LA ANGUSTIA EN LA COLECCIÓN DEL MUSEO DE ARTE COSTARRICENSE 2
La angustia puede entenderse como un estado de intranquilidad producido ante situaciones que conllevan peligro para los individuos, ya sea inminente o potencial. Por su parte, dentro de las múltiples definiciones que tiene el término siniestro, se puede entender como aquello que simultáneamente se muestra y se mantiene oculto, como aquello que a la vez resulta familiar; pero desconocido, de allí que se pueda señalar una relación entre ambos conceptos, debido a que cuando lo reprimido o lo que debería permanecer oculto se manifiesta, genera estados de intranquilidad. Por otro lado, el psicoanalista argentino Gregorio
2
Kohon1 plantea que debido a las incertidumbres y diversas lecturas que propician (a veces contradictorias), las obras de arte pueden considerarse siniestras y propiciar sensaciones de angustia. El Museo de Arte Costarricense resguarda una de las colecciones artísticas más importantes en el ámbito nacional, lo cual permite que el público conozca sus obras de diversas maneras a través de guiones temáticos. En esta ocasión se presenta una lectura de la colección institucional desde las relaciones entre la angustia y lo siniestro, razón por la cual Lapsus Sinister propone un recorrido por siete ejes interpretativos sobre la angustia reflejada en distintos aspectos de la experiencia humana: el nacimiento, las situaciones traumáticas, el entorno inmediato, lo oculto a nivel psicológico, lo sobrenatural, el sexo y la muerte. Conceptual y expositivamente, estos ejes propician un acercamiento entre el público y obras que, en su mayoría, han tenido relativamente pocas oportunidades de ser vistas por los visitantes del Museo de Arte Costarricense. También en el plano conceptual, cabe señalar que Lapsus Sinister es un término del latín que puede aplicarse a una condición emocional contradictoria en la que, simultáneamente, confluyen tristeza, la desesperación, el estrés, el pesimismo y la obsesión, al mismo tiempo que un deseo por luchar y sobreponerse a estas adversidades.
1 Kohon, G. (2016). Reflections on the Aesthetic Experience: Psychoanalysis and the uncanny. Londres: Routledge. p.2.
3
El origen de la angustia Históricamente se han dado diferentes propuestas para explicar el origen de la angustia, por ejemplo, los psicoanalistas Sigmund Freud2 (1856 - 1939), Sándor Ferenczi3 (1873- 1933), Melanie Klein4 (1882-1960) y Otto Rank5 (1884 - 1939) quienes en su momento, asociaron la angustia con el acto de nacer, al presentarlo como el primer acontecimiento traumático de la vida, dado que se pasa de un estado de satisfacción de necesidades en el útero materno a uno de separación y de total indefensión, en el que hay presencia de inquietud y se desarrolla el apego entre el bebé y las personas que en teoría deben satisfacer sus necesidades. El impacto del nacimiento como primera experiencia traumática permanece a lo largo de toda la vida y llega a manifestarse incluso mediante síntomas físicos, siendo éste el caso del ahogamiento presente en los ataques de pánico que resulta similar al malestar del recién nacido que respira por primera vez en el mundo exterior6. La influencia del 2 Freud, S. (2007). Inhibición, síntoma y angustia. (1992), en: Sigmund Freud. Obras Completas. Volumen 20 (1925-26). Buenos Aires: Amorrortu editores. pp: 71 -164. 3 Ferenczi, S. (1968). Thalassa: A Theory of Genitality. Nueva York: The Norton Company. 116 p. 4 Klein, M. (1948). Sobre la teoría de la ansiedad y la culpa. Recuperado el 20 de abril de 2019 de, https://b-ok.cc/book/1398411/713cf6 5 Rank, O. (2010). The Trauma of Birth. Recuperado el 01 de mayo de 2019 de, https://b-ok.cc/ book/3351231/dfff9e 6 Rank, O. (2010). The Trauma of Birth. Recuperado el 01 de mayo de 2019 de, https://b-ok.cc/ book/3351231/dfff9e
4
nacimiento también se manifiesta en el anhelo por volver a reunirse simbólicamente con la madre en el “útero materno”, o retornar a un estado de plenitud previo a la separación del nacimiento, lo cual se manifiesta a lo largo de la vida mediante sueños, fantasías y pensamientos relacionados con lugares percibidos como seguros o con viajes hacia ellos. No obstante, el apego con la persona que satisface sus necesidades resulta contradictorio, pues durante etapas tempranas de la vida, el bebé puede fantasear con dañar a esa persona si sus necesidades no son satisfechas en el acto; pero al creer que su pensamiento tiene la capacidad de causar daño real, también se angustia ante la posibilidad de que esos pensamientos y deseos se vuelvan en su contra, dañándolo. Aunado a lo anterior, desde algunas perspectivas psicoanalíticas, se puede sentir zozobra ante la competencia por recursos y el afecto que representa la potencial presencia de otros niños, e incluso el padre del mismo sexo puede ser percibido como competencia por el amor del padre del sexo opuesto, lo cual para el caso de los varones también conlleva a miedo de ser castrado por el padre debido a ese anhelo de volver a unirse con la madre7.
Las dimensiones de la angustia Sin embargo, la angustia no se limita al nacimiento, pues se manifiesta ante múltiples acontecimientos; por lo que puede dividirse en diferentes tipos, por ejemplo, la 7
Emanuel, R. (2001). La Angustia. Buenos Aires: Longseller. pp: 21, 30-31.
5
primaria y la señal. La primaria constituye una respuesta frente a situaciones que representan un peligro de aniquilación o trauma para los individuos. Por su parte, la de tipo señal insta a los individuos para que tomen medidas ante determinadas situaciones, de manera que puedan alejarse de peligros potenciales. En ciertas ocasiones la angustia puede ser un estímulo para resolver problemas cotidianos, por ejemplo, durante los procesos de aprendizaje8, donde es usual lidiar con la frustración, y como parte de las relaciones interpersonales9. A pesar de esta connotación positiva, también se vincula con padecimientos psiquiátricos, insatisfacción sexual, experiencias de guerra o desastres naturales y pérdida de seres queridos, así como con el anhelo de recuperar aquello que se ha perdido. Uno de los componentes de la angustia puede ser la espera, por ejemplo, cuando se permanece en un estado de intranquilidad, anticipando una mala noticia sin que necesariamente haya fundamento para ello10. Por otro lado, también es producto de la separación de un ser querido y se puede asociar con el anhelo de que lo amado regrese11. 8
Klein, M. (1948). Sobre la teoría de la ansiedad y la culpa. Recuperado el 20 de abril de 2019 de, https://b-ok.cc/book/1398411/713cf6; Emanuel, R. (2001). La Angustia. Buenos Aires: Longseller. 95 p. 9 Kahn, J. (2013). Angst: origins of anxiety and depression. New York: Oxford University Press. 312 10 Freud, S. (1894). La neurastenia y la neurosis de angustia. Sobre la justificación de separar de la neurastenia cierto complejo de síntomas a título de “neurosis de angustia”. Recuperado el 09 de mayo de 2019 de, https://b-ok.cc/book/784052/638796 11 Emanuel, R. (2001). La Angustia. Buenos Aires: Longseller. p.21.
6
Juan Ramรณn Bonilla Aguilar, Supervivientes [Maqueta para monumento], 1910, bronce, 56 x 51 x 59 cm. Museo de Arte Costarricense.
7
Francisco Amighetti Ruiz, Mujer en la ventana, s.f; óleo sobre masonita, 89.2 x 74.2 cm. Museo de Arte Costarricense.
12
Lo anterior se refleja dentro de las obras de Francisco Amighetti Ruiz, específicamente en la constante presencia de ventanas, las cuales se han interpretado12 como elementos con un fuerte sentido poético o metafórico, ya que remiten al deseo de retener aquello que está en constante cambio y que se quiere conservar. Un ejemplo lo constituye su obra Mujer en la ventana, sobre la cual se ha propuesto que podría corresponder a un periodo de la trayectoria de Francisco Amighetti comprendido entre las décadas de 1930 y 1940 en las que pintó temáticas vinculadas a relaciones humanas que podrían calificarse de potencialmente conflictivas o tensas13, tal como se aprecia en el gesto meditabundo del personaje femenino.
Echeverría Loría, A. (1972). Con la poesía y la pintura de Francisco Amighetti. En: De Artes y Letras. Opiniones y Comentarios. San José: Editorial Costa Rica. pp: 57 – 61. 13 Montero, C.G. (1987). Amighetti: 60 años de labor artística. San José: Museo de Arte Costarricense. pp: 58-62.
8
Un lugar siniestro Con anterioridad se mencionó que lo siniestro14 tiene la capacidad de generar estados de angustia en las personas, además, puede ser percibido como algo familiar, acogedor y conocido; pero al mismo tiempo se puede volver extraño e inquietante. De allí que, espacios como las ciudades donde impera la alienación en lugar de la cooperación15 puedan tornarse perturbadoras si son percibidas por recién llegados de zonas rurales que no tienen arraigo en ellas, e incluso para sus propios habitantes, por ejemplo, ante la diferencia de percibirla de día o de noche, en tiempos de guerra o de paz16. El entorno natural puede tornarse o percibirse extraño durante épocas específicas del año como el invierno, de allí que a nivel médico se use el concepto de trastorno afectivo estacional17 para referirse a esta condición psicológica. No obstante, el lugar donde se pueden apreciar esas contradicciones entre lo familiar y lo extraño de forma más intensa es el hogar, por lo que no es casual el tema de las casas embrujadas presente tanto en la literatura gótica de los siglos XVIII y XIX como 14
Freud, S. (2007). Lo Siniestro. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 7 (1916-1924). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505. 15 Vidler, A. (1992). The Architectural Uncanny: Essays in the Modern Unhomely. Cambridge, Massachusetts: Massachusetts Institute of Technology. 274 p. 16 Wasson, S.P. (2010). Urban Gothic of the Second World War: Dark London. Palgrave Macmillan 209 p. 17 MedlinePlus. (2019). Trastorno afectivo estacional. Recuperado el 24 de junio de 2019 de, https:// medlineplus.gov/spanish/ency/article/001532.htm
9
en las películas de horror de los siglos XX y XXI. La vivienda como ideal de protección, amor y relaciones cordiales entre sus habitantes usualmente se contradice con una realidad donde impera la violencia bajo diferentes formas, las tensiones, así como secretos que todos conocen; pero que no se abordan. Entre las representaciones del hogar como un espacio que provoca angustia, se destaca una serie de grabados de Ana Griselda Hine, por ejemplo, en su obra titulada Mujer en la sala, donde se muestran espacios interiores con un marcado contraste entre luces y sombras, perspectivas distorsionadas, así como figuras humanas desproporcionadamente pequeñas. Aunado a esto, el gesto en los personajes es difuso y cuando resulta reconocible, parece corresponderse como de tristeza, dentro de un sitio para nada acogedor y seguro. La artista ha señalado que los grabados con esa temática, realizados durante la década de 1980 remiten a las visitas infantiles que realizaba a la casa de su abuela, por lo que en ellos se representan las tensiones presentes en la interacción de sus habitantes, mientras que las perspectivas distorsionadas corresponderían a la percepción que ella tenía de esa casa y los elementos que contenía18 en aquel entonces. Los interiores domésticos de Hine han sido interpretados como espacios con una marcada carga simbólica de “encierro” por lo que representan angustias internas de 18
S.A. (2013). Ana Griselda Hine rememora su infancia de claroscuros en el Abierto de Grabado. Recuperado el 24 de junio de 2019 de, https://www.nacion.com/viva/cultura/ana-griselda-hine-rememora-su-infanciade-claroscuros-en-el-abierto-de-grabado/MSK7HS7ZIJGBVHRN66M6JGHB4A/story/
10
Ana Griselda Hine Cleves, Mujer en la sala, 1983, grabado en metal, 72.7 x 88.1 cm. Museo de Arte Costarricense.
11
sus habitantes19. De igual forma, en ocasiones se sugiere la presencia humana de manera no obvia, por lo que se disimula esa presencia en el ambiente o se sugiere a través de objetos cotidianos. En síntesis, se plantea un predominio de espacios emotivos fluctuantes, como las emociones humanas, lo cual explicaría también en parte la presencia de perspectivas distorsionadas y luces imaginarias20. Los interiores de esas casas hechos por Hine tienen un carácter atemporal y carecen de vida, por lo que irremediablemente representan la nostalgia21. De igual forma, la soledad y el recogimiento de esos ambientes interiores han sido vistos como un abordaje de lo femenino, de manera que a algunos de los objetos presentes en esos espacios irreales y simbólicos se les ha atribuido roles masculinos y femeninos, por lo que yacen en constante oposición22.
19
Museo de Arte Costarricense. (2001). Arte de Costa Rica: 20 mujeres del siglo XX: Museo de Arte Costarricense, noviembre 2000 -2001 Madrid España / Museo de Arte Costarricense. San José: Museo de Arte Costarricense. pp: 8-9, 29.; Rojas, J.M. (2003). Arte costarricense: un siglo. San José: Editorial Costa Rica. pp: 172 - 173. 20 Museo de Arte Costarricense. (2001). Arte de Costa Rica: 20 mujeres del siglo XX: Museo de Arte Costarricense, noviembre 2000 -2001 Madrid España / Museo de Arte Costarricense. San José: Museo de Arte Costarricense. pp: 8-9, 29. 21 Alvarado, I; Guardia, M.E. (2005). Agua, color y permanencia: historia de la acuarela en Costa Rica. San José: Fundación Museos del Banco Central. 112 p. 22 Alvarado, I; Guardia, M.E. (2005). Agua, color y permanencia: historia de la acuarela en Costa Rica. San José: Fundación Museos del Banco Central. 112 p.
12
Sin embargo, los lugares con una fuerte carga de angustia no siempre se corresponden a lugares físicos. Por ejemplo, el psicoanalista John Steiner23 ha propuesto la idea de los refugios psíquicos para referirse a espacios o estructuras mentales creadas para protegerse de realidades dolorosas24, por lo que pueden manifestarse en fantasías, sueños o pensamientos recurrentes25. Los refugios psíquicos permiten conservar el equilibrio mental26 dentro de la población en general; aunque también pueden adquirir un carácter opresivo e incluso obstaculizar el tratamiento de pacientes psiquiátricos27.
El que permanece oculto Lo siniestro28 también abarca aquello que se manifiesta a pesar de que se desea 23
Steiner, J. (1993). Psychic Retreats: Pathological Organizations in Psychotic, Neurotic and Borderline Patients. Londres: Routledge. 176 p. 24 Mawson, C. (s.f.). John Steiner´s ´Psychic Retreats´- Review by Chris Mawson. Recuperado el 24 de junio de 2019 de, https://psychoanalysis.org.uk/articles/john-steiners-psychic-retreats%E2%80%93%C2%A0review-by-chris-mawson 25 Kohon, G. (2016). Reflections on the Aesthetic Experience: Psychoanalysis and the uncanny. Londres: Routledge. 200 p. 26 Melanie Klein Trust. John Steiner. Recuperado el 24 de junio de 2019 de, http://www.melanie-kleintrust.org.uk/steiner 27 Melanie Klein Trust. John Steiner. Recuperado el 24 de junio de 2019 de, http://www.melanie-kleintrust.org.uk/steiner 28 Freud, S. (2007). Lo Siniestro. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 7 (1916-1924). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505.
13
mantener oculto. Desde el punto de vista psicológico, los impulsos emocionales reprimidos eventualmente llegan a manifestarse en forma tal que producen angustia. A nivel conceptual esta idea de lo oculto que es mostrado se encontró al reverso de un lienzo del artista cartaginés Luis Fernando Quirós conocido bajo el título de Desnudo masculino, donde literalmente una figura humana emerge de lo que parece ser un balcón. Esta figura según el artista al dorso probablemente fue realizada en colaboración con sus entonces alumnos y podría corresponder a un político local activo en la década de 1980 que pronuncia su discurso. Debido a que se emplearon ambas caras del lienzo se considera como una propuesta que contradice las nociones habituales de pintura, al mismo tiempo que plantea ambigüedad e interrogantes, siendo éstos atributos coherentes con las nociones de siniestro. Por su parte, en la cara frontal, donde se muestra una representación incompleta del cuerpo humano, es posible identificar influencias de las obras realizadas por el artista Fernando Carballo, sin dejar de lado las influencias renacentistas que Luis Fernando Quirós tuvo durante estudios realizados en Italia durante la primera mitad de esa década. Entre las temáticas consideradas como siniestras y asociadas con lo oculto se puede señalar la existencia de un “otro yo”; pero de carácter malvado, el cual a veces es llamado “doble29” o “sombra30”. Este personaje puede simbolizar aspectos negativos
29
Rank, O.; Tucker, H. (1971). The double; a psychoanalytic study. Chapel Hill: The University of North Carolina. 88 p. 30 Jung, C.G. (1970). Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica S.A. 183 p.
14
Luis Fernando Quirós Valverde, Sin título [Desnudo masculino], 1983, óleo sobre tela, 75 x 60 cm. Museo de Arte Costarricense
15
reprimidos de la personalidad, a los cuales usualmente no se les desea hacer frente31, pues se perciben como peligrosos y generan estados de inquietud. El tema del doble ha sido analizado, sobre todo a nivel literario y desde un punto de vista antropológico32, proponiéndose la figura de la sombra como un equivalente del doble, de manera que presenta una contradicción pues al mismo tiempo que anuncia la muerte, representa la esperanza de una existencia posterior, razón por la cual se puede asociar con la angustia al constituir una especie de respuesta ante el peligro de aniquilación, ante el miedo a la muerte. Por otro lado, una situación que puede considerarse como perturbadora y angustiante correspondería a la falta de certeza de si una figura es semejante a una persona real o a un objeto inanimado, lo cual se relaciona con los efectos de inquietud provocados por muñecas, robots o esculturas de cera sumamente realistas33. En relación con lo anterior, existe la idea del Uncanny Valley34 término que se puede traducir como “Valle Misterioso”. Según esta, entre mayor sea la semejanza entre un mecanismo (como los robots y prótesis) y un ser humano real, la respuesta emocional de los 31
Jung, C.G. (1970). Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica S.A. 183 p. Rank, O.; Tucker, H. (1971). The double; a psychoanalytic study. Chapel Hill: The University of North Carolina. 88 p. 33 Freud, S. (2007). Lo Siniestro. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 7 (1916-1924). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505. 34 Mori, M; MacDorman, K.F.; Kageki, N. (2012). The Uncanny Valley. IEEE Robotics & Automation Magazine. 19 (2): 98 – 100. 32
16
espectadores será más positiva; pero si la similitud sobrepasa cierto nivel, la respuesta es de repulsión e intranquilidad. Por su parte, un ser humano sano (y real) es el que produciría la mayor respuesta positiva en los espectadores. Este tipo de mecanismos y representaciones humanas establecen un vínculo con la angustia, debido a que, si se origina en el miedo a la muerte y como respuesta ante el peligro de aniquilación en general, las figuras de las cuales se duda acerca de su condición humana se pueden interpretar como parecidos a cadáveres, recordar la propia mortalidad de los individuos y enfatizar el hecho de que los seres humanos de cierta manera no son muy diferentes a un robot, ya que está compuestos por órganos y sistemas que funcionan de forma similar a una creación mecánica. Además, el autómata se asocia a la idea del “doble”, debido a que probablemente como parte de su creación se partió de modelos humanos reales.
La represión del deseo Debido a que la angustia se produce ante experiencias de separación35, pérdida y ante la posibilidad de ser aniquilados, no resulta extraño que durante determinadas etapas del desarrollo los infantes varones sientan angustia de perder sus genitales. Además, el nacimiento por sí mismo implica físicamente una separación de la madre, mientras que simbólicamente se pueden establecer paralelismos entre el parto y 35 Freud, S. (2007). Inhibición, síntoma y angustia. (1992). En: Sigmund Freud. Obras Completas. Volumen 20 (1925-26). Buenos Aires: Amorrortu editores. pp: 71 -164.
17
la castración precisamente al darse una separación. Los genitales, por su capacidad de generar vida pueden contrarrestar simbólicamente el miedo a la aniquilación36 y propiciar simbólicamente mediante la procreación un regreso al “vientre materno”37, de manera que su pérdida constituiría una nueva separación con el lugar de origen y la imposibilidad de regresar a un estado de plenitud. Ese temor a la castración planteado desde algunos puntos de vista psicoanalíticos se puede extender a la pérdida de otros órganos como los ojos38, además de que en sí misma, la pérdida de órganos puede resultar peligrosa. Sin embargo, se ha propuesto que la fragmentación física entra dentro de lo siniestro cuando forma parte de representaciones donde las partes del cuerpo cortadas adquieren voluntad propia39 o se perciben como autónomas.
36
Klein, M. (1948). Sobre la teoría de la ansiedad y la culpa. Recuperado el 20 de abril de 2019 de, https://b-ok.cc/book/1398411/713cf6 37 Ferenczi, S. (1968). Thalassa: A Theory of Genitality. Nueva York: The Norton Company. 116 p. 38 Freud, S. (2007). Lo Siniestro. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 7 (1916-1924). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505. 39 Freud, S. (2007). Lo Siniestro. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 7 (1916-1924). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505. 40 Emanuel, R. (2001). La Angustia. Buenos Aires: Longseller. 95 p.; Freud, S. (2007). Inhibición, síntoma y angustia. (1992). En: Sigmund Freud. Obras Completas. Volumen 20 (1925-26). Buenos Aires: Amorrortu editores. pp: 71 -164.
18
Por su parte, el deseo se asocia con la sexualidad, y ésta puede tener un carácter inquietante, pues se ha propuesto una dinámica40 en la que dentro de las personas se desarrollan deseos e impulsos sexuales considerados como inaceptables con respecto a las normas sociales. Esas ideas e impulsos son reprimidos por el individuo y relegados al inconsciente, pero eventualmente pueden manifestarse en el consciente, adquiriendo un carácter siniestro al presentarse un retorno de lo reprimido. De igual forma, se ha señalado que eventualmente prácticas sexuales que no conllevan satisfacción41 pueden conducir a una angustia que eventualmente se manifiesta mediante síntomas físicos42.
Fuerzas ocultas Entre las temáticas consideradas como fuentes de inquietud se puede identificar el mal de ojo junto con la brujería, al plantear situaciones en las que no queda clara la diferencia entre lo fantástico y lo real43, además de causar zozobra debido a que 41
Freud, S. (1895). Crítica de la neurosis de angustia. Recuperado el 09 de mayo de 2019 de, https://b-ok. cc/ireader/784035 ; Freud, S. (1894). La neurastenia y la neurosis de angustia. Sobre la justificación de separar de la neurastenia cierto complejo de síntomas a título de “neurosis de angustia”. Recuperado el 09 de mayo de 2019 de, https://b-ok.cc/book/784052/638796 42 Freud, S. (1895). Crítica de la neurosis de angustia. Recuperado el 09 de mayo de 2019 de, https://b-ok. cc/ireader/784035 ; Freud, S. (1894). La neurastenia y la neurosis de angustia. Sobre la justificación de separar de la neurastenia cierto complejo de síntomas a título de “neurosis de angustia”. Recuperado el 09 de mayo de 2019 de, https://b-ok.cc/book/784052/638796 43 Freud, S. (2007). Lo Siniestro. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 7 (1916-1924). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505.
19
quienes poseen algo valioso temen ser objeto de este tipo de acciones. Dentro de diferentes tradiciones religiosas, entre ellas la cristiana, se considera que la brujería implica hacer uso de entes espirituales considerados como malvados, quienes yacen asechando y esperando la oportunidad de producir daños, de manera que la brujería al hacer uso de seres o fuerzas “ocultas” se corresponde con una de las nociones de lo siniestro. Además, la brujería se asocia con el tema del doble y del autómata, debido a la creencia de que, a través de ella, se puede reproducir la apariencia de otra persona y animar objetos como muñecos. Los entes cuya acción es requerida como parte de la brujería, no sólo se pueden considerar siniestros por el hecho de que deban permanecer ocultos; sino también porque pueden representar el “doble maligno” de uno o varios dioses bondadosos. También se pueden considerar una representación de los aspectos más negativos de la naturaleza humana, coincidiendo con la idea de “la sombra”44. De igual forma, la angustia vista como una respuesta ante situaciones que representa peligro se relaciona con seres demoniacos, debido a la condenación y aniquilación eterna del alma que desde la óptica cristiana implica ser arrojada al infierno, lejos de la gracia de Dios. No obstante, se puede considerar que estas entidades malignas también presentan estados de intranquilidad y zozobra, dado que dentro de la literatura demonológica es 44
Jung, C.G. (1970). Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica S.A. 183 p. Elliott, D. (1999). Fallen Bodies: Pollution, Sexuality, and Demonology in the Middle Ages. Philadelphia: University of Pennsylvania Press. 300 p. 45
20
posible encontrar referencias a la añoranza por un paraíso perdido por parte de estas entidades, paraíso al cual no podrán regresar45, ejemplificando de cierta manera la angustia de separación. Estas ideas se encuentran reflejadas en dibujos de Juan Manuel Sánchez, probables estudios para ilustraciones, donde se representan ángeles caídos angustiados que se precipitan a las llamas del infierno, convirtiéndose en demonios.
Juan Manuel Sánchez Barrantes, Ángeles caídos (izquierda) y Diablos (derecha), s.f; grafito sobre papel, 27.5 x 21.5 cm (izquierda) y 27.7 x 21.4 cm (derecha). Museo de Arte Costarricense
21
Lo demoniaco también ha sido asociado a fenómenos como las pesadillas o sueños eróticos, los cuales han sido considerados productos de intervenciones sobrenaturales, e inclusive como uniones sexuales reales entre humanos y entidades malignas46; aunque más recientemente se han presentado como manifestaciones de deseos reprimidos47. Sin embargo, resulta pertinente aclarar que, no todas las dimensiones de lo erótico han sido asociadas con lo diabólico, de igual forma, se puede señalar que en otras tradiciones religiosas no hay una separación religiosa entre seres espirituales buenos y seres espirituales malvados. Como es el caso de las religiones afroamericanas donde una deidad conocida bajo nombres como Eleguá, Echú o Papa Legba simultáneamente brinda oportunidades a las personas y les ayuda a establecer comunicación con el plano divino, al mismo tiempo que les pone obstáculos48, alejándolas de sus objetivos, por lo que tiene un carácter ambiguo.
¿Fin de la angustia o regreso al origen? Los orígenes de la angustia se han señalado como reacción ante la separación y ante el peligro presente en una experiencia traumática que potencialmente puede aniquilar 46 Elliott, D. (1999). Fallen Bodies: Pollution, Sexuality, and Demonology in the Middle Ages. Philadelphia: University of Pennsylvania Press. 300 p. 47 Freud, S. (2007). La interpretación de los sueños. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 2 (18991900). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505. 48 Canizares, R. (2000). Eshu-Eleggua Elegbara: Santeria and the Orisha of the crossroads. Nueva York: Original Publications. 43 p.
22
al individuo. Sin embargo, a pesar del miedo a la muerte en forma contradictoria a lo largo de la vida se busca el regreso a un estado de reposo similar al del vientre materno del cual se sufre una separación al nacer, y donde no se debería sentir angustia alguna, estado de inercia que al menos física y paradójicamente corresponde al de un difunto. Por su parte, la posibilidad de que algo que antes resultaba conocido regrese se asocia con el miedo provocado por las apariciones de fantasmas, la presencia de cadáveres que recuerdan la inminencia de la muerte, así como los muertos que son reanimados49. Estos últimos son los que alcanzarían el nivel máximo de lo siniestro, al menos según lo planteado en la idea del “Valle Misterioso”50, lo cual podría explicarse por su asociación con la corrupción física y por el riesgo sanitario que conllevan. La muerte por sí misma es fuente de angustia y resulta siniestra debido a la incertidumbre que trae la pregunta de si constituye o no el final de la existencia humana, a pesar de las respuestas aportadas por diferentes sistemas religiosos y filosóficos. Adicionalmente, uno de los temores más antiguos de la humanidad es el de que los difuntos regresen de sus tumbas para interactuar con los vivos. Esta idea se manifiesta de diferente manera según la cultura, ya sea en forma de fantasmas, o aparecidos, idea que predomina en países con fuerte influencia de culturas mediterráneas como sería el caso de América Latina, o en forma de cadáveres que literalmente salen de sus 49
Freud, S. (2007). Lo Siniestro. En: Sigmund Freud. Obras Completas. Tomo 7 (1916-1924). Madrid: Biblioteca Nueva. pp: 2485 -2505. 50 Mori, M; MacDorman, K.F.; Kageki, N. (2012). The Uncanny Valley. IEEE Robotics & Automation Magazine. 19 (2): 98 – 100.
23
tumbas con fines malignos, como se aprecia en tradiciones del norte europeo51. A nivel de cultura popular, se ha señalado52 que, al menos en el contexto norteamericano, los temores y la fascinación por los muertos vivientes (a veces llamados zombis) se acentúan en épocas de gran inestabilidad social, como se reflejó en el desarrollo de películas con esta temática en un periodo cercano al de la guerra de Vietnam, para declinar durante la década de 1990 y posteriormente presentar un repunte a partir de sucesos como los ataques terroristas del 2001 al World Trade Center. Una vez abordados los anteriores ejes temáticos, y a manera de conclusión, se puede afirmar que la angustia tiene una presencia constante a lo largo de las múltiples facetas y etapas de la existencia humana, desde el acto mismo de nacer hasta el de morir. De igual modo, se puede señalar que la intranquilidad provocada por situaciones que impliquen peligro para la integridad de los individuos puede representarse a través de las temáticas que componen la categoría de lo siniestro, en este caso a través de las artes visuales. Museo de Arte Costarricense Agosto de 2019
51
Caciola, A. (2016). Afterlives: The Return of the Dead in the Middle Ages. Ithaca, Londres: Cornell University Press. 382 p. 52 Bishop, K.W. American Zombie Gothic: The Rise and Fall (and Rise) of the Walking Dead in Popular Culture. Jefferson, North Carolina: MacFarland & Company, Inc., Publishers. 250 p.
24
Fernando Castro Zamora, Bocetos [hoja #1], 1985, grafito y tiza sobre papel, 75.6 x 101.2 cm. Museo de Arte Costarricense.
25
Créditos de la exposición
Curaduría: Byron González Aguilar Textos: Byron González Aguilar Diseño gráfico: Gabriel González Chavarría Museografía: María Lourdes Robert Montes de Oca Montaje: Olman Carvajal Ulloa y Jorge Marín Araya Transporte: Manuel Soto Mora Sobre esta publicación Textos: Byron González Aguilar Diseño, diagramación y fotografía: Gabriel González Chavarría Portada: José Miguel Rojas González, El caballero con la mano en el pecho (Detalle), 1985, tiza pastel, pastel oleoso y tinta sobre papel. Museo de Arte Costarricense. Editado en San José, junio- agosto de 2019 Derechos reservados Museo de Arte Costarricense
26
27
AGOSTO 2019
28