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Compartimos algunas claves para una comunicación con perspectiva de género en organizaciones
humanitarias:
¡No uses lenguaje sexista!
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Elimina de tu interacción las frases, chistes, diminutivos, canciones o refranes cargados de estereotipos sobre el género, como el uso de términos masculinos, la infantilización, subordinación a una pareja, sexualización, comentarios condescendientes o despectivos sobre el lugar de origen de las mujeres. La clave siempre será el respeto, la serenidad y la transparencia con la información cuando te dirijas a ellas.
El género gramatical masculino no es universal: históricamente se ha invisibilizado a las mujeres a través del uso de un lenguaje que no las nombra. Una comunicación con perspectiva de género propende por hacerlas visibles mediante el uso de palabras neutras, o nombres colectivos. Existe también la posibilidad de desdoblar el lenguaje con el uso de expresiones como todos y todas.
Igualdad de trato: desde el lenguaje empleado se deben promover representaciones de mujeres diversas y autónomas evitando expresiones de desprecio, subordinación o ridiculización.
¡Los gestos e imágenes también comunican!
Has escuchado expresiones como ¡habló con los ojos! o ¡no dijo nada, pero se le notó! pues bien, el sexismo también se extiende al lenguaje simbólico y al iconográfico, es decir, al uso de gestos, posturas o imágenes que pueden transmitirles a las víctimas mensajes de amenaza, sospecha o desprecio.
Con relación a los recursos visuales que uses en materiales digitales o impresos, cerciórate de que representen a las mujeres en su diversidad y que no hagan alusión a estereotipos de género sobre cómo deberían verse o actuar las mujeres. También es fundamental que las imágenes no contengan hechos victimizantes ni alegorías a los posibles agresores.
La clave siempre será: establecer un intercambio comunicativo donde la empatía acompañe la reivindicación de sus derechos.
| Comunicar con perspectiva de género
Con relación a la entrega de formatos o folletos sobre sus derechos o rutas de atención, verifica que el contenido tenga lenguaje inclusivo, y si se hacen necesarios los tecnicismos, estos deben tener su respectiva traducción o explicación en el mismo documento. También es fundamental asegurarse de que las mujeres comprendan la información y si no saben leer, esta debe entregárseles de forma verbal.
Las mujeres tienen capacidad de agencia: adicionalmente, no se puede olvidar que ellas no son solo fuente de información o seres carentes de autodeterminación y agencia, son también sujetas de derechos, conectadas con su entorno y pares a través del trabajo en red, capaces de incidir para transformar su realidad, su entorno y su futuro. Los relatos desde los cuales contamos su realidad puede ser una herramienta de protección y verdadera acogida.
La víctima tuvo la culpa: este tipo de afirmaciones revictimizan, perdiendo de vista el contexto y su complejidad, sea este un escenario de migración o de VBG. Desde esta perspectiva también se ignora la responsabilidad de agentes y organizaciones humanitarias de garantizar un entorno seguro y protector para las mujeres que atienden y con las cuales se relacionan.
Los hechos son irrelevantes: todo acto de posible abuso o explotación sexual en el contexto humanitario por parte de personal vinculado a Naciones Unidas, ONG o agencias de carácter humanitario, debe tener la debida diligencia por parte de la respectiva entidad, y esto debe ser evidenciado e informado de manera permanente y asertiva a las personas beneficiarias, comunidades de acogida y los mismos agentes humanitarios.
Los hechos eran inevitables: desde la comunicación utilizada debe entregarse información precisa y clara para prevenir, atender y superar los casos de abuso o explotación sexual en el contexto humanitario, asumir que estas conductas no pueden evitarse o no informar respecto a protocolos, rutas y mecanismos de actuación sostiene la idea de que son naturales y no hay necesidad o posibilidad de transformar la situación y el contexto.
Nadie tuvo la culpa: si bien es cuestionable la emergencia de actos de abuso o explotación sexual en el contexto humanitario es importante también desde la comunicación evidenciar el fenómeno y dar cuenta de que en estos casos deben aplicarse los mecanismos disciplinarios y penales necesarios para identificar y sancionar a los culpables, tomar medidas correctivas, reparatorias y garantizar la no repetición.
Un agente humanitario no comete actos de abuso o explotación sexual en el contexto humanitario: frente a contextos de vulnerabilidad y riesgo de abuso o explotación sexual por parte de personal humanitario debe suministrarse a las personas beneficiarias de acciones humanitarias, comunidades de acogida y agentes humanitarios, información constante y suficiente que le permita a cualquier persona identificar Violencias Basadas en el Género por parte de agentes humanitarios. Es un deber de las entidades, un derecho de las personas beneficiadas y una responsabilidad de la sociedad en pleno.
La clave siempre será: preguntarle a las víctimas y a las comunidades si la información es clara, útil, si se sienten representadas y los medios o canales de distribución de las mismas le son accesibles.

