Marco teorico SA y CCR

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3 La soberanía alimentaria, el consumo y las mujeres 3.1

Impacto diferenciado de la agricultura industrial y el modelo alimentario globalizado en la vida de las mujeres

En lo que respecta a las mujeres, desde que la agricultura existe las mujeres han experimentado, hibridado semillas, seleccionado lo comestible y lo no comestible, preservado alimentos, inventado y refinado la dietética, el arte culinario y sus instrumentos (León y Senra, 2009). Pero si echamos la vista atrás y repasamos la historia vemos que han sido muy pocas las mujeres que han sido reconocidas como campesinas. Si bien estas mujeres han sido heroínas en sus huertos y alrededor de sus hogares, durante siglos las campesinas han sido totalmente invisibilizadas y en la actualidad son el colectivo mas perjudicado por la introducción de la agricultura industrial y las políticas del comercio internacional.

3.1.1. En Latinoamérica: Las lógicas capitalistas de producción para el comercio y la exportación son diametralmente opuestas a aquellas que nutren las propuestas y prácticas de autosustento desarrolladas a través de los tiempos por las mujeres. Tampoco las mujeres campesinas participan en la toma de decisiones que afecta al modelo de producción y políticas agrícolas. Las mujeres producen el 50% de los alimentos a nivel mundial pero están invisibilizadas y no tiene voz en las negociaciones de la OMC. En ningún país del mundo las campesinas tienen reconocidos sus derechos como tales y Latinoamérica no es ninguna excepción. A continuación citamos algunas situaciones y procesos que se están dando en la región y que afectan de forma más grave a las mujeres. Las mujeres trabajan el campo sin derechos laborales ni de producción, son consideradas como un apéndice de los hombres, sin valor por sí mismas siguiendo los cánones del concepto de familia patriarcal. Aunque trabajen en una explotación o una finca su trabajo no tiene reconocimiento legal enmascarado como ayuda familiar o simplemente no consta en ninguna parte. Las políticas de ajuste estructural que desde los años 90 han significado la precarización de los servicios públicos en Latinoamérica, han supuesto también desventajas específicas para las mujeres. La privatización o ausencia de estos servicios públicos (sanidad, residencias personas mayores, guarderías, escuelas…) se traduce en incremento del trabajo para las mujeres por su rol de género (división sexual del trabajo) y, en el caso de las niñas, merman sus posibilidades de formación al tener que abandonar sus estudios para apoyar a las madres en las tareas reproductivas. Recordemos que dos tercios de la población analfabeta son mujeres rurales. Pero si escasos son los servicios de salud en el área rural, los servicios propios de la salud de las mujeres, como ginecología, son prácticamente inexistentes. Otro problema que afecta de forma específica a las mujeres es la falta de acceso a la tierra. A nivel latinoamericano solo entre el 1 y el 10% de las tierras están en manos

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