Aguijones. Cada uno de estos relatos es un aguijón, penetra profundo, duele, perturba. Todos en conjunto (el presente libro) forman una unidad, poseen un equilibrio (el de los sueños, el de los recuerdos, el de la poesía), un fin común: hacernos perder la cabeza. Porque cada uno de ellos posee el poder del juego (el Go o el futbol) que rompe con la cotidianidad, y nos recuerda que el hambre, el sexo, el odio generan ansia.
Darío Fernández