Y el sueño s
La bola golpea la red. La raqueta vuela hasta caer sobre el azul de la Rod Laver Arena. Las lágrimas comienzan a caer por las mejillas de Caroline Wozniacki, que tras ver el error de su rival se lanza al suelo y comienza a llorar desconsoladamente. Son lágrimas de emoción, de sueño cumplido, de enterrar una pesada carga que recaía sobre sus hombros temporada tras temporada. Acaba de proclamarse campeona del Open de Australia, consiguiendo el primer Grand Slam de su carrera deportiva. La danesa tuvo que esperar hasta su 43ª participación en un Grand Slam para conseguir el sueño de levantar uno de los títulos más importantes de la temporada y, de paso, acabar con una pesadilla, aquella que le recordaban en muchos lugares aquellos que consideraban que permanecer 67 semanas como número uno del mundo no es motivo suficiente para ser considerada una de las mejores tenistas de su
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época, y que hasta que no consiguiera uno de los cuatro ‘grandes’ no podría formar parte de la historia del tenis mundial. No ha sido un camino fácil hacia el título de Grand Slam el protagonizado por Caroline. De padres deportistas, la danesa asombró a todos en 2009, alcanzando la final del US Open con 19 años recién cumplidos. Aquella final se le escapó, pero un año después, la nórdica irrumpió definitivamente en el circuito al escalar hasta la primera posición de la clasificación mundial. Su tenis y su eterna sonrisa contribuyeron a ganarse el cariño de los aficionados, pero el título de Grand Slam no terminaba de llegar. Firmó las semifinales en Australia en 2011 y también en el US Open en 2010 y 2011, pero no fue hasta 2014 cuando volvió a pelear por un ‘major’. De nuevo en Nueva York y cinco años después, Wozniacki tenía que conformarse con el trofeo de subcampeona del torneo, alargando esa ‘pesadilla’ de no contar con un trofeo de prestigio
Net Point | Nº2 | Febrero 2018