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Sector Energético en México... I
¿Crónica de una muerte anunciada?
Dr. Juan Manuel Cárdenas-Peña manuelcardenasp@gmail.com
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Economista por la U. de Guanajuato, graduado con el reconocimiento Summa cum laude; Maestro en Economía con especialidad en Econometría, Desarrollo Regional y Teoría de la Elección Pública, por la U. de las Américas-Puebla, Doctor en Economía por la U. de Cornell-Nueva York. Su ámbito laboral y de investigación es el comportamiento del Sector Público con las técnicas econométricas y estadísticas más robustas.
Tal como refería Ludwig von Mises, en alguno de los tan citados manuscritos que salieron de su fértil pluma a mediados del siglo XVIII, “… el camino al infierno está plagado de buenas intenciones”… o mejor dicho, adecuándolo a la realidad en materia de política pública en México, si es que la existe en esta administración federal, … se podría interpretar esta como: “… el camino al desastre económico es el resultado de malas decisiones de quienes dirigen a las Instituciones Públicas de nuestro país”. Pareciera que lo que sucede en el México actual, en materia energética, viene a corroborar lo escrito por Edward Lorenz, en su multicitada Teoría del Caos, en donde un par de “simples plumazos y caprichos” del ejecutivo federal, asemejan el aleteo de una mariposa, pero su efecto se trasforma en un irremisible daño a TODA la actividad de los sectores del país.
En concreto, me refiero al Acuerdo Internacional de París, que es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante, mismo que fue firmado por México en París, el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. El objetivo de este Tratado Internacional, es limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2.0, preferiblemente, a 1.5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales. Para alcanzar esta meta, o “target”, de temperatura a largo plazo, los países se proponen reducir al mínimo los gases de efecto invernadero, para lograr un planeta con clima neutro para mediados de este siglo. El Acuerdo de París refleja un parteaguas en el proceso multilateral del cambio climático porque, por primera vez, un acuerdo vinculante hace que todos los países se unan en una causa común emprendiendo esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos. No obstante, y pese al compromiso signado en el continente europeo, México camina a una insucitada velocidad para generar un efecto deletéreo en el retiro del carbón de la matriz energética. En lugar de estar promoviendo una reforma al sector eléctrico en
México, la política pública en materia energética debería centrarse en la continuidad de las subastas de energía renovable. Empero, la desición ha sido optar por concentrar y centalizar al sector energético alrededor de los combustibles fósiles. El gobierno mexicano no está cumpliendo con sus compromisos ante el Acuerdo de París, para reducir al máximo las energías sucias y promover las alternativas que ofrecen las limpías. Nuestro país forma parte del llamado G20, que para 2020 generó el compromiso de llevar a un mayor declive en la emisión de gases de efecto invernadero, con una disminución de hasta 12%. Si se analizan las emisiones del país en al menos las últimas tres décadas, se observa que estas han mantenido una tendencia al alza, con un incremento de 63% entre 1990 y 2017, registrando en ese último año 742 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que posiciona a México, lejos de la trayectoria de emisiones requeridas para alcanzar el escenario de 1.5% grados, señalado en el Acuerdo de París. Sin titubeos puede afirmarse que, la propuesta del titular del ejecutivo federal, en materia energética ha generado preocupación en las empresas del sector privado, pues eleva el riesgo de desabasto, además podría aumentar el costo final de energía en los hogares mexicanos y afectar negativamente la confianza de los inversionistas. Bajo un contexto de reactivación económica en el que México y Estados Unidos realizan esfuerzos conjuntos para la relocalización y desarrollo de cadenas regionales de suministro, la contrarreforma eléctrica propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador conllevará a que México pierda la oportunidad de ser una economía pujante y competitiva, y comprometerá la prosperidad de la región de América del Norte. 1/2