Fanzine Enfermería septiembre 2017

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Porque en este momento los ciudadanos/pacientes no limitan el uso de Internet en relación con su salud a la mera búsqueda de información, sino que participan cada vez más en todo tipo de comunidades digitales. Padres que interactúan en redes como Facebook para solucionar problemas de salud y mejorar el cuidado de sus hijos; personas con enfermedades crónicas que usan aplicaciones sociales o redes como Personas qué o Redpacientes, en busca del apoyo y consejo de otras personas que están en su misma situación, etc. Y esta conversación incluye por supuesto a las propias organizaciones sanitarias, que ya están abriendo en muchos casos canales de comunicación para que los ciudadanos puedan informarse sobre los servicios sanitarios y resolver sus dudas de salud. En este sentido la comunicación digital está rompiendo todo tipo de barreras físicas y temporales y tiene la capacidad de transformar nuestra experiencia dentro del sistema sanitario. La salud es cada vez más una amalgama de conversaciones y tanto los profesionales como las organizaciones tenemos la capacidad de utilizar los nuevos canales digitales para conversar con el ciudadano y hacerle llegar nuestros mensajes de salud. No deberíamos por tanto tener miedo a la hora de experimentar con los nuevos formatos digitales porque tienen la capacidad de ampliar nuestra voz y nos permiten llegar con una mayor precisión a nuestros destinatarios. Se acabó el café para todos. Esta podría ser nuestra llamada a la acción: tenemos que ser disruptivos en la forma de comunicar en salud, tanto de puertas abiertas hacia la sociedad como entre los propios profesionales y organizaciones. Resulta necesario que cambiemos nuestra narrativa en salud, apelando a factores como la empatía y las emociones para que nuestros mensajes de salud queden grabados en la memoria de las personas a las que nos dirigimos. Una narrativa que sirva para construir una visión colectiva de cómo queremos que sea la salud del futuro.