2B El Mineral
Plumas Nuestras
Martes 14 de abril de 2009
Sobre salarios en la administración pública
N. Fuentes
La
mayor desgracia para los gobernantes pudiera ser convertirse en aquello que han criticado. Lo peor es quitar algo para a final de cuentas sustituirlo con lo equivalente. Eso es más o menos, a juicio de muchos, lo que ha sucedido aquí con el festival cultural, copia, réplica o modelo a escala del que realiza en Zacatecas el gobierno del estado.
Réplica
e n muchos aspectos, se comenta. Primero porque, igual que en la capital zacatecana, sube la o el gobernante a cantar con los artistas. Y con su respectiva distancia, porque si a la mandataria Amalia García le da por desafinar al lado de, por ejemplo, Ricardo Montaner, en Fresnillo el alcalde David Monreal se desgañita junto a los vocalistas del mariachi Vargas de Tecalitlán.
Del
segundo aspecto, se comenta que si se critica a la gobernadora por acudir a un concierto mientras El Mineral intentaba recuperarse de un enfrentamiento armado entre policías federales y militares contra delincuentes, igual pena debería tener el presidente municipal, al asistir esa misma noche a ver a una polifacética mujer del espectáculo llamada Astrid Hadad. Es decir, tercero, aquí hay “absoluta tranquilidad”, como declaró.
Festival
que imita al de Zacatecas o peor. Ha sido éste un festival sin difusión de actividades didácticas, formadoras, difusoras, sin interés por promover el legado y los valores culturales e históricos de Fresnillo. El presupuesto es relativo, lo que importa es la finalidad y la mecánica que se aplican. Acá también es pura fiesta.
larinconada@eldiariontr.com
El Diario NTR Martes 14 de abril de 2009
Christopher Ballinas If you pay peanuts, you will get monkeys for your Ministers “Si pagas cacahuates, obtendrás monos por ministros”
A
raíz de que el presidente Felipe Calderón se pronunciara por un ajuste en los salarios de los administradores públicos, de tal manera que ninguno de ellos pudiera ganar más que el presidente, innumerables personajes se han pronunciado por la reducción de las percepciones que reciben los funcionarios, sobre todo de alto nivel. Como pompas de jabón que se revientan al tiempo de ser creadas, la mayoría de las columnas periodísticas han tratado de demostrar los “excesos” y “privilegios” que ciertos funcionarios todavía gozan, en contraste con la pobreza reinante en el país, atrincherando así, de un lado al “pueblo encarecido e indefenso” ante los abusos de los poderosos, del otro lado. Sin embargo, pocos muestran un verdadero análisis de la situación y de las verdaderas consecuencias de tomar una decisión de esos alcances. Más aún, cuando una reducción de salarios de altos funcionarios públicos no solucionaría el fondo del problema, creando otros en el proceso. Es cierto que muchas veces es sorprendente ver cómo existen gastos excesivos no sólo en los sueldos de altos funcionarios en diferentes niveles y sectores del gobierno (entiéndase esto tanto el Ejecutivo, como el Legislativo y Poder Judicial), sino en privilegios que acompañan al desempeño de dicho cargo. Mucho de esto, por las reminicencias de un pasado que solía premiar con cargos a los buscadores de poder y dinero, y segundo, a una mala administración de los recursos que caracteriza a mucho de la gestión publica de este país. Pero al mismo tiempo debe de entenderse que la remuneración de los funcionarios públicos debe de venir aparejada con la responsabilidad del cargo. Más aun, que muchas veces la estructura de salarios permite la retención del talento así como la profesionalización de los servidores públicos. En México, a diferencia de la creencia popular, la estructura salarial de la alta administración pública central permitió crear una suerte de servicio civil de carrera que contribuyó en mucho a la estabilidad del sistema. En una análisis comparativo, México siempre contó con buenos salarios que repercutieron en mayores índices de permanencia de los altos funcionarios públicos; más altos que el resto de Latinoamérica, sino también a nivel mundial a grados todavía mayores que en países donde existía un consolidado servicio civil. Una fortaleza que debe de servir a la hora de crear nuevos esquemas de gestión de los recursos humanos. Sin embargo, las crisis en la décadas de los ochenta redujeron significativamente los salarios reales en todos los países del continente, incluyendo México. Un hecho que no era aislado, ya que los sucesos de la década perdida, junto con las privatizaciones redujeron la captación impositiva de los Estados y el gasto públi-
co en infraestructura. Esto provocó un desajuste en los ingresos y los gastos destinados a los servidores públicos. La reforma en la economía y en la organización estatal, al final, no pudo ser acompañada con una reforma al sector público que incluyera la gestión de los recursos humanos, lo que imposibilitó una reforma global. Si bien creo que es necesaria una revisión al tabulador de pagos de los funcionarios públicos, es iluso pensar que la mera reducción a los salarios de ciertos puestos de la alta administración pública pueda solucionar un problema tan complejo como es la gestión de los recursos humanos. Esto se ve claramente reflejado en un dicho común en Singapur que reza “If you pay peanuts, you will get monkeys for yours Ministers”. Sin embargo, es una reforma de tal envergadura que difícilmente podrá ser completa por un sólo gobierno, ya que afecta numerosos intereses dentro y fuera de la administración pública. Aun así, creo que el presidente Felipe Calde-
rón apuesta la primera piedra para empezar un largo camino y ha decidido empezar por casa, de tal forma que otros poderes puedan verse en el espejo y empezar a revisar sus tabuladores. Lo que sí creo que es importante, es que estas decisiones deben de ir acompañadas en una revisión de los gastos de los servidores públicos, que van desde los privilegios suntuosos derivados del desempeño de su cargo (pago por consumos, llamadas, equipos) y que muchas veces suman cantidades similares a su sueldo. Esto permitiría un ahorro mayor, al tiempo que ir acabando con una cultura que prevalece aun en los espacios públicos que llama al abuso del cargo para beneficios personales, aprovechando los vaciós de la ley. La labor pública es una profesión como cualquier otra por lo que merece una remuneración justa, al tiempo que es acompañada de un desempeño correcto y honesto del cargo. Ese debe ser el reto en la gestión de los recursos humanos en cualquier nivel de gobierno.
Enrique Laviada Cirerol DIRECTOR GENERAL
Mart’ n Carca–o Carca–o DIRECTOR EDITORIAL
Alberto Chiu de la O COORDINADOR OPERATIVO
Eduardo Valencia Barrera JEFE DE INFORMACIî
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Gerardo Fern‡n dez
Israel David Pi– a, HŽct or Villagrana, V’ ctor Maldonado, Conchita Escobedo y Ernesto de Le— n DISE„
O Y ARTE
Joaqu’ n Gonz‡l ez TECNOLOGê A
Kutzi Hern‡n dez Simitrio Quezada CONTRALORê A DE CALIDAD
Rodolfo Mac’ as Gonz‡l ez ADMINISTRADOR
Pablo Rafael Pedroza Bernal PRODUCCIî
N
Lorenza Ulloa Delgado COMERCIALIZACIî
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Obed Alarc— n Islas CIRCULACIî
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EDITOR
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Hace mucha falta un festival de cultura c’ vica.