pérez, Periódico El Colombiano
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EVIDENCIAS MUY ANTIGUAS DE LOS PRIMEROS HABITANTES DEL VALLE DE ABURRÁ Ocupación precerámica y alfarera temprana : 5000 a 3000 A.P
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Imagen 3D del lote Los Guayabos con la ubicación de las urnas funerarias y estructuras en piedra recuperadas en ambas terrazas
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L A H I S TO R I A – E v i d e n c i a s m u y a n t i g u a s d e l o s p r i m e ro s h a b i t a n t e s d e l Va l l e d e A b u r r á
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Las evidencias más antiguas encontradas en el sitio Los Guayabos datan de una época en la cual el valle de Aburrá era ocupado por bandas de cazadores-recolectores. Durante las excavaciones se pudo recuperar un fragmento de carbón de leña del fondo del corte 3 cuya fecha de radiocarbono dio un resultado de 4690 + 40 A.P. Adicionalmente se encontraron pisos y otras estructuras en piedra, así como algunos artefactos líticos que podrían estar relacionados con esta ocupación precerámica. Lo anterior nos sugiere que el sitio Los Guayabos pudo haber sido un campamento base de grupos cazadoresrecolectores, cuyos desarrollos tecnológicos estuvieron orientados al aprovechamiento de los recursos de caza, pesca y pancoger, y luego haber sido re-ocupado por grupos de horticultores y alfareros tempranos. Se estima que dichos grupos de cazadores recolectores se distribuyeron por toda la cuenca del río Medellín – Porce, donde se instalaron tanto en las zonas planas, como en algunos campamentos situados en laderas más altas del valle como en La Morena, parte alta de Envigado (Santos, 2010 y 2011), y la Blanquita, parte alta de la quebrada La Guayabala en el municipio de La Estrella (GAIA, 2002), y tuvieron predilección por las desembocaduras de quebradas. Las excavaciones realizadas en la Terraza 2 destaparon pisos en piedra, que se han relacionado con un período de transición entre los primeros cazadores-recolectores y la ocupación más temprana de horticultores y agro-
alfareros, tanto en el cañón del río Porce (Castillo, 2002 y Otero de Santos y Santos, 2006) como en el valle de Aburrá (Nieto, 2003). Sin embargo, no se reportaron evidencias cerámicas que pudieran ser clasificadas como cerámica Cancana, estilo que caracteriza a los alfareros tempranos de la región. En La Morena, en la parte alta de Envigado, se obtuvo una fecha de 4170 + 50 A.P. asociada al final de una ocupación precerámica (Santos, 2011).
Piso en piedra. Se puede ver una capa de suelo negro, o suelo enterrado en el extremo derecho del corte.
Herramientas líticas halladas en el lote Los Guayabos.
TRAS LOS RASTROS DE LOS ANCESTROS DE LOS ABURRÁES Sociedades agro-alfareras tempranas Estilo cerámico Mar rón Inciso: Siglos I a.C . al VIII d.C .
Excavación de dos urnas funerarias estilo Marrón Inciso en el lote Los Guayabos. Foto cortesía Jaime Pérez, periódico El Colombiano.
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L A H I S T O R I A – Tr a s l o s r a s t r o s d e l o s a n c e s t r o s d e l o s a b u r r á e s
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El sitio Los Guayabos fue ocupado por grupos de agricultores y productores de cerámica durante el período comprendido entre el siglo I a.C. al siglo VIII d.C. Las excavaciones realizadas en las terrazas localizadas en ambas márgenes de la quebrada La Sucia, nos permitieron recuperar un total de seis vasijas domésticas utilizadas como urnas funerarias, algunas de las cuales presentan tapas. Encontramos una de las pocas necrópolis halladas hasta la fecha en el valle de Aburrá para este período Temprano. Otras concentraciones de tumbas pertenecientes a este período se reportaron en los cerros El Volador (Santos y Otero de Santos, 1996) y Nutibara (Restrepo, 2012). La producción cerámica precolombina recuperada en el lote Los Guayabos puede asociarse principalmente con la tradición o estilo cerámico Marrón Inciso. Allí se puede advertir la continuidad de la ocupación del sitio por parte de los portadores de ese estilo cerámico, de quienes podríamos decir que son los ancestros muy remotos de los aburráes que encontraron los españoles en el siglo XVI. Dichas culturas muy probablemente continuaron el manejo de la piedra y la alfarería de sus antecesores: Cazadores recolectores y alfareros del período Cancana. Una de las vasijas que fueron excavadas en el lote Los Guayabos presentó residuos orgánicos en su superficie interna. Estos restos fueron micro-excavados para ser datados en un laboratorio especializado en Estados Unidos.
El resultado de dicha prueba de radiocarbono arrojó una fecha de 670 + 30 d.C. (1.280 + 30 A.P.), lo cual ubica el hallazgo de las urnas funerarias dentro de la cronología establecida por otros estudios para el período Temprano en el valle de Aburrá. En los muestreos arqueológicos se recuperó una baja densidad de cerámica precolombina en las diferentes terrazas del sitio, a excepción de las urnas funerarias, lo cual evidenciaría un patrón de asentamiento disperso, compuesto de pequeños conjuntos de viviendas, que corresponderían a unidades familiares situadas en cada terraza, de las cuales no se encontraron vestigios por ser construidas en materiales perennes como la madera y la paja. Solamente se observaron algunas huellas que dejan los postes de vivienda en los suelos, cuando las casas se pudren, así como algunos fragmentos de cerámica y desechos de sus utensilios domésticos. Las investigaciones realizadas hasta ahora en el valle de Aburrá han reportado algunas terrazas con evidencias domésticas (Langebaek, et. al., 2002) y pequeñas aldeas como la del sitio Mi Ranchito (Acevedo, 2003) en el municipio de La Estrella, al sur del valle. Sin embargo, no se conocen evidencias de grandes asentamientos o centros poblados durante este período, por lo cual se propone un patrón de asentamiento en pequeñas unidades dispersas.
Excavación de urna funeraria estilo Marrón Inciso hallada en un nicho excavado en la roca madre que conforma el piso del sitio de vivienda Foto: cortesía Jaime Pérez, periódico El Colombiano.
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Inicio de la excavación de la primera urna funeraria. Terraza 3.
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Antiguos mineros del nor te de los Andes
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Según los resultados de varias investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el departamento de Antioquia, los grupos del período Temprano se dedicaron a la explotación y comercio del oro y de la sal. Se ha encontrado cerámica del estilo Marrón Inciso en algunos sitios de la región donde existieron yacimientos de oro y sal, como los salados de El Retiro (Santos, 1986), los del corregimiento de Santa Rita en el municipio de Andes (Obregón et. al., 1998), los de Mazo en el corregimiento de Santa Elena (Botero y Vélez, 1994 y Ochoa, 1998) y los salados del municipio de Heliconia (Restrepo y Castro, 1997), lo que muestra la importancia comercial que tuvieron estos recursos y las posibles rutas de intercambio por medio de los caminos (Osorno, 1991 y 2003; Botero y Vélez, 1994). Los seis entierros recuperados en el lote Los Guayabos permiten reconstruir parcialmente las costumbres funerarias de los habitantes del valle de Aburrá de hace más de 1.200 años. Todos los entierros tienen unas características similares, lo que nos permite hablar de un patrón o constante cultural. Dichas características se asemejan a las de otros sitios donde se han encontrado entierros Marrón Inciso en el valle de Aburrá, como el cerro El Volador (Santos y Otero de Santos, 1996), La Morena (Santos, 2010 y 2011) en el municipio de Envigado y el cerro Nutibara (Restrepo, 2012).
Urnas funerarias con fragmentos de tapa en el interior, halladas en la roca madre. Fuente: Universidad EAFIT
¿Cómo acostumbraban los ancestros honrar a sus muer tos? Patrón de enterramiento y costumbres funerar ias durante el período Temprano
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TERRAZA 3 CORTE 2 PERFIL SUR VASIJA
Excavación y consolidación de la urna funeraria con plástico y neumáticos antes de ser extraída del corte.
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0 m
Al parecer, existieron valores y creencias afines entre estos grupos, los cuales no solo compartían una misma técnica alfarera sino una misma concepción en cuanto a su cosmovisión y sus rituales. Los vestigios encontrados sugieren que las sociedades precolombinas que ocuparon el valle durante el período Temprano, tenían una manera común de llevar a cabo sus funerales. Los entierros se hacían en los sitios de vivienda, posiblemente debajo o cerca de las casas, donde excavaban una fosa sencilla y no muy profunda en la tierra o roca madre (máximo 50 cm). Estos rituales consistían en la utilización de urnas cerámicas de forma cilíndrica o también de vasijas domésticas, donde eran colocados los restos óseos cremados de uno o varios individuos, que luego eran depositadas en fosas sencillas y a poca profundidad dentro de los sitios de vivienda; algunas de estas vasijas cuentan con tapa. En las dos terrazas del lote Los Guayabos, ubicadas a ambas márgenes de la quebrada La Sucia, se encontraron las vasijas funerarias al interior de los sitios de vivienda.
1.20 m
PL A N TA PE R FI L
Etapa de Rescate Terraza 1 Corte 6 Nivel 60 - 70 cm
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1.20 m
Vasija akdfja Lítico akdfja
Las vasijas que fueron utilizadas como urnas funerarias son piezas sencillas que por sus características, como tamaño y decoración, servían para cocinar alimentos antes de ser utilizadas para el ritual funerario. Luego, la urna funeraria era tapada con otra vasija, generalmente cuencos que también se empleaban para actividades domésticas.
La forma estilizada de estas urnas funerarias se asemeja a la de un vientre o útero femenino. Incluso algunas urnas funerarias de este estilo representan figuras femeninas. Esto podría simbolizar el regreso al punto de origen y la creencia religiosa en ciclos de renacimiento y renovación (Reichel Dolmatoff, 1981).
Dichas vasijas no presentan muchas decoraciones, excepto algunas que conservan decorados mediante incisiones de líneas curvas en sus superficies. Según las características y sencillez de las vasijas, es posible que dichos entierros pudieran pertenecer a miembros de la clase común, lo que permitiría considerar el lote Los Guayabos como un asentamiento periférico o de menor jerarquía dentro de la organización social del territorio.
Por su avanzado estado de descomposición, los restos óseos encontrados en una de las urnas funerarias no dejan ver evidencias que nos permitan determinar si fueron cremados. No obstante, la mayoría de los restos óseos encontrados en urnas funerarias estilo Marrón Inciso presentan evidencias de haber sido incinerados (Uribe Villegas, 2005).
N U E VO S D E S C U B R I M I E N TO S A R Q U E O L Ó G I C O S E N L A C I U DA D D E M E D E L L Í N
Dos urnas funerarias y ofrenda, halladas en el lote Los Guayabos. Fuente: Universidad EAFIT
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Etapa de Rescate Terraza 1 Corte 4 Nivel 40 - 50 cm akdfja
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N U E VO S D E S C U B R I M I E N TO S A R Q U E O L Ó G I C O S E N L A C I U DA D D E M E D E L L Í N
Urna funeraria de forma globular después de haber concluido el proceso de microexcavación.
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Pieza parcialmente completa después de su reconstrucción. Cuenco utilizado como tapa del entierro, decorado con incisiones de líneas y triángulos, creando una superficie rugosa, posiblemente para el uso como rallador. Estilo Marrón Inciso.
URNA FUNERARIA Proceso de microexcavación de urna funeraria para extraer sus contenidos.
Piezas dentales (coronas de molares) de un individuo adulto halladas en el interior de una urna funeraria excavada en el lote Los Guayabos.
TAPA CUENCO
Decoraciones de las vasijas
Vasijas 1 y 2 con sus respectivas tapas, al final de la restauraciĂłn. Decoradas por incisiones de motivos curvos, paralelos y cruzados en la mitad del cuerpo. Fuente: Universidad EAFIT.
N U E VO S D E S C U B R I M I E N TO S A R Q U E O L Ă“ G I C O S E N L A C I U DA D D E M E D E L L Ă? N
Motivos incisos en las ur nas funerarias
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DI J ES
TA PA S
En el Lote Los Guayabos se recuperaron pocas piezas decoradas, sin embargo llaman la atención tres dijes y una asa con decoración antropomorfa hallados en la Terraza 3, cerca de uno de los entierros. Estos dijes y asa decorada son piezas poco comunes dentro de los hallazgos arqueológicos realizados hasta la fecha en el valle de Aburrá y sus alrededores.
La decoración del cuenco que estaba tapando uno de los entierros presenta motivos impresos en la cara interior, los cuales aparecen en otras piezas similares reportadas por otros estudios realizados en la cuenca montañosa del río Cauca, no muy lejos del valle de Aburrá, tales como: los organales del municipio de Titiribí (Botero, 2000), las cuevas de Santa Catalina en el municipio de Venecia (Aristizábal, 2002) y algunos ejemplares completos que se encuentran en el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia, procedentes del municipio de Santa Fe de Antioquia.
Dije antropomorfo en cerámica, al parecer representa una máscara
Dije lítico en forma de falo
Cuenta de collar en cerámica
Fragmento de asa con decoración antropomorfa
ASAS
Asas de vasijas estilo Marrón Inciso recuperadas en el sitio Los Guayabos. Fuente: Universidad EAFIT.
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Las asas o mangos de vasijas son características del estilo Marrón Inciso. Presentan dos protuberancias laterales y algunas presentan decoración mediante líneas incisas en el medio. Estas han sido reportadas por investigaciones anteriores realizadas en el corregimiento de Santa Elena (Ochoa, 1998) y en el municipio de Venecia (Aristizábal, 2002), cerca al valle de Aburrá.
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Fragmentos de ollas subglobulares con bordes evertidos biselados, decorados mediante algunas incisiones de líneas, estilo Marrón Inciso.
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OLLAS SUBGLOBULARES CON BORDES EVERTIDOS BISELADOS ESTILO MARRÓN INCISO
Fragmentos de cuencos aquillados con borde evertido biselado, estilo Marrón Inciso
CUENCOS AQUILLADOS CON BORDE EVERTIDO BISELADO
LOS ABURRÁES ANTES DE LA CONQUISTA
Cerro El Volador
Cerro de la Universidad Adventista
Universidad Pontificia Bolivariana Cerro Nutibara
Aeropuerto Enrique Olaya Herrera
Durante las labores arqueológicas del lote Los Guayabos no se pudo verificar la existencia de tumbas con estructura de pozo con cámara lateral, ni tampoco fragmentos cerámicos u otras evidencias relacionados con el período Tardío de la época prehispánica en el valle de Aburrá. Los elementos encontrados dan cuenta del período Temprano anteriormente descrito y de una ocupación del sitio después de la Colonia, más específicamente en el período denominado Republicano o postcolonial (siglos XVIII y XIX d.C.).
Ubicación del cerro de la Universidad Adventista en los contrafuertes de la ladera occidental del Valle, barrio La Castellana, al final de la Calle 33 con la Cra 84. Sobresalen los cerros Nutibara y El Volador. Fuente: Google Earth.
No obstante, otra investigación realizada por nuestro equipo, que también contó con el apoyo de la Alcaldía de Medellín, en el cerro de la Universidad Adventista al occidente del valle, nos permitió excavar y rescatar dos tumbas pertenecientes al período Tardío.
N U E VO S D E S C U B R I M I E N TO S A R Q U E O L Ó G I C O S E N L A C I U DA D D E M E D E L L Í N
Período Tardío: Siglo IX d.C . a 1541
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Sitio arqueológico cerro de la Univer sidad Adventista. Occidente del valle .
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Uno de los últimos cementerios prehispánicos del valle de Aburrá
Cerro de la Universidad Adventista en la década de los 80. Se pueden apreciar varias depresiones de guaquería sobre la cima y la ladera oriental.
Vista del cerro en el año 2008. Se aprecian alteraciones por movimientos de suelos con maquinaria pesada en la cima y la carretera por toda la ladera norte del cerro, obras realizadas por la UNAC antes del inicio de nuestro estudio. Fuente: Google Earth
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En el piedemonte o contrafuerte de una de las cuchillas de la ladera occidental, se ubica el cerro de la Universidad Adventista, desde donde se tiene una visión panorámica del valle. Este fue uno de los sitios arqueológicos, ubicados en la zona peri-urbana, donde llevamos a cabo nuestras investigaciones. La investigación del cerro de la Universidad Adventista se realizó como parte del Programa de Arqueología Preventiva de la Vía Longitudinal Occidental en el año 2009 (Aristizábal y López, 2009). Se incluye esta investigación en nuestra reconstrucción de la secuencia prehispánica del valle, ya que en este sitio se encontraron evidencias significativas que corresponden únicamente al período Tardío. Según los hallazgos arqueológicos reportados hasta la fecha por diferentes investigaciones (Castillo, 1995; Santos, 2010; Santos y Otero de Santos, 1996; Aristizábal y López, 2009; Tabares, 2009, Aristizábal, 2010 y 2011), es probable que la ladera oriental del valle, donde se ubican en la actualidad el barrio El Poblado y el municipio de Envigado, estuviera ocupada durante el período Temprano. De otro
lado, la ladera occidental donde se ubican el cerro El Volador, y los barrios de Belén Altavista, Itagüí, Guayabal, etc., estuvo ocupada principalmente durante el período Tardío por los indios aburráes, hasta el contacto con los españoles en el siglo XVI. Algunos autores, como el historiador Roberto Luis Jaramillo (1996), de acuerdo con las crónicas de Conquista y los títulos de mercedes de tierras, estiman que los asentamientos de los indios aburráes se localizaban en el occidente del valle y hacia el sur, en la cuenca alta del río Medellín. En el sitio donde se desarrolló este estudio está ubicado un cementerio que tiene gran importancia dentro del contexto de la arqueología de Antioquia, por ser el segundo cementerio del período Tardío, cercano a la conquista europea, excavado por arqueólogos en el valle de Aburrá. El primero fue descubierto en el cerro El Volador, donde se realizaron estudios arqueológicos durante varios años (Santos, 1995 y Santos y Otero de Santos, 1996). Debido a su importancia arqueológica y ecológica, el cementerio del cerro El Volador fue declarado Bien de Interés Cultural de carácter Nacional (BIC-N) y, en consecuencia, se ha convertido en el primer Parque Natural Regional Metropolitano declarado en el país. Allí se encontraron tanto entierros en urnas funerarias del período Temprano, similares a los recuperados en el lote Los Guayabos, como tumbas con las bóvedas de las cámaras decoradas, que corresponden a las sociedades que habitaron el valle y un amplio territorio del departamento de Antioquia durante el período Tardío.
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La ladera occidental del valle de Aburrá presenta varias estribaciones o cuchillas montañosas, como la cuchilla o loma de Manzanillo en Itagüí, las cuales descienden desde las cotas más altas como el cerro del Padre Amaya, el Boquerón, el Páramo de las Baldías, etc., hasta las zonas planas del valle en los barrios del municipio de Itagüí, en Guayabal y Belén. También presenta dos cerros tutelares que se elevan desde las zonas planas del valle, conocidos como El Volador y Nutibara.
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Las viviendas de los muer tos
L A H I S TO R I A – L o s
aburráes antes de la Conquista
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Patrón de enterramiento y costumbres funerar ias durante el período Tardío: Siglos XI al XVI d.C .
Cámara de una tumba ubicada en el cerro de la Universidad Adventista, la cual fue intervenida por guaqueros antes del inicio de nuestra investigación. Se pueden apreciar las líneas incisas grabadas sobre las paredes de la cámara, imitando las alfardas que conforman la estructura del techo de un bohío.
Las investigaciones arqueológicas evidencian un gran contraste en los métodos de inhumación de los muertos entre los períodos Temprano y Tardío. Mientras que en la cerámica correspondiente al período Tardío se observa por lo general un menor cuidado y dedicación, en la construcción de sus tumbas se evidencia una mayor sofisticación. Se trata de entierros directos en tumbas de pozo con cámara lateral, ubicadas en cementerios o sitios independientes, cercanos a los sitios de vivienda. A pesar de que la mayoría de estas tumbas han sido guaqueadas, algunas han sido excavadas y registradas por arqueólogos. La existencia de este tipo de cementerios o tumbas ha sido reportada hasta el momento para diferentes municipios del valle de Aburrá: municipio de Itagüí y el barrio
CÁMARA FUNERARIA POZO
Recreación hipotética de una de las tumbas ubicadas en el cerro de la Universidad Adventista.
Estos cementerios o necrópolis se han encontrado ubicados en sitios geográficamente privilegiados y con buena visibilidad, tales como cuchillas de montañas, cimas de colinas y cerros tutelares. Las concentraciones de tumbas se han reportado principalmente hacia la cima y el oriente de las colinas, quizá buscando una orientación hacia el sol naciente según su cosmovisión. Por lo general, las tumbas de este período son de pozos rectangulares o circulares cuya profundidad varía entre los 2 y 6 m. Las cámaras son de techo cónico o en bóveda. En la mayoría de los casos se han encontrado tumbas de una sola cámara lateral. Algunas de estas cámaras contienen decoraciones que consisten en incisiones en las paredes que imitan las alfardas de la estructura de un bohío. También pueden presentar una especie de pintura de color rojizo que recubre las paredes, y en algunos casos tienen un escalón a lo largo del perímetro de la base a manera de repisa, o incluso algunas contienen nichos donde se depositaba el ajuar.
Ubicación de la tumba EV-1, en la cima del cerro de la Universidad Adventista. La parte superior de la bóveda fue afectada en el momento de las remociones de suelo con maquinaria pesada. Al fondo se puede ver el Boquerón. Excavación arqueológica de la cámara lateral de la tumba EV-1. Se trata de una tumba de pozo, característica de la época Tardía (siglos IX al XVI d.C.).
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Guayabal (Arcila, 1977; Diez y Betancur, 2012), en el cerro El Volador (Santos y Otero de Santos, 1996) y en el cerro de la Universidad Adventista (Betancur y Gómez, 1999; Aristizábal y López, 2009, y Tabares, 2009).
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aburráes antes de la Conquista L A H I S TO R I A – L o s
La forma y proporción de este tipo de tumbas corresponde posiblemente a las de las viviendas reales de los indígenas que habitaron el valle de Aburrá en la época de la Conquista (Santos, 1995). Las viviendas representadas en estas tumbas constituyen un modelo cósmico y social que debió tener sentido dentro del pensamiento religioso o mítico, donde las cámaras funerarias estarían representando las “viviendas de los muertos”, y el conjunto de tumbas o necrópolis un poblado en el Inframundo, el cual es concebido en las sociedades indígenas como complemento y parte integral del mundo de los vivos. Los cadáveres, o los restos de su cremación, eran depositados en el piso o en el relleno de las cámaras. Se han encontrado entierros individuales y también colectivos en este tipo de tumbas. Ocasionalmente, el cadáver era acompañado de un ajuar que consistía en varias vasijas de uso ceremonial y doméstico, volantes de uso, instrumentos líticos y narigueras de oro.
Excavación arqueológica del pozo de la tumba EV-1. Profundidad del pozo 4,5 m.
La forma de la tumba se asemeja a las tumbas del cerro El Volador, con un pozo más profundo que la cámara. Igualmente presenta una cornisa que rodea la cámara lateral en su interior. La tumba contenía los restos óseos y algunas piezas dentales de un solo individuo adulto, de sexo indeterminado, depositados en la base de la cámara. La ofrenda, consistente de un volante de huso, estaba ubicada a un costado de las piernas del individuo. Dicho objeto se utilizaba para convertir el algodón en hilo.
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Excavación arqueológica de la cámara lateral de la tumba EV-1. Profundidad de la cámara 1,4 m.
Un aspecto interesante para la arqueología de este período en la región, está relacionado con el hallazgo de numerosos volantes de huso como parte del ajuar en algunas de las tumbas excavadas hasta ahora. Este dato coincide con los relatos de los cronistas, quienes observaron una producción de algodón en la zona del valle de Aburrá y el suroeste de Antioquia (Robledo [1539-1542] y Sardella [1540-1542] en Tovar Pinzón, 1993). Las tierras planas del valle de Aburrá fueron sitios óptimos para el cultivo de algodón, el cual se desarrolló de manera paralela a la producción agrícola de alimentos. El algodón fue utilizado para el tejido de mantas y otros productos textiles. También se siguieron explotando los recursos minerales como el oro y la sal que, junto con las mantas, eran intercambiados a través de redes comerciales a gran escala, que abarcaban grandes distancias y posiblemente se extendían por los valles del Cauca y el Magdalena (Santos, 1995).
Restos óseos y volante de huso in situ.
En el aspecto religioso, tanto la forma y estructura de la tumba como la ofrenda hacen parte de un complejo sistema simbólico, en el cual posiblemente hay una semejanza entre la cámara lateral en forma de bóveda cónica con grabados interiores (visible en los pocos casos de las tumbas que se han conservado) y los volantes de huso. Podríamos pensar en una vivienda para los muertos en la otra vida, que hace parte de una concepción cíclica de la vida y la muerte. Algunos animales como los gusanos tejen una crisálida para luego hacer la metamorfosis o renacimiento en el estado de mariposa. Dichas especies que realizan la metamorfosis llamaron la atención de las culturas precolombinas, y es muy posible que las incorporaran en sus sistemas simbólicos como seres míticos y metáforas de la vida después de la muerte. Los volantes de huso ubicados en las tumbas como parte de la ofrenda, serían utensilios para tejer la crisálida y renacer a la otra vida.
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Antiguos textileros del valle de Abur rá
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El ajuar funer ario
aburráes antes de la Conquista
El contenido de la tumba se compone también de fragmetos cerámicos y dos elementos líticos. Algunos elementos encontrados asociados a la tumba, como instrumentos líticos o una placa de moler, serían representativos también del tipo de ritual funerario que se ha registrado en el valle de Aburrá y las zonas circundantes, donde los indígenas incluían herramientas de la vida diaria como parte del ajuar funerario. El análisis de almidones realizado a restos orgánicos adheridos a la placa lítica, nos corrobora el hecho de que dichos grupos humanos eran agricultores sedentarios, bien adaptados al medio y con una diversidad biológica en cuanto a los recursos que habían domesticado, tales como varias especies de fríjol, maíz y yuca.
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En algunas de las tumbas excavadas en el cerro de la Universidad Adventista por el equipo de Tabares (2009) y por la presente investigación, se reportó la presencia de huesos de animales endémicos como el pecarí de collar (Pecari tajacu) o zaíno, una variedad de cerdo de monte de la familia Tayassuidae. Se pudo tratar de una especie de alta importancia por su producción de carne, cuero y huesos. Es probable que estos animales hayan hecho parte del conjunto de ofrendas depositadas durante el rito funerario.
Volante de huso, hallado al lado del cadáver.
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El hecho de que en las tumbas excavadas en el cerro de la Universidad Adventista solamente se encontraran materiales autóctonos, como los huesos de pecarí y cerámica prehispánica, y no materiales procedentes de los conquistadores, nos sugiere que estamos frente a uno de los últimos cementerios prehispánicos del valle de Aburrá. En el relleno del pozo de la tumba EV-1 se encontró una muestra representativa de carbón vegetal que fue datado en 1380 + 70 d.C. (570 + 70 A.P.). Esta fecha corrobora que la estructura corresponde a los pobladores prehispánicos del valle de Aburrá en la época Tardía, y que este cerro fue un cementerio precolombino, donde se llevaron a cabo funerales antes de la llegada de los conquistadores españoles en 1541.
También es de resaltar el hecho de que se tenga una nueva datación absoluta (1380 + 70 d.C) para el occidente del valle de Aburrá y la ciudad de Medellín, ya que representa una prueba adicional de que los principales poblados de los aburráes se localizaban hacia el occidente, en zonas como el cerro El Volador, Guayabal y en cercanías de los deltas de quebradas que descienden desde la ladera occidental como La Iguaná, Ana Díaz, Aguasfrías, Altavista, La Guayabala y Doña María.
Placa lítica hallada en el relleno de la tumba EV-1
Fragmentos de la mandíbula de un pecarí hallados en el relleno de la tumba EV-2.
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Por otra parte, Santos (1995) anota que en las tumbas del cerro El Volador se empiezan a observar en los ajuares la incorporación de elementos foráneos, como restos óseos de vacas y toros además de loza de origen europeo. Estas evidencias nos sugieren que se pudo dar la continuidad cultural del ritual funerario en el cual se inhumaban animales o partes de los mismos en las tumbas.
Pecarí de collar o zaíno (Pecari Tajacu) - familia Tayassuidae
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aburráes antes de la Conquista
Conclusiones Período Precolombino
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Durante el período Temprano, los restos se depositaban en urnas funerarias en forma de vientres femeninos, para que el difunto pudiera volver a nacer. Esta concepción de una vida más allá de la muerte continúa durante el período Tardío; las tumbas elaboradas en forma de bohío aseguraban una vivienda para la vida en el más allá, lo que corrobora la continuidad de una concepción cíclica de la vida y la muerte, más allá de los estilos cerámicos y el tipo de tumba. Cada uno de los períodos arqueológicos en que se ha dividido la ocupación precolombina agro-alfarera del valle de Aburrá presenta notables variaciones en las características principales de la cerámica y el modelo de enterramiento. Los resultados de las investigaciones realizadas proponen diversas explicaciones para este proceso de transición o cambio cultural de la sociedad, el cual se manifiesta claramente en los vestigios y en el patrón funerario. En los estudios llevados a cabo para el embalse Porce III (Santos y Otero de Santos, 1996), se plantea que se trata de cambios en la organización social que generaron nuevas identidades culturales. La ocupación de los mismos sitios de vivienda durante ambos períodos sugiere la continuidad de los mismos grupos humanos, y se podría pensar que los cambios en los conjuntos materiales no se debieron a la superposición de grupos sociales diferentes, sino a estructuras dentro del grupo que se modificaron a lo largo de generaciones.
LA LLEGADA DE LOS CONQUISTADORES ESPAÑOLES -1541
N U E VO S D E S C U B R I M I E N TO S A R Q U E O L Ó G I C O S E N L A C I U DA D D E M E D E L L Í N
Período de Contacto: Siglo XVI d.C .
Mapa Terra Firma in quae Dariae Fluvius Novum Regnum Granatense et Popayan publicado por Guillermo Blaeuw en Amsterdam en 1635 en su obra Tonnel des Aerdrycx ofte. Nieuwa Atlas, 1960.
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Zoom del mapa anterior donde se aprecia la ubicación del Valle de Aburrá
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Aunque en los últimos años se han dado desarrollos y descubrimientos arqueológicos en el valle de Aburrá, en realidad lo poco que se sabe de las comunidades que lo habitaron durante la época de contacto se debe a los relatos escritos por los cronistas que acompañaron a Jorge Robledo en su segundo viaje desde Cali, contenidos en las Crónicas de Indias, información que se reduce a una decena de párrafos. La segunda expedición del capitán Jorge Robledo partió de Cali el 29 de septiembre de 1540, siguiendo la ruta de la ribera occidental del río Cauca con rumbo norte, hasta la villa de Anserma. El objetivo de dicha misión era fundar una villa en Buriticá. Durante este viaje, Robledo decidió desviarse hacia el oriente en busca de un rico valle que le habían descrito, llamado Arví. Desde la actual Heliconia, llamada provincia de Murgia por los españoles, Robledo envía a Jerónimo Luis Texuelo con algunos de sus hombres para que investigue qué hay pasando la cordillera central hacia el oriente. Texuelo y sus hombres son quienes descubren el valle de Aburrá, y lo nombran Valle de San Bartolomé de los Alcázares, según el santo patrono de ese día.
La relación de dicha expedición está firmada por el escríbano Juan Baptista Sardella (1540-1542), pero también existen otras versiones como otra crónica anónima titulada “La Relación de Anserma” (1539-1542), la cual se le atribuye al mismo Capitán Jorge Robledo. Por último, otra importante fuente documental de estas expediciones es la del soldado letrado Pedro Cieza de León (1541-1550), quien acompañó a Robledo en ambos viajes por el río Cauca. (Ballesteros, 1984) En este valle la expedición tiene un enfrentamiento bélico con los indígenas aburráes del cual salen seis españoles heridos. Texuelo decide llamar al Real. Es así como Robledo y el resto de sus hombres refuerzan a Texuelo para sumar 23 españoles, y sostienen una guerra con aproximadamente 3.000 indios, según el relato. Tras ganar la guerra en pocas horas, los españoles deciden quedarse quince días por la gran cantidad de comida que encontraron y someten a los indios que quedaron: “Como los mensajeros de Gerónimo Tejelo enbio llegaron donde el capitán estava y le dieron mandado de lo que avía subcedido se partió lue-
(Sardella en Tovar Pinzón, 1993: 287, 288) Los cronistas resaltan la fertilidad del valle de Aburrá, el cual fue posiblemente un centro de producción agrícola y textil para abastecer las regiones mineras más áridas, ubicadas en los alrededores de la actual Santa Fe de Antioquia. “Hay en este valle de Aburra muchas llanadas; la tierra es muy fértil, y algunos ríos pasan por ella. Adelante se vio un camino antiguo muy grande, y otros por donde contratan con las naciones que están al oriente, que son muchas y grandes; las cuales sabemos que las hay más por fama que por haberlo visto.” (Cieza de León en Ballesteros, 1984: 120)
Algunas apreciaciones de los cronistas ofrecen detalles etnográficos sobre las diferencias culturales y de costumbres entre los grupos humanos que poblaban la región de la cuenca montañosa del río Cauca, atravesada por la expedición: “(...) que atraviesa la cordillera de la Syerra Nevada y pasada se hace un valle e un buen río grande que corre por él en el qual está aquella provincia de Aburrá la qual es dyferente de todas esotras ansy en el traje como en la manera de las casas, como en todo lo demás (...)” (Robledo en Tovar Pinzón, 1993: 351) De otra parte, llama la atención de los cronistas en esta provincia de Aburrá que varios indígenas se suicidaban ahorcándose, cuando se percataban de la presencia de los españoles: “Acontesció en esta provincia a algunos españoles yendo por fruta y a caza de aves yr donde algunos indios estavan e ansi como los vían se quytavan una manta de vara y m(edi)a de largo e de una en ancho con q(ue) traen atapadas sus verguenzas, quytasela e darse una buelta al pescuezo y a(h)orcarse (…)y el capitán les mandó llamar e les preguntó con la lengua que por qué se ahorcavan, dixeron que porque se espantavan de ver a los españoles e de las barvas (…)” (Sardella en Tovar Pinzón, 1993: 288)
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go con todo el real para allá por amor de los heridos y porque allí avía comyda de mayz para más de dos meses e se aposentó en él, donde en los boyos, sin lo que en el campo estava se halló mucha ynfinydad de comyda asy de mayz como de frísoles que casi son como alverjas e muchos cories que son como conejos salvo que son más chiquytos, que tiene muy lindo comer, e muchos perros medianos como los de Castilla salvo que son mudos, esta provincia se llama en nombre de yndios Aburra y le pusimos por nombre el valle de San Bartolomé, aquí estuvimos quinze días en los quales por llamamiento del Capitá(n) le viniero(n) todos los yndios de paz y servia(n) a los españoles.”
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Camino prehispánico de Piedras Blancas o de la Cuesta en el corregimiento de Santa Elena, municipio de Medellín. Foto cortesía antropólogo Juan Fernando Osorno.
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Minería de oro y sal
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Uno de los factores que influencia el patrón de asentamiento de este territorio es la localización de los recursos minerales como el oro y la sal. Estos recursos fueron aprovechados por los indígenas, quienes los extraían mediante variadas técnicas para su uso y comercio con otras poblaciones. Cieza de León nos habla sobre estos recursos y su comercio entre las poblaciones de Pueblo Llano y Murgia, así como del valle de Aburrá como parte de una red comercial: “En este pueblo de Mungia y en otro que ha por nombre Cenufata hallamos otras fuentes que nascían junto a unas sierras cerca de los ríos; y del agua de aquellas fuentes hacían tanta cantidad de sal que vimos las casas casi llenas, hechas muchas formas de sal, ni más ni menos que panes de azúcar. Y esta sal la llevaban por el valle de Aburrá a las provincias que están al oriente, las cuales no han sido vistas ni descubiertas por los españoles hasta agora. Y con esta sal son ricos en extremo estos indios.” (Cieza de León en Ballesteros, 1984: 172, 173)
Caminos en el Valle de Abur rá. El Valle como centro de comercio e intercambio El comercio de productos de diferentes pisos térmicos y procedencias era llevado a cabo, a manera de intercambio complementario, por mercaderes que viajaban entre las diferentes provincias. La comunicación entre estos pueblos se realizó a través de una extensa red de caminos que se extendía desde las provincias del extremo sur de
“(...) e visto por el capitá(n) que hazia la parte de Arvi no se hallava poblado por se aver abaxado mucho el mysmo con ocho de a cavallo e ciertos peones a la ligera fue a descobrir por otra parte e nunca pudo hallar poblado puesto q(ue) halló muy grandes hedificios antiguos destruydos e los camynos de peña tajada hechos a mano más anchos q(ue) los de Cuzco e otros bohios como a man(er)a de depósytos y el capitá(n) no se atrevió a seguir aquellos camynos porque quyen los avia fecho devía de ser mucha posibilidad de gente (...).” (Sardella en Tovar Pinzón, 1993: 290) “Desde la provincia de Arma hasta la de Cenufana habrá XX leguas y desde Cenufana a Aburrá puede haver seys, en todo este camino hay grandes asyentos de pueblos antyguos e muy grandes edificios de caminos hechos a mano e grandes por las syerras e medias laderas que en el Cuzco no los ay mayores y todo esto perdydo e destruydo e
no ay yndio que sepa dezir cómo ha sydo ni de que se ha despoblado por lo que se puede pensar que los a despoblado las grandes guerras que avido entre los naturales.” (Robledo en Tovar Pinzón, 1993: 350) Aún existen algunos tramos conservados de caminos que atraviesan el valle de Aburrá y sus alrededores, los cuales ya han sido estudiados por arqueólogos (Osorno, 1991 y 2003; Botero y Vélez, 2000a y 2000b), correlacionados con apuntes precisos en las crónicas del siglo XVI y cuyas características técnicas fueron diseñadas para porteadores y no para animales de carga. Esta red de caminos probablemente perteneció a una civilización de mineros y comerciantes, asentados en el altiplano de Santa Elena en el período Temprano, ya que los españoles reportan que los encuentran en ruinas en el siglo XVI: “Salidos de aquel valle por la syerra adelante ay munchos despoblados y caminos muy anchos y acequias a mano e asyentos de pueblos todo ya destruido de grandes pueblos.” (Robledo en Tovar Pinzón, 1993: 351) Finalmente, los españoles solo permanecieron dos semanas en el valle y no fundaron ningún poblado, tal vez por el poco oro que encontraron. Después de aprovisionarse, continuaron su misión hacia las provincias del norte.
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la cuenca del río Cauca, como Popayán, hasta las provincias ubicadas en el altiplano, al interior de la cordillera Central, como Aburrá. Esta red de caminos no solamente les llamó bastante la atención a los expedicionarios, sino que también les facilitó la entrada, ubicación y delimitación de estas tierras. Resaltamos que en toda la expedición no reportan caminos de piedra muy anchos, salvo en la región de Antioquia, entre Cenufaná (quebrada Sinifaná) y el valle de Aburrá:
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EL MESTIZAJE
Período Colonial: Siglos XVI al XVIII d.C .
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Plano de Medellín en 1791, realizado por José María Giraldo, donde aparece la zona urbanizada conocida como el Tambo de Aná, alrededor del actual Parque Berrío. Fuente: Jaramillo y Perfetti, 1993.
A partir de la colonización española, el valle de Aburrá deja de ser habitado netamente por los indígenas y comienza a ser un lugar donde convergen diferentes culturas, como son la nativa, la europea y la africana. A pesar de su gran fertilidad, el valle no fue poblado sino décadas después de la conquista por Gaspar de Rodas, quien en su labor de poblamiento de la provincia de Antioquia adquirió terrenos alrededor de 1574. Las tierras del valle fueron muy apetecidas por diferentes conquistadores. Poco a poco se fueron valorizando y poblando de haciendas ganaderas de españoles y sus descendientes, mientras que la población indígena disminuía cada vez más. Al ser su suelo fértil, era de gran utilidad para la crianza de ganado y el abastecimiento de los centros mineros cercanos, como fueron la ciudad de Santa Fe de Antioquia y Buriticá, donde los suelos son áridos y secos. La convivencia de las distintas culturas no fue muy estable, las discusiones por terrenos no se hicieron esperar. En múltiples ocasiones, el ganado de las haciendas causaba daños en las propiedades de los indios, lo que provocó
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que estos en represalia mataran el ganado, generando a su vez más descontentos. Debido al desorden y los abusos, y en vista de que los aborígenes escaseaban, en el siglo XVII el señor oidor Francisco de Herrera Campuzano, en su visita por estas tierras, encuentra necesario fundar un resguardo para los indígenas. Fue así que se formó en 1616 el pueblo de San Lorenzo de Aburrá, con 80 indios de diferentes tribus: aburráes, maníes, ebéjicos, peques, yamesíes y noriscos. Dicho pueblo estaba ubicado en tierras de Juan Daza y los Rodas, cuyos límites eran la quebrada de Aná (Santa Elena) por el norte, hasta aproximadamente la zona actual de Belén por el occidente; Guayabal y Envigado por el sur y los cerros orientales de Las Palmas y Santa Elena por el oriente (Álvarez, 1996 y Jaramillo, 2000). El Poblado de San Lorenzo tuvo una corta duración, ya que solo existió como Pueblo de Indios hasta 1674. En el valle había un gran número de cabezas de ganado tanto ecuestre como vacuno, los cuales aumentaron considerablemente después de 1630, momento en que se evidenció una fuerte caída del oro, que obligó a muchos
Como se puede observar, para el siglo XVII el valle se comenzó a poblar en diversos sectores, pero la mayor conglomeración de familias se ubicaba en el Tambo de Aná, en lo que hoy conocemos como el centro de Medellín, alrededor del actual Parque Berrío.
PERÍODO REPUBLIC ANO Siglo XIX y pr incipios del siglo XX sitio Los Guayabos fue ocupado de manera sucesiva El por varios grupos a lo largo de su historia, y posiblemente utilizado como una estación de minería aluvial durante los siglos XVIII y XIX, según el hallazgo de varios elementos tales como estructuras en piedra y algunos fragmentos y bordes de cerámica y loza de procedencia europea pertenecientes a este período, que fueron clasificados y correlacionados con una fecha de producción específica entre los siglos XVIII y XIX, según los sellos de fábrica y sus rasgos estilísticos. Asimismo, dos dataciones de muestras de carbón obtenidas en las excavaciones realizadas en la Universidad EAFIT, cuyos resultados fueron 1800 y 1820 d.C., nos permiten fechar de manera muy precisa esta última ocupación del sitio Los Guayabos y conocer un poco sobre los constructores de las estructuras en piedra que fueron encontradas. En este último período de ocupación republicana y reciente, se construyeron casas en adobe macizo y teja y se explotó el predio para fines agrícolas, ganaderos y mineros. El muro en piedra, los camellones y la acequia fueron construidos como estructuras para la explotación del oro de aluvión en el delta de la quebrada La Sucia.
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mineros a dedicarse conjuntamente a otras actividades como la agricultura y la ganadería, además de la llegada de otros vecinos de Popayán que buscaron asentarse en el valle de Aburrá por su fertilidad y grandes terrenos. Unas de las tierras más apetecidas fueron las del Poblado de San Lorenzo, y en vista de que quedaban pocos indios, alrededor de cinco para 1669 (Álvarez, 1996), los habitantes comenzaron a hacer peticiones para que se les adjudicaran terrenos de este pueblo. Uno de los primeros fue el señor Fernando de Toro Zapata, en 1639, al cual se le adjuntaron dos estancias de ganado y dos de pan, la primera en dicho poblado y la segunda en lo que hoy es Itagüí (Jaramillo, 2000).
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Cer ám i ca col on ial y rep u blic an a
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Dentro de la muestra recuperada en el lote Los Guayabos se destaca la presencia de cuellos y fragmentos de contenedores de origen español conocidos como botijas o peruleras (olive jar), de amplia distribución en la América colonial (Goggin, 1960). La producción de este tipo de recipientes cerámicos se ubica cronológicamente entre 1580 y 1780, aunque es posible que dicha forma se prolongue en el tiempo unas décadas más. Por sus características, seguramente se trata de contenedores provenientes de España, que eran utilizados para cargar el vino, el aceite de oliva y otros líquidos importados desde Europa. En la muestra también se recuperaron fragmentos de cerámicas criollas, también conocidas como Colono Ware e hispano-indígena (Linero, 2001), y que denominamos como Loza de Tierra (Martín, 2001 y 2008). Estas piezas, en general, presentan un aspecto burdo poseen huellas de cocción sobre su cara externa, lo que nos indica exposición directa al fuego, asociado al uso doméstico que se les daba. Aunque no se encontraron fragmentos que permitieran reconstruir las formas completas, se trata principalmente Fragmento de pipa. Aunque se encuentra muy erosionada, se trata de un elemento común en la Colonia, relacionado con el consumo de tabaco. Podría tratarse de una pieza de fabricación local.
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BACÍN
Fragmento de bacín (bacinilla), de manufactura local, hallado en el lote Los Guayabos. Correspondería, tecnológicamente, al tipo denominado como Criolla o Loza de Tierra, que se caracteriza por el uso de tecnología nativa pero con formas de tradición europea. Fuente: Universidad EAFIT.
Botijas hechas mediante torneado. Fueron recipientes para contener líquidos como agua, vino y aceite de oliva. Cuellos de botijas o peruleras encontradas en el lote Los Guayabos Corresponden a la Forma A, del período Medio (1580-1780), de acuerdo con la clasificación de Goggin (1960). Fuente: Universidad EAFIT.
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de ollas y cuencos. Este tipo de cerámica, por la porosidad de su pasta, resulta ideal para cocinar por sus características termo-refractarias. Su producción parece ser local, dadas las similitudes que presenta, en cuanto a materia prima se refiere, con las cerámicas prehispánicas del valle de Aburrá. Fueron utilizadas para la cocina, y no como vajilla de mesa, como las lozas europeas, las cuales marcarían diferencias sociales de la época.
Asas de vasijas, estilo Tardío.
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OLLAS SUBGLOBULARES CON BORDES EVERTIDOS DIRECTOS
Fragmentos de ollas subglobulares con bordes evertidos directos, estilo Tardío. Algunos presentan decoración por engobe rojo (arriba) y rastros de cocción por uso doméstico.
Algunas herramientas líticas para moler, que fueron encontradas en asociación a materiales cerámicos del perío-
Fragmentos decorados mediante impresión por cestería.
do republicano, evidencian la continuidad en el tiempo de algunas tecnologías líticas precolombinas. Manos de moler en rocas como la granodiorita. Fuente: Universidad EAFIT
Fragmentos decorados mediante impresión textil.
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Algunos fragmentos cerámicos con rastros de técnicas como impresión por cestería e impresión textil, evidencian la posible continuidad de técnicas alfareras precolombinas durante los períodos Colonial y Republicano. Dichos fragmentos fueron recuperados mediante excavaciones estratigraficas fechadas para el período Republicano.
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Por su parte, la loza industrial nos remite cronológicamente a mediados del siglo XVIII y todo el siglo XIX. Esta loza, desarrollada en Inglaterra desde 1740, pretendía reproducir las características de la porcelana china y satisfacer las necesidades de las clases acomodadas de la época (Fournier, 1990). Por tratarse de lozas industriales, eran mucho más económicas que la porcelana china, así como de manufactura más rápida. Durante el siglo XIX, Inglaterra constituía el imperio más grande y poderoso del planeta, lo cual se conoce como la Época Victoriana. A través de amplias redes de comercio que abarcaban colonias en los cinco continentes, exportaban este tipo de lozas hacia el mundo entero. La decoración de esta loza varió según la época, pero las técnicas de manufactura siempre fueron mediante torneado o moldeado. De este tipo de loza se identifican, al menos, tres grandes grupos. • La LOZA CREMA (Cream Ware): de pasta fina, fue fabricada con arcillas de Devonshire y pedernal molido. Se elaboraba con diversas posibilidades de decoración y fue producida industrialmente entre 1740 y 1820 (Deagan, 1987 y 2002 ; Deagan y Cruxent, 1998). • La LOZA PERLA (Pearl Ware): de pasta refinada, fue desarrollada en Wedgwood en 1779. En este caso se le agrega azul cobalto al vidriado, lo que le da una coloración “perla”. Es fácil de identificar, sobre todo en las bases de los platos y las vasijas, porque allí se acumula normalmente la coloración azulosa que la identifica. Su manufactura se circunscribe entre los años de 1779 y 1830.
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• La LOZA BLANCA (White Ware): producida a partir de 1820, hasta nuestros días, es perfectamente blanca en superficie. Comienza a reemplazar en el mercado a principios del siglo XIX a la Loza Perla. El vidriado es muy delgado y claro. Presenta una gran variedad de posibilidades decorativas, similares a la Loza Perla tales como: pintada a mano, impresa por transferencia. Fue extremadamente popular en la época Victoriana temprana, con la frecuente utilización del azul cobalto en sus diseños. Loza blanca de fabricación inglesa hallada en el lote Los Guayabos. Se puede ver la marca, aunque infortunadamente no fue posible su identificación plena. Se trata de una producción que inicia a partir de 1820, y se comercializa ampliamente en las colonias españolas luego del proceso de independencia. Fuente: Universidad EAFIT.
Fragmentos de loza blanca inglesa, decorados con pintura a mano. El diseño es conocido como Gaudy Dutch, el cual comienza a producirse entre 1820 y 1840.
Fragmentos de loza blanca decorados con “sellos” con diferentes colores. Este estilo es popular en los depósitos tardíos de San Felipe en Panamá (siglos XIX y XX), de manufactura inglesa.
En cuanto a las técnicas decorativas, la loza industrial es muy variada, pero en el caso de los materiales recuperados en el lote Los Guayabos, se observaron las siguientes:
• IMPRESIÓN POR TRANSFERENCIA: técnica industrial desarrollada a partir de 1760 que permitía la producción masiva de cerámicas decoradas. En la Loza Crema solo se utilizó el color negro, hasta 1815. A partir de 1795 se desarrollan motivos chinescos, los cuales perviven o se hacen más frecuentes hasta 1820. A partir de esta fecha los diseños pastoriles tienen un auge mayor. Antes de 1824 siempre se presentan en azul sobre blanco. Posteriormente se incorporan otros colores como el rojo, verde, marrón, morado o rosa. • ANNULAR: muy popular en el siglo XIX, cuya característica principal es la presencia de bandas paralelas de diversos colores.
Fragmentos de loza blanca con decoración Annular. Se trata de diversos motivos en bandas paralelas, muy populares en el siglo XIX.
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• PINTADA A MANO: en donde identificamos la presencia del motivo polícromo Gaudy Dutch, floral, el cual comienza a producirse entre 1820 y 1840, y está presente en la Loza Perla y la Loza Blanca.
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Las marcas de fabricantes o sellos de fábrica impresos sobre varios de los fragmentos hallados en el lote Los Guayabos nos dan testimonio de un comercio de mercancías con Europa, principalmente lozas manufacturadas en Inglaterra y Alemania, a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Las élites, cuyas fincas y casas de campo estaban ubicadas en este sector suroriental del valle, se distinguían mediante el uso de vasijas importadas para el servicio. Muchos objetos de diferentes fábricas continuaban circulando después de que las mismas cerraran, debido a que algunos ajuares domésticos y otros utensilios pasaban de una generación a otra. Las lozas y otros materiales importados de Europa durante los siglos XVIII y XIX, nos ubican en una época en la cual la naciente ciudad de Medellín se está comenzando a conectar con el mundo. Dichos productos eran traídos por barcos que tardaban varios meses en alta mar hasta llegar al puerto de Barranquilla. Luego eran ingresados por el río Magdalena en barcos de vapor que descargaban en Puerto Berrío. Por último, eran cargados a lomo de mula, mediante caravanas de cientos de estos animales dirigidas por arrieros, que hacían varias estaciones entre el valle del río Magdalena y el valle de Aburrá. Así se desarrollaron en esta ruta oriental varias poblaciones importantes como Sonsón, Marinilla y Rionegro antes de la llegada del tren a la ciudad en 1914.
Adicionalmente, se recuperaron varios fragmentos de botellas de vidrio, entre los cuales uno presenta la fecha de 1846 en el fondo.
Base de botella con la fecha de 1846, recuperada en la excavación de los camellones.
Fragmento de loza blanca con decoración impresa por transferencia. Esta técnica se desarrolló a partir de 1760. Para 1824 se comienzan a imprimir en diferentes colores, ya que hasta esa fecha eran exclusivamente azules o negros.
Lozas importadas manufacturadas en la fábrica Villeroy y Boch, Dresden, Alemania. Esta fábrica abarca un período de producción que va de 1809 a 1900.
Fragmento de plato de porcelana con la marca de origen alemán. Esta fábrica fue fundada el norte de Bavaria en 1814 por Carl Magnus Hutschenreuther (1780-1845). Actualmente es reconocida como una porcelana de alta calidad (http://www.artfact.com/subcollection/hutschenreuther-w7jlthsdlu).
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Hughes & Son, compañía alfarera inglesa cuya producción se extiende entre 1895 y 1957 (http://www.thepotteries.org/mark/h/hughes.html)
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PERÍODO RECIENTE: 1900-1950 d.C . Finalmente, al revisar con detenimiento la muestra, se agrupó un tipo de loza que no posee las características de aquella producida en Inglaterra. Se trata de un conjunto de loza blanca con una pasta grisácea y más pesada. Presenta formas simples de pocillos, platos y tazones. Varios de los fragmentos presentan en su base la inscripción “Caldas”, originarios de la temprana producción industrial en el valle de Aburrá.
Fragmentos de plato y pocillo con líneas similares al estilo Annular inglés. Sin embargo por el acabado y las formas es muy probable que se trate de producción local, posiblemente de Locería Colombiana.
Primera Iglesia de la parroquia de El Poblado. Tomada por Melitón Rodríguez en 1900. Fuente: Biblioteca Pública Piloto Archivo Fotográfico Fondo Melitón Rodríguez.
Fragmentos de loza de manufactura local. Se pueden ver las marcas de fabricación en cada una de las bases tales como Caldas, Corona, Pedernal y Dos Pirámides. El Carretero – Sector Sur, el cual era la antigua vía que comunicaba al Poblado con Envigado (actual Avenida El Poblado). Se puede ver al fondo la actual iglesia del Poblado, construída entre 1920 y 1930, y los rieles del tranvía. Fuente: Fundación Víztaz, 2004.
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Estos objetos hablan de la naciente industria paisa, la cual favorece el procesamiento de materias primas locales para hacer lozas. Es así como se desarrollan industrias como Locería Colombiana o la tradicional industria alfarera del municipio de El Carmen de Viboral en el oriente antioqueño. En el municipio de Caldas, al sur del valle de Aburrá, se fundó en 1881 la Compañía de Cerámica Antioqueña1 la cual fue propiedad del ciudadano alemán Reinhold Paschke. La compañía fue vendida en 1935 al señor Gabriel Echavarría, quien la rebautizó como Locería Colombiana S.A., conocida popularmente como Corona (Ángel, 2001 y Calle, 2005), cuyos productos tuvieron una amplia distribución regional y nacional. Infortunadamente se desconoce el desarrollo tecnológico de su producción, así como la evolución de las respectivas marcas, Corona o Locería Colombiana.
Fragmento de taza. En la base se observa la marca del fabricante, Cerámica de Caldas. La producción de loza en el valle de Aburrá se remonta a 1881.
Botella de la Cervecería Tamayo. Fundada en 1895.
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Entre 1892 y 1895 José Antonio Tamayo construyó en Medellín una nueva edificación para las instalaciones de la Cervecería Tamayo. Al morir en 1942, la cervecería fue heredada y manejada por sus hijos hasta 1957, cuando fue cerrada. Esta fue la primera cervecería moderna en Antioquia.
Taza o escudilla con decoraciones tipo concha.
1– Archivo Histórico de Antioquia, Medellín, Notaria 1ª, Escritura 2170, ff. 2181-2191
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MINERÍA DE ALUVIÓN
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Estr ucturas en piedra
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Muro de contención en piedra. Quebrada La Sucia.
Imagen 3D del área de estudio y sus alrededores.
En el delta o abanico aluvial de la quebrada La Sucia, hacia las cotas inferiores del predio Los Guayabos, se encontraron varias estructuras y pisos en piedra, los cuales fueron rescatados y trasladados a su lugar de instalación final en la Plazoleta Arqueológica, ubicada frente a la urbanización Vegas del Poblado, en los bajos del puente Gilberto Echeverri Mejía. Nivel del agua
Muro de contención en piedra. Quebrada La Sucia.
Según las crónicas, los indígenas utilizaban barras de madera duras y fuertes, afiladas, endurecidas mediante el fuego en uno de sus extremos, con las que se desprendían y retiraban las capas de grava y piedra, comenzando en la parte más baja de los riachuelos, removiendo las piedras de mayor tamaño y permitiendo que el agua terminara la labor de limpieza (Nisser, 1990). En las áreas escogidas para el lavado de las arenas auríferas, los mineros construían adecuaciones en piedra con el fin de organizar una zona de la quebrada, y así evitar la erosión en el lugar donde se estaba extrayendo el oro aluvial. Inmediatamente más arriba del sitio escogido para el trabajo de lavado de las arenas auríferas, se construía un dique de piedras pesadas y ramas para evitar que la fuerza de la corriente arrastrara la grava y la arena hacia el espacio destinado al trabajo (Ramos, 2007).
Acequia en piedra durante el proceso de excavación.
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Se cree que estas estructuras en piedra eran construidas por los mineros precolombinos y del período colonial para la explotación del oro aluvial en las desembocaduras de quebradas y riachuelos.
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De esta manera los mineros garantizaban un sector de la quebrada libre de sedimentos erosionados de la colina, para poder sacar el oro que lavaba la quebrada mediante el barequeo. Es así como ubicaban piedras de mayor tamaño en las orillas para formar un muro, el cual estrechaba el canal proporcionalmente y al mismo tiempo aumentaba la rapidez y la fuerza de la corriente. Los camellones y acequia encontrados a un lado de la quebrada La Sucia, pudieron constituir parte de un sistema de canales para lavar el oro aluvial extraído de la quebrada, ya que se encontraron justo en su orilla y cerca del lugar donde estaba emplazado el muro de contención. Otra posibilidad pudo ser la del uso de las estructuras denominadas camellones como parte de un sistema hidráulico, tipo dique, que atraviesa la terraza 2, y a la vez de contención de los suelos agrícolas de dicha unidad, al estar situados en su extremo occidental. Llama la atención que durante la excavación de los camellones y la acequia, se recuperaron varios fragmentos de cerámica burda y gruesa, clasificada como cerámica Tardía, algunos fragmentos de lozas industriales y una base de botella con la fecha de 1846. Estas evidencias le estarían dando una cronología relativa a la época de construcción de dichas estructuras. Por último, reconocemos que la temporalidad y funcionalidad precisa de dichas estructuras permanecerán como una hipótesis a ser resuelta por nuevos estudios de Acequia en piedra durante el proceso de excavación.
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investigación. No obstante, dado el hallazgo de entierros a ambos lados de la quebrada y cerca del tramo donde se hallaron los muros, es probable que los inicios de las actividades mineras estén asociados al período Temprano, pero se continuaron hasta el período Republicano, según el tipo de materiales que se encontraron en la excavación de los camellones y la acequia.
PERFIL TRANSVERSAL PERFIL LONGITUDINAL
0m
PLANTA 1m 2m
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CAMELLÓN 1, TERRAZA 2, CORTE 5
PLANTA
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E L P ROY E C TO
METODOLOGÍA DE LOS PROGRAMAS DE ARQUEOLOGÍA PREVENTIVA
La protección del patrimonio histórico y cultural de la Nación está promulgada cómo política pública por el Estado colombiano. La Constitución Política de 1991 definió los elementos constitutivos del patrimonio cultural colombiano, aceptando la multiculturalidad del país y protegiendo los elementos fundamentales para entender nuestro pasado diverso. Según la legislación colombiana1 , cualquier proyecto de infraestructura o de explotación de recursos naturales (vías, oleoductos, gasoductos, pozos exploratorios, minas, líneas de interconexión, hidroeléctricas, parcelaciones y urbanizaciones) que pueda afectar evidencias arqueológicas, deberá incluir un Programa de Arqueología Preventiva, mediante el cual, antes del inicio de las obras, se desarrollen los estudios científicos necesarios para identificar si existen evidencias arqueológicas en el área, se establezca su importancia científica y cultural, y se formulen y apliquen las medidas necesarias para su protección y conservación. 1– La ley 397 de 1997 (Ley General de Cultura) en su título II; Ley 1185 1185 de 2008, Modificatoria de la Ley General de Cultura; Ley 99 de 1993, Ley del Medio Ambiente; Ley 388 de 1997, Ley de Ordenamiento Territorial; y Decretos Reglamentarios de la Ley de Cultura: Decreto 833 de 2002, Decreto 1180 de 2003, Decreto 763 de 2009 y Decreto 2820 de 2010.
La metodología implementada por los Programas de Arqueología Preventiva realizados en las obras Vía Longitudinal Occidental y en el Puente de la Calle 4 Sur comprendió seis etapas consecutivas y avaladas por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH, 2010)2. Los estudios arqueológicos se desarrollaron de manera paralela al avance de las obras civiles, desde la etapa de planeación hasta los movimientos de suelos con maquinaria pesada. En ambos proyectos, el equipo de arqueología buscó brindar un modelo de acompañamiento integral a la ejecución de las obras civiles, y puso en práctica un instrumento efectivo de prevención y mitigación de los impactos sobre los recursos patrimoniales ubicados en el área de influencia de las obras.
2– Régimen Legal y Lineamientos Técnicos de los Programas de Arqueología Preventiva en Colombia. ICANH, 2010
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¿Cómo proteger el Patrimonio Arqueológico de la Nación?
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DI AGN Ó ST I CO A RQUE OLÓGICO:
Lote Los Guayabos en la zona baja, con cobertura de árboles de guayaba, pastos y rastrojos bajos.
ZONA 2
ZONA 3
AV. L A S V EG
UNIVERSIDAD EAFIT
AS
ZONA 1
R ÍO M E D E L L ÍN
E L P ROY E C TO - D i a g n ó s t i c o A r q u e o l ó g i c o
Tras las pr imeras pistas de v estigios arque o l ó g i co s
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Zonificación de susceptibilidad arqueológica del área de influencia del Puente de la Calle 4 Sur. Fuente: Google Earth.
Según nuestras observaciones preliminares, el área de influencia del Puente de la Calle 4 Sur fue dividida en tres zonas, de las cuales solo una presenta potencial arqueológico, fueron ellas: • ZONA 1. OCCIDENTAL: Zona industrial altamente intervenida del costado occidental del río Medellín en el barrio Cristo Rey.
Fotos de las alteraciones en las zonas Occidental e Intermedio-oriental.
Durante la primera etapa de la investigación no se hace ningún tipo de muestreo ni excavación sobre los predios. Los arqueólogos llevan a cabo recorridos por el área que será estudiada para efectuar un reconocimiento del terreno y las unidades de paisaje que lo componen. También complementan sus análisis en terreno con la revisión bibliográfica, cartográfica y de fotografías satelitales. En algunos casos se logran identificar posibles elementos ar-
• ZONA 2. INTERMEDIO-ORIENTAL: Localizada entre el río Medellín y la Avenida Las Vegas en el barrio El Poblado, predio propiedad de la Universidad Eafit. Zona altamente intervenida por la canalización del río Medellín y por las obras de infraestructura (parqueadero, coliseo y lago artificial) realizadas previamente por la Universidad Eafit. • ZONA 3. ORIENTAL: Lote o predio conocido como Los Guayabos, enmarcado por el conjunto residencial Aldea de Riobamba al sur, la Avenida Las Vegas por el occidente, la carrera 43C por el oriente y la Clínica Las Vegas por el norte. Este sector es el único que no presenta alteraciones antrópicas, por lo cual todas las actividades del Programa de Arqueología Preventiva —prospección, rescate y monitoreo— se concentraron en dicho predio.
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queológicos superficiales, tales como estructuras en piedra. Se genera como resultado de esta primera etapa una Zonificación de Susceptibilidad Arqueológica del predio que será impactado.
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P RO SPECCI ÓN A RQUE OL ÓGIC A I d e n t ificació n d el potencial arqueológic o
E L P ROY E C TO - P r o s p e c c i ó n A r q u e o l ó g i c a
Antes de comenzar la prospección arqueológica se debe solicitar la Licencia de Intervención Arqueológica ante el ICANH. Dicha licencia solo se expide a profesionales que tengan el perfil y la experiencia para dichas labores. En cada proyecto se desarrolló una prospección de alta intensidad enfocada a la identificación de tumbas u otros depósitos en el área de influencia directa de las obras civiles. Esta etapa consiste en realizar pequeños sondeos o apiques de 50 cm x 50 cm de profundidad variable, los cuales son efectuados mediante palines, hasta agotar los depósitos de suelos. Durante la prospección del lote Los Guayabos se llevaron a cabo sondeos cada 10 m en toda la extensión del predio, con el fin de determinar los sectores con concentración de evidencias arqueológicas. La fase de prospección tiene como resultado la formulación del Plan de Manejo Arqueológico, el cual debe proponer todas las acciones necesarias para la prevención, mitigación o compensación de los impactos causados sobre los bienes de interés arqueológico localizados en el área de influencia de la obra.
Elaboración de sondeos y revisión de suelos durante la etapa de prospección.
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N U E VO S D E S C U B R I M I E N TO S A R Q U E O L Ó G I C O S E N L A C I U DA D D E M E D E L L Í N
Plano de los resultados de la prospección del lote Los Guayabos – Puente Calle 4 Sur.
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R ESC AT E A RQUE OL ÓGICO:
E L P ROY E C TO - R e s c a t e A r q u e o l ó g i c o
Un micr o -v iaje al pasad o m ediante cua d r í cul a s d e exca va ci ó n
Diagramas de excavación por niveles y tipo de objetos recuperados.
Diagrama de perfiles para entender las excavaciones y los estratos de suelo de manera tridimensional.
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En estos puntos se aplican cortes y trincheras estratigráficas, se excava de manera controlada y se subdivide cada unidad en cuadrantes de 1 m2 de área. Cada cuadrante se excava siguiendo niveles de 5 cm, teniendo presente la separación por estratos. La excavación se lleva a cabo con suma delicadeza, para no afectar los vestigios que se encuentran depositados en los suelos. Las capas de suelo se remueven pacientemente, con palustres bien afilados y brochas. De manera similar a la labor de un escultor o un cirujano, la tierra y el polvo se van eliminando para dar forma a los objetos que reposan dentro de las capas de suelo, desde hace cientos y hasta miles de años. La labor de excavación exige siempre mantener el área de trabajo y el tramo avanzado de la excavación muy limpios, para poder entender la distribución de los hallazgos en el espacio. Para este fin se utilizan recogedores de basura, brochas, escobas y baldes, con los cuales se retira lentamente la tierra de cada nivel.
Montaje de cortes estratigráficos con nivel de pita.
Proceso de excavación y registro de corte estratigráfico. Fuente: Universidad EAFIT.
Cortes estratigráficos a diferentes profundidades de excavación. Cada nivel se registra en dibujo y fotografía.
Proceso de excavación de corte estratigráfico con dos vasijas funerarias. Fuente: Universidad EAFIT.
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Las excavaciones arqueológicas se realizan en los puntos donde la prospección da resultados favorables, esto es, aquellos sitios con mayor densidad y concentración de evidencias, donde se detectan rasgos o posibilidades de entierros, o donde la estratigrafía es más clara con respecto a los depósitos arqueológicos.
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E L P ROY E C TO - R e s c a t e A r q u e o l ó g i c o
Cada objeto encontrado es medido y registrado en cada cuadrícula in situ, en los diferentes niveles, antes de ser levantado y empacado.
Registro en dibujo durante las excavaciones.
Todo lo que va apareciendo en cada nivel se reporta de manera detallada, y los materiales hallados se registran de manera tridimensional, según su disposición espacial y vertical, mediante dibujos, fotografías y videos, para así entender el yacimiento. El registro arqueológico minucioso es muy necesario, ya que cada yacimiento es un libro abierto lleno de información útil para comprender el pasado.
Gracias a los cortes estratigráficos pudimos acercarnos a las condiciones de formación del sitio y a la interpretación de los contenidos. De este modo se caracterizaron de manera puntual las terrazas o áreas de actividad arqueológica, para entender su función y lo que posiblemente había ocurrido allí en cada uno de los períodos encontrados.
Los materiales recuperados fueron extraídos con el mayor cuidado, y debidamente embalados en campo teniendo en cuenta la unidad de muestreo, el cuadrante y el nivel, y se empacaron según el tipo de material. Luego fueron trasladados al laboratorio para su clasificación y análisis.
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Las actividades de excavación y rescate arqueológico nos permitieron llevar a cabo la caracterización específica de los depósitos identificados en cada predio, para poder elaborar la propuesta definitiva de manejo frente al impacto potencial de las obras. En el lote Los Guayabos se excavaron un total de 67 m2 en unos 20 cortes estratigráficos ubicados en las diferentes terrazas del predio, incluyendo la última etapa del lote Los Guayabos - Universidad Eafit. En el cerro de la Universidad Adventista se excavaron dos tumbas de pozo con cámara lateral.
Las vasijas descubiertas durante las excavaciones fueron debidamente consolidadas y embaladas en campo, para ser trasportadas hasta el laboratorio. Para dicho proceso se comenzó por excavar el corte por niveles hasta el final del depósito de suelos, que terminaba en un piso de piedra. Como las piezas presentaban grietas y estaban bastante erosionadas, estas fueron reforzadas con una cobertura de papel plástico de embalar y bandas de neumático, con el fin de poderlas transportar con todo su contenido hasta el laboratorio, para lo cual se utilizó una caja plástica abullonada con cauchos.
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Sal vam en to d e las vasijas
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MO N I TO R EO A RQUE OLÓGICO
E L P ROY E C TO - M o n i t o r e o A r q u e o l ó g i c o
El monitoreo arqueológico se desarrolla al inicio de las obras civiles, cuando los movimientos de tierra con maquinaria pesada para explanaciones y fundaciones afectan las capas de suelo de cada predio.
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Esta etapa se realizó una vez concluida la etapa de excavación, rescate y reubicación de las estructuras en piedra. Antes de comenzar el monitoreo, se esperó dos semanas a que se terminara la etapa de tala y remoción de todos los árboles del predio, ya que las raíces y troncos podrían impedir el movimiento de suelos por capas con el tractor. El monitoreo consistió en el acompañamiento presencial del equipo de arqueología durante el movimiento de suelos, para verificar que no hubiese daños al patrimonio arqueológico. Se solicita a los ingenieros el uso de un buldócer liviano o motoniveladora, para evitar reducir los impactos. Durante las actividades de campo se contó con la presencia permanente de un arqueólogo y un auxiliar de campo que trabajaron de forma paralela al desarrollo de las obras de remoción mecánica de tierra por capas. Los arqueólogos deben controlar las intervenciones con maquinaria pesada llevadas a cabo en las zonas con potencial arqueológico.
Monitoreo de las terrazas antes del inicio de las obras del Puente Gilberto Echeverri Mejía.
Proceso de monitoreo usando motoniveladora. Se debe acompañar el avance de la máquina, siempre observando la cuchilla. Fuente: Universidad EAFIT.
LAB O R ATORIO Y A NÁ LISIS E SPE C IA L IZA D O S D E L O S MAT E R IA L E S R E C U PE R A D O S En la etapa de laboratorio se desarrollaron varias actividades encaminadas a procesar y registrar toda la información obtenida en las diferentes fases del trabajo de campo.
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Todos los materiales recuperados en campo fueron debidamente embalados en bolsas plásticas y en papel aluminio al ser extraídos. Cada bolsa fue rotulada teniendo en cuenta la ubicación espacial y la profundidad estratigráfica de la unidad de muestreo. Los materiales más delicados, tales como fragmentos de carbón, fragmentos de restos óseos y dientes humanos, así como algunas piezas cerámicas que consideramos delicadas, fueron embalados en papel aluminio. Luego todas las bolsas fueron empacadas en cajas para su traslado hasta el laboratorio.
Lavado y sec ad o Una vez en el laboratorio, los materiales fueron extraídos de las bolsas y lavados con cepillo, teniendo la precaución de no remover restos de pintura y engobe de las superficies. Algunas piezas tales como fragmentos de restos óseos humanos no fueron lavadas para ser sometidas a análisis especializados.
Proceso de lavado y secado de la muestra
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Inventario y análisis de la muestra recuperada y elaboración de la base de datos.
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Registro del diámetro de los bordes, para recrear las vasijas en dibujo. Fuente: Universidad EAFIT
Inventar i o gener al y c lasific ac ió n d e la muestr a obte n ida en c amp o Los materiales obtenidos en campo fueron inventariados según las materias primas teniendo en cuenta solamente los materiales diagnósticos. Los materiales no diagnósticos fueron tenidos en cuenta solo para criterio de densidad, pero ya habían sido descartados en campo y no fueron traídos a laboratorio. En el caso de los bordes o las piezas completas recuperadas se determinó el diámetro, la forma de la vasija, la forma del borde, el tipo de decoración y las huellas de uso.
Mi c ro e x c av a c i ó n de v a s i j a s
Proceso de extracción de muestra de materia orgánica incinerada, adherida a la vasija, para su datación en un laboratorio especializado.
Todos los suelos que se habían acumulado al interior de la vasija fueron extraídos, cernidos y empacados en bolsas para su análisis especializado. En el interior de las vasijas se encontraron fragmentos pertenecientes a las tapas, las cuales habían cedido, después de que los suelos habían generado presión con los años. También se encontraron varios fragmentos de huesos y piezas dentales en un estado muy erosionado, depositados en el fondo de algunas de las vasijas entre los suelos. Estos fueron analizados por una especialista en Antropología Forense.
Proceso de cernido de los suelos del interior de las vasijas, en busca de pequeños vestigios.
En el fondo de algunas de las vasijas se encontraron restos de cocción, los cuales son materia orgánica incinerada. Dichos restos fueron cuidadosamente raspados y extraídos, para ser empacados en papel aluminio y enviados al laboratorio Beta Analytic de Miami, USA para su datación. El resultado de esta prueba de datación por la técnica de radiocarbono fue de una antigüedad de 670 + 30 d.C. (1280 + 30 A.P.)
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Una vez en laboratorio, se procedió a la microexcavación de las vasijas. Para este fin se utilizaron guantes de látex y tapabocas con el fin de evitar infecciones respiratorias o en la piel. Luego de cortar el papel plástico con bisturí, se comenzó la microexcavación con espátulas de madera y herramientas pequeñas.
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R e st a u r a c i ó n de l a s v a s i j a s
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El proceso de restauración de las piezas consiste básicamente en realizar una limpieza de cada fragmento, primero mecánica y luego con humedad, para eliminar los restos de tierra de excavación que quedan sobre la superficie, tanto en el interior como en el exterior. Posteriormente se consolida cada fragmento, ya que presentan alto grado de erosión y problemas de falta de cohesión, con el fin de evitar que el material se siga desintegrando. Se procede luego a la unión de los fragmentos, con lo cual se busca reconstruir cada pieza con los pedazos que se lograron recuperar en el momento de la extracción de las cerámicas. Una vez unidos los fragmentos, se procede a la aplicación de una pasta de resane compatible con la cerámica, para rellenar, nivelar y desaparecer las uniones de los fragmentos y así poder tener una lectura uniforme del objeto. Durante este proceso se evalúa si es necesario restituir algún fragmento que se requiera para darle estabilidad a la pieza; si es así, se rellena el espacio con un material especial. Por último, se lleva a cabo el proceso de reintegración cromática, que consiste en la aplicación de color sobre los resanes de las zonas de unión de fragmentos o sobre los faltantes restituidos, con el fin de mimetizarlos completamente y lograr una lectura homogénea de cada pieza según los colores y texturas originales de las diferentes pastas cerámicas.
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De izquierda a derecha: 1: Fragmentos de vasija organizados en posición, después de llevar a cabo la limpieza. 2: Consolidación de la superficie de fragmentos. 3: Proceso de adhesión de fragmentos. 4-5: Resane de las uniones de los fragmentos. 6: Reintegración cromática de los resanes.
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E TAPA DE CONSE RVACIÓN, S OCIA LIZAC IÓ N Y D IV U L G AC IÓ N D E L O S R ESU LTADO S DE L P ROGRA MA DE AR QU E O L O G ÍA PR E V E N T IVA
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Diseño original de los cortes de la vía Longitudinal (en color verde) y diseño modificado de los cortes (en color rojo), los cuales plantean una curva para no afectar la cima del cerro de la Universidad Adventista. La ubicación de las dos tumbas excavadas por nuestro equipo aparece señalada con puntos rojos. Fuente: Google Earth.
En los dos proyectos realizados por la Alcaldía de Medellín hubo logros importantes en cuanto a la conservación de las evidencias arqueológicas y su puesta en valor. Los Programas de Arqueología Preventiva ayudan a que se puedan rescatar y conservar objetos del pasado y las historias de las sociedades que acompañaron dichos objetos. Estas experiencias son pioneras en la aplicación de dichas actividades durante el desarrollo de obras públicas en el Área Metropolitana del valle de Aburrá.
Me di da s de c o n se r v a c i ó n e n e l Proye c t o V í a L o n g i t u di n a l O c c i de n t a l Durante los trabajos de rescate en el cerro de la Universidad Adventista se excavaron dos tumbas precolombinas. La Estructura Vertical 1 (EV-1), la cual fue excavada en su totalidad, y la Estructura Perfil EV-2, la cual fue excavada parcialmente. Como principal medida de conservación, se recomendó al equipo de ingenieros reformular los diseños originales, con el fin de correr el eje de la vía para desplazarlo en una distancia de veinte metros hacia el occidente, y así los cortes no coincidan con la cima del cerro donde se rescataron las tumbas. De esta manera se puede prevenir la afectación de otras posibles tumbas no descubiertas aún.
Medi das de c o n ser vac ió n en el Proye c t o Pu e n t e G i l be r t o E c h e ve r r i Me j í a A c tiv idades de salvamento, tra sl a d o y r e co ns tr ucci ó n d e e s tr uctura s e n p i e d ra
En el predio Los Guayabos se encontraron varias estructuras y pisos en piedra, los cuales fueron rescatados y trasladados a su lugar de instalación final en la Plazoleta Arqueológica, ubicada frente a la urbanización Vegas del Poblado, en los bajos del Puente Gilberto Echeverri Mejía. Se cree que estas estructuras en piedra fueron construidas por mineros precolombinos y del período colonial para la explotación del oro aluvial en las desembocaduras de quebradas y riachuelos. Algunas de las estructuras en piedra que se detectaron durante la prospección arqueológica se limpiaron y otras se excavaron, para luego levantarlas en dibujos de planta y perfil, con el fin de realizar la reconstrucción gráfica en detalle de las mismas.
Excavación de estructuras en piedra.
Los bloques de piedra se enumeraron con un consecutivo y se marcaron con pintura de diferentes colores, con el fin de volver a armar las estructuras con mayor facilidad y exactitud.
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Registro de estructuras en piedra en su sitio original.
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Después de tener una representación gráfica a escala precisa, se enumeró cada bloque de piedra que componía las estructuras.
Me di da s de In fo r m a c i ó n y S o c i a l i z a c i ó n e n e l proye c t o Pu e n t e G i l be r t o E c h e ve r r i Me j í a
Luego se procedió a desarmar las estructuras y a trasladar los bloques de la ubicación original, que sería afectada por la obra, hasta la zona de reserva o zona verde del puente, donde no serían afectadas durante los trabajos de remoción de suelos y construcción de las obras civiles.
Antes de comenzar el proyecto, se presentó una charla dirigida a los ingenieros de la empresa constructora (Conconcreto) y de la Interventoría del Consorcio Puente Calle 4, con el fin de sensibilizar al personal de la obra sobre el tipo de vestigios que podrían aparecer durante las actividades de remoción de suelo en los diferentes sectores de la obra.
Las estructuras de piedra que fueron trasladadas se armaron nuevamente en la zona de reserva del lote Los Guayabos, a la espera de su ubicación y consolidación final, como parte de los trabajos de conservación y paisajismo de la obra. Finalmente, las estructuras en piedra fueron reconstruidas en su destino final: la Plazoleta Arqueológica del Puente Gilberto Echeverri Mejía, donde se adecuo uno de los accesos peatonales mediante una labor integrada con los arquitectos paisajistas del proyecto, con el fin de ubicar las estructuras en medio de uno de los jardines para el disfrute de toda la comunidad.
Luego, durante las actividades de rescate arqueológico se organizó una primera rueda de prensa, con el fin de informar a los medios sobre los vestigios descubiertos. También se organizaron reuniones informativas sobre el Programa de Arqueología Preventiva con las comunidades que residen en el área de influencia del proyecto Puente Gilberto Echeverri. En estas participaron miembros de la Veeduría de Control Social de El Poblado y miembros de la Comunidad del barrio Cristo Rey.
Página siguiente, de izquierda a derecha: 1: Traslado de los bloques de piedra hasta la zona de reserva del lote Los Guayabos. 2: Reubicación y armado temporal de estructura en piedra en la zona de reserva de la obra 3-6: Reubicación y reconstrucción de estructuras en piedra en la Plazoleta Arqueológica del Puente Gilberto Echeverri Mejía.
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Resultado final de la Plazoleta ArqueolĂłgica del Puente Gilberto Echeverri MejĂa.
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Con los dos proyectos de rescate arqueológico se ha obtenido una importante información acerca de una sucesión de períodos cronológicos, que aportan a la comprensión del pasado del valle de Aburrá y amplían los referentes culturales. El Programa de Arqueología Preventiva del Puente de la Calle 4 Sur se destaca como un modelo de gestión del patrimonio arqueológico en una zona urbana, por tratarse de un proyecto en el que se llevaron a cabo todas las actividades que deben realizarse según los lineamientos del ICANH para este tipo de proyectos, desde el diagnóstico antes de iniciar la construcción y los movimientos de suelos, hasta las fases finales de conservación, socialización y divulgación de los resultados. Esperamos que nuevos proyectos, investigaciones y Programas de Arqueología Preventiva ayuden a esclarecer cada vez más la historia de las sociedades que poblaron este valle en la antigüedad.
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CONSIDERACIONES FINALES
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Cro n o lo gía ab so l u t a de l l o t e L o s G u aya bo s y d el c er ro d e l a U n i ve r s i da d A dve n t i st a Municipio
Contexto o sitio de procedencia
Medellín El Poblado
Los Guayabos – Puente Calle 4 Sur Terraza 3 Corte 2 – C6 – Nivel 47 cm
Medellín El Poblado
Los Guayabos – Universidad EAFIT Terraza 1 – Corte 6 - Residuo orgánico del fondo de la vasija 4
Medellín El Poblado
Fecha convencional A. P.
Fecha convencional d. C.
4.690 + 50
Datación Calibrada 2 Sigma
Asociación Cultural
Laboratorio y código
Fuente
3.530-3.360 a.C (5.480-5.320 A.P.)
Cazadores recolectores
Beta 294237
Aristizábal, 2011 (Alcaldía de Medellín)
1.280 + 30
670 + 30
660-780 d.C (1.290-1.170 A.P.)
Estilo Marrón Inciso
Beta 327870
Aristizábal, 2012 (Universidad EAFIT)
Los Guayabos – Puente Calle 4 Sur Terraza 3 Corte 2 – C5 – Suelo orgánico del interior de urna funeraria
810 + 30
1.140 + 30
1.170-1.270 d.C. (780-680 A.P.)
Estilo Marrón Inciso
Beta 297661
Aristizábal, 2011 (Alcaldía de Medellín)
Medellín La Castellana
Universidad Adventista Yamunac 01 - EV–1 Carbón del interior de la cámara de una tumba de pozo
570 + 70
1.380 + 70
1.280-1.450 d.C.
Estilo Tardío
Beta 269638
Aristizábal y López, 2010 (Alcaldía de Medellín)
Medellín El Poblado
Los Guayabos – Universidad EAFIT Terraza 1 - Corte 1 Nivel 40-50 cm
150 + 40
1.800 + 40
1.660-1.900 d.C. (290-50 A.P.)
Estilo Republicano
Beta 321703
Aristizábal, 2012 (Universidad EAFIT)
Medellín El Poblado
Los Guayabos – Universidad EAFIT Terraza 1 - Corte 2 Nivel 50-60 cm
130 + 30
1.820 + 30
1.670.1.780 d.C. (280-170 A.P)
Estilo Republicano
Beta 320599
Aristizábal, 2012 (Universidad EAFIT)
(670-500 A.P.)
1.800-1.900 d.C. (150-50 A.P.)
E DA D A N T E S DE L P R E S E N T E 6
L OS G UAYA B O S
5
UN AC L OS G UAYA B O S L OS G UAYA B O S L OS G UAYA B O S
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DATAC I Ó N
L OS G UAYA B O S
4 3 2 1 50 0 0 A . P
4000 A.P
3000 A.P
2000 A.P
1000 A.P
0
Alfarería: De la palabra árabe alfaharería, es el arte de elaborar objetos de barro o arcilla. El oficio que ha permitido al hombre crear toda clase de objetos domésticos a lo largo de la historia. Arqueología: Del griego archaios, viejo o antiguo, y logos, ciencia o estudio. Disciplina académica que estudia las sociedades del pasado a través de los restos materiales y los datos que estos pueden aportar. Cancana, La (3500-1300 a.C.): Así se conocen las expresiones culturales de las primeras sociedades agroalfareras con un modo de vida igualitario y una vida aldeana sedentaria, que implementaro unas agricultura mixta del maíz y la yuca, y que aparecieron en la región antioqueña hacia el 3500 a.C. Cautelar: Medida preventiva que se aplica a terrenos con alto potencial arqueológico con el fin de que las obras civiles no lleven a cabo ningún tipo de alteración en el área. Cerros tutelares: Son cerros que sobresalen en el paisaje de un valle, los cuales fueron sitos sagrados para los indígenas durante la época prehispánica, debido a su cercanía con los dioses y a su visual panorámica privilegiada. El valle de Aburrá tiene siete cerros tutelares principales, los cuales son: cerro Asomadera, cerro Nutibara, cerro Pan de Azúcar, cerro El Picacho, cerro El Salvador, cerro Santo Domingo y cerro El Volador.
Estratigrafía: Rama de la Geología que estudia la superposición de capas o estratos del suelo. Cada capa tiene composición y edad diferente de acuerdo a la profundidad. En Arqueología, los objetos se encuentran en diferentes estratos o capas, lo que permite establecer su antigüedad. Fitolito: Los fitolitos son pequeñas porciones de los vegetales que, en su conjunto, pueden hacer alusión a la planta que los originó. En los estudios botánicos esto representa una parte más de la tarea descriptiva, pero al momento de estudiarlos en sentido inverso adquieren mayor importancia, es decir, al hallar los fitolitos en forma dispersa se puede inferir qué tipo de vegetal les dio origen. Este “camino inverso” es el que se aplica para estudiar los fitolitos presentes en sedimentos del pasado geológico como también del pasado más cercano. (Fuente: http:// www.santafe-conicet.gov.ar/servicios/comunica/fitolitica. htm) Horticultura: Siembra y producción de hortalizas (plantas herbáceas) a pequeña escala, como yuca, ñame, totumo, calabaza y otros tubérculos. Se trata de un proceso anterior a la agricultura que comienza en Suramérica desde finales del Pleistoceno y el Holoceno Temprano (10.000-7.000 A.P.) Inframundo: El inframundo griego es un término general que se emplea para describir los distintos reinos de la mitología griega que se creía estaban situados debajo de la tierra o más allá del horizonte. Se conoce también como la morada de los muertos.
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GLOSARIO
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GLOSARIO
Marrón Inciso: Este estilo cerámico fue definido por el investigador norteamericano Wendell Bennett (1944), para describir un conjunto de piezas procedentes del departamento de Antioquia y el Viejo Caldas. Luego, la investigadora norteamericana Karen Bruhns (1970) propuso que la cerámica Marrón Inciso presentaba similitudes estilísticas e iconográficas con la orfebrería Quimbaya Clásica: estilo de piezas de oro y tumbaga elaboradas mediante la técnica de la cera perdida durante el período Temprano. Algunas investigaciones arqueológicas recientes (Uribe, 2005) han corroborado la asociación de ambos estilos, mediante el hallazgo de piezas de orfebrería Quimbaya Clásica en tumbaga dentro o cerca de vasijas cerámicas del estilo Marrón Inciso. Es posible que sean los vestigios de una misma etnia que produjo un estilo de objetos cerámicos y de orfebrería. Dicha etnia ocupó una gran extensión, que cubre los actuales departamentos de Antioquia, Caldas, Quindío y Risaralda, estructurada por el cañón del río Cauca. Necrópolis: Del griego necro, muerto o cadáver, y polis, ciudad; significa ciudad de los muertos. Es un cementerio o lugar destinado a enterramientos colectivos.
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Paleobotánica: Del griego paleo, antiguo y botanikos, de las hierbas. Disciplina compartida por la botánica y la paleontología que estudia los restos de vegetales que vivieron en el pasado. También incluye el estudio de los fósiles de las plantas terrestres, y los autótrofos marinos como las algas. Mediante los estudios de Paleobotánica se puede reconstruir parcialmente la vegetación
que crecía, así como las especies que cultivaban los seres humanos en el pasado. Paleoecología: Es la rama de la paleontología que estudia los organismos fósiles y los restos fósiles del pasado para conocer su medio ambiente y reconstruir los ecosistemas presentes en la Tierra, durante las diferentes eras geológicas. Palinología: Disciplina de la botánica dedicada al estudio del polen y las esporas. En los estudios paleontológicos y arqueológicos es donde alcanza su máxima versatilidad, pues el polen tiene gran resistencia a la putrefacción debido a las características químicas de la exina. Real: Campamento de un ejército y especialmente donde se halla la tienda del rey o general. Técnica de la cera perdida: El moldeo o fundición a la cera perdida es un procedimiento escultórico de tradición muy antigua (era habitual en la Grecia de los siglos VI y V a.C.), que sirve para obtener figuras de metal por medio de un molde que se elabora a partir de un prototipo tradicionalmente modelado en cera de abeja. Este modelo previo es rodeado de una gruesa capa de material blando que se solidifica. Una vez endurecido, se mete en un horno, que derrite la figura de cera, y esta sale por unos orificios creados al efecto y, en su lugar, se inyecta el metal fundido, que adopta la forma exacta del modelo. Para extraer la pieza final es necesario retirar el molde. Tumbaga: Nombre que los españoles le dieron a una aleación de oro y cobre que fabricaban los orfebres indígenas de América.
Acevedo Gómez, Jorge. Aldea y sistema de canales del siglo III d.C en el valle de Aburrá. Plan de Manejo Arqueológico “El Ranchito”. Predios del Sur S. A. Medellín; 2003. Álvarez, Víctor. Poblamiento y población en el valle de Aburrá y Medellín, 1541-1951. En: Jorge Orlando Melo (ed.). Historia de Medellín. Medellín: Compañía Suramericana de Seguros; 1996, pp. 57-84. Archivo Histórico de Antioquia, Medellín, Notaría 1.ª, Escritura 2170, ff. 2181-2191. Ángel, Ana Lucía (ed.). 2001. Un sueño en construcción. El caso de la Locería Colombiana, 120 años. Medellín: Universidad de Antioquia. Arcila, Graciliano. 1977. Introducción a la Arqueología del valle de Aburrá. Medellín: Universidad de Antioquia; 1977. Aristizábal Espinosa, Pablo. Prospección arqueológica en los alrededores de Cerro Tusa. Municipio de Venecia, Antioquia. Tesis para optar al título de Antropólogo. Universidad de Antioquia, Departamento de Antropología, Medellín; 2002. _______________ Plan de Manejo Arqueológico. Programa de Arqueología Preventiva Puente de la Calle 4 Sur. Consorcio Puente Calle 4 y Secretaría de Obras Públicas de la Alcaldía de Medellín; 2010. _______________ Ejecución del Plan de Manejo Arqueológico. Rescate y monitoreo arqueológico. Programa de Arqueología Preventiva Puente de la Calle 4 Sur. Informe final. Consorcio Puente Calle 4 y Secretaría de Obras Públicas de la Alcaldía de Medellín. Medellín; 2011.
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N U E VO S D E SC U B R I M I E N TOS AR QU E O LÓ GICO S EN LA CIUDA D DE MEDELLÍN EQUIPO PROYECTO VÍA LONGITUDINAL OCCIDENTAL (2009)
EQUIPO PROYECTO PUENTE GILBERTO ECHEVERRI MEJÍA (2010-12)
Interventoría Vía Longitudinal Occidental Ing. Jorge Cuevas Reina Compañía Colombiana de Consultoría Arqueólogo Co-Investigador Luis Guillermo López Bonilla Topog ra fía y Georeferenciación Ing. León Gonzalo Aristizábal Restrepo Dibuja nte Gladys de la Cruz Franco – Ar tista Plástica Estudio de Paleoecología Verónica Lalinde – Antropóloga Análisis de Restos Óseos Huma nos Timisay Monsalve , Antropóloga PhD Juliana Isaza, Antropóloga M.S. Dataciones de R adioca rbono Darden Hood, PhD Laboratorio Beta Analytic – Miami, Florida Análisis de Arqueozoología Julián Andrés Orozco Murillo - Médico Veterinario A uxilia res de Investig ación John Edison Betancur Ricardo Duque Aval Científico - Proyecto Vía Longitudinal Occidental: Licencia 1216 de 2009 del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (IC ANH) Clave Expediente: IC ANH 1216-2009
Interventoría Consorcio Puente Calle 4 Ing. Jhohan Guarín Ingeniero Ambiental Consorcio Puente Calle 4 Arqueólogos Asistentes Francisco Javier Cifuentes Juan Pablo Diez Ramírez Arquitecta Liumara Márquez Holguín Topog ra fía y Georeferenciación Ing. Álvaro Vera Asesoría en Geología y Suelos Tatiana Montoya - Geóloga Dibuja nte Gladys de la Cruz Franco – Ar tista Plástica Asesoría en Clasificación Lozas y Cerámicas Coloniales y Re publica nas Adriana Alzate Gallego Antropóloga M.S. – Universidad Autónoma de Barcelona Juan Mar tin Rincón Antropólogo PhD – Universidad del Nor te Asesoría en Historia Sandra Cristina Montoya – Historiadora Estudio de Paleoecología César A. Velásquez – Biólogo PhD Laboratorio de Paleoecología de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín Análisis Restos Óseos Huma nos Dra. María Victoria Pérez Salazar Médica Legista. Especialista en Antropología Forense Resta uración Vasijas Laura Corso – Conser vadora y Restauradora de Bienes Muebles Dataciones de R adioca rbono Darden Hood, PhD Laboratorio Beta Analytic – Miami, Florida A uxilia res de Investig ación Alfredo Giraldo John Edison Betancur Johan Arley Sucerquia León Fran Guisao Ricardo Duque Sebastián Atehor túa Wilson Escobar Aval Científico - Proyecto Puente Calle 4 Sur: Licencia 1792 de 2010 del IC ANH Clave Expediente IC ANH 130-2010
Este libro se terminĂł de imprimir en el mes de Diciembre del 2012 en MedellĂn, Colombia