Los tiempos de la Antártida

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de los buques corridos por las tempestades del Cabo de Hornos”, es decir, establecer en las Islas Shetland del Sur un puerto de salvamento para los buques que transitaban la peligrosa ruta del Cabo de Hornos. Tuvo la petición trámite favorable en el Ministerio de Marina, porque accedió a destacar la corbeta —entonces cañonera— Uruguay, que sería comandada por el capitán Guillermo Núñez. Sin embargo, el Instituto sufriría una nueva frustración en su empeñoso intento, pues la expedición no se realizó; se ignoran las causas del impedimento, pero para el buque sólo significó una postergación de lo que al parecer era su destino polar, ya que siete años más tarde la Uruguay protagonizaría una verdadera hazaña en el mar antártico, donde tendría una trajinada carrera de varios años.

Los petitorios de Popper y Neumayer. El pensamiento del almirante Solier y algunos actos administrativos de soberanía antártica Con fecha 6 de mayo de 1892, el ingeniero rumano Julio Popper (dueño de un lavadero de oro en El Páramo, sobre la costa noreste de la Isla Grande) solicitó al Ministerio del Interior autorización para fundar en la Antártida una factoría ballenera y foquera. Después de referirse al agotamiento de las poblaciones de anfibios por la acción de marinos de diversas banderas “que seguían considerando res nullius aquellas aguas del litoral argentino”, concluía afirmando que no pedía para su empresa más primicias “que las que resultan de la estricta observación de los preceptos constitucionales argentinos, sobre todo lo que se refiere a la propiedad particular”. Julio Popper reconocía así el dominio y la jurisdicción del gobierno argentino sobre los territorios polares. El petitorio no tuvo

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