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El peligro de las dietas milagro
En una sociedad en la que prima la inmediatez y la celeridad, se han puesto de moda ciertas dietas que prometen perder peso de manera rápida y sin esfuerzo. ¿Pero, a qué precio? Te contamos cómo identificarlas.
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omo bien afirmó en 2012 Abel Mariné, catedrático de Nutrición, acerca de las dietas milagro, “de estas dietas cabe afirmar que tienen cosas buenas y originales, pero las buenas no son originales y las originales no son buenas“. Se acerca el buen tiempo y todos encontramos excusas para cuidarnos un poco más o centrarnos en perder esos kilos de más que aún no nos hemos conseguido “quitar” desde principio de año. Es el momento de preguntarnos: “¿qué hago?; ¿me pongo a dieta?; ¿sigo la dieta milagro que he visto en la televisión o que anuncian en la radio?; ¿perderé así peso rápidamente?”. Pero cuidado, en esta época del año aparecen muchas dietas insanas, perjudiciales y milagrosas que conviene identificar a tiempo para no “caer en sus redes” y seguir por el camino del cambio de los hábitos alimentarios. Para que podamos detectarlas a tiempo, las dietas milagro son todas aquellas que prometen una rápida pérdida de peso (más de 5 Kg/ mes) sin esfuerzo y sin riesgos para la salud.
¿En qué consisten las dietas milagro?
Son muy restrictivas en energía y desequilibradas en algunos nutrientes, lo que conduce a situaciones de carencias que las hacen insostenibles en el tiempo y peligrosas para la salud. Excluyen de la dieta numerosos alimentos necesarios para el organismo. Muchas de ellas son ricas en grasas saturadas, en proteínas de
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origen animal y deficitarias en vitaminas y minerales. Se difundiden a través de programas de televisión, revistas de moda, etc. Buscan el beneficio económico más que de la promoción de la alimentación sana y equilibrada. Por regla general son dietas prescritas por personas sin conocimientos científicos y que no son profesionales en el campo de la nutrición, es decir, carecen de fundamento científico. Suelen estar asociadas a la venta de productos.
¿Cómo identificarlas?
En muchas ocasiones las dietas milagro no son fáciles de detectar, bien porque están camufladas en campañas publicitarias muy bien diseñadas o porque cuentan con el aval de un “reputado experto”, que nunca lo es.
Si respondes “Sí, a las siguientes preguntas estás ante una dieta milagro: ¿promete resultados rápidos y asombrosos?, ¿prohíbe el consumo de un alimento o de un grupo de alimentos? ¿presenta relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad? ¿atribuye proezas a determinados nutrientes? ¿conlleva consumir preparados o productos de quien promueva la dieta? * Test redactado por Julio Basulto, dietista-nutricionista.
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¿Por qué suponen un riesgo para la salud?
Conllevan cambios en el metabolismo que produce, a medio-largo plazo, una resistencia a la pérdida de peso. Este aspecto está relacionado con el conocido efecto yo-yo o efecto rebote (rápida ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular tras dejar la dieta milagro). Pueden originar situaciones de déficit nutricional. Pueden aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, varios tipos de cáncer, fallo renal y hepático y osteoporosis. Favorecen el desarrollo de trastornos de conducta alimentaria. Contribuyen a la adquisición de malos hábitos alimenticios a largo plazo y además los pacientes
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no habrán aprendido a comer de forma saludable. Fomentan el sentimiento de frustración, negatividad, irritabilidad, ansiedad y/o depresión. Promueven la aparición de síntomas asociados, como la caída de cabello, debilidad en las uñas, mareo y astenia.
Pasos a seguir para perder peso
Para perder esos kilos de más, lo ideal es acudir a un dietista-nutricionista profesional sanitario con formación universitaria, cuya metodología se base en la individualización y personalización del tratamientos mediante planificaciones alimentarias y educación alimenticia, siempre basándose en la evidencia científica. Este profesional guiará al paciente durante todo el proceso, le dará
consejos y pautas para ponerlas en práctica en el día a día, sin que éste tenga que renunciar a su vida social, laboral o personal. Y no olvides basar la alimentación en alimentos de origen vegetal, como las frutas, las verduras, los cereales integrales (pan, arroz y pasta integral), frutos secos y legumbres y reducir los productos procesados y envasados ricos en azúcares, grasas (de palma e hidrogenadas) y sal invisible.
Ana y Laura Bilbao Dietistas-Nutricionistas Av. Barón de Cárcer, 34, 4-8 Valencia info@nuttralia.com I www.nuttralia.com